Aun suponiendo que Dios no ejecuta esta division, es cierto que con suinteligencia infinita ve todas las partos en que el compuesto esdivisible: estas partes han de ser simples; pues de lo contrario lainteligencia infinita no veria el límite de la divisibilidad. Si seresponde, que este límite no existe, y por consiguiente no puede servisto; replicaré que entonces se ha de admitir un número infinito departes en cada porcion de materia: en tal caso, no hay límite en ladivisibilidad, porque el número de partes es inagotable; pero estenúmero infinito tal como sea, será visto por la inteligencia infinita: ytambien serán conocidas todas estas partes tales como sean. Queda puesla misma dificultad; ó son simples ó compuestas; si son simples, laopinion que combatimos ha venido á parar á los puntos inextensos; sicompuestas, echaremos mano del mismo argumento: serán otra vezdivisibles. Resultará pues un nuevo número infinito en cada una de laspartes del primer número infinito; pero como esta serie de infinidadesserá conocida siempre por la inteligencia infinita, es necesario llegará los puntos simples, ó decir que la inteligencia infinita no conocetodo lo que hay en la materia.
Con replicar que las partes no son actuales, sino posibles, no sedeshace la dificultad. En primer lugar: partes posibles, ya son partesexistentes; pues que si no hay partes reales, hay simplicidad real, ypor consiguiente indivisibilidad. Además, si son posibles, puedenhacerse existentes, si interviene un poder infinito; en tal caso, ¿quéson esas partes? son extensas ó inextensas; volvemos á la mismadificultad.
[163.] Dicen algunos que la cantidad matemática ó el cuerpomatemáticamente considerado, es divisible hasta lo infinito; mas nó loscuerpos naturales, á causa de que en estos, la forma natural exige unacantidad determinada. Esta era una explicacion que se daba en lasescuelas, pero desde luego se echa de ver que se afirman sin bastantefundamento, esas formas naturales que exigen una cierta cantidad, masallá de la cual no se puede hacer la division. Esto no puede constar ni à priori
ni
à posteriori
: nó
à priori
, porque no conocemos laesencia de los cuerpos para decir que hay un punto en el cual terminala divisibilidad, por no consentirla la forma natural; nó
àposteriori
, porque los medios de observacion de que podemos disponer,son demasiado groseros para que podamos alcanzar el último límite de ladivision, y encontramos con una parte que no la consienta.
Además, queen llegando á esta cantidad de la cual no puede pasar la division, noshallamos con una cantidad verdadera, pues tal se la supone; si escantidad, es extensa, luego tiene partes; luego es divisible; luego noparece que haya ninguna forma natural que pueda poner límite á ladivision.
[164.] La distincion entre el cuerpo matemático y el natural no pareceadmisible en lo tocante á la divisibilidad: esta resulta de lanaturaleza de la extension misma, la cual se halla realmente en loscuerpos naturales, como idealmente en el cuerpo matemático. Decir que enel cuerpo natural, las partes no se hallan en acto sino en potencia,puede significar dos cosas; que no están actualmente separadas, ó que noson distintas: el no estar separadas no da ni quita nada para ladivision, pues que esta puede concebirse sin separar las partes; si sequiere significar que estas no son distintas entre sí, en tal caso ladivision es imposible, porque la division no se puede ni siquieraconcebir, cuando no hay cosas distintas.
[165.] Parece que se ha excogitado la mencionada distincion por noverse en la precision de admitir la divisibilidad infinita en loscuerpos naturales. Reflexionando sobre este punto se echa de ver quehabiendo la dificultad con respecto á los cuerpos matemáticos, elmisterio filosófico subsiste por entero. Este misterio se cifra en queno se puede señalar un límite á la division, mientras hay algo extenso;y en que, si para señalar este límite se llega á puntos simples,entonces no hay medio para reconstituir la extension. Por manera que ladificultad surge de la misma naturaleza de las cosas extensas, ya seanconcebidas, ya realizadas; y el órden real no puede menos de resentirsede todos los inconvenientes del ideal. Si con puntos inextensos no sepuede constituir la extension pensada, tampoco se podrá constituir laextension verdadera; y si la extension pensada no es susceptible delímites en su division hasta llegar á puntos simples, lo propio sucederácon la verdadera: naciendo estos inconvenientes de la misma esencia dela extension, son inseparables de ella.
CAPÍTULO XXIII.
LOS PUNTOS INEXTENSOS.
[166.] Contra la existencia de los puntos inextensos militan dosrazones poderosas: primera, el que se los ha de suponer en númeroinfinito, pues no parece posible de otro modo, el llegar á lo simple,partiendo de lo extenso; segunda, que aun suponiéndolos en númeroinfinito, son incapaces de dar por resultado la extension. Estas dosrazones son tan poderosas que hacen excusables todas las cavilaciones ensentido contrario; pues por mas extrañas que parezcan, dejan de serlocuando se las compara con la extrañeza de que con lo simple se haya deformar lo extenso, y que en una porcion cualquiera de materia haya dehaber un número infinito de partes.
[167.] No parece que se pueda llegar á puntos inextensos sino pasandopor una division infinita: lo inextenso es cero en el órden de laextension; y en una progresion geométrica decreciente no se llega ácero, sino continuándola hasta lo infinito. Lo que nos dice el cálculomatemático, nos lo hace sensible la imaginacion. Donde quiera que haydos partes unidas, hay una cara por la cual se tocan, y otra en loexterior que no está en contacto. Separando la interior de la exterior,nos encontramos con dos nuevas caras: una en contacto y otra nó.Continuando la division, nos sucederá siempre lo mismo: luego parallegar á lo inextenso, hemos de pasar por una serie infinita: lo que enotros términos equivale á decir que no llegarémos jamás.
Por manera quepara continuar la division hasta lo infinito nos vemos precisados ásuponer partes infinitas, y por tanto, la existencia de un númeroinfinito actual. Desde el momento que suponemos existente este númeroinfinito, parece que se nos convierte en finito, pues que vemos ya untérmino á la division; y sobre todo vemos números mayores que él.Supongamos que este número infinito de partes se encuentra en unapulgada cúbica: yo digo que hay números mayores que este supuestoinfinito: por ejemplo, el de un pié cúbico que contendrá 1728 veces elllamado infinito contenido en la pulgada cúbica.
Así resulta que la opinion de los puntos inextensos, queriendo evitar ladivision infinita, viene á caer en ella; como sus adversariosproponiéndose huir de los puntos inextensos, parece que al fin llegan áreconocer su existencia. La imaginacion se pierde, y el entendimiento seconfunde.
[168.] La otra dificultad no es menos inextricable: supongamos que hemosllegado á los puntos inextensos,
¿cómo reconstituimos la extension? Loinextenso no tiene dimensiones; luego por mas que se sumen puntosinextensos no formaremos ninguna extension. Imaginémenos que se reunendos puntos: como ni uno ni otro ocupan ningun lugar, tampoco lo llenaránambos juntos. No puede decirse que se compenetren, pues no haypenetracion cuando no hay extension; lo que se debe decir es que siendotodos cero en el órden de la extension, su suma, por grande que sea elnúmero de los sumandos, no llegará á formar nada extenso.
[169.] Aquí ocurre una dificultad: es cierto que una suma de ceros soloda por resultado cero; pero es cosa admitida entre los matemáticos, queciertas expresiones iguales á cero, pueden dar por producto una cantidadfinita, si se las multiplica por otra infinita.
0+0+0+0+Nx0=0; pero si tenemos: (0/M)=0; y multiplicamos la expresionpor (M/0)=infinito resultará (0/M)x(M/0)=(0xM)/(Mx0)=(0/0) que puede serigual á una cantidad finita cualquiera, que expresaremos por A. Así sedemuestra aun con los solos principios del álgebra elementar; y pasandoá la sublime, tenemos (dz/dx)=(0/0)=B; expresando B el coeficientediferencial, que puede ser un valor finito. ¿Estas doctrinas matemáticaspueden servir para explicar la generacion de lo extenso, partiendo depuntos inextensos? creo que nó.
Desde luego salta á los ojos, que no siendo la multiplicacion mas queuna adicion abreviada, si una adicion infinita de ceros, no puede darmas que cero; tampoco podrá resultar otra cosa de la multiplicacion,aunque sea infinito el otro factor. ¿Por qué pues los resultadosmatemáticos nos dicen lo contrario? No es verdad que haya semejantecontradiccion; solo es aparente. En la multiplicacion de lo infinitésimopor lo infinito, se puede obtener por producto una cantidad finita,porque lo infinitésimo no se considera como un verdadero cero, sino comouna cantidad menor que todas las imaginables, pero que todavía es algo.Desde el momento que se faltase á esta condicion, todas las operacionesserian absurdas, pues versarian sobre un puro nada.
¿Diremos por estoque las expresiones (dz/dx)=(0/0) sean tan solo aproximativas? nó;porque expresan la relacion del límite del decremento, de la cual severifica que es igual á B, solo cuando las diferenciales son iguales ácero; pero como el geómetra no considera mas que el límite en sí mismo,salta por todos los intervalos del decremento, y se coloca desde luegoen el punto donde está la verdadera exactitud. ¿Por qué pues se operasobre estas cantidades? porque las operaciones son una especie delenguaje algebráico, que marcan el camino que se ha seguido en loscálculos, y recuerdan el enlace del límite con la cantidad á que serefiere.
[170.] De la unidad, que no es número, resulta el número. ¿Por qué delos puntos sin extension no puede resultar la CAPÍTULO? La disparidad esgrande. En lo inextenso, como tal, no entra mas que la idea negativa dela extension; pero en la unidad, si bien está negado el número, lanegacion no constituye su naturaleza, nadie ha definido jamás á launidad «la negacion del número» y todos definimos lo inextenso «lo queno tiene extension.» La unidad es un ser cualquiera tomado en general,no considerando en él, division; el número es un conjunto de unidades;luego en la idea de número entra la de unidad, de un ser
indiviso
; nosiendo mas el número que la repeticion de esta unidad. Todo número seresuelve en la unidad; por lo mismo que es número, la contiene de unamanera determinada: lo extenso no puede resolverse en lo inextenso, sinoprocediendo hasta lo infinito, ó haciéndose la descomposicion de algunamanera que nosotros no alcanzamos.
CAPÍTULO XXIV.
UNA CONJETURA SOBRE LA NOCION TRASCENDENTAL DE LA EXTENSION.
[171.] Los argumentos que militan tanto en pro como en contra de lospuntos inextensos, y de la infinita divisibilidad de la materia, parecentodos concluyentes: de suerte que el entendimiento como que recelahaberse encontrado con demostraciones contradictorias. Cree descubrirabsurdos en la divisibilidad infinita; absurdos, si le señala límites,absurdos, si niega los puntos inextensos, absurdos, si los admite.Cuando ataca la opinion contraria se siente invencible; pero su fuerzase convierte en profunda debilidad, tan pronto como quiere establecer ydefender la propia. Y sin embargo la razon no puede contradecirse: dosdemostraciones contradictorias serian la contradiccion de la razon mismay equivaldrian á su ruina completa; la contradiccion pues no existe nipuede existir, sino en la apariencia. ¿Pero dónde está el nudo? ¿cómo sedesata? ¿quién puede lisonjearse de conseguirlo? La excesiva confianzaen este punto seria un seguro indicio de que no se comprende el estadode la cuestion: y la vanidad quedaria castigada, resultando convencidade ignorante. Con estas salvedades, permítaseme emitir algunasobservaciones sobre esta cuestion misteriosa.
[172.] Me inclino á creer que en las investigaciones sobre los primeroselementos de la materia, se padece una equivocacion que imposibilitapara llegar al resultado. Se busca si la extension puede resultar depuntos inextensos; y el método que se emplea consiste en imaginarlosaproximados, y ver si con ellos puede llenarse alguna parte del espacio.Esto en mi juicio, equivale á querer que la negacion corresponda á laafirmacion. El punto inextenso nada nos representa determinado, sino lanegacion de la extension; cuando le exigimos pues que junto con otrosocupe el espacio, le exigimos que siendo inextenso sea extenso.
Pareceque hay aquí un juego de la imaginacion que nos hace presuponer laextension, en el mismo acto en que pretendemos asistir á su generacionprimitiva. El espacio, tal como le concebimos, es una verdaderaextension; y segun llevo manifestado, es la idea de la extension entoda su generalidad: fingir pues que lo inextenso ha de llenar elespacio, es exigir á la no extension que se convierta en extension. Esverdad que esto es lo que precisamente se pide, y que por lo mismo aquíestá todo el punto de la dificultad; pero la equivocacion parececonsistir en que esta dificultad se la quiere resolver por el simplemétodo de yuxtaposicion, y que por consiguiente se exige de los puntosinextensos una cosa evidentemente contradictoria.
[173.] Para saber cómo se engendra la extension, seria necesario podersedespojar de todas las representaciones sensibles, de todas las ideas,que mas ó menos estén afectadas por el fenómeno; y poder trasladarse ála contemplacion de la misma realidad con ojo tan simple, con mirada tanpenetrante, como un espíritu puro; seria necesario que todas las ideasgeométricas pudiesen despojarse de las formas fenomenales, ó sea detodas las representaciones de la imaginacion; y ofrecerse alentendimiento depuradas de todo lo que las mezcla con el órden sensible;seria necesario saber hasta qué punto la extension, la continuidad real,está acorde con la fenomenal; esto es, eliminar del objeto percibidotodo lo que tiene relacion con el sujeto que le percibe.
[174.] Ya vimos que en la extension se encontraban dos cosas:multiplicidad y continuidad; tocante á la primera, no se ofrece ningunadificultad en que resulte de los puntos inextensos: con tal que hayavarias unidades, resulta el número, sean aquellas simples ó compuestas.El secreto está en la continuidad, en eso que la intuicion sensible nospresenta tan claro como la base de las representaciones de laimaginacion; y que sin embargo enreda al entendimiento con lazosinextricables. Quizás podria decirse que la continuidad, prescindiendode la representacion sensible y considerada únicamente en el órdentrascendental, esto es en su realidad, tal como puede ofrecerse á unespíritu puro, no es mas que la relacion constante de muchos seres, loscuales son de tal naturaleza que pueden producir en el ser sensitivo elfenómeno que llamamos representacion, y ser percibidos en esa intuicionque es como su recipente y que se llama representacion del espacio.
Con esta hipótesis la extension en el mundo externo es real, no solocomo un principio de causalidad de nuestras impresiones, sino como unobjeto sometido á las relaciones necesarias que nosotros concebimos.
[175.] Pero entonces, se preguntará, ¿el mundo externo es tal comonosotros lo imaginamos? á esto conviene responder observando que conarreglo á lo que se ha dicho al tratar de las sensaciones, es menesterdespojarle de lo que estas tienen de subjetivo, y que por una inocenteilusion, convertimos en objetivo; y que en cuanto á la extension, existeefectivamente fuera de nosotros, independiente de nuestras sensaciones,pero que considerada en sí misma, no tiene nada de lo que estas leatribuyen, sino lo que percibe el entendimiento puro, sin la mezcla deninguna representacion sensible.
[176.] No parece que hay ningun inconveniente en admitir esta teoría,que á un tiempo afirma la realidad del mundo corpóreo y disipa lasdificultades del mas acendrado idealismo. Para presentar en pocaspalabras mi opinion diré: que la extension en sí misma, el universo todoen sí mismo, es tal como Dios lo conoce; y en el conocimiento de Dios nose mezcla ninguna de estas representaciones sensibles de que andasiempre acompañada nuestra flaca percepcion. En tal caso, lo que restade positivo en la extension es la multiplicidad con cierto órdenconstante. La continuidad en sí no es mas que este órden; y en cuantorepresentada sensiblemente en nosotros, es un fenómeno puramentesubjetivo que no afecta á la realidad.
[177.] Hasta se puede señalar una razon por que se nos haya dado laintuicion sensible. Nuestra alma está unida á un cuerpo organizado, esdecir á un conjunto de seres ligados con relacion constante entre sí, ycon los demás cuerpos del universo. Para que la armonía no sequebrantase y el alma que presidia la organizacion pudiese ejercer susfunciones de la manera conveniente, era necesario que tuviese unarepresentacion continua de ese conjunto de relaciones del cuerpo propioy de los extraños. Esta representacion debia ser simultánea, éindependiente de las combinaciones intelectuales; pues que sin esto noera posible el ejercicio de las facultades animales, con la prontitud yperseverancia que exige la satisfaccion de las necesidades de la vida.Por esta razon se habrá dado á todos los seres sensibles, aun á losdestituidos de razon, esa intuicion de la extension ó del espacio, queviene á ser en el viviente como un campo sin límites, donde se retratanlas diferentes partes del universo.
CAPÍTULO XXV.
ARMONÍA DEL ÓRDEN REAL, FENOMENAL, É IDEAL.
[178.] En el mundo externo podemos considerar dos naturalezas: una real,otra fenomenal; la primera es propia, absoluta: la segunda, es relativaal ser que percibe el fenómeno: por la primera, el mundo es
; por lasegunda,
aparece
.
Un ser intelectual puro conoce lo que el mundo
es
; un ser sensibleexperimenta lo que
aparece
. En nosotros mismos podemos notar estadualidad: en cuanto sensibles, experimentamos el fenómeno: en cuantointeligentes, ya que no conozcamos la realidad, nos esforzamos encolumbrarla por medio de raciocinios y conjeturas.
[179.] El mundo externo en su naturaleza real, prescindiendoabsolutamente de la fenomenal, no es una ilusion. Su existencia nos esconocida no solo por los fenómenos, sino tambien por los principios delentendimiento puro, superiores á todo lo individual y contingente.Dichos principios, apoyados un los datos de la experiencia, esto es, enlas sensaciones cuya existencia nos atestigua el sentido íntimo, nosaseguran de que la objetividad de las sensaciones, ó sea la realidad deun mundo externo, es una verdad.
[180.] Esta distincion entre lo esencial y lo accidental, y entre loabsoluto y lo relativo, era conocida en las escuelas. La extension noera considerada como la esencia de los cuerpos, sino como un accidente;las relaciones de los cuerpos con nuestros sentidos, no se fundabaninmediatamente en la esencia, sino en los accidentes. La esencia de loscuerpos, la constituian la materia y la forma substancial unidas: lamateria recibiendo la forma, y la forma actuando la materia. Ni lamateria ni la forma substancial eran inmediatamente perceptibles para elsentido, pues que esta percepcion necesitaba la determinacion de lafigura y otros accidentes, distintos de la esencia del cuerpo.
Así es que distinguian los escolásticos objetos sensibles de tresclases: propio, comun y por accidente: proprium, commune, et peraccidens.
El propio es el que se ofrece inmediatamente al sentido, y noes percibido sino por uno solo: el color, el sonido, el olor, y elsabor. El comun, es el que es percibido por varios sentidos, como lafigura, la cual es objeto de la vista y del tacto. El accidental, ó
peraccidens
, es el que no es percibido directamente por ningun sentido,que está oculto bajo las calidades sensibles, y se nos descubre pormedio de estas: como las substancias. Lo sensible per accidens
, estáenlazado con las calidades sensibles; pero estas no lo ofrecen alentendimiento como una imágen el original, sino como un signo la cosasignificada. De aquí es que á lo sensible per accidens
, no se lesuponian las emisiones de especies para reducir al acto á la facultadsensitiva: era mas bien inteligible que sensible.
[181.] En el universo corpóreo, considerado
en su esencia
, no haynecesidad de suponer nada que sea semejante á la representacionsensible, pero sí es necesario suponer una correspondencia entre elobjeto y la idea; de otro modo seria menester admitir, que las verdadesgeométricas pueden ser desmentidas por la experiencia.
[182.] Aunque la extension no sea mas que un órden de seres de quenosotros no podemos formar perfecto concepto, por no sernos dabledepurar las ideas de toda forma sensible, este órden ha de corresponderá nuestras ideas, y aun á nuestras representaciones sensibles, en cuantoes necesario para comprobar la verdad de las ideas. Es evidente que elórden fenomenal, aunque distinto del real, está sin embargo ligado conél y depende del mismo, por leyes constantes: si suponemos que no hay unparalelismo entre la realidad y el fenómeno, y que en aquella no haytodas las condiciones necesarias para satisfacer las exigencias de este,no habrá ninguna razon porque los fenómenos estén sometidos á leyesconstantes, y no suframos en nuestra experiencia perturbacionescontinuas. No suponiendo una correspondencia fija y constante entre larealidad y la apariencia, el mundo para nosotros se convierte en uncaos; y se nos hace imposible toda experiencia constantemente ordenada.
[183.] Desenvolvamos la observacion que precede. Una de lasproposiciones elementales de la geometría dice: los ángulos opuestos alvértice son iguales. Para demostrar su verdad, necesito la intuicioninterna de dos líneas que se cortan prolongándose por ambos lados; perola proposicion geométrica no se ciñe á ninguna de aquellas intuicionesparticulares, sino que se extiende á todas las imaginables, sin ningunlímite en su número, sin ninguna determinacion en cuanto á la medida delos ángulos, ni á la longitud de las líneas, ni á su posicion en elespacio. Hé aquí la idea pura, abarcando infinitos casos; cuando laintuicion sensible no representa mas que uno solo, si se trata de unmismo tiempo, y varios aisladamente, si se trata de representacionessucesivas. El entendimiento no se limita á afirmar esta relacion entrelas ideas, sino que aplica lo mismo á la realidad, y dice: donde quieraque se realicen las condiciones de este órden ideal, se verificará en elreal lo mismo que estoy viendo en mis ideas; y si estas condiciones nose realizan con toda exactitud, en proporcion de esta se verificará masó menos la relacion expresada: cuanto mas delicadas sean las líneasreales que se corten, cuanto mas se aproximen á la perfeccion en cuantoá ser rectas, tanto mas aproximadamente se verificará la relacion de laigualdad de los ángulos. Este convencimiento se funda en el principio decontradiccion, el cual resultaria falso si la proposicion no severificase; y se halla confirmado por la experiencia, en cuanto estapuede alcanzar de algun modo las condiciones puestas en el órden ideal.
[184.] Ahora bien: en la realidad ¿qué es lo que corresponde á dichaproposicion? una línea existente ó real, será un órden de seres; doslíneas que se corten serán dos órdenes de seres, con una relaciondeterminada; el ángulo será el resultado de esta relacion, ó mejor larelacion misma; y la igualdad del ángulo opuesto será la correspondenciade estas relaciones en razon de igualdad, por la continuacion del mismoórden en otro sentido. Este conjunto de relaciones entre los órdenes delos seres, y la correspondencia de estos órdenes entre sí, será lo quecorresponde en la realidad á la idea geométrica pura, ó bien á la ideaseparada de toda representacion sensible. Con tal que las relaciones dela idea tengan sus objetos correspondientes en las relaciones de larealidad, la geometría existe no solo en el órden ideal sino tambien enel real. Como el fenómeno, ó sea la representacion sensible, estásometido á las mismas condiciones que la idea, habiendo tambien en elórden de los fenómenos ciertas relaciones en la misma razon que en laidea y en el hecho, tendremos acordes la idea, el fenómeno y larealidad, y explicado por qué el órden intelectual se confirma con laexperiencia, y esta á su vez recibe con toda seguridad la direccion deaquel.
[185.] Esta armonía ha de tener una causa; es menester buscar unprincipio donde se pueda encontrar la razon suficiente de ese acuerdoadmirable entre cosas tan distintas: y aquí surgen nuevos problemas quepor una parte abruman el entendimiento y por otra lo ensanchan y lealientan, con el grandioso espectáculo que ofrecen á su vista, y elcampo inmenso que le brindan á recorrer.
CAPÍTULO XXVI.
CARÁCTER DE LAS RELACIONES DEL ÓRDEN REAL CON EL FENOMENAL.
[186.] El acuerdo de la idea, del fenómeno y de la realidad, ¿esnecesario, esto es, fundado en la esencia de las cosas, ó ha sidoestablecido libremente por la voluntad del Criador?
Si el mundo no tuviese mas realidad que la expresada por larepresentacion sensible, si las apariencias contuviesen una copia exactade la esencia íntima de las cosas, seria menester decir que este acuerdoes inalterable, que las cosas no son mas que lo que parecen; y que en elsupuesto que existan, han de ser tales como parecen, y esto por absolutanecesidad; pues que ninguna cosa puede estar en contradiccion con sunocion constitutiva. Lo que ahora es extenso, seria por necesidadextenso; y no podria menos de serlo del
mismo modo
que nos lo parece,y bajo las
mismas condiciones
: la relacion de los cuerpos entre síestaria necesariamente sujeta á las mismas leyes fenomenales: todo loque fuera apartarse de este órden seria una contradiccion, que no cae nibajo el poder de la omnipotencia.
[187.] Los cuerpos se nos presentan en la intuicion sensible conmagnitudes determinadas, y estas en cierta relacion fija, que nosotroscalculamos, comparándola con una extension inmóvil, cual nos figuramosel espacio. Por la magnitud ocupan los cuerpos cierto lugar, tambiendeterminado, aunque mudable con el movimiento. Por la relacion de lasmagnitudes, ocupan mayor ó menor lugar, y se excluyen recíprocamente deuno mismo: esta exclusion la llamamos impenetrabilidad. La cuestion queaquí se ofrece es la siguiente: la determinacion de las magnitudes, y larelacion de ellas con respecto á la ocupacion de lugares, ¿son cosasabsolutamente necesarias de manera que su alteracion envuelvacontradiccion? nó.
[188.] La relacion al lugar, considerando á este como una porcion delespacio puro, no significa nada; pues ya hemos visto que este espacio noes mas que una simple abstraccion de nuestro entendimiento, y que en símismo no tiene ninguna realidad: es nada. Luego la relacion á él, serátambien nada, á causa de que la relacion es nula, cuando falta eltérmino á que se ordena. Luego todas las relaciones de los cuerpos á loslugares, no pueden ser otra cosa que las relaciones de los cuerpos entresí.
[189.] Este es el principal punto de vista en las presentes cuestiones;el entendimiento se confunde, cuando comienza por suponer al espacio unanaturaleza absoluta, con relaciones necesarias con todos los cuerpos.Recuérdese la doctrina de los capítulos (XII, XIII, XIV y XV) donde seexplica cómo se engendra en nosotros la idea del espacio, qué objeto lecorresponde en la realidad y de qué manera; y se echará de ver que esasrelaciones absolutas y esenciales, que creemos descubrir entre loscuerpos y una capacidad
vacía y real
, son ilusiones de nuestraimaginacion, efecto de que no depuramos bastante el órden ideal, de queno le separamos de las impresiones sensibles. En estas cuestiones, no sepuede entender nada, ni aun el sentido de ellas, si no se hace unesfuerzo por lograr esta separacion, en cuanto es posible á nuestranaturaleza. Si esto se consigue, las cuestiones que voy á examinar enlos capítulos siguientes, parecerán muy filosóficas; y su resolucion, sinó verdadera, al menos verosímil; pero si se confunden cosas tandistintas como son el órden intelectual puro, y el sensible, dichascuestiones parecerán absurdas. Es inadmisible el idealismo que destruyeel mundo real; pero no lo es menos el empirismo que aniquila el órdenideal; si no pudiéramos elevarnos sobre las representaciones sensibles,debiéramos renunciar á la filosofía, dejando el pensar, y limitándonos ásentir.
CAPÍTULO XXVII.
SI TODO HA DE ESTAR EN ALGUN LUGAR.
[190.] ¿Es necesario que todo lo que existe esté en algun lugar? hé aquíuna cuestion extraña á primera vista, pero en el fondo muy filosófica.
Ser
, no es lo mismo que
estar
en un lugar; el ser, ya se tomesustantivamente en cuanto significa existir, ya copulativamente encuanto expresa la relacion de un predicado con un sujeto, no envuelve laidea de estar en un lugar. La relacion de un objeto con un lugar, no lees necesaria, pues que no la encontramos en su nocion: es una cosaañadida, ya se la demos nosotros atribuyéndosela con mas ó menosfundamento, ya la tenga en realidad, ó comunicada por otro, ó en cuantose le considera en relacion con otro.
La imaginacion no se figura nada que no esté
situado
; pero elentendimiento puede concebir las cosas sin situacion en ningun lugar.Cuando reflexionamos sobre la esencia de los objetos, ¿los consideramospor ventura con alguna situacion? nó. El acto intelectual va acompañadode las representaciones sensibles, que á veces le auxilian, y otras leembarazan y confunden; pero en todo caso el acto del entendimiento essiempre distinto de ellas.
[191.] ¿Qué razon hay para decir que todo ha de estar en algun lugar?ninguna. La imaginacion no lo alcanza; pero el entendimiento no descubreningun absurdo; antes por el contrario, lo ve muy ajustado á losprincipios de la