saliste
y
en
él
con
justa
causa
me
dejaste.
Cuerdo
en
huir
de
la
tormenta
fuiste:
celebro
tu
prudencia
generosa;
pues
con
ella
los
daños
redimiste.
Despues
de
tu
partida
venturosa
el
mar
se
alborotó
de
tal
manera
que
aun
dura
su
borrasca
lastimosa.
Ya
no
es
la
patria,
no,
segura
esfera,
es
un
errante
piélago
furioso,
sin
viento
brama,
y
sin
razon
se
altera.
Es
un
bajío
eterno
y
peligroso:
ya
murió
la
amistad,
ya
no
hay
amigo:
derribó
el
interés
el
mas
famoso.
Cada
palabra
alcanza
un
enemigo,
todos
buscan
aleves
ocasiones,
y
no
hay
conversacion
sin
un
testigo.
Andan
tiranizadas
ambiciones,
y
son
de
tal
manera
conquistadas
que
se
alcanzan
con
ellas
bendiciones.
Todas
son
Troyas,
pero
no
abrasadas:
todos
son
laberintos
de
codicia,
donde
se
pierden
almas
depravadas.
Las
palabras
se
ostentan
de
malicia:
no
cumplirá
ninguno
la
que
diere,
aunque
sepa
chocar
con
la
justicia.
El
que
dice
verdad,
de
honrado
muere:
quien
no
la
dice
es
noble
caballero,
y
de
su
vida
su
nobleza
infiere.
Llaman
sagaz
y
sabio
al
que
es
fullero,
y
se
tiene
por
gran
sabiduría
lo
falso
introducir
por
verdadero.
Hay
agora
una
grave
compañía
de
unos
tahures
de
mayor
esfera
con
su
mucho
de
fina
hipocresía.
Juegan
galanamente
á
la
primera,
embidando
de
falso
á
los
señores
con
mas
flores
que
da
la
primavera.
Son
diablos
encarnados
y
traidores,
devotos
de
la
madre
Vericinta,
no
siendo,
no,
romanos
senadores.
Con
dos
renglones
de
secreta
tinta
hacen
mas
mal
que
la
langosta
fiera:
hidra
que
tala
cuanto
el
Mayo
pinta.
Son
ya
ministros
de
mayor
esfera,
y
pretenden
con
brazo
poderoso
violar
la
paz
que
la
razon
venera.
Andan
á
paso
lento
y
perezoso,
y
quieren
adquirir
á
costa
ajena
del
santo
honor
el
trono
misterioso.
La
enemiga
cruel
que
te
dió
pena
Medea
de
tus
años
se
ha
trocado,
siendo
del
Tajo
superior
sirena.
Amigo,
si
por
otro
te
ha
dejado
no
te
admires,
que
á
muchos
ha
querido
por
roballes
los
bienes
que
han
ganado.
Estima
este
rigor,
ama
este
olvido,
que
yo
por
lo
importante
del
secreto
te
guardo
lo
mejor