En la Mesa del Señor Biblia y Homosexualidad by Jácobo Schifter Sikora - HTML preview

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El Antiguo Testamento

La Biblia cristiana tiene dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Los cristianos aceptan el Antiguo Testamento como verdadero e infalible.

En la Biblia está contenida la historia del pueblo hebreo, que se empeñó en vivir una alianza con Dios y se resistió en forma tenaz a las influencias de las culturas vecinas. El rechazo sistemático de todo lo exterior fue el instrumento que le permitió mantener su propia identidad y emerger como pueblo, en una geografía rodeada de otras poblaciones con más relieve cultural y político.

Su estrategia fue aislarse de sus vecinos y considerar sus costumbres como contaminación y abominación.

Un segundo elemento que se debe tomar en cuenta es el desarrollo del monoteísmo en el pueblo hebreo, un concepto que llega hasta nuestros días y que se universaliza en medio de dos colosales culturas: la egipcia, que vive bajo la zoolatría, y la mesopotámica-fenicia, regida por la astrología3.

El hecho de que Atón fuera alabado como el único dios, creador de todas las cosas, junto al cual no hay otro dios, autoriza a decir que el culto de Atón fue, cuando menos, algo que se aproxima mucho al monoteísmo 4 .

Sin embargo, fue el pueblo hebreo el que desarrolló el monoteísmo hasta llegar al concepto de monoteísmo universalista. Es importante destacar que este pueblo estratégicamente se vio compelido a reforzar de nuevo la trinchera de su nacionalismo y su aislacionismo. Con el monoteísmo se robustece el concepto de la jerarquía masculina, ya que las religiones judía y cristiana contienen elementos patriarcales muy 3 Maximiliano García Cordero. Problemática de la Biblia. Editorial BAC, Madrid, 1974, p. 4.

4 John Bright. Historia de Israel. Bilbao: Desclée de Brouwer, 1970, pp. 132-133.

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acentuados, lo cual se refleja en el concepto de un sólo Dios con características predominantemente masculinas.

La Biblia Judía incluye los cinco libros atribuidos a Moisés, libros de profetas y otros textos históricos, narrativos y líricos, para un gran total de 39 libros. Se considera que fueron escritos a lo largo de un período de mil años, por lo cual jamás pudieron provenir de una sola mano. Si los leyéramos en sus idiomas originales -

hebreo y arameo- notaríamos estilos tan distintos entre sí como los que existen entre “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, y “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.

Otras partes sólo se encuentran en su traducción al griego, aunque éste no fue el idioma en que se escribieron.

Los libros de Moisés se conocen como el Pentateuco e incluyen desde el Génesis hasta el Deuteronomio. Aunque se le atribuyen a Moisés, los estudiosos concuerdan en que fueron escritos por diferentes autores y en tiempos posteriores a su muerte. Moisés debió haber vivido en el siglo XIII o XIV antes de Cristo (AC), mientras que el Pentateuco fue escrito posteriormente y reconocido oficialmente en el siglo V AC.

Existen muchas palabras y conceptos desconocidos para la época de Moisés y estilos lingüísticos y teológicos muy distintos entre sí como para pensar que fueron escritos por una sola persona. El filósofo judío Spinoza afirmó que Moisés no pudo haber escrito el Pentateuco y que su autor debió ser “alguien que vivió mucho tiempo después”. (aqui va nota: Ibid, pág. 21). La razón era obvia: Moisés describe su propia muerte en el Deuteronomio. Más bien existe consenso en que son cuatro los autores del Pentateuco: Y, Elohista, Deutoronomista y Sacerdotal, de acuerdo con el nombre que cada uno le da a Dios (i.e. Yahweh, Elojim, Adonai) y las preocupaciones teológicas que evidencian.

Se cree que el Pentateuco entrelaza varias versiones de las historias bíblicas, que provienen unas de Judea y otras de Israel, los dos reinos independientes judíos. La división del reino hebreo 17

ocurrió en el año 930 AC. Con la caída de Samaria, la capital de Israel, en 722 AC, este reino fue anexado a Asiria y perdió su independencia.

Los exiliados de Israel se llevaron a Jerusalén, la capital de Judea, su propia versión del Pentateuco. En 580 AC, Judea misma pierde su independencia ante Babilonia y miles de judíos son enviados al exilio. El rey Ciro de Persia permite el regreso judío a Jerusalén en 538 AC, y en 520 AC se inicia la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

Entre los años 540 y 400 AC, con el fin de reunificar al pueblo alguien comenzó a “hilar” las diferentes versiones que existían de la Torá o Biblia y las convirtió en un solo libro. Más adelante se le añadieron otros libros: en 350-340 se le sumó un bloque adicional de narrativas que incluye la historia de Ezra, Nehemías y las Crónicas. El Libro de Job fue escrito en el siglo IV AC, el de Eclesiástico en el siglo III AC y el de Ester en el año 250-180 AC.

La Biblia judía sería canonizada en el año 90 DC. Sin embargo, desde el siglo 5 DC varios rabinos continuaron con la labor de revisión y edición durante cinco siglos más. De ahí que existan versiones ligeramente distintas de la que llegaría a ser la oficial: la Biblia Masoreta (escrita por los masoretes o rabinos). Entre estas versiones se encuentra la Septuaginta, una traducción al griego de la Biblia judía, del siglo III. La Septuaginta difiere de la Masoreta en los libros que la componen y en su redacción y estilo.

Existen otras biblias judías distintas en arameo, sirio y cóptico.

Como el reino de Israel se separó del de Judea, su “testamento”

tiende a ser más regional y más favorable a los “segundones” en las historias bíblicas. En otras palabras, el estilo de Elojim presenta de manera más positiva a los hijos segundos de los patriarcas o a los ayudantes de los grandes líderes judíos, con los cuales los israelitas se identificaban. Es por esta razón que Moisés, por ejemplo, aparece como el gran profeta de la nación judía en algunas partes del Pentateuco, mientras en otras se 18

destaca su tartamudeo, su dependencia de Aarón y su castigo de no poder ingresar a Tierra Santa.

La fusión de dos testamentos de carácter regional (el de Israel y el de Judea) y las distintas versiones de las mismas historias hacen que el Viejo Testamento esté lleno de contradicciones históricas, morales y de doctrina 5.

El autor conocido como “D”, por su parte, se muestra preocupado con la ley y se le atribuyen los libros de Deuteronómico, Josúa, Jueces, Samuel 1 y 2 y Reyes 1 y 2. El Deuteronómico fue descubierto por accidente en el Templo de Jerusalen en el siglo VII AC, durante el reino de Josías, y contiene las principales leyes judías que se implantaron para diferenciar a los no judíos de los gentiles.

El autor “S” fue responsable de la mayor parte de Levítico y el que posiblemente unió las versiones “J” y “E” de Judea e Israel. Su preocupación se centraba en preservar la pureza cúltica y modificó y añadió elementos a aquellos pasajes que no coincidían con su punto de vista.

Finalmente, varios libros de la Biblia Judía se han perdido para siempre: el Libro de Yasher, el libro de las Batallas de Yahwe y las Crónicas de los Reyes de Judea.