Lógica by Dr. Andres Piquer - HTML preview

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Redúcese, pues, á ingenio todo el arte de Lulio;pero el juicio no halla de que poderse aprovechar. Este mismo conceptohacen de Lulio muy grandes Escritores, y en especial GASENDO, yMURATORI; pero si á alguno de mis Lectores le parece áspera la censura,ruego que vea las Obras de Lulio, y que medite sobre lo que llevo dicho,que creo se convencerá.

[74] En las escuelas se tratan muchas qüestiones en que se aguza elingenio, y no se perficiona el juicio.

La gran qüestion de la

transcendencia del ente

, la del

ente de razon

, la del

objeto formalde la Lógica

, la de la

distincion escótica

, y otras semejantes, sonpuramente ingeniosas, interminables y vanísimas. El juicio nada tieneque hacer en ellas, porque no hay esperanza de hallar la verdad, y unavez hallada, aprovecharia muy poco.

Yo nunca alabaré que se haga perderel tiempo á la juventud, entreteniéndola en tales averiguaciones, queaunque son ingeniosas, pero son inútiles. Convengo yo en que alguna vezá los jóvenes se han de proponer qüestiones con que exerciten elingenio; pero si esto puede hacerse de modo que se aguce el ingenio, yse perficione el juicio, será mucho mejor; y no hay duda que puedeentretenerse la juventud en algunas disputas en que se consigan ambascosas. El P. MABILLON fué varon docto y juicioso, y en sus

EstudiosMonásticos

aconseja, que se eviten semejantes qüestiones, porque nosolamente son inútiles, sino que obscurecen la verdad. Y es de notar,que el habituar los jóvenes á estas qüestiones suele ocasionar algundaño: porque los hace demasiadamente especulativos, y á veces tantercos, que el hábito que contrahen en ellas, le conservan en otrosasuntos; y como el amor propio no cesa de incitarlos á su elevacion, poreso nunca se rinden, antes estas qüestiones especulativas los hacenvanos y porfiados. Demas de esto siempre he juzgado que el tiempo esalhaja muy preciosa, y que siendo tanto lo que sólidamente puedeaprenderse, es cosa ridícula emplearlo en cosas vanas, en queresplandece el ingenio, y no el provecho[a], ni la enseñanza. Algunossuelen celebrar con alabanzas extraordinarias la carroza de marfil quehizo Mirmecidas con quatro caballos y el gobernador de ellos, tanpequeña, que la cubrian las alas de una mosca; las hormigas deCalicrates, cuyos miembros no distinguian sino, los de perspicacísimavista, y otras cosas maravillosas por su pequeñez[b]. Mas yo acostumbromedir las alabanzas de estas cosas por el provecho que puede sacarse deellas; y así me parece muy fundado en razon lo que dice ELIANO

hablandode esto, es á saber, que ningun hombre sabio puede alabar tales obras,porque no aprovechan para otra cosa, que para hacer perder vanamente eltiempo[c]. Es verdad que en ellas resplandece la destreza, y ingenio delArtífice; pero yo nunca alabo solamente á un hombre por su ingenio, porgrande que sea, sino por su juicio.

[Nota a:

Nisi utile est quod facimus, stulta est gloria

. Phedr.

lib.3 fabul. 17.

]

[Nota b: Feyjoó

t. 7. disc. I. p. 1. 2. &c.

]

[Nota c:

Non aliud reverà sunt, quàm vana temporis jactura.

Aelian.

lib. I. Var. hist. cap. 17.

]

[75] Por lo general ninguno hace mayor ostentacion del ingenio, y conmenos provecho que los Poetas, en especial los de estos tiempos. CICERONobservó muy bien, que no hay ningun Poeta á quien no parezcan suspoesías mejores que qualesquiera otras; y si hubiera vivido en nuestrostiempos, hubiera confirmado con la experiencia la verdad de suobservacion. A los Poetas se les debe la gloria de haber sido losprimeros que trataron las Ciencias con método. Pero ya en lo antiguosucedia lo mismo que ahora, pues en aquel tiempo habia muy pocos Poetasbuenos[a], y muchos malísimos. Piensan algunos, que para ser buen Poetano es menester mas que hacer versos, y darles cadencia; y la mayor partede los que juzgan, solamente se contentan del sonido y tal qual agudezade ingenio. Y se ha de tener por cierto, que para ser buen Poeta esmenester ser buen Filósofo. No entiendo por Filósofo al que sabe laFilosofía en el modo que se enseña en las Escuelas, sino al que saberazonar con fundamento en todos los asuntos que pueden tocar á laFilosofía. Así será necesario que el Poeta sepa bien la Filosofía Moral,y sin ella nada puede hacer que sea loable, porque no habrá excitar losafectos, ni animar las pasiones, que es una de las cosas principales dela Poesía. Muchos de nuestros Poetas, y algunos de los antiguos supieronmuy bien excitar al amor profano; pero en esto mostraron su poco juicio,porque nunca puede ser juicioso el Poeta que excite los afectos paraseguir el vicio, antes debe ser su instituto animar á la virtud; y nohay que dudar, que si los Poetas supieran hacerlo, tal vez loconseguirian mejor que algunos Oradores, porque los hombres se inclinanmas á lo bueno, si se les propone con deleyte, y esto hace la Poesíahalagando el oido. Ha de saber el Poeta la Política, la Económica, laHistoria sagrada y profana. Ha de saber evitar la frialdad en lasagudezas: ha de ser entendido en las lenguas: ha de saber las reglas dela Fábula y de la invencion. Ha de conocer la fuerza de las Figuras, yen especial de las Traslaciones. Ha de hablar con pureza y sinafectacion: y en fin ha de tener presentes las máxîmas que proponeARISTÓTELES en su

Poética

, y saber poner en práctica los preceptos quehan usado los mejores Poetas. Pero hoy vemos que todo el arte se reduceá equívocos frios, á frases, afectadas, á pensamientos ingeniosos, sinenseñanza ni doctrina; y aun hay Poetas celebrados, que no observanninguna de las reglas que propone HORACIO

en su

Arte Poética

, y noadquieren el nombre sino por la poca advertencia de los que lo juzgan, yporque ellos mismos dicen que son excelentes Poetas[b]. Descendiera enesto mas á lo particular, si no temiera conciliarme la enemistad demuchos alabadores de los Poetas recientes.

[Nota a:

Verè mihi hoc videor esse dicturus, ex omnibus iis, qui inharum artium studiis liberalissimis sint doctrinisque versati, minimamcopiam Poetarum egregiorum extitisse.

Cic.

de Orat. lib. I. pag.255.

]

[Nota b:

Nunc satis est dixisse: Ego mira poemata pango

. Hor.

Art.

Poet. v. 416

.]

[76] Siendo, pues, cierto, que el juicio ha de gobernar al ingenio paraque este aproveche, será necesario saber, que los que profesan las Artesy Ciencias no deben tener otro fin, que aprender, ó enseñar la verdad yel bien, y que toda la fuerza del ingenio ha de ponerse en descubrirestas cosas, y esclarecerlas para evitar el error y la ignorancia. Bienpuede el ingenio buscar á veces lo deleytable, pero ha de ser con lasreglas que prescribe el juicio, y haciéndolo servir solamente para quecon mayor facilidad se alcance lo verdadero, y se abrace lo bueno. Segunestos principios, han de desecharse todas las obras de ingenio quedeleytan y no enseñan, y que ponen toda su fuerza en agudezasuperficial, que no dura sino el tiempo que se leen, ú oyen[a].

[Nota a:

Nihil est infelicius, quàm in eo in quo minimum proficias,plurimum laborare

. Menk.

Charl. p. 224.

]

[77] La memoria si no está junta con buen juicio es de poca estimacion,porque importa poco saber muchas cosas si no se sabe hacer buen uso deellas. El vulgo está engañadísimo creyendo que son grandes hombres losque tienen gran memoria: y de ordinario para significar la excelentesabiduría de alguno, dice que tiene una memoria felicísima. A la verdadquando á un juicio recto se junta una memoria grande, puede ser muyutil, y creo yo que necesita el juicio del socorro de la memoria paravalerse de las especies que tiene reservadas; pero no hay que dudar, quepor sí sola merece poca estimacion. Admirablemente dixo SAAVEDRA en suRepública Literaria: Muchos buscaban el eléboro, y la nacardina parahacerse memoriosos, con evidente peligro del juicio; poco me pareció quetenian los que le aventuraban por la memoria, porque si bien es depósitode las Ciencias, tambien lo es de los males; y fuera felíz el hombre, sicomo está en su mano el acordarse, estuviera tambien el olvidarse

[a].La memoria deposita las noticias y retiene las imágenes de los objetos;así se hallan en ella todas las cosas indiferentemente, y es necesarioel juicio recto para colocarlas en sus lugares. Es la memoria como unaferia donde están expuestas mercancías de todos géneros, unas buenas,otras malas; unas enteras, otras podridas; pero el juicio es elcomprador, que escoge solamente las que merecen estimacion, y hace deellas el uso que corresponde, y desecha las demas. Es verdad que si nohay abundancia y riqueza, poco tendrá que escoger. Algunos leen buenoslibros, estudian mucho, y no pueden hablar quando se ofrece, porque lamemoria no les presenta con prontitud las nociones de las cosas. Estospor lo ordinario se explican mejor por escrito, que de palabra. Muchoshan inventado diversas Artes para facilitar la memoria, y se aprovechande ciertas señales, para que excitándose en la fantasía, se renueven losvestigios de otras con quien tienen conexîon. Pero la experiencia hamostrado el poco fruto de semejantes invenciones; y sabemos ciertamente,que nada aumenta tanto la memoria como el estudio continuado; y esnatural, porque la continua aplicacion á las letras la exercita, con loque contrae hábito y facilidad de retener las nociones, que es su propiaincumbencia. Lo que algunos dicen de la anacardina es fábula y hablillaque se ha quedado de los Árabes, gente crédula y supersticiosa.

[Nota a:

Rep. Lit. p. 3. edic. de Alcalá 1670.

]

[78] Resta ahora explicar los desórdenes que acompañan á una granmemoria quando está junta con poco juicio, y mostrar quán pocoestimables son los Autores en quien resplandece solamente aquellapotencia.

Cleóbulo está continuamente leyendo, en todo el dia hace otracosa, tiene una memoria admirable. ¿Quién no pensará con estas buenascircunstancias, que Cleóbulo ha de dar al público alguna obra estimable?Luego vemos que nos sale con una Floresta, ó Jardin, ó Ramillete devarias flores, y acercándose, y mirándole de cerca, no hay en su jardinsino adelfa y vedegambre. Hay algunos que no están contentos si no hacenparticipantes á los demas de lo que ellos saben, y como todo su estudioha sido de memoria, no se halla en sus escritos sino un amontonamientode noticias vulgares, ó falsas; y si bien se repara, en semejanteslibros no hay mas que molestas repeticiones de una misma cosa. Yoconfieso, que apenas hay Autor que no se aproveche de lo que otro haescrito; pero los que son buenos añaden de lo suyo, ó á lo menos dannovedad, y método á lo ageno[a]; mas esto no saben hacerlo sino aquellosque á la memoria añaden buen juicio[b]. Otros quieren parecer sabios,teniendo en la memoria buena copia de Autores, y los nombran y citanpara mostrar su estudio. Pero el haber visto muchos libros no hace massabios á los hombres, sino haberlos leido con método, y tener juiciopara conocer y discernir lo bueno que hay en ellos, de lo malo. No sabenestos mas, que los niños, á quien se hace aprender de memoria una seriede cosas, que la dicen sin saber lo que contiene, ni para qué aprovecha.No hay cosa mas facil que citar una docena de Autores sobre qualquierasunto, porque para esto están á mano las Polianteas, los Diccionarios,las Miscelaneas, los Teatros, y otros semejantes libros, en que estáacinada la erudicion sin arte, sin método, y sin juicio. Dixo muy bienel P. FEYJOÓ, que el Teatro de la vida humana, y las Polianteas sonfuentes donde pueden beber la erudicion, no solo los racionales, sinolas bestias[c]. Bien pudieran entrar en este número muchos Diccionariosy Bibliotecas. Con todo, este es el siglo de los Diccionarios, y muchosde los que hoy se llaman sabios no estudian otra cosa que lo que leen enlos innumerables Diccionarios, de que estamos inundados. La mejor partede tales libros, aunque son de la moda, se escriben sin exâctitud, ytodos sin los principios fundamentales de lo que tratan. Por esto, losque solo saben por ellos, son entendimientos que se satisfacen de lamemoria, sin exercitar el ingenio ni el juicio; siendo cierto, quesemejantes libros solo pueden aprovechar en tal qual ocasion á loshombres de mucha letura y de atinado juicio, ó para tener á mano unaespecie, ó para volver á la memoria alguna cosa que se habia olvidado.

[Nota a:

Res ardua, vetustis novitatem dare, novis auctoritatem,obsoletis nitorem, obscuris lucem, fastiditis gratiam, dubiis fidem,omnibus verò naturam, & naturae suae omnia

. Plin.

Hist Nat. lib. 1. p.3. n. 25. tom. 1.

]

[Nota b:

Mandare quemquam literis cogitationes suas, qui eas necdisponere, nec illustrare sciat, nec delectatione aliqua allicerelectorem, hominis est intemperanter abutentis, & otio, & literis.

Cic.

Q. Tusc. lib. 1. cap. 5.

]

[Nota c: Feyjoó

Theat. Crit. disc. 8. §. 7. n. 31. p. 192. tom. 2.

]

[79] En la Medicina son infinitos los libros de erudicion desaliñada, ysolo á propósito para cargar la memoria. No hay Autor que haya recogidomas noticias, ni cite con mayor freqüencia que ETMULLERO; pero esEscritor de pequeño juicio, porque entre tanta barahunda de noticias,opiniones, y Autores, de ordinario sigue lo peor. Sus observacionesespeciales son vanísimas, y lo he conocido por propia experiencia. Sitrata de curar las enfermedades, usa de infinitos medicamentos Chímicos,con perjudicial ponderacion de sus falsas virtudes. FORESTO es exâcto ensus observaciones, y sus curaciones no son despreciables; pero suspreámbulos largos para cosas pequeñas, y sus repeticiones de cosas quenada importan, hacen enfadosa su letura. No obstante le tengo por masutil que á SENERTO, y puede aprovechar en manos de un Médico juicioso.JUAN DOLEO hizo una Enciclopedia, en que comprehendió los pareceres demuchos Autores, especialmente modernos, sobre cada enfermedad, señalandodistintamente el dictamen de cada uno. No puede haber cosa mas ápropósito para facilitar la memoria de los Médicos, ni mas propia paracorromperles el juicio. Porque este Escritor en el decir es fantástico,lleno de frases poéticas, y

rimbombantes

. Introduce términosobscurísimos con gran perjuicio de los letores, porque ya la Medicinanecesitaba de hacerse mas comprehensible, familiarizando infinito númerode voces Griegas, que ni se han hecho Latinas, ni Españolas, lo queocasiona embarazo y confusion. Y despues de todo esto nos viene DOLEOcon

Microcosmetor, Cardimelech, Gasteranax

, y

Bitnimalca

,repitiéndolos á cada linea, y no significan otra cosa que el celebro,corazon, estómago, y útero, ó los espíritus especiales de estas partes yque sirven para sus funciones. Demas de esto no hay en sus curacionesaquel nervio de observacion que se halló en los Griegos; ni sus remediosson otra cosa que medicamentos comunes vanamente ponderados. HOFFMAN estambien Autor de varia leccion, su juicio mediano; pero su imaginacionfecunda, y la memoria grande: su estilo es asiático y poco nervioso,dice y repite las cosas sin medida, y cita mas de lo que sabe. Noobstante es Autor que puede aprovechar mucho si se sabe hacer buen usode sus noticias, y se separa de ellas lo sistemático, que se lleva lasdos partes de sus obras. Finalmente para hallar locucion breve y clara,método, enseñanza, y buen juicio, es necesario leer á HIPPÓCRATES,ARETEO, CELSO, y á sus seguidores MARCIANO, DURETO, LOMIO, y los dosPISONES, y algunos otros de quien hemos hecho crítica en otra parte.

[80] No sé si entre los Teólogos y Letrados reyna este defecto comoentre los Médicos. Sé muy bien que en ambas ciencias hay Profesores deerudicion exquisita, y de atinado juicio. Pero como salen á luz tantostratados de Teología sin añadir novedad ninguna unos á otros, tantosAutores de Poliánteas, de Sermones, de Miscelaneas, he sospechado quetal vez se hallarán algunos que no habrán tratado estos asuntos con laperfeccion necesaria. En efecto CANO, el P. MABILLON, y mucho antes LUISVIVES, han hallado en algunos Teólogos muchas superfluidades. Tal vezdirá alguno que esto es meter la hoz en mies agena, pero la Lógica dareglas generales para gobernar al juicio, y es necesaria para dirigirlecon rectitud y hacer buen uso de él en todas las ciencias. Por eso unbuen Lógico puede conocer los defectos que por falta de cultura, yrectitud de juicio cometen los Autores que tratan la Teología. Lo mismoha de entenderse de la Jurisprudencia, en cuya ciencia son muchos losAutores que ponen toda su enseñanza en amontonar citas y lugarescomunes, y creo yo que no consultan los Autores originales, sino queunos sacan las citas de otros, y estos de otros mas antiguos, y todosestos son plagiarios, y compiladores[a]. Por lo menos en estas quellaman Alegaciones es cierto, que muchos muestran falta de Lógica y decultura en el juicio, porque reyna en ellas, erudicion desaliñada yvulgar, y se pone mayor cuidado en amontonar citas, que razones sólidasy concluyentes. SAAVEDRA en la República Literaria

, ya se quexa delpoco juicio de algunos Autores de Jurisprudencia.

Acerqueme á unCensor

, dice,

y ví que recibia los libros de Jurisprudencia, y queenfadado con tantas cargas de leturas, tratados, decisiones y consejosexclamaba: ¡O Júpiter!, si cuidas de las cosas inferiores, ¿por qué nodas al mundo de cien en cien años un Emperador Justiniano, ú derramasexércitos de Godos que remedien esta universal inundacion de libros? Ysin abrir algunos caxones los entregaba para que en las Hosteríassirviesen los

civiles_ de encender el fuego, y los

criminales

defreír pescado y cubrir los lardos_[b]. CICERON se quexaba tambien de lapoca cultura de los Juristas de su tiempo[c], y en varias partes losreprehende, en especial en la Oracion que hizo por MURENA, digna de serleida, porque trata este asunto con extension[d]. Ninguna Arte,entiendo yo, necesita mas de la buena Lógica que la Jurisprudencia,porque el conocimiento de lo recto y de lo justo pertenece al juicio. Sieste no solo necesita de sus propios principios, sino de otras verdadesfundamentales por el encadenamiento que hay entre ellas, ¿cómo ha de serbuen Jurisconsulto el que no sea buen Filósofo?

No extraño que GENARO,que conocia por dentro lo que anda en esto, haya empleado tan vivas ytan continuas sátiras contra los Letrados.

[Nota a:

Omnes omnium Jurisconsultorum libros evolvendos sibi putant,totaque citatorum quae vocant plaustra colligunt, quibus suasdissertatiunculas, responsa, decreta, non tàm ornant, quàm onerant.

Menk.

Charl. p. 267.

]

[Nota b:

pag. 31.

]

[Nota c:

Sed Jureconsulti, sivè erroris objiciendi causa quo plura, &difficiliora scire videantur, sivè, quod similius veri est

, ignorationedocendi, nam non solam scire aliquid artis est, sed quaedam ars etiamdocendi, saepè, quod positum est in una cognitione, in infinitadispartiuntur._ Cicer.

de Leg. 2. cap. 45

.]

[Nota d:

Itaque si mihi homini vehementer occupato stomachum moveritis,vel triduo me Jurisconsultum esse profitebor.

Cic.

pro Muraen. c. 13.p. 272. t. 5

.]

CAPITULO VI.

De los errores que ocasiona el amor propio.

[81] Entiendo por amor propio aquella inclinacion natural que tenemos ánuestra conservacion y nuestro bien. Todo aquello que pensamos ser ápropósito para nuestra conservacion, y todo lo que nos parece que ha dehacernos bien, lo apetecemos llevados de la naturaleza misma; y hemos deconsiderar que el amor propio es un adulador que continuamente noslisonjea y nos engaña. Porque si nosotros regulasemos esta innatainclinacion que tenemos ácia nuestro bien y provecho, segun las reglasque prescribe el juicio, y le conformasemos con las máxîmas que enseñala doctrina de Jesu-Christo, no apeteciéramos sino lo que esverdaderamente bueno, y lo que en realidad puede conducir á nuestraconservacion; pero el caso es que estudiamos poco para moderarlo, y sudesenfrenamiento nos ocasiona mil males. Para describir los malosefectos que causa en las costumbres el desordenado amor propio, esmenester recurrir á la Filosofía moral, porque segun yo pienso, lainclinacion que los hombres tienen á la grandeza, á la independencia, yá los placeres no son mas que el amor propio disimulado, ó lo que es lomismo, todas aquellas inclinaciones no son otra cosa, que el apetitoque tienen los hombres de su conservacion y de su bien, pareciéndolesque le han de saciar con la grandeza, con los placeres, y con laindependencia: apetito que si no se regula, como he dicho, ocasionagrandes daños. Mas yo solo intento aquí descubrir algunos artificios conque el amor propio nos engaña en el exercicio de las Artes y Ciencias; ysi no atendemos con cuidado, nos vuelve necios, haciéndonos creer quesomos sabios. Ya hemos mostrado quantos determinados errores nosocasionan las pasiones con que acompañamos nuestros conocimientos. A laverdad todos estos nacen del amor propio, que es la fuente de todas laspasiones y apetitos; mas aquí queremos en general mostrar los varioscaminos con que este oculto enemigo nos engaña en el exercicio de lasArtes y Ciencias.

[82] Si alaban á nuestro contrario en nuestra presencia, alláinteriormente lo sentimos, aunque las alabanzas sean justas, porque elamor propio hace mirar aquellas alabanzas como cosa que engrandece alenemigo; y como el engrandecerse el enemigo ha de estorbar nuestragrandeza, ó ha de ser motivo de privarnos de algun bien, por esto nogustamos de semejantes alabanzas. No se forman sylogismos para esto,porque basta nuestra inclinacion poderosa ácia lo que concebimos comobien; pero si quisiéramos exâminarlo un poco, facil sería reducir ásylogismos las razones que nos mueven.

Si mi enemigo se engrandece,tiene mayores fuerzas que yo; si tiene mayores fuerzas, me ha de vencer:luego mi enemigo me ha de vencer.

Así hace argüir el amor propio, ó deesta manera:

Yo no quiero á mi enemigo: los demas dicen que él esjusto, piadoso y bueno: luego yo no amo á lo que es bueno y justo: luegopierdo de mi estimacion para con los demas.

O de esta forma:

Lo buenoy justo es estimable: luego si los demas tienen á mi enemigo por bueno yjusto, le estiman; si le estiman, no me aman, &c.

Esto pasa dentro denosotros á veces sin repararlo, y por eso quando oimos á alguno quealaba á nuestro contrario, pareciéndonos por las razones propuestas, quequanto el contrario es mas digno de alabanza, tanto menos lo somosnosotros, intentamos con artificio rechazar las alabanzas, ó ponerlasen duda, ó culparle en otras cosas, que puedan obscurecer las alabanzas,y no sosegamos hasta que estamos satisfechos, que ya los demas nos hancreido. Todo esto lo ocasiona el amor propio, haciéndonos creer quequedamos privados de un gran bien, quando le tiene nuestro contrario, óque el creer los demas que nuestro contrario es bueno y justo, se oponeá nuestra utilidad y conservacion. De esto nacen tantas injurias yfalsedades, que se atribuyen recíprocamente los Escritores, que son depareceres opuestos. Los hombres muy satíricos de ordinario tienendesordenadísimo amor propio, y continuamente exercitan la sátira, porquequieren ajar á los demas, y hacerse superiores á todos. Por esta razonhan de considerar los que escriben sátiras, que para ser buenas han dehacer impresion en el entendimiento, y no han de herir al corazon,porque como el satirizado tiene tambien amor propio, se moverá á abatiren el modo que pueda al Autor de la sátira, y estas luchas pocas vecesse hermanan bien con la humanidad. Esto no suele suceder así quando sereprehenden defectos en general, porque entonces no se excita el amorpropio de ningun particular.

[83] El amor propio hace que un hombre se alabe á sí mismo; y el amorpropio es la causa por que no podemos sufrir que otro se alabe ennuestra presencia. El que se alaba á sí mismo, se engrandece, porque sepropone como sugeto lleno de cosas que dan estimacion. Si lo hacedelante de otros, se supone poseedor de cosas buenas, que los demas notienen, ó que él las tiene con preeminencia; ó á lo menos lo hace paraque los demas dén el justo valor á su mérito. El amor propio de losdemas no consiente esto, y así no pueden tolerar que otro se haga mayor,ni pueden sufrir que otro sea superior en cosas buenas, porque si lofuera, sería mayor y digno de mayores bienes; y como nunca queremos serinferiores á los demas, ni sufrimos que otros nos excedan, ni que seanmas dignos de los bienes que nosotros, por eso nos parecen mal lasalabanzas. Si otro dice estos elogios del mismo sugeto, no solemossentirlo tanto, y entonces solo los admitimos, ó rechazamos, segun lapasion que nos domina; pero si uno mismo se alaba en nuestra presencia,siempre lo sentimos, porque nunca podemos sufrir que venga alguno, queá nuestra vista quiera hacerse mejor que nosotros. Por esto el alabarseá sí mismo es gradísima necedad, porque como cada uno se estima tanto,creen los demas que se alaba por amor propio, y por la estimacion que setiene, y no con justicia; y como el que se alaba irrita al amor propiode los demas, él mismo hace que los que escuchan las alabanzas, lasmiren con tedio, como opuestas á su grandeza, y así estan menosdispuestos á creerlas. Con que es necio, porque no consigue el fin de lapublicacion de sus alabanzas, es á saber, que los demas le crean; y loes tambien, porque está tan poseido del amor propio, que le hace creer,que es un modelo de perfeccion, y no le dexa conocer su flaqueza. Noobstante es cosa comunísima alabarse á sí mismos los Escritores de loslibros. Si un Autor ha pensado una cosa nueva, cada instante nosadvierte,

que esto lo ha inventado él solo, y que hasta entonces nadielo ha dicho.

Es bueno que los lectores conozcan esto; pero parece muymal que el mismo Autor lo diga. Los títulos de los libros muestran elamor propio de sus Autores, porque poner títulos grandes, pomposos,magníficos, y llenos de términos ruidosos, prueba que su Autor ha hechode sí mismo y de sus escritos un concepto grande é hinchado. Por estoalabaré siempre la modestia en los títulos. Las coplas, decimas,sonetos, y otras superfluidades, que vemos al principio de algunoslibros, significan dos cosas, es á saber, que hay grande abundancia demalos Poetas, y que el Autor gusta que los ignorantes le alaben, lo quales efecto de desordenado amor propio. Las aprobaciones comunes sonindicio del amor propio de los Escritores, y de sus Aprobantes. El Autorde un libro precisamente ha de conseguir que le alaben sus amigos, silos busca de propósito para este efecto. Los Aprobantes tienen el estilode quedarse admirados á la primera linea, pasmados á la segunda, yatónitos antes de acabar la cláusula. De suerte, que este es el lenguagecomun de los Aprobantes, que sean buenos los libros, que sean malos, yes porque no gobierna al juicio en las alabanzas la justicia, sino elamor propio. Por esto vemos que los Aprobantes no dexan de manifestar suerudicion, aunque sea comun, y citan Autores raros para hacerse admirar(exceptuando á CASIODORO, que se cita en las aprobaciones por moda yestilo), y todas estas cosas las hace el Aprobante por mostrar su saber,con la ocasion, ó pretexto de hacer juicio del escrito.

[84] Las satisfacciones impertinentes que dan los Autores en losPrólogos, son efectos del amor propio.

El Prólogo se hace para advertiralgunas cosas, sin cuyo conocimiento no se penetraria tal vez eldesignio de la obra; ó para dar á los lectores una descripcion generalde ella, para que se muevan con mayor aficion á leerla. Pero no poner enlos Prólogos sino escusas, ponderaciones de su trabajo, y dexar á loslectores para que juzguen si ha cumplido, ó no con la empresa, sonexâgraciones que ocasiona el amor propio. ¿Pues qué dirémos de los

perdones

que piden? Pocas veces piden perdón á los lectores porhumildad, y casi siempre le piden por amor propio, porque creen conestas prevenciones hallar mejor acogida en ellos. Despues nos dicen, quelos amigos, ó alguna grande persona los ha obligado á imprimir el libro,y no se olvidan de hacer poner en la primera hoja su retrato, para quetodos conozcan tan grande Escritor. Cuenta el P.

MALLEBRANCHE[a], quecierto Escritor de grande reputacion hizo un libro sobre las ochoprimeras proposiciones de EUCLIDES, declarando al principio, que suintencion era solo explicar las difiniciones, peticiones, sentenciascomunes, y las ocho primeras proposiciones de Euclides si las fuerzas yla salud se lo permitian;