A 2 de junio, primero día de Pascua de EspírituSanto, salieron por la parte de Levante 600hombres de todas naciones, y llegados á las trincheasde los enemigos, se las ganaron, matandoy hiriendo muchos, hasta hacerles desamparar elartillería. Enclaváronle dos piezas della, con punteroles,por no llevar recado de otra cosa. Pudiéranles{120}quemar la pólvora: no osaron hacerlo porno quemarse ellos también. Pasaron adelante secutandola vitoria hasta llegar cerca de la tiendade Dragut. Entrando en otra que estaba junto áella, mataron muchos turcos, entrellos un hombreprincipal. Súpose después que era el Sanjach Bayde Negroponte. Todos iban huyendo, si no porunos turcos principales que los hicieron volver ácuchilladas, diciéndoles la poca gente de quehuían, porque aún no habían llegado todos losque habían salido al efeto; y de los que entraron,hobo algunos que por embarazarse á robar, dieronlugar á que los enemigos se rehiciesen y degollasenmuchos de los nuestros, los que mejorhabían peleado y más se habían adelantado siguiendolos enemigos, y así ellos, al retirarse, quese retiraron los nuestros, los siguieron animosamentehasta meterlos en el fuerte, donde quedaronmuchos turcos muertos á la marina, junto almuro del caballero Gonzaga. Murió este día elConde Galván, placentín, y el Capitán Carlos deHaro, peleando como muy valerosos Capitanes.También murió Uncibay, Alférez de Galarza, conmuy buenos soldados de su compañía, que entraroncon él en la tienda del Visorrey de Negroponte.Era un muy valiente hombre este Alférez, yasí peleó este día como tal.
Esta salida se conoció claramente el efeto quese hobiera hecho á haber salido 2 ó 3.000
hombresá pelear con los enemigos, porque si este díareforzaran con otros 1.500 ó 2.000 hombres más,no hay que dudar sino que era nuestra la vitoria.{121}Después de retirada esta gente, dijo D.
Alvaro alCapitán Galarza que se había dejado ganar lamano derecha de Carlos de Haro al estar por lastrincheas de los turcos; que no había guardadola orden que le dió. El Galarza respondió que ningunopodía decir con verdad que había pasado ápelear delante dél, ni ganádole la mano; y á lo quedecía de guardar la orden, que no le había dadoorden ninguna. D. Alvaro le dijo que se fuese yque no respondiese otro día tan aficionadamente.
Esto de la orden paresce que se conforma conlo que dicen los soldados que salieron aquellamañana. Estando ya á la trinchea de los enemigos,se afirmaron un poco. Viendo esto los soldados,dijeron á los Capitanes: «¿Qué hacemos queno pasamos adelante? Asaetearnos han aquí losturcos, habiéndonos descubierto.» Respondió Carlosde Haro que no tenía orden para más. No pensóD. Alvaro que esta gente llegara donde llegó,ni que pasasen de las trincheas, pues no les tuvosocorro para pasar adelante. Este Capitán Galarzaera un buen soldado, y sacó dos arcabuzazos enla rodela, y dende á pocos días le mataron en elcaballero de San Juan de un arcabuzazo.
Desta salida comenzaron los enemigos á recogersemás y fortificarse con trincheas altas de tierray fajina, y enviaron caballos y gente de pie alpaso de la Cántara, por donde se entraba de tierrafirme á la isla, creyendo que esperábamos socorrodel jeque ó del Rey de Caruán.
A los 3 de junio hizo un calor tan excesivo yardía tanto el sol, que teníamos por cierto que era{122}fuego que los enemigos habían puesto á la campaña;y como había cuatro días que eran perdidoslos pozos y no habían aún comenzado á dar aguade ración, padescióse tanto de sed, que murieronmás de 50 hombres, sin más de 300 que quedaronmuy al cabo, tendidos en tierra, dando voces poragua. Verdaderamente fué inhumanidad grandede Barahona dejar morir aquella gente, pudiéndolaremediar con bien poca de agua.
Deste día hicieron principio de pasarse muchosá los turcos, y vinieron tantos á desvergonzarsetanto en la ida, que se habían huído más de 500y muertos otros tantos y más de sed, porque losque no tenían ración, y algunos que no les bastabados cuartuchos de agua que daban, iban á beberá una gruta de una agua salada que había enella, que mató á todos los que la bebieron. Corrompíalos,quitándoles la gana de comer, y losponía secos, y así se iban consumiendo sin poderlesdar remedio.
Ibamos cada día retirando y estrechando tanto,que perdimos un pozo de agua amarga que estabajunto á las trincheas donde estábamos, no 30 pasosde ellas. Este pozo tenía agua en abundancia,y aunque amargaba, mataba la sed y no hacía eldaño que la salada hizo. A haber sustentado estepozo, remediara mucho la necesidad que se pasaba,y no se nos morían los caballos de sed, por noquerer nunca beber de la salada. Cincuenta ó sesentapasos deste pozo estaban otros dos de la mismasuerte de agua.
Un siciliano que llamaban el Capitán Sebastián{123}se ofreció á sacar agua dulce para beber de la de lamar. D. Alvaro le prometió 500 ducados en dineroy 200 de renta. Hiciéronse muchos alambiquesy henchíanlos de agua de la mar y les daban fuego,y destilaba agua dulce y muy buena, sana, sin ningúnsabor de sal. Hacía 40 barriles della, que bastabaná dar ración á 700
hombres. Cada Oficial, sinesto, hizo su alambico para su casa, y muchos vivanderoshicieron los suyos, con que sacaban aguapara vender. Vendíanla al principio á un real elcuartucho; después fué faltando leña, y vino á valerá dos reales el cuartucho, ques media azumbrede la medida de España.
Esta agua fué muy gran parte á que no muriesemucha más gente de la que murió. La cisternaque estaba fuera del castillo, tuvo muy poca. Nose dió á un mes entero ración della. O se salía, ópor el mal recado que pusieron en ella, porque lahallamos rota. Una mañana que habían sacadoagua della, temióse no la hobiesen abierto paraatosigarla. Súpose que lo habían hecho soldadospor robar el agua.
Viendo ya al cabo esta cisterna, en quien másconfianza teníamos, se comenzó á hacer la mezclade la salada. Á dos barriles de agua de la cisternay uno de los alambiques, se echaba otro barrilde salada. Esto hizo mucho daño á la gente,que con saber á la sal, no solamente no quitabased, pero daba más. Los calores eran tan grandes,y así padescían los soldados más de lo que se puedeencarescer; puestos todo el día al sol, sin beberagua que les matara la sed, y esa miseria de ración{124}que se daba, quitaban parte della algunos Capitanesá sus soldados, por lo que vino D. Álvaro átratarlos muy mal y deshonrarlos. Otros vendíanel agua. Hubo Capitán en prisión por esto. Porotra parte, se hurtaban tantas raciones, que fuéhasta causa que nos perdiésemos, porque por ellovino á faltarnos el agua tan presto, de que estabaD. Álvaro desesperado en ver la bellaquería ypoco miramiento de los Capitanes en un tiempode tanta necesidad, habiéndoles tomado juramentoque dijesen los soldados que tenían, aunqueharto mejor fuera tomarles muestra.
Diciendo á Juan Daza que cómo era posibleque viniese á faltar tan presto el agua, le mostrócómo se daban 4.000 y tantas raciones. Esto fuéya al cabo de la jornada. Probóse de hacer pozosen el fuerte, de que se sacó agua en abundancia,tan salada, que no se podía beber.
Tratándose de tomar lengua para saber cómoestaban los enemigos, se acordó que saliese unsoldado por la parte de levante de las galeras y sefuese la vuelta de las trincheas de los enemigos,como que se pasaba á ellos, como lo hacían otroscada hora, para salir con los caballos y tomar algunode los que saliesen á tomarlo, que estabanya tan arregostados los turcos de los que se iban,que en viendo ir uno la vuelta de las trincheas,no salían 20 á tomarle. Como éste partió de las galerasantes que se diese aviso en el fuerte para quele tirasen, salieron unos á él y hobiéranle de matarsi no se acogiera á una barca. Después salióotro y salieron á él siete ú ocho turcos; como fueran{125}un poco en la mar, él se iba deteniendo poralargarlos más. En esto salieron seis caballos ycortáronles el paso; alancearon dos dellos que nose dejaban prender, y dieron con uno en tierrados veces, hasta que llegaron soldados de pie y loprendieron. Los otros se escaparon: uno dellos hirióun caballo y otro tomó la lanza á otro de caballo.Este prisionero dijo cómo habíamos perdidode haber vitoria aquella mañana que se salió áellos; que todos iban desbaratados, y que á importunaciónde Dragut estaba allí el Bajá. Queeran pocos más de 6.000
hombres, y que para sacaréstos había sido menester desarmar las galeras.Que cada día iban turcos á ellas á hacerlesguardia, temiéndose no fuesen sobre ellas loscristianos, y que estando como estaban, 40 ó 50galeras que viniesen las tomaban todas, por estarcon tan pocos turcos y tan llenas de cristianos.
Otras muchas veces se salió á tomar lengua yno se pudo, porque todos se dejaban matar porno venir en prisión. Por la parte de poniente salieroncuatro Capitanes italianos á caballo haciendolo mismo que los primeros, y mataron algunosturcos y trajeron á uno vivo. Estos dos solos seprendieron en todo el tiempo que duró el asedio.Este último dió aviso cómo los enemigos teníandesino de tomar las galeras.
Otra vez se ordenó inviar un soldado que tuvieseel primer moro que le llegase á tomar, hastaque llegasen soldados á socorrerle, porque en estetiempo no había caballos. Este soldado salió y lohabía hecho tan bien, que dos turcos que llegaron{126}á él juntos los detuvo asidos entrambos ungran rato, y fueron tan de poco los que habían desocorrerle, que no salieron y lo dejaron matar delos turcos.
Á los 6 comenzaron á batir con seis piezas deartillería el lienzo de la puerta del castillo, desdela misma puerta hasta el turrión de la mano derecha,donde teníamos las municiones, porque nopretendían hacer otro, sino quitárnoslas. Nosotrostrabajamos en repararlas y mudarlas donde estuviesenen seguridad. Mudaban luego la bateríadonde sabían que las habíamos puesto.
De losque se iban sabían todo lo que hacíamos; pero nohicieron daño en ellas con la artillería, ni cosa enel fuerte de pensar que estar por batería, más quederribar alguna marama del castillo y desencabalgaralgunas piezas de artillería nuestras. Pasarondespués la artillería adelante y batieron el turriónde la marina del castillo. En éste hicieron más bateríaque otro ninguno.
Pusieron dos piezas á lamarina con que batieron las galeras hasta meterlasen fondo, que no se podía estar soto cubierta,que de lo demás, ya ellas estaban en seco en pasandola cresciente.
En las galeras mató mucha gente la artillería,que de 3.000 balas que tiraron mientras duró elcerco, el mayor daño que hicieron fué en las galeras.Al Capitán D. Diego de la Cerda, estando deguarda en ella, le mataron una yegua en que ibay á él le cortaron una pierna, de que murió.
Viendolos turcos que la guardia que metían de nocheá las galeras salía el día en tierra, acordaron venir{127}á tomárnoslas con desino de batir dellas el fuerte,porque lo más flaco dél era á la marina. Á los 22de junio por la mañana aguardaron la menguantey salieron de sus trincheas por la parte de levantehasta 2.000 hombres, trayendo algunas escalas.Iban tres dellos delante con estandartes enlas manos, corriendo hacia las galeras. Tocóseluego arma en el fuerte y comenzaron á salir soldados,á quien más presto podía, por la puerta dela marina, y por una escala que estaba al caballerode San Juan. La gente iba de muy buena gana,unos de meterse en las galeras para defenderlasy guardarlas; otros para pelear con los enemigospara estorbarles que no llegasen á ellas hastaque los nuestros estuviesen dentro, haciéndolesretirar por dos ó tres veces, hasta que unos turcosque andaban á caballo les daban de cuchilladas.Estos caballos pasaron dos veces por nuestra gente,entre el fuerte y las galeras, haciendo carreraentre los nuestros como si hobieran de jugar cañas,tanto que dieron lugar á que los turcos metiesenlas banderas sobre dos galeras que estabansin gente. La una había servido de hospital y habíansacado la gente y heridos della por la artilleríaque les hacía daño. La otra estaba medio deshecha.
Poco les duró estar en ellas; echáronlos desdelas otras luego á arcabuzazos. Retiráronse losturcos con hartos heridos y muertos. De los nuestrosmurieron algunos, y los más dellos matónuestra artillería por andar mezclados con losenemigos. Peleóse muy bien este día: era cosa dever cuán reñida pelea fué. No dejaron salir mucha{128}gente del fuerte, porque estaban los turcoscon aparencia de querer arremeter, y creíase queaquella gente que era fuera, en venir como veníancon escalas, diera en el fuerte por la parte dela marina.
Al retirar que se retiraban los que habían venidoá las galeras, arremetieron otros por la partede Levante, hasta llegar junto al fuerte. Pusieronbanderetas junto al contraescarpe del foso.
Retiráronseluego por el daño que hacía en ellosnuestra arcabucería. Salió herido este día el GobernadorBarahona de un arcabuzazo de que muriódende á pocos días, en público contento detodos, porque era mal criado y demasiadamentecruel: con todo esto era solícito y valiente.
Tambiénmurió el Capitán Diego de Aguayo desgraciadamentede una pieza de artillería nuestra quetomó fuego de un barril que se quemó.
Aquella noche se puso fuego en las dos galerasdonde habían estado los turcos. Harto mejor fueradeshacerlas y aprovecharnos de la leña dellas.De ahí adelante se metió muy buena guarda enellas, sin partir dellas de día ni noche.
En este medio se pasaba mucha gente á los turcosy morían muchos, así por la falta de medicinascomo por el mal gobierno que había en elhospital, que aun para enterrar los muertos nonos supimos dar maña, sino echarlos de la murallaabajo, para que entendiesen los enemigos lopoco que podíamos durar, porque huyéndose ymuriendo tantos, no podía faltar de verse prestoel cabo de nosotros.{129}
Algunos que se huyeron del armada de los enemigosdijeron á D. Alvaro les habían dicho unosrenegados, que se espantaban de nosotros, cómono salíamos á ellos á medio día, que eran idos todospor aquellos jardines á sestear. Lo mismo decíanlos cristianos esclavos que salían á trabajará las trincheas, y nosotros los víamos ir cada díadesde el castillo.
No aprovechaba nada con D. Alvaro que dejasesalir á ellos, antes reñía con los que salían algunavez á escaramuzar. Todo el día se le iba en decirmal de Capitanes y soldados; lo mismo hacíanellos dél. Uno que deseaba la enmienda desto, leechó una carta del tenor siguiente:
«Iltre. señor: Los que se desvelan y ponen todasu felicidad en ser tenidos y tratados de ilustres,debríanse preciar de serlo, así en obras de buenoscristianos, como de animosos caballeros.
»Digo esto, señor, porque se dice públicamentede vos que vivís como gentil y gobernáis comotirano, y que si hobiérades hecho la centena partede lo que habéis dicho, pudiéramos caminar deaquí á Constantinopla sin topar con enemigos.Tratándose un día á la tabla del Maestre de Maltaque había poca gente para jornada, por la muchaque había muerto, dejistes: que cuando sedeterminasen todos á no ir, vos solo iríades con lagaleota de Estait á tomar á Trípol, y que osechasen con una fragata en Berbería, que con unaespada y una rodela la conquistaríades toda, diciendoque eran cobardes y hombres nacidos en{130}hora menguada los que ponían dificultad á la ida.
»Tratándose otro día delante el mismo Maestreque faltarían vituallas, porque había cuatro mesesy más que se comía de las que habíamos embarcado,dejistes que no eran menester, que de laspiernas de turcos comeríamos (paréceme que nosaliñamos mal á cortarlas, agora que fueran bienmenester, teniendo la falta que tenemos de carne),y que respondió el Maestre, como sabio, diciendoque tenía por mejor llevar pan que no ir enaquella confianza.
»Antes que el armada metiese gente en tierra,publicábades que daríades á saco vuestro pabellónel día que viésedes que sacaban artillería, porquese la habíades de ganar y tomar en prisión á Draguty otros turcos, para cambiar con D. Gastón ydemás que allí tienen nuestros.
»Ya salieron dos millas del fuerte harto pocosturcos sin que saliésemos á ellos, y viniéndonoscada día á buscar, pocos y sin orden, no consentíadesque se saliese á escaramuzar con ellos.
»Perdistes los pozos en un día, pudiéndolosmuy bien guardar, sabiendo que importaba la vidade todos mantenerlos, habiendo dicho muchasveces al Duque que no tenía la fuerza mucha necesidadde agua, porque los 2.000 hombres quehabían de quedar en ella bastaban á defender lospozos á toda la potencia del gran Turco, y quecon aquellos soldados os atrevíades vos á ir portierra de aquí á Turquía.
»Harta más gente se ha perdido entre los quehan muerto de sed y huídose á los turcos, que se{131}podían aventurar en haber guardado los pozos,como fueron muchos de parecer que se hiciese.
»Respondéis á lo que os dicen que mandéis darrecado á los heridos, que los dejen morir, porqueno coman las vituallas. Buena manera es ésta deanimar á los sanos á pelear.
»Decís mal del Duque, que es un hombre remisoy que se fué de miedo; que para vos se guardansemejantes empresas que ésta. El día que se ofreciópelear, el Duque, para la poca experiencia quetenía en cosas de guerra, lo hizo tan bien, queechó en vergüenza á los muy pláticos y bravosos.Su venida aquí, y la estada que hizo y la idade agora, todo ha sido por consejo y parescervuestro.
»Decís que ya no hay soldados que peleen, yque ningún Capitán se os viene á ofrecer de querersalir á los enemigos, porque no hay alguno quetenga valor y ánimo para ello, y que echáis enmás cargo al Rey en guardarle esta fuerza con tanruín gente, que Antonio de Leyva en guardarle áPavia y Milán con tanto buen soldado como tenía.Con éstas y otras cosas que estarían mejor por decir,tenéis desdeñada toda la gente de guerra, ydicen que si vos gobernásedes y peleásedes comoel Sr. Antonio, que tenéis Oficiales y soldados queharán lo que los suyos, y que si en ellos hobiesela falta que decís, no se os habrían echado á lospies suplicándoos que los dejásedes salir á pelearfuera, como lo han hecho, el Coronel Mas, el CapitánAlvaro de Luna, Jerónimo de la Cerda, RodrigoZapata, Galarza, Juan Ortiz de Leyva y{132}otros Capitanes y Oficiales y soldados particulares.
»Dábables por respuesta que se dejasen gobernar,y ansí dicen que en vos solo está la culpa;que os estáis encerrado siempre sin dar una vueltaal fuerte ni consultar con nadie lo que cumple,ni dar orden á nada, y sobre todo, mandáisagora de nuevo echar agua salada en las racionesque se dan á los soldados, que los destempla y quitael comer á todos, de modo que en pocos díaslos pondrá tales que no se hará provecho dellos.
»Si os teméis de largo asedio, acometed luegolos enemigos, porque cuanto más lo dilatáredes,menos gente ternéis para ello, y la que hobiereestará tan débil y flaca, que no podrá pelear. Asíque, señor, mirad con tiempo en esto y juntadvuestros Capitanes; dadles parte dello y deliberadlo que más cumple á todos; porque os hago saberque todas las naciones que aquí hay os dan culpadel mal suceso de las galeras, diciendo que porodio y rencor que teníades con algunos, fuísteiscabsa que tardasen aquí más de lo que era menester.Todos piensan avisar al Rey, tanto de lo pasadocomo de lo presente.
»Héoslo querido señor, decir, porque deseoque salgáis con honra de aquí, por lo que deboal servicio de Dios como cristiano, y al de S. M.como vasallo suyo, para que trabajéis de haceralgún buen hecho en enmienda de lo pasado, pueshay tanta oportunidad para ello, siendo los enemigostan pocos y estando tan repartidos y derramados,que es muy gran bajeza de los que aquí{133}nos hallamos habernos dejado sitiar de otros tantosturcos como aquí éramos soldados.
»En el fuerte de los Gelves á los 28 de junio,año de 1560.»
De allí adelante comenzó D. Alvaro á salir yacariciar los soldados, mandando dar dineros álos que hacían algún buen hecho ó buen tiro conel arcabuz, y á los 4 de julio, teniendo determinadosalir á los enemigos, como la mañana dePascua, se dejó porque se fueron aquella noche ádar aviso á los turcos siete ú ocho bellacos, y asíse mandó echar bando que cualquiera que mataseal que se pasaba á los enemigos, le darían seis escudos.
Hubo hartos que ganaron el precio, porque conla golosina del dinero hacían mejor guardia.
Todavíasalieron de día á una trinchea que venía ála gruta, donde mataron algunos turcos. Los demásla desampararon. No pasaron adelante losnuestros por ser pocos. Las veces que se salió áestas cosas y á escaramuza, inviaban tan pocos,que nunca se hizo cosa que luciese, porque enlugar de reforzarlos y ayudarles con gente, cuandoiban ganando tierra á los enemigos, apenaseran llegados á las manos cuando los mandabanretirar, y hacíanlo de manera que siempre dejabanallá los mejores soldados, por no ir á la vanguardiaá dar la orden que se retirasen, sino darlaen la retaguardia, y así venían á quedar solos losque iban delante. La culpa de esto estaba en losSargentos mayores.{134}
A los 6 tornaron los enemigos por la mismaparte á acometer á las galeras, aunque no contanta gente como la primera vez, ni duraron tantoen el combate por el daño que rescibían dellas ydel fuerte. Así se volvieron, á pesar de los que losmandaban: no bastó palos ni cuchilladas á hacerlosvolver.
No salió gente á ellos este día del fuerte por estarbien proveídas las galeras esta vez segundaque vinieron por tierra. Entraban por la parte dePoniente muchos turcos; pero no se acercaron comolos otros, porque debían de ir con más ganade robar que de pelear.
Viendo los enemigos que no podían con las galeras,se habían determinado dar asalto al fuerte,y un mal cristiano que se pasó á ellos aconsejóque no lo hiciesen, diciéndoles que estábamosmuy apercibidos con ingenios de fuego esperándolos,cargada el artillería con dados y cadenas,que si arremetían recibirían gran daño y no haríannada.
El consejo deste les hizo dejar el desiño que tenían:pasaron dos piezas de artillería al campo delos pozos, y continuaron una trinchea que teníancomenzada que venía á dar al caballero Doria.Después de haber combatido por tierra dos veceslas galeras, tentaron por la mar, y á los 8
vinierondel armada con hasta 130 esquifes y barquetasy algunos bergantines empavesados con piezasde artillería pequeñas y mosquetes y ingeniosde fuego, con mucha gente de pelea en ellos.
Losque traían la artillería y mosquetes combatían con{135}las galeras, mientras los demás trabajaban conhachas y sierras y otros instrumentos romper lapalizada y cadenas que nuestras galeras tenían porreparo, de manera que con más de 20 pasos no sepodía acostar ningún bajel á ellas. Mientras losenemigos entendían en combatir y romper la palizada,no perdían tiempo los nuestros, tirando áunos y á otros, haciendo gran daño en ellos portenerlos cerca y á caballero, tirándoles de mampuesto,seguros con los reparos que habían hechopara ello, porque las galeras estaban muy bienabestionadas por la parte que las batían y empavesadaspor todas partes. El artillería del fuertehacía gran daño en los enemigos; echóles á fondodos esquifes y una barca y matóles mucha gente:con todo esto pelearon hasta hora y media de día,porfiando de romper la palizada, y viendo que nopodían, se retiraron con pérdida de más de 300entre heridos y muertos.
Fué de ver el combate este día. Duró dos horasy media y más, porque vinieron una hora antesque amaneciese sobre las galeras. De los nuestrossalieron hasta 30 heridos y los muertos no llegaroná 10. Pelearon muy bien. Halláronse este díaen las galeras el Coronel Mas, caballero francésde la Orden de San Juan; el Capitán Fantón,Piantanido y Almaguer. Todos estos Capitanes seseñalaron esta jornada como buenos soldados entodo lo que se les encomendó.
Este mesmo día esperábamos que diesen asaltoal fuerte, porque estaban los turcos en arma condemostración de querer arremeter. Harto mejor{136}fuera de acometerlos nosotros, pues estaba entendidoque el estar así recogidos era de miedo, porser pocos, que les faltaba aquella gente que combatíaen las galeras, porque saliendo por la partede Poniente pocos soldados de los nuestros, comenzaroná huir los turcos y desamparar lastrincheas, y llegáronse con los del montón.
Aquella noche se metió fuego á las dos galeraspor tener menos que guardar, y para lo que despuéssucedió, fuera mejor quemarlas todas, porquitar desinios que nadie se fuese á favorescer enellas, y porque hiciera más servicio en el fuerte lagente que se ocupaba en guardarlas, y por estarya los turcos tan cerca del fuerte, que no se podíaentrar ni salir á ellas sin gran riesgo, y así matabancada día los más de los que les llevaban aguay de comer, tanto que no se osaba ya ir de día áproveerlas; y viendo los turcos que iban de noche,aguardaban á un barcón que estaba cerca dellas,al paso, y allí prendieron muchos en veces, asíde los que iban á llevar la provisión, como de losque entraban y salían de guarda.
Como los turcos vieron que no podían nadacon las galeras en cuatro veces que habían probadode combatirlas, tornaron de nuevo á trabajaren la trinchea que solían, hasta llegar á la grutapara quitárnosla, creyéndose que con ella nosentreteníamos, sin tener otra agua para beber.
Viéndolos venir tan cerca con esta trinchea,fueron algunos á decir á D. Alvaro que era malhecho dejar venir los enemigos tan adelante. Respondíalesque los dejasen llegar. Por la marina{137}de Levante vinieron también con otra trincheahasta llegar al parapeto del foso, y arrimados á éllevantaron un turrión con palmas y tierra. Lomás de entorno del fuerte, que era piedra, que á200 ni 300 pasos no se podía hacer trinchea.Cuando llegaban á estas partes, la hacían de nochecon tierra y fajina. Era cosa de admiración lasolicitud y atrevimiento que tenían en arriscarse átrabajar donde tantos morían.
Este turrión que comenzaron á levantar descubríatodo el caballero de Gonzaga. El CapitánJuan de Funes estaba de guardia en él; fué á DonAlvaro y díjoselo: respondióle que tenía miedo delos enemigos y por eso venía con ese mensaje. ElJuan de Funes le dijo que ya él sabía cómo él peleaba,y salióse enojado diciendo que no entraríamás en su casa ni le daría aviso de nada. D. Alvarole mandó llamar; comenzóle á acariciar diciéndole:«Vos no sabéis que habemos de venircon los enemigos á las manos: dejadlos; lléguensecuanto quisieren.»
En pocos días levantaron otros tres turriones,que no aprovechó para que los dejasen de hacertirarles mucha artillería y salir á quemárselos. Éstosdescubrían los caballeros y todo el fuerte, demanera que no se podía andar por él ni estar enlas tiendas, que por todo llovía balas y flechas.Mataron al Capitán D. Luis de Aguilar y á Tapia,y á Alvaro de Luna hirieron, de que murió.
Después del armada, éste se puede alabar quesirvió extremadamente bien, aunque no tenía allísu compañía. Daba cada día cinco ó seis vueltas{138}al fuerte, lo que no hacía Capitán ni Oficial ninguno.
A los 19 acometieron dar asalto por todas partesy cargaron á la parte de la gruta y ganáronla.Perdióse en ella el Alférez Juan Pérez de Vargascon siete soldados. No llegaron por otra parte algunaá pelear. Ganada la gruta, caminaron por elfoso hasta llegar al caballero Doria, y comenzaroná cavar y sacar palmas dél, y hobo turcos tananimosos que subieron arriba hasta el parapeto,donde los mataron. Los de abajo cavaban todavíaen el caballero, por no haber través donde les hiciesemal.
De arriba les echaban trompas y ollas de fuegoartificial y barriles de pólvora, con que quemaronmuchos, mas no para que se les quitase de cavar.
No se podía descubrir nadie en nuestra murallaque no los asaeteasen desde sus torreones y desdeel mismo parapeto de nuestro foso, donde se habíapuesto su escopetería, porque había días que lohabía mandado desamparar D. Alvaro por losmuchos que se iban de allí á los turcos, que desdeel día del gran calor hasta que nos perdimos,siempre se fueron, pocos ó muchos. Todos losque se fueron eran italianos y españoles, que delos tudescos y franceses hubo muy pocos ó ningunosque se fuesen, y esos que se iban no erande su nación, sino que andaban entre ellos porsaber la lengua. Fuéronse algunas mujeres tudescas,y así se pueden loar estas dos naciones nohaber caído en una tan gran maldad.