Historia de los Judíos en España desde los Tiempos de su Establecimiento hasta Principios del Prsesente Siglo by Adolfo de Castro - HTML preview

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igual

parece.

Mas,

cuando

con

sus

rayos

resplandece,

Dando

lustre

al

matiz

de

los

colores,

Por mas que apure el Sol sus resplandores,

Quien

negro

anocheció,

negro

amanece.

Bien

podria

admitir

la

color

verde

Con

varios

accidentes

de

alegría

A

la

negra

color

que

mi

alma

viste.

Mas quien de la esperanza el verdor pierde,

Aunque

pase

la

noche

y

vuelva

el

dia

Triste amanece, si anochece triste.

CANCION

de

un

náufrago

al

mar.

Enemigo

que

herido

del

Bóreas

rigoroso,

leon

rugiente

levantando

el

bramido,

no

has

podido

templar

mi

pena

ardiente,

porque

de

mi

amor

ciego

con

ser

tanta

tu

nieve

es

mas

el

fuego.

Tu

saña

fugitiva

mayor

venganza

toma

en

perdonarme;

pues

mi

tormenta

aviva

¡qué

pesar!

no

acabando

de

matarme

con

las

ondas

de

hielo,

que

á

la

tierra

me

arrojas

desde

el

cielo.

¿Por

qué

de

tus

cristales

me

dejas

salir

vivo,

si

procuro

en

tan

continuos

males

ser

de

tu

nieve

infausto

Palinuro,

y

no

en

pena

crecida

morir

á

manos

de

mi

propia

vida?

¿Por

qué

del

fuego

mio

no

apagas

el

incendio

rigoroso?

¿Por

qué

en

tu

centro

frio

á

mi

pena

no

das

sepulcro

undoso?

Mas

¡ay

tormento

airado!

que

aun

la

muerte

desprecia

al

desdichado!

Lloro

á

la

muerte

ansioso,

al

fuego

me

lamento

sin

sentido,

gimo

al

aire

celoso,

al

mar

me

quejo,

al

cielo

favor

pido,

y

no

me

dan

consuelo

la tierra, el aire, el fuego, el mar, ni el cielo.

¡Ay

prenda

de

mis

ojos!

¡ay

soberana

luz!

¡ay

Sol

querida!

¿qué

atrevidos

arrojos

han

dejado

mi

vida

sin

tu

vida?

si

somos

en

tal

calma,

un amor, un aliento, un ser, un alma.

Tambien publicó en aquel tiempo Miguel Silveyra su poema El Macabeo; iaunque era hombre doctisimo, su obra por lo hinchado i babilónico delestilo es ininteligible i justamente despreciada.

Daniel Israel Lopez Laguna, poeta tambien judío, publicó en 1720 como sedijo en el libro 3.º una obrita en verso intitulada Espejo fiel devidas, la cual no es otra cosa que una traduccion de los salmos delprofeta.

Grande es el número de los judíos españoles que escribieron obrasjurídicas, filosóficas, morales, matemáticas i medicinales, i á mastraducciones i glosas del Viejo Testamento.

Entre los médicos insignes que profesaban la religion judáica fué muicelebrado en el siglo XVI Juan Rodrigo, natural de Castel Blanco, elcual temeroso de la Inquisicion huyó á tierra de libertad, donde publicómuchas con el nombre unas veces de Amato Lusitano i otras de JuanRodriguez de Castel Blanco. Sus escritos eran dirigidos á dar consejospara conservar ó restituir la salud al cuerpo humano.

En aquel mismo tiempo vivia Cristóbal Acosta, nacido en Africa é hijo dejudíos espulsos de España[89], el cual despues de haber peregrinadomuchos años por Asia, vino á la Península á cristianarse i se hizovecino de la ciudad de Burgos. En ella publicó su obra intitulada Tratado de las drogas i medicinas de las Indias orientales con susplantas debujadas al vivo por Cristóval Acosta, médico i cirujano quelas vió ocularmente. Un tomo en 4.º 1578.

Quien primero escribió la historia medicinal de las Indias orientalesfué el doctor portugués llamado García de Orta: el cual la dió á laestampa en Goa, con el título de Coloquios dos simples, drogas é cousasmedicinais da India[90].

Esta obra, aunque tiene muchos grados de purisimo mérito, no solo porser la primera en su clase, sino por haber salido de la pluma de un tansabio varon como García de Orta, tambien está afeada por muchos i muigraves errores. Véase de la suerte que habla de estos coloquios GasparAcosta en el prólogo de su tratado de las drogas i medicinas de lasIndias orientales.

«Así como su obra trata de diversas medicinas i plantas i otras cosaspertenecientes á la salud humana, así tambien trata de otras que soninútiles i sin algun provecho para ella, siéndole forzoso tratallas porseguir el estilo de diálogos, dó los que hablan suelen divertirse iderramarse fuera de lo que toca á su principal propósito, no se dejandode hallar á cada paso muchos errores, que, aunque la buena fama iautoridad del autor nos persuadan no ser suyos, sino del descuido de losimpresores que en aquella ciudad de Goa, donde él escribió, no sehallan tan limados como por estas partes, no dejan de causar molestia idar enfado al que los lee. No faltó tambien otra perfeccion sustancial ála obra que son las pinturas i dibujos de las plantas de que trata, queocupado el Dr.

Orta en otras cosas mas graves, i que mas debianimportarle, dejó de ingerirlas en ellas. Paresciéndome á mí que en estanuestra nacion seria aquel libro de grande provecho, si se diese noticiade las cosas buenas que en él hai, mostrándose con sus ejemplos ifiguras para mejor conocerlas, i que esto no lo podria hacer, sino quienocularmente con sus mismos ojos las hubiese visto i esperimentado,celoso del bien desta tierra con la caridad que á mis prójimos debo,deliberé tomar este trabajo i debujar al vivo cada planta, sacada deraiz, á vueltas de otras muchas cosas que yo ví.»

De forma que si García de Orta merece grande alabanza por ser el primeroque dió á conocer en lengua vulgar la historia medicinal de lasdilatadas Indias orientales, no menor merece Gaspar de Acosta así porhaberla aumentado i corregido como por haber representado en brevesdibujos la mayor parte de las plantas, cuyas virtudes i escelencias iprovechos para la salud humana declaraba en el discurso de su tratado.

El licenciado Juan de Costa, catedrático en la universidad de Salamanca,decia: «que despues de cotejar detenidamente una i otra obra, vino enconocimiento de que Orta solo dibujó las primeras líneas, y que Acostapuso las vivas colores; pues puso en perfeccion lo que él habiacomenzado

El mismo licenciado, amigo del autor, dice tambien que la obra deAcosta, «no fué criada como otra en los descansos de sus naturalezas ipatrias, sino en la dureza de tristes cautiverios, cual él los padecióen la Africa, en la Asia i en la China. Allí probó i esperimentó con eltrabajo que se puede pensar todo lo que escribe de plantas i drogas.»

Además de sus observaciones i de haber consultado con cuantos autoresgriegos, latinos i árabes trataron de la materia, comunicó sobre ella ensu peregrinacion por las Indias con los mejores i mas celebrados médicosde aquella edad arábigos, persas, turcos, bracmanes, chinos, malayos iotros de otras naciones.

Así pudo escribir con tanto acierto su obra, i llamarla un verdaderotrasunto i retrato de muchas plantas medicinales, no conocidas, nivistas por ninguno de los antiguos que en esta materia escribieron.

Cuando dió Acosta este tratado á la estampa, se ocupaba en componer otromayor i mas copioso para hablar á la larga de las mas de las yerbas,plantas, frutos, aves i animales, así terrestres como acuáticos quehabia en las Indias orientales, no dibujados aun en aquella edad, i delos cuales mui poco había hasta entonces escrito por médicos ifilósofos. Pero con grave dolor de los curiosos, ó no terminó Acosta suobra porque la muerte le atajó los pasos, ó si le dió dichoso fin, aunno ha sido encontrada.

La obra de Cristóbal de Acosta fué luego traducida en lengua italianacon el título de Noticia de las drogas de la India, i publicada enVenecia el año de 1585. Tambien fué traducida en lengua francesa porAntonio Collin.

I no solamente frecuentaron los judíos españoles la medicina con tantoprovecho de los mortales, sino tambien trabajaron en el estudio de lahistoria. Uno de ellos fué Pedro Teixeira, el cual publicó una obra coneste título: Pedro Teixeira: De el orígen, descendencia y sucesión delos reyes de Persia, y Harmuz, y de un viaje hecho por el mismo autordende la India oriental hasta Italia por tierra. (Amberes, 1610. )[91]

Las noticias mejores de la historia de Persia se encuentran en estaobra: la cual está fundada en MSS. persas, i especialmente en lasnarraciones del cronista Tarik Mirkond.

Teixeira fué quizás el único autor que puso los nombres estranjeros enla lengua castellana, tales como se escribian i pronunciaban: cosa quetodos los historiadores españoles jamás hicieron. De esta suerte fundasu modo de pensar en esta materia.

«Los nombres propios ahora sean dehombres ó de lugares, ahora de cualquiera otra cosa te parecerán ásperosy de dura pronunciacion, y bien pudiera yo acomodarlos á nuestro vulgaridioma, mas tuve por mejor ponerlos en su propia voz por la confusionque la mudanza de ellos suele comunmente causar; que si los queescribieron ó tradujeron historias, guardaran la regla de nombrarsiempre las personas y tierras con sus mismos términos y, voces, sinmudarlos, no hubiera en la leccion de ellos tanta confusion.»

Pero dejando en este lugar las noticias de los insignes escritoresjudíos, razon es ya que volvamos los ojos á examinar una cuestion que noha tratado ninguno de los que dedicaron sus entendimientos á narrar loshechos del Santo Oficio. La Inquisicion fué establecida para desarraigarel judaismo en España; pero el judaismo se mantuvo en ella hasta que laInquisicion fué abolida. Esta observacion no hecha hasta ahora porescritor alguno, necesita de grandes pruebas, i esas van á serpresentadas en este lugar para desengaño de muchos que aun creen ver enel bárbaro tribunal el propugnáculo de la Fe Católica, no habiendo sidomas que un alcázar del fanatismo, un sustentador de los errores i unbrazo sin fuerzas para desterrarlos. A los 40 años de establecida laInquisicion en Sevilla, pasaban de cuatro mil los quemados en solo aquelarzobispado, i de cien mil los reconciliados i espatriados en solaAndalucía[92].

Entonces viéronse cerradas mas de cinco mil casas, cuyoshabitantes bien con el fuego, bien con la confiscacion de haciendas,bien precisándolos con el miedo á huir á lejanas tierras fueronesterminados por la furia del Santo Oficio. A estos destrozosocasionados por el tribunal de Sevilla, júntense los que causarian losdemás de España. En Toledo en solo un auto fueron reducidas á cenizas,el año de 1501, sesenta i siete mujeres por judaizantes.

Referir aquí menudamente los autos de fe hechos por la farisáicaInquisicion contra los judíos en los siglos XVI, XVII i XVIII no es mipropósito, porque á mas de lo dificultoso de la empresa vendria á caeren prolijidad, i así solo me contentaré con citar aquellos en quesalieron á recibir la muerte algunas personas principales, ó algunas quedesafiando las iras del tribunal persistian al morir en su lei.

En la relacion del auto de fe celebrado en Méjico el año de 1549, selee lo siguiente al tratarse de la ejecucion de varios reos judaizantes:«Fueron relajados para el brasero en persona trece, con quienes se usóla piedad de darles garrote antes de ser quemados: menos en TomásTrebiño de Sobremonte por su insolente rebeldía y diabólica furia, conque aun habiéndole dado á sentir en las barbas, antes de ponerle en elcadalso, el fuego que le esperaba, prorrumpió en execrables blasfemias,y atraia con los pies á sí los leños de la hoguera, en la cual tambienardieron cuarenta y siete osamentas con sus estatuas, y de los fugitivosdiez.»

El licenciado Juan Paez de Valenzuela, autor de la relacion del autogeneral de fe celebrado en la ciudad de Córdoba el año de 1625, alhablar de Manuel Lopez que salió á ser relajado en persona, dice: «Sibien con afecto particular se hicieron todos los medios posibles parareducirlo al conocimiento de la verdad, ningunos lo fueron.

Ypreguntándole si acababa de tomar resolucion para salir de supertinacia, respondió que él iba por el camino de la verdad, y que todoslos demás iban errados, y que él pretendia la salvacion de su alma: lacual tenia cierta en aquella ley. Y habiéndose tenido con él muchasaudiencias con junta de muchos consultores y calificadores muy doctos deeste Santo Oficio, procurándolo sacar de sus errores y que conociese laverdad, siempre habia estado pertinaz, protervo y obstinado, diciendoque la ley que él seguia era la verdadera que se habia de guardar.Estando siempre en su dureza y obstinacion, fué sentenciado á relajar enpersona y entregado al brazo de la justicia Real para quemarlo vivo.Serian ya las nueve de la noche cuando la justicia Real tenia prevenidoel verdugo, alguaciles, ministros, pregoneros y cabalgaduras en quesubieron á los relajados y los llevaron fuera de la ciudad á un sitiodiputado para quemadero que llaman el Marrubial, campo raso en queestá un rollo de piedra mármol, junto del cual habia puestos cincomaderos y en el uno puesta una argolla, y prevenida mucha cantidad deleña. En llegando, dieron primeramente garrote á las tres mujeres y aldicho Antonio Lopez; y acabados de ahogar, echaron leña y pegaron fuegoen la cual fueron arrojando una á una las estatuas relajadas en nombrede sus dueños representados en ellas. Hecho esto pusieron en el palo delargolla al dicho Manuel Lopez, pertinaz; y vivo le comenzaron á darfuego, habiendo antes de encenderlo en la parte que estaba, todos losreligiosos que con él y los demás habian ido, domínicos, franciscos,carmelitas, trinitarios y de la compañía de Jesus, hecho notablesdiligencias afectuosamente procurando su conversion (y no siendoposible, ni habiendo aprovechado para ella los ruegos y lágrimas de susquemados padres que con demostraciones al parecer verdaderas, una ymuchas veces este dia lo habian pretendido), encendieron mas el fuego,sin que hiciese demostracion de sentimiento.

Tal era la privacion en queel demonio le tenia apoderado de su cuerpo y alma; y tal su obstinacion,terquedad y dureza: bien que el fuego embravecido de ella se apoderó desu cuerpo, de manera que sin perder su furia, á él y á los demás dejóhechos cenizas, siendo la gente que habia salido á ver este lastimosoespectáculo tanta, que con ser campo espacioso el sitio, ni coches, nicaballos, ni personas se podian mover. Y es mucho de notar para laconfusion de estos y de los demás judíos, que habiendo un religiosofrancisco antes de entrarle la cabeza en la argolla propuesto algunasrazones eficaces para que conociese á Jesucristo Ntro. Sr. y saliese desu error, le respondió estas palabras: Reniego de Dios, que primero mellevará el diablo, que confiese á Jesucristo

Esto sacaban los inquisidores por fruto de los bárbaros castigos hechosen las personas de judaizantes, i de las pretensiones de convertirlos ála religion cristiana en el punto en que por no guardarla iban á serreducidos á cenizas. Por donde se ve que los jueces del Santo Oficiovencieron en crueldad á los gentiles de los tiempos de Neron; porqueestos jamas exigian de los cristianos que mataban, su conversion alpaganismo en la hora de la muerte.

Don José de Pellicer en sus Avisos de 2 de Agosto de 1644, dice:—«LaInquisicion hizo auto en Valladolid, i entre los castigados fué uno donFrancisco de Vera, hijo de don Lope de Vera, caballero de San Clemente imui emparentado, á quien su mismo hermano acusó: ha estado preso seisaños. Quemáronlo vivo por negar la venida del Mesías i otros artículosde la fe, siendo así que por ningun lado dejaba de ser cristiano viejo.Interpretaba á su modo la Biblia, i no fué posible que se convirtiese ial fin murió impenitente i obstinado en la lei de Moisés.» I en losavisos de 9 de Agosto del mismo año, se lee tambien: «Dicen muchas cosasde aquel desventurado que se dejó quemar vivo por judaizante en el autode Valladolid, i que se puso por nombre Júdas el creyente

I no faltaban reos que desafiasen con valor las iras de sus jueces, ique de todo punto los despreciasen, riéndose de ellos, i mofándose detodas las ceremonias que se hacian en los autos de fe. En la relaciondel celebrado en Méjico el año de 1659 se lee:

«Francisco Lopez deAponte, ateista contumacisimo i maliciosisimo, estuvo en el tablado

queparecia

un

demonio

arrojando

centellas

por

los

ojos,

i

manifestandoanticipadamente en su aspecto, su eterna condenacion. Cuando lellevaron desde la media naranja ó gradería al centro del teatro para queoyese su sentencia, estuvo haciendo piernas, i debiendo durante lalectura permanecer en pie sobre la tarima, á poco rato se sentó en ella.Despues que volvió á la media naranja, dijo mofándose á los confesoresque asistian á los demás relajados (porque este infernal hombre no quisoadmitir ninguno, i se estuvo solo): ¿Qué tal os parece, padres? ¿No hehecho bien mi papel? »

I no solo se burlaban los judíos de aquellos verdugos de corona isotana, sino que se hacian señas unos á otros para mantenerse firmes ensu lei, i sufrir con valor la muerte, i martirio que les erandestinados. En la citada relacion se dice: «Diego Diaz totalmente sedeclaró judío en el tablado, i así con los dos reos Aponte i Botello seestaban haciendo señas como animándose para morir en su caduca lei; ireprendido por uno de los religiosos que le asistian, respondió: Pues,padre, ¿no es bien que nos exhortemos á morir por Dios? I como lereplicase que siendo judío no moria por Dios sino en desgracia suya iofendiéndole, se endureció del todo sin querer tener como antes la santacruz en la mano.»

Esto hacian ya que les era impedido comunicarse de otro modo, porquecomo los inquisidores vencian en crueldad á Diocleciano, á Neron, i álos demás emperadores que fueron azote del cristianismo, no dejaban álos reos verse mas que en la hora del suplicio, i hablarse en ninguntiempo. Los tiranos de Roma no impedian á los mártires comunicar entresí, ya en las cárceles, ya en el instante de caminar ó recibir lamuerte; pero aquellos eran emperadores i gentiles, i estos eran juecesdel Santo Oficio de la Inquisicion, i teólogos. Ni aun los maridossabian la prision de sus esposas sino en la hora del auto de fe; ientonces solo podian darse unos á otros el último á Dios con los ojos;porque con las palabras les era vedado por aquellos monstruos decrueldad indignos de ser llamados hombres, cuanto mas sacerdotes: poraquellos monstruos mas feroces que los caribes: por aquellos que nosiguiendo á la letra el Evangelio porque no lo entendian, escudados contestos teológicos que interpretaban á su placer, tenian ahogados en loscorazones todo sentimiento de humanidad; i eran mas dignos de pertenecerá la clase de las fieras que á la de hombres; i aun estoi por decir queno á todas; porque el leon es animal noble, i en ellos no habia mas queel deseo de beber sangre humana, i la feroz bestialidad de los tigres ide las hienas.

En la relacion citada del auto de fe hecho en Méjico el año de 1659 selee: «Francisco Botello se hubo tan descaradamente en el tablado, quediciéndole uno de los confesores que pretendió convencerle del judaismoque mirase como verdaderamente era judío, pues su mujer estaba allítambien penitenciada por ello, levantó los ojos para verla, con tangrande alegría i alborozo, como si fuera el dia de mayor contento paraél que en su vida hubiese tenido, é hizo mucha diligencia para hablarla;pero no lo consiguió porque le descendieron dos gradas mas abajo.»

¡Cuántos judaizantes no sufrian entonces con el mayor esfuerzo lahorrible muerte que les era destinada por los inquisidores! En eltercero de los cuatro autos de fe celebrados en Mallorca en 1691, en loscuales fueron entregados al fuego, despues de ahogados, treinta i cuatroreos, tres fueron quemados vivos por judíos impenitentes, i llamábanse Rafael Valls, Rafael Terongí, i Catalina Terongí. «Al ver estos decerca la llama (dice el autor de la relacion) comenzaron á mostrar furorforcejando á toda rabia por desprenderse de la argolla, lo que al finconsiguió el Terongí, aunque ya sin poderse tener, i cayó de lado sobreel fuego. La Catalina al lamerla las llamas gritó repetidas veces que lasacaran de allí aunque siempre pertinaz en no invocar á Jesus.

Valls alllegarle la llama se defendió, se cubrió i forcejó como pudo hasta queno pudo mas. Estaba gordo, i encendióse en lo interior de manera que auncuando no llegaban las llamas, ardian sus carnes como un tizon, irebentando por medio se le cayeron las entrañas[93].»

I no solo sufrieron con estraordinario valor los desdichados judaizantesla espantosisima muerte que les era destinada por los caribes que sedecian sacerdotes de Dios, sino que muchas veces se arrojaban á lahoguera para pasar mas presto á mejor vida. José del Olmo en la Relaciondel auto general de fe, celebrado en Madrid en 30

de Junio de 1680, poneestas palabras, viendo que algunos reos se tiraron á las llamas, iconociendo cuan mal habia salido la cuenta á la Inquisicion, ó por lomenos á la religion cristiana, con la crueldad de los jueces del SantoOficio: «Puede ser que hiciese reparo algun incauto en que tal ó cual searrojase en el fuego, como si fuera lo mismo el verdadero valor que labrutalidad necia de un culpable desperdicio de la vida á que se sigue lacondenacion eterna.» I conociendo Olmo que aquellos que morian tanheróicamente eran tenidos por mártires, dice estas razones para prevenirlos argumentos de los judíos: «Los mártires no los hace la muerte, sinola causa, i muchas veces suele remedar el error las hazañas de laverdad.»

Sin embargo de lo que escribió el fanático Olmo para dar gusto á losseñores de la Inquisicion, yo siempre recuerdo al ver la constancia delos judíos españoles en no abandonar su lei á pesar de las iras delSanto Oficio, i en morir valerosamente cuando eran descubiertos icastigados, lo que en el siglo IV de la iglesia escribia Lucífero,obispo de Caller, al Emperador Constancio en nombre de todos los demáscristianos perseguidos.

«En hora buena que nos combatan de órden tuya encrespadas olas yviolentos torbellinos. Nosotros permanecerémos cada vez masinmobles, y lejos de zozobrar en la borrasca tomarémos mas alientoal paso que sean mayores los peligros que nos cerquen; pues elcristiano no cede fácilmente á la maldad, degradándose con elabatimiento que la acompaña, antes bien descubre mas su grandeza dealma cuanto mas se empeñan los tiranos en envilecerle. Crece lapersecucion; pero tambien crece, oh Emperador, la gloria de lossoldados de Jesucristo; i lejos de que los tormentos nos retraigande la palestra, hacen que volemos mas ligeros á ella. Que esto seaverdad lo confesarás tú mismo, cuando nos veas presentarnos, idefender la fe con igual denuedo en todo el imperio sin que tusdetestables halagos nos engañen, ni tus amenazas nos aterren; i sinque nos venza la crueldad de los tormentos, hallándonosfortalecidos por aquel Señor que nos prometió estar con nosotroshasta la consumacion de los siglos.

Seguirémos, pues, adelante hasta que destruyas nuestro cuerpo, asícomo hemos seguido hasta ahora, cubiertos con el escudo deJesucristo, revestidos con la cota de malla de