En la Mesa del Señor Biblia y Homosexualidad by Jácobo Schifter Sikora - HTML preview

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¿Homosexuales o prostitutos cúlticos?

Un día el Moré nos leyó el siguiente verso:

1.4 Deuteronomio 23:18

No habrá hieródula entre las Israelitas, ni hieródulo entre los Israelitas.

Casi caigo de espaldas cuando el maestro me dijo que los homosexuales no pueden ser judíos. Estábamos ante otro de los clásicos textos que se han esgrimido para atacarnos.

Moré, ¿pero por qué cree usted que los homosexuales no pueden ser judíos?

Porque es muy claro lo que dice el Señor, “hieródula” es homosexual.

Pero tiene que haber una razón especial.

Pues es que los homosexuales no se reproducen.

Pero tampoco lo hace mi tía Ana, que no puede tener hijos.

Pero éste es un caso diferente. Ana trató y no pudo.

Bueno, un homosexual puede tratar y tampoco poder.

No es lo mismo. Debe tratar muchas veces.

También Ana trató muchas veces y no pudo.

Sí, pero un homosexual puede y no quiere.

¿Cómo sabe usted que puede?

¿Y cómo sabe usted que no quiere?

A pesar de su inteligencia, la traducción del Moré no era la correcta. La palabra “hieródula” está formada por el griego

“hierros” , que significa sagrado, y “dulos” que significa esclavo, y podría traducirse como “esclavo al servicio del templo”. Pero no todas las traducciones han sido tan fieles, otras más malintencionadas traducen como “No haya rameras entre las 87

hijas de Israel ni haya sodomita entre los hijos de Israel”

(traducción de Reina Valera). En este caso se aprecia cómo el texto fue manoseado y contaminado por una actitud homofóbica.

Ahora bien, si el texto se interpreta como “prostitución sagrada”, tendremos algunos elementos que arrojan luz sobre su significado. Una de las costumbres más arraigadas en los pueblos circundantes al israelita era la prostitución sagrada, que se explica de la siguiente manera: como era necesario tener algún control sobre la naturaleza, la fertilidad de la tierra y los animales, sobre el clima cuando se hacía una travesía por mar, sobre las crecidas de los ríos, etc., se crean templos en honor de los diferentes dioses. Estos templos eran administrados por sacerdotes y sacerdotisas, que tendrían relaciones sexuales con los hombres que les visitaban a fin de asegurarles buenas cosechas, fertilidad para sus animales y seguridad en sus viajes marítimos.

Se debe señalar que este tipo de prostitución no tiene nada que ver con la prostitución como la conocemos hoy en Occidente. Se trata de una prostitución ritual y para sus practicantes en esa cultura específica posee un enorme valor social. Sin embargo, cuando el pueblo hebreo reacciona frente a esta costumbre lo hace desde su óptica monoteísta, desde su concepto de alianza con Yahveh y, por lo tanto, las prostitutas sagradas y los prostitutos sagrados son vistos como una abominación, no porque realicen el acto sexual con personas del mismo sexo sino porque éste es ofrecido en sacrificio a un dios que no es Yahveh.

Tanto el acto heterosexual como el homosexual son una abominación porque los dos son idolátricos.

Otro factor que se debe tomar en cuenta es la necesidad que tenía el pueblo hebreo de crecer en número, un tema que puede ser analizado a profundidad y dar material para varios libros. Sin embargo, nos limitaremos a ofrecer algunos elementos que ayuden a comprender la razón de que en el Antiguo Testamento se 88

legisle para evitar el acto sexual entre hombres, pero no se menciona el acto sexual entre mujeres.

El origen del pueblo hebreo está fundamentado en una promesa que Dios le hizo al patriarca Abraham, a quien le promete una descendencia tan numerosa como las estrellas o las arenas del mar. El resultado del éxodo de los hebreos de Egipto fue unas tribus diezmadas en el desierto, que no poseían unidad cultural ni organización social y se encontraban cerca de su tierra prometida, sólo que ahora estaba ahora habitada por otros. Estas otras poblaciones eran más desarrolladas y estaban mejor organizadas y mejor capacitadas para una guerra que los hebreos.

La razón de que Dios le exigiera al pueblo hebreo permanecer 40

años en el desierto tiene un sentido militar. Constituye un período necesario para que se organice y nazcan hombres que puedan hacer la guerra. En esa época las batallas eran cuerpo a cuerpo, de manera que el grupo que más hombres tuviera era el que tenía más posibilidades de vencer. Por esa razón había que tomar medidas para que el pueblo hebreo creciera. Era necesario legislar contra cualquier actividad que impidiera el crecimiento demográfico, porque el objetivo era contar con los hombres suficientes para vencer y expulsar a los amorreos, eteos, cananeos y filisteos. Entre estas leyes se pueden mencionar las siguientes: La Ley del Levirato, la cual señala que:

“Si unos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará con un hombre de familia extraña. Su cuñado se llegará a ella, ejercerá su levirato tomándola por esposa, y el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano difunto; así su nombre no se borrará de Israel. Pero si el cuñado se niega a tomarla por mujer, subirá ella a la puerta donde los ancianos y dirá: Mi cuñado se niega a perpetuar el nombre de su hermano en Israel, no quiere ejercer conmigo su levirato” (Deuteronomio 25:6).

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Con respecto a evitar el embarazo mediante la eyaculación fuera de la vagina se dice:

Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, si bien tuvo relaciones con su cuñada, derramó el semen a la tierra evitando darle descendencia a su hermano. Pareció mal a Yahveh lo que hacía y le hizo morir también a él” (Génesis 38) En relación con el derrame del semen sin fines de preñez, ya sea con otro hombre o con un animal:

El que se relacione con una bestia morirá sin remedio” (Lev.

20:16).

Al contextualizar estos pasajes no se puede dejar de observar que, si bien el fin último es hacer crecer en número al pueblo de Israel, en la actualidad y para el cristianismo el alarmante aumento de la población mundial puede tener repercusiones negativas, como la pobreza. El mundo se enfrenta con una desmedida explosión demográfica. Este sí es un factor que a todas luces será perjudicial para el ser humano, y no las relaciones sexuales entre mujeres o entre hombres.

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