A los 25 tomó tierra en la isla de Paesa, que estáentre la Previsa y Corfú. Otro día por la mañanaenvió 22 galeras á Lepanto por bizcocho, y conlas demás se fué el Bajá á la Previsa, donde entrócon la solenidad que en Trípol. De aquí envió elescribano del atarazonal al gran Turco á darle avisode su venida y de la vitoria. Aquí hallamos lasgaleras que se habían perdido del armada. Aquídespalmaron todas las galeras, y á los 2 de septiembrepartieron. Otro día vinieron á la isla de Chefaloniay de allí al Zante, mostrando la vitoriaque traían. De allí vinieron á Modón, donde estuvimosdos días esperando las galeras que habíanido por el bizcocho, y como tardaban, nos partimossin aguardarlas. En el camino tuvo nueva elBajá de las galeras de cristianos. Apartóse conhasta 30 galeras en busca dellas: las demás se fueroncosta á costa sin perder camino. Juntáronsecon ellas otro día las que venían con el bizcocho,y al Cabo de Santángel, dende á cuatro días, se tornóel Bajá á juntar con ellas sin haber visto galerasde cristianos.
De aquí vinieron á los castillos á los 13, dondese hizo muy gran fiesta ansí en los castillos comoen las galeras. De aquí fuimos á Galipol, dondelicenció el Bajá las galeras de Rodas y de Metelín.Envió á Alí Portu con 15 galeras por guardiadel Archipiélago.
En viniéndole la orden, se partió para Constantinopla,{160}donde entramos á los 27 de septiembre.Entró la Real delante, con todas las galeras de fanalen su hilera, con muchas banderas y estandartesarbolados, arrastrando los nuestros comosolían. Tras éstas venían todas las galeras de lapresa. Todo el resto de la armada venía de retaguardia.
Como llegaron al paraje de las casas del granTurco, que nos vía venir de una ventana, dispararontodas mucha artillería, ansí las de la presa comolas otras, dando los turcos muy gran grita yalarido. Dende á un rato tornaron á disparar todala artillería. Otro día por la mañana vino el granTurco en una fragata á ver las galeras y hiciéronlemuy gran salva.
Martes 1.º de octubre llevaron á D. Alvaro y áD. Sancho de Leyva y á D. Berenguer de Requesensá caballo, con los más de los soldados quese habían perdido, á pie, tras ellos, y armadosmuchos con coseletes, poniéndolos por orden detres en tres, asidos de las manos. Los llevaron ácasa del gran Turco. El Quiaya del atarazonal ySufaga iban delante de todos, á caballo.
Llevabanlos estandartes de galera los mismos esclavos,arrastrando por el suelo. Lo que más se sintió deaquel triunfo, y lo que más enterneció á todos loscristianos que allí íbamos, fué ver arrastrar un estandarteque llevaba la figura de Cristo.
Llevados á casa del gran Turco, los metieron enun patio grande donde había muchos jenízaros yespayes muy lucidos, puestos en su orden. Másadentro estaban muchos turcos de condición
y{161}bajaes. Llevaron á D. Alvaro á hablar á RustánBajá; después de haber detenídole un gran rato,salió.
Dice D. Alvaro que toda la plática fué persuadirleque se tornase turco, questuvo siempre derodillas. Su capellán le ayuda por pagarle el malque dijo dél cuando se fué á las galeras. Que leprometían el gobierno de la provincia de Ejitocon 50.000 ducados de salario, porque se tornaseturco, y que D. Alvaro le había respondido queaunque todos los Reyes cristianos de toda la cristiandadse tornasen turcos, él solo quedaría á morirpor la fe de Cristo, y ansí lo tiene escrito de sumano en una historia que tienen hecha los dos delprogreso desta jornada. Créaselo quien quisiere.
Dende poco metieron estos tres Generales y lospasaron delante del gran Turco, con algunos Capitanes,yendo el Bajá delante, á presentallos, con70 piezas de brocados y rasos que dió con ellos.De allí los llevaron á las prisiones, donde están.
{163}
RELACIÓN
breve y verdadera de la jornada de los Gelves,desde el día que arribó el armada turquescahasta quel fuerte fué tomado por los turcos,sacada de italiano en español. [39]
STANDO la Excelencia del Duque de Medinaceli,Virrey de Sicilia y Capitán generalde la empresa de Berbería, de díaen día para embarcarse, habiendo ganadoá los Gelves con grandísima reputación y engran servicio de Dios y de Su Majestad Católica,y hechas todas las provisiones y expediciones necesariaspara el fuerte y para la guardia dél, habiendoseñalado 2.000 infantes escogidos entreitalianos, franceses y españoles, y algunos alemanes,y por su Gobernador á Miguel de Barahona,el cual había sido Maestre de campo de un terciode españoles, y queriendo Su Excelencia con elresto de los señores y capitanes y soldados irse á{164}Sicilia para proveer las otras fuerzas más necesariasy de más importancia, y para tal efecto se habíaya embarcado gran parte del ejército, y todavíase embarcaban, sino que, por desgracia y malaventura, los soldados se revolvieron con los morosen el Zoco y hobieron una gran cuestión, la cualfué causa que la embarcación se suspendió portres ó cuatro días, de lo cual Su Excelencia estabacon gran pesar; mas todo lo remedió con su prudenciaé hizo que fuese adelante la dicha embarcación.
Á los 10 de mayo, á hora de Vísperas, llegó FrayCopones, inviado por el gran Maestre en una fragatacon la nueva que la armada turquesca habíaestado en el Gozo, que pluguiera á Dios que talnueva no llegara, que ciertamente fué causa de laperdición que sucedió al armada de los cristianos,que otramente, todos estaban seguros y firmes, yjamás acaeciera semejante desgracia; y según estanueva, todos hacían cuenta que dentro de dos díasá lo más largo la armada turquesca parecería, yasí Su Excelencia hizo toda la diligencia posiblepara embarcarse aquella noche con todo el resto,y no fué posible hasta el día, porque los alemanesle daban gran pesadumbre y trabajo, que no estabanaún determinados de quedar en el fuerte,ni se habían podido acordar; y entendiendo ellosque Su Excelencia quería ir á hablar con el señorJuan Andrea Doria á las galeras, para dar la mejorexpedición que acordasen, los sobredichos alemanestomaron la palabra á Su Excelencia que sinellos no se fuese, y fué fuerza que Su Excelencia{165}se lo prometiese y la cumpliese después, cosa porcierto muy conviniente y de gran valor, que unPríncipe cumpla aquello que promete, mayormenteno habiendo sospecha de contrario suceso;y así Su Excelencia se embarcó y fué á donde estabael señor Joan Andrea Doria, dejando en tierraá Alvaro de Sande para que diese órdenes en lascosas que fuesen menester, el cual dicen que seechó en la cama á reposar.
Vuelto que fué Su Excelencia en tierra, pocoantes del día, dió orden de aquello que se habíade hacer, y entonces se tornó á embarcar en unesquife, él y D. Alvaro, para irse á la galera Condesa,del Príncipe, que para este efecto los esperaba,porque el señor Joan Andrea, Capitán generaldel armada imperial, se había hecho á lo largopara descubrir la mar, y había llevado consigo elresto de las galeras y enviado todos los esquifesá tierra para embarcar la infantería y otros señoresdel Consejo y Capitanes que habían quedadocon Su Excelencia en la orilla.
Volviendo los dichos esquifes cargados de soldadosy otras gentes, fué descubierta la armadaturquesca, y como los mismos turcos dicen, conpoca satisfacción y contentamiento de haber sidovista del armada de cristianos, y luego se pusieroná hacer consejo, con muestras de temor, para tomarmejor acuerdo, creyendo que la armada cristianaquisiese combatir, porque ellos no teníanorden del gran Turco de irla á buscar, sino de irá darle socorro á Trípol, y dudando asimismo quelas galeras de España estuviesen allí, de las cuales{166}especialmente tenían gran miedo, y decíanque, por estar en Micina las dichas galeras de Españael año antes de la dicha impresa, las galerasturquescas no pasaron más adelante de la Belona,y así entonces estaban con esta sospecha, y eneste medio no hacían otro que preguntar unos áotros si las dichas galeras estaban allí, y D. Juande Mendoza, su General, con ellas. En este puntola armada de cristianos se levó con la mayor desordenque jamás se ha visto y se puso en huída,y se rompió ella misma de suyo.
Viendo el Bajá una cosa tan vergonzosa, hizovela y comenzó á seguir la armada de cristianos,y toda la desbarató sin pelear, y Su Excelencia,que á esta sazón se hallaba en la mar con un esquife,con D. Alvaro de Sande, en que se iba áembarcar, viendo que la armada turquesca dabacaza á la cristiana, con el mismo esquife se tornóen tierra, y así hicieron todos los otros señorescapitanes y soldados que pudieron hacer lo semejante,cosa de gran compasión, de ver el señorJuan Andrea Doria embestido con su galera entierra, la cual encalló, y todos fueron presos, y élse fué con su esquife al fuerte.
Parte de las otras galeras se perdieron por haberencallado; parte se retiraron cerca del fuerte,á un tiro de cañón. Estas fueron siete galeras ycuatro galeotas; del resto se perdieron de 28 hasta30
galeras de cristianos, entre las cuales se perdióla Capitana de Sicilia, donde se halló D. Gastónde la Cerda, hijo segundo de Su Excelencia,y D. Berenguer de Requesens, Capitán general de{167}las dichas galeras de Sicilia; D. Juan de Cardona,su yerno, y otros muchos gentiles-hombres de casade Su Excelencia, y una señora dueña, la cualtenía cargo de tener cuenta del dicho D. Gastón,y por este efecto se hallaron en la dicha jornadasus personas y sus galeras y sus hijos.
Perdióse también la Capitana del Papa con suGeneral, el señor Flaminio Ursino, el cual fué vendidopor 150 cupros, que son tres escudos, estandoherido. Murió de ahí á cuarenta días. Se perdieronasimismo la Capitana de Terranova y laCapitana de Monacho, todas, como Dios sabe,ruinmente, con gran número de Capitanes y desoldados y gentiles-hombres particulares.
La una parte de las galeras turquescas quedócercana al fuerte, y las otras fueron siguiendo álas naos y galeras de cristianos que huían, y tomaronhasta ocho ó nueve naos. El galeón de Cigalapeleó bien, y el Bajá con su galera y otras 17le combatía, y á todas hizo tenerse á largo: lo semejantehicieron dos naos arragocesas que se defendieronvalientemente. Las galeras de Malta,con las de Scipión de Oria y Cigala, se salvaron,y viendo los turcos que no las podían alcanzar,se tornaron á los Gelves á juntarse con su armada,y como arribaron, el Bajá hizo hacer grandealegría y salva, y tres días arreo hicieron lo mismo,dando gracias á Dios y á su Mahoma por haberalcanzado la victoria contra cristianos.
Después desta desgracia, habiendo estado SuExcelencia dos días en el fuerte y dado orden delo que se había de hacer, fué muy apretado é importunado{168}del Consejo, que continuamente leprotestaba que se fuese á Sicilia á proveer lo queera necesario en tal coyuntura. Siendo Su Excelenciaforzado hacer lo que era más convenienteal servicio de Su Majestad, se hubo de partir, hablandocon los hombres de cargo muy amorosamentey esforzándoles con prometerles que procuraríacon todas sus fuerzas de volver con socorromuy presto. Otro tanto hizo el señor Juan Andreade Oria, y se embarcaron en 11 fragatas, conotros señores del Consejo y alguna otra genteparticular, y se fueron de noche y pasaron juntoal armada turquesca, con más peligro que aquéllosque quedaron en el fuerte. Llegaron á salvamentopor la gracia de Dios.
Quedó en el fuerte por su Lugarteniente el señorD. Alvaro de Sande, Coronel de la infanteríaespañola, y así habiendo quedado con él todoslos capitanes y soldados muy alegres y contentospor hallarse en semejante empresa contra los infielesenemigos de Jesucristo, y esperando la victoriacon el ayuda de Dios, y de cobrar lo perdido.
Viendo D. Alvaro que había tanto número degente, deseaba mucho poder enviar á Sicilia 2
ó3.000 hombres en aquellas galeras que allí estabanmetidas en aquel canal, y había crecido muchoel número de la gente entre mozos de soldados,marineros y otros soldados que escaparon ánado y estaban sin armas y desnudos; y no pudiéndosehallar otro remedio, se hizo lo mejorque se pudo, teniendo por entendido que tenellos{169}allí era la destruición del mundo dellos y de símismos.
Como el Bajá con toda su armada se puso alderredor del fuerte esperando la venida de Dragut,el cual llegó con 16 galeras y galeotas de Trípol,y trajo 2.000 hombres, entre turcos y renegadosy moros, y su artillería y municiones y vituallas, yen llegando se comenzaron á desembarcar, dosmillas lejos del fuerte, hacia Poniente, con grandesorden, y así estuvieron dos días, hasta que seacabó de desembarcar todo lo que habían de sacaren tierra, en esto el Sr. D.
Alvaro ha perdidogran ocasión, por no hacer lo que todos los capitanesy soldados deseaban, que eran de parecer desalir á pelear con ellos, porque ciertamente losrompían.
En este medio el fuerte se reparaba, porqueaún no estaba acabado de fortificar, y los turcoscomenzaron á marchar al frente; y viendo esto elSr. D. Alvaro, hizo parlamento á todos los capitanes,esforzándolos y dando orden cómo se habíande hacer las guardias, y fué de esta manera.
De fuera, en la campaña, al pozo del agua, queestaba un tiro de cañón lejos del fuerte, hacia laparte del Zoco donde los moros hacían el mercado,pasó una compañía de arcabuceros para hacerla guardia hasta la marina, que ni más ni menostenía su socorro cuando hobiese arma. A la bandade Poniente, hacia el campo de los turcos, estabaotra compañía; á ésta le tocaba la guardia pororden del Sargento mayor, con su socorro también,como los otros. Esta compañía se ponía cerca{170}de una mezquita de moros, y poco lejos dellase ponían las centinelas hasta la marina.
En el fosodel fuerte estaban de guardia de día y de noche1.500 soldados de todas nasciones, y de aquellosviejos que habían venido de Piamonte. El restotodo estaba dentro del fuerte, cada uno en suguardia, y todos esperando á los enemigos congran regocijo.
El segundo alojamiento que los turcos hicieronfué por derecho de la dicha mezquita, de la partede Poniente hacia el palmar, donde los turcos sereparaban por miedo de la artillería del fuerte,que les hacía gran daño, y desde allí iban el Bajáy Dragut con gente de pie y de caballo á reconocerel fuerte y el alojamiento que tenían los nuestros,y continuamente se hacían buenas escaramuzascon gran daño de los turcos.
Al último de mayo, estando al pozo del agua elcapitán Juan Osorio con su compañía de arcabuceros,que tenía 120 soldados con que hacía la guardiaallí, y á la parte de Levante cerca de la casa deDragut hasta la marina, estaba el capitán Galarzacon su compañía de 150 arcabuceros.
A la vueltade Poniente, á la parte del campo de los turcos,acerca de la mezquita que se ha dicho, estabael capitán D. Juan de Castilla con su compañíade coseletes, que tenía hasta 70 ú 80
soldados, yrecelándose el dicho capitán D. Juan que podíaser roto de la parte de la marina, de los caballos,envió 12 soldados del cuerpo de guardia, con sucabo de escuadra, que estuviesen en la dicha mezquita,porque allí descubrían á todas partes, y dióles{171}orden que avisasen siempre de lo que viesenhacer á los turcos; y si los apretasen mucho, queescaramuzando se retirasen con buena orden haciadonde él quedaba, que con el resto de su compañíasaldrían á dalles socorro.
Los turcos aquel día estaban determinados dehacer algún efecto, por el trato y concierto quetuvieron dentro del fuerte, y esperaban la señalque les habían prometido de quemar la pólvoradel castillo; y no saliendo esto en efecto, determinaronde ir á ganar el agua y acometer de todaspartes á los nuestros, porque estaban puestos ápunto para hacello, y así, por estar más cercanaaquella guardia de Poniente que las otras, enviaronhasta 300 ó 400 turcos á la vuelta de la dichamezquita, los cuales rompieron el cuerpo de laguardia que allí estaba de los 12 soldados, y ellosescaramuzando se retiraron á la vuelta del fuerte,no aguardando la orden de su Capitán porque lacarga fué muy grande y no pudieron volver comolos habían mandado. Viendo el dicho D. Joan deCastilla que éstos sus soldados volvían las espaldas,salió fuera con el resto de su compañía é hizorostro á los turcos y trabó la escaramuza conellos y mataron algunos de los turcos, y de sussoldados pocos fueron heridos; y viendo los turcosel daño que rescebían, se retiraron á la vueltade su campo, y ansí el dicho Capitán recogió á losdichos sus soldados sin perder ninguno. Allegándoleen esto socorro del fuerte, dieron carga sobrelos enemigos; y viendo esto los turcos, salió todoel campo fuera, á pie y á caballo, por todas partes,{172}con determinación de romper todas las tres guardiasque estaban fuera en campaña, y así ganaroneste día el pozo del agua.
El dicho capitán D. Joan de Castilla, con losotros que le vinieron á socorrer, recibieron lacarga de los enemigos, y escaramuzando valientemente,como se hacía por todos cabos alrededordel fuerte, se retiraron más debajo del artillería, yallí se entretuvieron hasta la noche, matandomuchos turcos, y vinieron á las manos á pica yespada con ellos. Los turcos eran tantos de número,que ganaron el sitio donde estaba el capitánJuan Osorio, el cual se retiraba escaramuzandola vuelta del fuerte, y llegó á socorrelle el capitánD. Jerónimo de Sande con su compañía dearcabuceros; mas tornando á cargar los turcos,ganaron por fuerza el primer sitio del pozo, yviendo D. Alvaro de Sande trabada la escaramuzatan bravamente, que siempre crecían los turcoscon algunos moros que venían con ellos, dió ordená los dos Capitanes que se retirasen á la vueltadel fuerte, y lo mismo puso el capitán Galarza,el cual escaramuzaba en la posta de su guardiasin haberse retirado, porque allende del socorroque le había llegado, el sitio era aparejadopara poderse defender. Entonces se retiraron escaramuzandohacia el fuerte, y así los turcos pusieronsu campo desde aquella guardia hasta laotra de Poniente y ganaron el pozo de Su Excelencia;y luego los turcos arbolaron más de 480 banderetasy gallardetes, y comenzaron á hacer lastrincheras, aunque la mayor parte hallaron hechas,{173}porque los cristianos las hicieron como llegaronen aquel lugar donde se hizo el fuerte parasu defensa y repararse de los moros de la isla, yasí las habían desamparado de la parte que el grancomendador Tigeres, General de las galeras de laReligión, con todos sus Caballeros de San Juan,que eran bien 300 ó 400 y más de 1.000 napolitanosde los bravos, todos arcabuceros, con sus morrionesy plumas, y el resto del campo de los cristianos,parte se había embarcado y parte se retiraronen el fuerte, de modo que no tuvieron tiempode deshacer sus trincheras viejas, y por eso losturcos hallaron esta comodidad y aparejo; y comolas rehicieron, luego á la hora plantaron ochopiezas de artillería gruesas á la parte de la casa deDragut, y comenzaron á batir el castillo, creyendoque echarían á perder toda la munición y vituallas,y la cisterna del agua que eran dentro del castillo;mas el coronel D. Alvaro de Sande hizo cortarlas murallas del castillo y terraplenarlo y puso encimaartillería, con la cual hacían gran daño; maspor aquélla de fuera les fué quitada, porque tiraronmás de 3.000 pelotas de cañón; pero las municionesy vituallas estaban bien guardadas y reparadasy debajo de tierra, tanto que en esto losturcos no hobieron el intento de su desiño ni dela traición que tenían concertada dentro el fuertede quemar la pólvora y atosigar el agua de la cisternay otros tratos, hasta enclavar la artillería,como se hizo, aunque había buena guardia delresto. Todo se descubrió y ahorcaron de los piesmás de 50 hombres.{174}
Viendo los turcos que todos sus desiños les salíanen vano, comenzaron á desmayar y á perderla esperanza que tenían de ganar el fuerte, y elBajá se quiso levantar de sobre él é irse con Dios,y estaba descontento de Dragut porque le habíahecho desembarcar la gente, y los jenízaros estabanmedio amotinados contra él porque matabandellos cada día; y viendo Dragut tan enojado elBajá y á los jenízaros y soldados que estaban malcontentos y se quejaban dél, les dijo que tuviesenbuen ánimo y se sufriesen porque él había hecholas cisternas que estaban en el castillo y sabía biencuánta agua podía caber dentro dellas y cuántotiempo podía durar, y que sin pelear ni dar elasalto ni perder un hombre más, quería tomar elfuerte y prender á los cristianos en menos dequince días, y cuando no, que el gran Turco lehiciese cortar la cabeza.
Con estas palabras y otras tales entretenían alBajá, que en ninguna manera se quería entretenermás allí, porque los cristianos desharían su armada,y estaba á gran peligro; y si como entonces seentendía de los mismos renegados, si 25 ó 30 galerasde cristianos bien en orden parecían, no solamentebastaban á dar socorro al fuerte, mas cobrabantodo lo que se había perdido, con muchahonra, y desto tenía gran temor el Bajá, por tenertoda su gente en tierra, así los soldados como lachusma, y así sus galeras como las que tomaron álos cristianos estaban todas desarmadas, que notenían 50 hombres por galera, y tenían los remosy timones en la mar, temiendo que los esclavos{175}cristianos se alzasen con las galeras, y así los cristianosperdieron en esto una gran ocasión, que álo menos debían parecer y hacer muestra que eranvivos, que tocando solamente una arma en la mar,bastaba para hacer embarcar el Bajá con todos susturcos, sin esperar más, y por lo menos el fuerteera socorrido y quedaba libre, porque los cristianospodían salir fuera á tomar agua y otros refrescos,y á deshacer las trincheras y reparos delos turcos. Allende desto, el Bajá estaba con granrecelo y duda de detenerse allí, y se quería embarcar,porque había entendido que dentro delfuerte los cristianos hacían agua dulce del agua dela mar, sacándola por alambiques, como en efectoera verdad que se hacía, mas no bastaba para darrecaudo á todos los cristianos, y así Dragut deshacíatodas estas cosas diciendo que los españoleseran mañosos y cautelosos, y que daban á entenderque hacían esta agua, mas que no era verdad,ni menos podía ser, y así hacía detener al Bajá,según se entendía dentro del fuerte por vía de unrenegado, el cual venía muchas veces de noche áhablar con D. Alvaro, y le traía avisos de todocuanto se hacía en el campo, y esto también seentendía por pólizas que otros renegados tirabancon las flechas y caían dentro del fuerte, y éstosno osaban venirse á él, dudando de la falta quedespués hobo del agua, que al fin habían de venirá perderse y que á ellos les harían pedazos.
En este medio, viendo los turcos que no les salíanlos ardides que probaban por tierra, acordaronuna noche dar el asalto á las galeras y galeotas{176}de cristianos que estaban cerca del fuerte retiradas,y combatiendo, las hallaron que estabanbien á recaudo, porque tenían muy buena guardiade soldados viejos de todas naciones, y el CoronelD. Alvaro, con los esquifes que estaban en tierra,luego á la hora les envió socorro con el capitánD. Juan de Castilla, y así los turcos se retiraron,con gran daño dentrambas partes de heridos,porque las galeras, cuando les fueron á dar elcombate, se hallaron con las tiendas puestas; mastenían lejos, un tiro de piedra, una cadena de árbolesy entenas para que no se les pudiese llegarbarca ninguna sin que se sintiese, y esto les hizogran provecho.
De ahí á pocos días se fueron cuatro galeotas ála vuelta de Sicilia, con orden de llevar gran partede la gente inútil del fuerte; mas ellas hicieron loque les pareció que era más á su provecho y ganancia:las tres fueron á salvamento; la una vinoá poder de los turcos. Las otras siete galeras quequedaron fueron combatidas otra vez á una horade día, á tiempo que el agua iba menguando,porque allí, entre día y noche, crece y mengua elagua dos veces; y así por la parte de tierra las dieroncombate 3 ó 4.000 turcos y moros, y el restode su campo quedaba en las trincheras, dudandode aquello que podía fácilmente acaecer, como loscapitanes y soldados querían tomallos en medio,que los otros estaban en la mar combatiendo conlas galeras y con el socorro que había salido delfuerte, que ciertamente era una hermosa cosa dever combatir los cristianos con los turcos dentro{177}del agua hasta la cinta, y por habérseles mojadola pólvora dentro de los frascos no se podían aprovecharde los arcabuces, y así peleaban con lasespadas y picas, y fueron muertos y heridos muchosturcos, porque el artillería del fuerte y mosquetesy arcabucería, allende de la que tiraban delas galeras, los tomaba por través y les hacía grandaño, y así se retiraron los turcos con gran pérdida,y de los cristianos hobo pocos heridos, entrelos cuales dieron un arcabuzazo en una pierna alMaestre de campo Miguel de Barahona, porqueél había salido fuera con el socorro, y de ahí ápocos días murió de la herida.
La mañana de Pascua de Espíritu Santo, el coronelD. Alvaro de Sande dió orden al Maestre decampo de los italianos, Hierónimo de Piantanido,milanés, que con los capitanes Galarza y Carlosde Haro, que habían de llevar sus compañías, él tomasehasta cumplimiento de 600
hombres, entreespañoles é italianos, de la mejor gente que tenía,y fuese á acometer las trincheras de los turcos yprocurasen de enclavar la artillería, y que paraeste efecto hallarían en compaña á Estéfano, coronelde los alemanes, y al capitán Olivera consu compañía de españoles, los cuales tenían 400coseletes entre alemanes y españoles, que les haríanespaldas para cuando se hubiesen de retirar,no hallando ocasión para pasar adelante; y conesta orden, los dichos Maese de campo y Capitanessalieron dos horas antes del día y acometieroná los turcos, los cuales estaban en arma, porquehabían sentido el ruido; mas no obstante esto los{178}acometieron, hicieron volver las espaldas y mataronmuchos dellos, entre los cuales fué muerto elAgá de los jenízaros por mano de un alférez españolque se llamaba Nuncibay, que era alférezdel capitán Galarza y un muy valiente soldado, yjamás quiso tomalle por prisionero, sino matalle,y ansí siguiendo la victoria llegaron hasta la artilleríay enclavaron parte della; y viendo los turcosque eran tan pocos los cristianos que les habíanacometido, tornaron á rehacerse y encomenzaroná dalles la carga, de manera que siendo tan poconúmero de soldados, les fué forzado retirarse escaramuzandoy recibiendo la carga de lo mejorque podían, hasta el lugar donde estaba el coronelEstéfano con los 400 coseletes, que para esteefecto aguardaban allí.
Como los turcos vieron aquel cuerpo de guardiaen aquella parte, no osaron pasar adelante, ylos cristianos, no teniendo otra orden, se volvierontodos al fuerte, y al retirarse mataron al capitánCarlos de Haro y al alférez Nuncibay, porquela escaramuza fué muy trabada; y si este día,por lo que se vió, salieran 2.000 infantes, como loscapitanes y soldados lo deseaban y decían públicamente,desbarataban todo el campo de los turcos,y así lo decían ellos mismos, y la jornadafuera acabada; pero D. Alvaro de Sande nuncaquiso ni tuvo por bien de hacello, movido porciertos respetos que á él le parescieron.
Hecha que fué esta facción, los capitanes y todoslos soldados viejos de todas las naciones queallí se hallaron, deseaban cada día ir á combatir{179}con los turcos, teniendo por cierta y segura la victoriacon la ayuda de Dios, y todos pedían estaimpresa; mas D. Alvaro no solamente no quisootorgársela, mas los hizo retirar de tal suerte quejamás consintió en ninguna manera que se saliesefuera á escaramuzar con ellos. Hizo retirar á todala guardia que tenía en el foso y metella dentroel fuerte, dejando guardia ordinaria de día y denoche en el dicho foso y en la gruta donde se sacabaalguna poca de agua, y de esto estaban muydesdeñados y con gran pesar todos, porque encomenzabaná pasarlo mal de sed y enfermabanmuchos y se morían, y los heridos no podían serbien curados, de manera que cada día venían áfaltar y á ser menos, y los turcos se aumentabany se acercaban más al fuerte con sus trincheras,mudando la artillería en más partes; y por hacermás daño dentro el fuerte, como cada hora se hacía,comenzaron á hacer ciertos garitones á modode plataformas, tan altos como los caballeros delfuerte, y aun algo más levantados, donde poníanescopeteros que mataron muchas gentes dentro,porque descubrían á los que estaban en el fuertehasta los pies, y estaban tan cerca que la artilleríano les podía hacer daño.
Entonces los soldados, queriendo hacer por laparte dentro reparos para quitar estos garitonesen la artillería, D. Alvaro les decía que los dejasenhacer, que él los quería que se acercasen más,y así no quiso dar orden de otro recaudo ninguno,tanto que los turcos, poco á poco, fueron ganandohasta dentro el foso donde estaba la gruta del agua{1