Lógica by Dr. Andres Piquer - HTML preview

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[Nota a: Mallebranche

Recherche de la verité, tom. 1. part. 3. chap.4.

]

[38] En nuestros tiempos tenemos hartos ejemplares de los errores queocasiona la imaginacion vehemente, y fuerte quando está acompañada depoco juicio. Tanto número de Sectarios, como vemos en nuestros dias,tienen corrompida la imaginacion, y pasa el contagio á corromper eljuicio. Imaginan una cosa, y esta hace tan hondas impresiones, queexcita continuamente pasiones desmedidas. El juicio entonces dexa

libremente

llevarse de la fuerza de aquellas imaginaciones, y lastiene por verdaderas, y así ocasionan el error. MR.

JURIEU, LUTHERO,ZUINGLIO, y otros Hereges se imaginaban mil desórdenes en la IglesiaCatólica, y, el juicio asentia á que realmente los habia, estando soloen su imaginacion. En estos acompañaba á sus depravadas imaginacionesalguna pasion, porque como ya diximos, y conviene siempre tenerlopresente, siempre que el alma percibe algun objeto, y tiene la imagenque se pinta en la fantasía, suele excitarse alguna pasion, ó deesperanza si puede lograrse el objeto, y se considera útil, ó del miedosi se considera dañoso y cercano, y así de otras mil maneras. En lasexpresiones, pues, de semejantes hereges se manifiesta, que á sudescompuesta imaginacion acompañaban pasiones desenfrenadas, ya de odioácia la Iglesia, ya de esperanza de ser por ese camino memorables yafamados, ya el deseo inmoderado de la singularidad, y en fin un amorpropio extremado que los hacia parecer á ellos mismos únicos en razonar,y los solos en conocer, y distinguir lo verdadero de lo falso.

La fuerzade tan vehementes imaginaciones junta con el desorden de pasiones tanextravagantes, arrastraban al juicio, y los hacia caer en feísimoserrores.

[39] No se ha acabado la raza de estos Escritores, que por la depravadaimaginacion, y pasiones vehementes que la acompañan, publican enormesextravagancias. MR. DE AROVET (llamóse despues Voltaire

, y así lenombrarémos) da hoy un evidente testimonio de esto. He visto de espaciosus principales escritos en la famosa edicion del año 1757, que sesupone correcta por su Autor, y algunas obrillas junto con elDiccionario Filosófico posteriores á esta edicion. Son dignos de verselos Escritores Franceses que le han impugnado, porque algunos lo hanhecho con grandísimo acierto. Como yo veo que se celebra la sabiduríaque no tiene este Poeta, que desprecia la Religion Christiana, que alabalos vicios mas abominables, protege el materialismo, desautoriza lo massagrado, así Secular como Eclesiástico, y que habla de todo, como sitodo lo supiese: diré sin reparo lo que á mí puede tocarme, que es eldefecto de lógica, que generalmente reyna en sus obras, para que semiren, como lo merecen, casi siempre opuestas á la razon. Quien quieraque haya leido á Mr. Voltaire conocerá un hombre de imaginacion grande,vehemente, fecunda: de un ingenio vivo, despejado, agudo, pronto: de unaletura vaga de libros modernos, limitada, y muy superficial de losantiguos originales: una instruccion vasta de las cosas presentes, sinahondar en las Ciencias, ni en sus principios, ni fundamentos: enconclusion un talento que los Franceses llaman

bel sprit

. Si á estascalidades añadiese un juicio sólido, una instruccion maciza profunda,una erudicion original, y un estudio continuo bien fundado de las Artesy Ciencias, ciertamente se podria llamar no bel sprit

, sino

bonsprit

, habiendo mucha diferencia entre estos dos atributos.

[40] Si como á las bellas representaciones de su fantasía, ycombinaciones vastas de su ingenio han acompañado siempre las pasionesde desafecto á la Religion Christiana, de deseo de gloria y desingularidad, de independencia, de satisfaccion propia, y otras de estejaez, hubiera tenido inclinacion á la piedad, subordinacion á lossabios, desconfianza de sí mismo, mas deseos de ser util que aplaudido,mas contenido, menos licencioso, menos propension á las aparienciasatractivas de lo sensible, y, por decirlo de una vez, menos amor propio,hubiera podido ser util al género humano, empleando en su favor lostalentos. Si en lugar de un estilo florido correspondiente á suimaginacion, lleno de expresiones chocantes y agudas, de salespenetrantes y malignas, de un ayre y tono libre y desenvuelto, hubierausado (á lo menos en la prosa) de un lenguage propio, expresivo,moderado, y tal que conociesen todos que tiraba á enseñar y no áofender, sería mas aceptable entre los que prefieren lo sólido á lobrillante, gobernándose por el juicio, no por la imaginacion. Muéstrasedefensor de la humanidad, pero al hombre para mantenerle solo le procuralo que le destruye. Mírale por la parte de lo sensible, y por este ladole levanta, dándole licencia para quanto le sugiere el apetito y elgusto: no le mira por la parte de la razon, ni del juicio, y por eso seabstiene de darle buenas máxîmas. En los grandes hombres solo nota lasfaltas, calla las virtudes, y si las nombra las envuelve en sátiras; ysiendo así que mientras haya hombres ha de haber vicios y defectos,asido de estos pinta al género humano de peor condicion que las bestias,gobernándose por lo que vulgarmente es, sin enseñarle lo que debe ser.En todas sus obras no hay un discurso filosófico seguido. En la historiano se citan monumentos que hagan fé. Si BALUZIO, LAUNOI, Y VALESIO, suspaysanos, sacasen la cabeza, y viesen lo que este Historiador asegurasiempre sobre su palabra, y ageno de documentos, se admirarían quehubiese celebradores de tales escritos. Habla de todas las cosas sinestudio fundado de ellas, y está á la vista, que rara vez trae pruebasde lo que afirma. El Diccionario Filosófico suyo, donde todo se dice alayre sin probarse nada, es un testimonio calificado de esto, pues en élha reducido á compendio toda la impiedad, y cúmulo de errores esparcidosen los demas libros. El Parlamento de París le ha mandado quemar pormano del Verdugo. De la Araucana de Alonso de Ercilla, despues de unaalabanza de un solo pasage, habla de lo demas con gran desprecio. ¿Quédirán nuestros Críticos que á Ercilla le llaman Lucano Español?

¿Traealgunas pruebas para este desprecio? Nada menos. Sobre su palabra vatodo, como acostumbra.

[41] Por el estudio de la Historia Eclesiástica mas limada se echa dever, que quantas blasfemias, y sátiras trae contra la ReligionChristiana, son antiguos errores combatidos de los Padres, y olvidadosde los fieles.

JULIANO el Apóstata, CELSO el Filósofo, FILOSTRATO, yotros impugnadores antiguos de la Religion de Jesu-Christo, junto conlos desvaríos de los Filósofos Gentiles le hacen el gasto: con añadirlas sátiras; invectivas, chistes satíricos de los incrédulos modernos,en lo que está bien instruido, tiene materiales para constituirseenemigo de la verdad, y de la buena Lógica. ¿Qué capacidad, ni talentoes menester para renovar errores viejos, vistiéndolos con nuevos adornosde estilo, agudeza y ayre agradable á los oidos incautos, para que seanbien admitidos? Si las máxîmas de Voltaire se publicasen desnudas deadornos, y viniesen, como solemos decir, á cara descubierta, dudo quehubiese hombre sensato que las adoptase; mas viniendo vestidas conquanto puede halagar los sentidos y hinchar la imaginacion, no es deextrañar se hayan impresionado en el entendimiento de los que son massensibles que racionales.

[42] Ya que nuestros jóvenes no puedan leer facilmente las impugnacionessólidas, que los Franceses han hecho á Voltaire, á lo menos conviene quevean la que en lengua Castellana se ha publicado con el título:

Oráculode los nuevos Filósofos

, donde hallarán por menor descubiertos yrechazados sus errores. Lo que yo puedo asegurar es, que en un librosuyo intitulado

Cacomonade

comete un plagío enorme, copiando á laletra del célebre ASTRUC quanto allí pone sobre el mal gálico, y soloañade Voltaire lo que no se puede referir sin faltar á la modestia.Sobre NEWTON no hace mas que extractar la Óptica de este Ingles,añadiendo algunas voluntariedades suyas, como se ve á cada paso en loque atribuye á los antiguos, en el desprecio que hace de los Griegos, yen lo que celebra, segun su pasion sin consultar los originales, enalgunos modernos. Dicen que Voltaire es buen Poeta; lo que yo aseguroes, que ni es Lógico, ni verdadero Filósofo.

[43] Por otro camino yerran otros, y los precipita su imaginacion. Comotodos sentimos, é imaginamos las cosas en la niñez, y entonces norazonamos, hacemos un hábito de imaginar de tal suerte, que despuesquando exercitamos la razon nos vemos obligados á imaginar los objetossobre que razonamos, y no podemos percibir la cosa si no formamos imagensensible de ella en la imaginacion. Esta es la razon por que con solo elestudio teórico hacemos pocos progresos en las Ciencias prácticas,porque la sola teórica no ofrece nociones tan sensibles de las cosascomo la práctica, que las vuelve mas perceptibles; sucede por esto, quealgunos niegan todo aquello que no pueden imaginar. CALVINO nunca pudocomprehender con su imaginacion, que el Cuerpo de Jesu-Christo pudieraestar en la Eucaristía y en el Cielo á un mismo tiempo, porque laimaginacion no puede percibir á un cuerpo en dos lugares distintos á untiempo; de aquí concluyó, que la presencia del Cuerpo de Jesu-Christo enla Eucaristía no era real y verdadera, sino mística. Erró torpementeeste Heresiarca, así en esto, como en muchas otras cosas, por la fuerzade su imaginacion, y por dar á la imaginativa mayor extension de lo quele corresponde. No puede la imaginacion concebir á un cuerpo en doslugares distintos á un mismo tiempo, porque el entendimiento entoncesjunta la representacion de aquel cuerpo con la del lugar; y como lasimágenes de los lugares son distintas, hace distintas las del cuerpo, óno sabe hacer á esta una sola. En este asunto erró tambien JUANCLERICO[a], y muchos Lógicos entre los modernos. Pero para desengañarseno es menester mas que ver lo que toca á la imaginacion y ver lo quepertenece á la razon. Esta dicta, que Dios puede infinitamente mas de loque podemos los hombres imaginar, y que por consiguiente aunque laimaginacion no comprehenda una cosa, debemos creerla si la Fe divina laenseña. Estos sectarios admiten por ciertas muchas cosas, que no puedealcanzar su imaginacion.

La eternidad no la podemos imaginar, y latenemos por cierta. Tampoco podemos imaginar al infinito, y no obstantele tenemos por exîstente. ¿Por qué, pues, se ha de dar tanto valor á laimaginacion en unas cosas, y no en otras? Yo creo que es, porque estostales de puro imaginar no hacen otro exercicio que el de esta potencia,y á ella temerariamente sujetan la razon, el juicio, y aun el soberano,é infalible dictamen de la Iglesia.

[Nota a: Cleric.

Pneumatol. cap. 8. sect. 3.

]

[44] Pasemos ahora á otros errores que ocasiona la imaginacion, y sonmuy freqüentes, aunque por lo comun no tan peligrosos. Lusinda tiene lafantasía blanda y dispuesta á recibir varias representaciones conviveza, y á retenerlas: dedícase á leer libros de piedad y devoción, óempieza á meditar y pensar en las cosas divinas. Con la meditacion y laletura se va llenando de imágines la fantasía de Lusinda, de suerte, queapenas se excitan en su imaginativa otras representaciones, que las queha impreso la continua letura y meditacion. En este estado se le excitala pasion, ó el deseo de lograr lo que lee, ó sabe haber logrado otraspersonas piadosas, es á saber,

hablar con Dios

; y continuando Lusindaen meditar las mismas cosas, la pasion va creciendo al paso que crecenlas imágenes que hay en la imaginativa. La fuerza y continuacion enimaginar calientan la fantasía, y juntando las representaciones antesseparadas, la vehemente pasion empieza á dominar al juicio, y luegopiensa Lusinda que ve á Dios en esta, ó la otra forma, que le habla enesta, ó la otra manera, que le representa su pasion y muerte, y otrasmil cosas que le vienen á la fantasía; de suerte, que como suimaginacion es capaz de recibir muchas imágenes, y el juicio no sabe yaentenderlas, facilmente las cree en el modo mismo que las imagina.Entonces dice Lusinda, que son revelaciones divinas lo que no es mas queentusiasmo de su imaginacion blanda y acalorada. Y si encuentra con unDirector, que tenga la misma blandura en la fantasía, y no tiene aquellaprudente sagacidad que se requiere para estas cosas, facilmente tienepor revelaciones todo lo que Lusinda cuenta, y las estampa despues enlos libros como venidas del Cielo.

[45] Bien se yo que hay en la realidad revelaciones especiales, óprivadas, y que Dios habla á los varones santos, y les comunica algunascosas para su utilidad y consuelo; pero sé tambien que es muydificultoso distinguir las verdaderas de las falsas, y que es muy facilque la fantasía vehemente y acalorada haga parecer verdaderasrevelaciones las que solo son apariencias de la imaginacion. El diablosuele transformarse á veces en Angel de luz, y para engañar á lascriaturas se aprovecha de esta flaqueza de la fantasía en que tieneespecial influencia. Por esto la Iglesia Católica procede con grancautela en el exámen de semejantes revelaciones, y á su exemplo suelenexâminarlas con mucho cuidado los varones santos y juiciosos, que noquieren ser engañados. En efecto Priscila, y Maxîmila tuvieron porrevelaciones divinas los errores del Herege Montano, y creian que leshablaba el Espíritu Santo, y les fué facil comunicar el contagio de sudepravada fantasía á un varon tan ilustre como Tertuliano, porquehallaron en él una imaginacion fecunda, y superior al juicio. Ennuestros tiempos tenemos otros exemplares recientes de muchos Hereges,que quieren hacer pasar los delirios de su imaginacion por revelacionesespeciales, y harto se han gloriado de esto Lutero, y Mr. Jurieu, perocon risa y desprecio de todos los sabios.

[46] Hay otras mugeres que hablan de revelaciones especiales, y su errorestá en la fantasía, aunque se hace de otra manera. Gelarda, mugersumamente devota y piadosa, está enferma de afecto histérico, y no loconoce. Es este un mal que de ordinario gasta la imaginativa, porquetiene su asiento en aquellos nervios, que extendidos hasta el diafragmay el celebro, sirven para propagar las impresiones de los objetosexternos. Introdúcese poco á poco en el celebro de Gelarda aquellaenfermedad, que se llama melancolía

, y suele acompañar al afectohistérico. Desordenadas ya las partes sobredichas, que influyenpoderosamente en la imaginativa, se descompone el orden de lasimpresiones en que continuamente exercita Gelarda la fantasía, por dondees muy natural que en la enfermedad se le exciten las imágenes de cosasdevotas, al modo de uno que delira, pues habla de las mismas cosas queen la salud mas pensaba, bien que desordenadamente por el vicio de sucelebro. Ocupada ya Gelarda de la melancolía, empieza á delirar, y diceque ve á Jesu-Christo en el Huerto sudando sangre, ú vé á la VirgenSantísima, que se le aparece en su gloriosa Asuncion, y le dice estas, úlas otras cosas; y si la fantasía está muy caliente, tal vez dice que leda coplas y redondillas para que las cante. Si la enfermedad no es muyfuerte, queda en este estado el delirio de Gelarda, y no es conocidosino de aquellos que en estas cosas saben la fuerza de la fantasía, y nose dexan engañar. Un caso muy semejante á este me ha sucedido, y conocíel delirio, y lo previne, y con el tiempo se acabó de confirmarevidentemente mi pensamiento. LUIS ANTONIO MURATORI[a] cuenta que enMilan habia una Religiosa, que decia que cada noche hablabafamiliarmente con Jesu-Christo, y así lo creía la mayor parte de aquelgran pueblo. El Arzobispo, que era entonces Federico Borromeo, varon degran juicio y singular discernimiento, quiso asegurarse por sí mismo, ydixo á la Religiosa, que se hallaba con una alhaja muy estimable y degran valor, pero que para saber lo que debia hacer de ella lo preguntaseá Jesu-Christo, y con eso sabria que no podia errar. Tuvo la Religiosasus imaginadas habladurías, y dió de respuesta, que vendiese la alhaja yla repartiese entre los pobres. El caso fué, que la alhaja de quehablaba el Arzobispo era su alma, y si Jesu-Christo hubiera hablado conla Monja, no le hubiera dicho que la diese á los pobres. Otra Religiosadecia, que Dios todos los dias la subia hasta el Sol, y la hacia ver lahermosura de aquel Planeta. Preguntóla el mismo Prelado quán grande eraaquel Astro, y respondió que como un Cesto. Conoció claramente esteinsigne Varon, que no eran otra cosa semejantes revelaciones, queentusiasmos de imaginaciones valientes, y pervertidas. Para que esto nocause dificultad, no hay mas que considerar la viveza con que laimaginativa representa una cosa en los sueños. No parece sino que latenemos presente, y que en la realidad nos sucede lo que soñamos.Entonces no obra el juicio ni la razon, y por eso no corregimos lo quese nos presenta. Sucede, pues, en la vigilia, que la imaginacionrepresenta algunas cosas con la misma fuerza y tal vez mayor que en lossueños: sucede tambien que el juicio no corrige á la fantasía, ó porquees pequeño, ó por estar impedido de alguna enfermedad, y así ocasiona laimaginacion mil errores.

[Nota a:

Philosoph. Moral, cap. 6.

]

[47] No pretendo con esto introducir la terquedad y obstinacion en nocreer estas cosas que pertenecen á revelaciones especiales, como hacenalgunos: intento solo descubrir la verdad, y deseo que se hagan loshombres á exercitar la razon; y siempre tendré por prudencia desconfiarde las relaciones de muchas personas devotas concernientes á esteasunto; y exâminarlas con toda la diligencia posible para evitar elerror; porque algunas de estas revelaciones, ó mejor imaginaciones, soná la verdad inocentes, esto es, no incluyen cosa opuesta á los sagradosdogmas, ni disciplina de la Iglesia; pero hay otras llenas de peligro,y no fuera difícil mostrarlas en algunos libros donde se hallanimpresas. Por esta razon quisiera yo que algunos de los que trabajanvidas de personas Venerables por su santidad y virtud, tuviesen mejorgusto, y las escribiesen con mejor Lógica. Alabo el zelo de semejantesEscritores, pero no el juicio. El escribir la vida de una personavirtuosa es instituto muy loable, porque es ofrecer á los lectores unexemplo de virtud para imitarle y aspirar á la misma perfeccion. Pero hevisto muchos libros, que no muestran el fondo de virtud de sus héroes,ni manifiestan el modo con que exercitaban la humildad, la paciencia, lacaridad, la mortificacion, la honestidad, y demas virtudes, antes setrata esto de paso; y muy de propósito se ponderan las revelacionesinmensas, las apariciones sinnúmero, que tuvo la persona Venerable; ycasi se intenta probar la gran santidad de un Varon por el copiosonúmero de revelaciones, y no por la prueba real y verdadera de suseminentes virtudes. Lo peor es, que despues de haber llenado un libro derevelaciones, no se halla en todo él ni una sola prueba, de si fueron, óno verdaderas, y es, porque los Escritores no lo dudan. Ya se queja deestos descuidos Benedicto XIV. en su Obra de la Canonizacion de losBienaventurados, donde de propósito trata este mismo asunto. Y

pocosdias hace que se publicó el tratado de

Revelaciones

del famoso CríticoEusebio Amort, merecedor de que le lean los que han de exâminarsemejantes revelaciones, porque se trata este asunto con buena Lógica yjusta Crítica.

[48] Podráse decir contra esto, que algunas personas santas y virtuosasdicen de sí mismas haber tenido visiones y apariciones, por donde esforzoso, ó creerlas, ó tener á tales personas por no veraces. Es así quehay muchas visiones y apariciones de Varones santos; y al mismo tiempoes cierto que hay muchas apócrifas, ó fingidas por otros que se lasatribuyen con ánimo deliberado de captar al Pueblo. Harto comunes son enlos libros los exemplos de entrambas. De las fingidas no hay necesidadde hablar, sino, en sabiendo que lo son, desecharlas. De las personasvenerables por su virtud y santidad se ha de creer, que dicen lo quesienten con veracidad; pero aun de este modo han de ser exâminadas susvisiones, porque cabe que sin faltar á la verdad, las apariciones nosean aceptables. A dos clases se han de reducir las visiones yapariciones: unas son sensibles, quando las cosas que no existen, peroexistieron, ó han de exîstir, se presentan á los sentidos como actuales:otras son mentales, quando la imaginacion tiene tan vivas las imágenes yrepresentaciones de los objetos que fueron, ó han de ser, pero no son,que el entendimiento los mira como presentes. Las primeras nunca sucedensin un verdadero milagro; y aunque es cierto que Dios hace milagros,pero tambien lo es que no son tantos como el vulgo literario presume: demanera que siendo preciso exâminar la operacion milagrosa con muchadiligencia para asegurarnos, el mismo cuidado se ha de poner enaveriguar las apariciones sensibles antes de creerlas. Las mentales unasson naturales, como se ve en los melancólicos muy imaginativos, áquienes se ofrecen las cosas pasadas y futuras, como presentes, con unaviveza extraordinaria: en los maniacos y frenéticos, que por laenfermedad dicen que ven los muertos, y mil cosas que no hay, y loaseguran, y gritan si se les contradice: en los sueños, donde cada diahay motivo de experimentarlo: otras son sobrenaturales, como las que seconoce claramente que no caben en la esfera de la naturaleza.

[49] El modo de distinguirlas se toma de lo que representan y lascircunstancias que las acompañan. Si la persona, aunque sea virtuosa, escrédula, de imaginacion fuerte, muy melancólica, enferma, ya sea de todoel cuerpo, ya de la cabeza, pensativa, metida en sí, y nos dice que hatenido visiones y apariciones, es menester suspender el juicio hastaexâminarlas, porque tales personas naturalmente son visionarias: si loque dicen de su vision es inverosimil, extravagante, erroneo, de ningunmomento, y contradictorio, se han de tener por naturales, deacaloramiento de la cabeza, y falsas: si la doctrina que encierran esopuesta á los dogmas, ó disciplina de la Iglesia, ó en ellas se encierrainteres, daño del próximo, ú qualesquiera fines particulares distintosde la gloria de Dios, y instruccion de los Fieles, se han de mirar comoentusiasmos de una fantasía inflamada. Las sobrenaturales se conocen porcaractéres opuestos á los sobredichos, y de ellas hay exemplos en lasdivinas Letras, que han de recibirse con toda sumision.

Lo cierto es queen Roma, donde se exâminan estas cosas con gran exâctitud y juicio, demillares de visiones de las personas virtuosas apenas se aprueba una, yá veces se reprueban todas. Esta materia, ademas de los Autores citados,la ha tratado con solidez el ABAD LANGLET; y antes que todos lospropuestos ha abierto el camino con admirables advertencias para nodesviarse nuestro insigne Español el P. JUAN DE AVILA en su

Audifilia

[a].

[Nota a:

Capítulo 50, 51, y 52. tom. 3. pág. 279, y sig.

]

[50] Para no caer, pues, en errores en este asunto, será bienexercitarse en distinguir lo que es propio de la imaginacion, y lo quetoca al juicio. Se ha de saber, que la imaginacion no hace otra cosa,que representar al vivo las imágenes de los objetos; pero al juicio tocahallar la verdad de las cosas que ofrece la fantasía; y como desde niñosnos hacemos á imaginar mas que juzgar, será bien exercitar continuamentela razon, y sobre todo saber dudar quando convenga, y no juntar conprecipitada facilidad el juicio con la imaginacion.

Si se trata deconocer lo que sucede en otra persona, ademas de lo dicho seráconveniente exâminar si la gobierna alguna secreta pasion, y muchasveces se hallará, que el deseo que tiene una muger de parecer santa, óel apetito de fama de virtuosa, ó la ambicion y deseo de mandar, ó talvez el despecho por no venirle las cosas como desea, han corrompido sufantasía; y de aquí nace que juzgue por revelaciones sus delirios.

Acasola malicia es el mobil de estas fingidas apariciones: tal vez algunaoculta enfermedad, que no es conocida, porque no se manifiesta pordefuera, ó la ignorancia, que es general fomento de estas creencias.

Enfin la razon dicta, que quando se ofrecen semejantes revelaciones,empiecen los hombres sabios á exâminarlas dudando, averiguando laspasiones, la eficacia de la imaginacion, la verosimilitud, y laconformidad que tienen con los dogmas y disciplina de la Iglesia, yponiendo en obra todas las reglas de la buena crítica.

CAPITULO IV.

Continúase la explicacion de los errores que la imaginacion ocasiona.

[51] Hemos propuesto en el capítulo antecedente algunos errores queocasiona la imaginacion en asuntos de Religion y de piedad; en estemanifestarémos los que principalmente ocasiona en el trato civil, y enel exercicio de las Artes y Ciencias, y para hacerlos mascomprehensibles, los dividirémos en varias clases, segun las variasinfluencias que suele tener en ellos la fantasía.

[52] En primer lugar suelen ocasionar el error las

imaginacionespequeñas

: entiendo por pequeñas imaginaciones las que se llenan ysatisfacen de cosas de ningun momento, y suelen hacer que el juicio lastenga por grandes, y se ocupe en ellas. Esto suele observarse en losniños y mugeres, y por eso las vemos casi siempre ocupadas en cosaspequeñísimas, mirándolas como grandes, y dignas de su aplicacion. Lamoda, la cortesía, el adorno, y la conversacion de estas mismas cosas esel atractivo de su juicio, como en los niños los juegos, las bagatelas,y las diversiones. De ordinario las imaginaciones pequeñas son blandas,esto es, son dispuestas á recibir facilmente las representaciones: sonasimismo acompañadas de afectos de dulzura y de gusto; y siendo poco, ónada instruido el juicio de los niños y de las mugeres, se ocupa todo delos objetos de la fantasía. En vista de esto se ha de procurar, ya conla enseñanza, ya con el exemplo, el instruir temprano la juventud enmáxîmas fundamentales de la razon, formando su juicio segun permite sucapacidad. De este modo se ha visto un niño que á la edad de siete añosha defendido públicamente las principales Ciencias con acierto[a], ymugeres que han excedido á los hombres en el juicio. Muchos exemplospueden verse de uno, y otro en los Autores, en especial en Plutarco[b],y entre los modernos en Mr. Baillet[c].

[Nota a: Murator.

Filosof. Moral. capit. 10.

]

[Nota b: Plutarc.

de Clar. Mulier.

]

[Nota c: Baillet.

Jugemens de Savans, t. 5.

]

[53] No faltan hombres afeminados de imaginacion bien pequeña. Algunosusan mas adornos que las mugeres, otros continuamente exâltan cosas depoco momento: unos exâgeran las cosas de ninguna importancia; otros sehacen entremetidos, dando á entender que son grandes hombres, y solo loson en frioleras. Cleóbulo se altera de lo que no debe, se admira debagatelas, y no sabe hablar de otra cosa que de su dolor de cabeza, delo que ha trabajado, de lo cansado que se halla, y en esto emplea todauna tarde, y tal vez todo el dia. Evaristo se halla en una conversacion,y no hace otra cosa que ponderar la desigualdad del tiempo, las niñeríasde sus hijos y sus gracias: y despues, por hacer demostracion de susaber, se pone á hablar de los vestidos de los Macedonios, del orden debatalla de las Amazonas; y si se le ocurre, no omite tal qual lugar deQuinto Curcio. Este vicio es el que llaman los Modernos pedantería

,que consiste en entretenerse solo el entendimiento en cosas de ningunasubstancia, mas propias de niños que de adultos, proporcionadas á lapequeñez de su fantasía, y objetos dignos de su corto juicio.

Estostales no suelen hacer otro daño con estos errores, que causar enfado átodo el mundo, y en especial á los hombres que hacen uso de la razon.

[54] Si la pedantería quedase solo en las conversaciones, fueratolerable; el caso es que se halla en infinitos libros de todasfacultades, y sus Autores nos hacen perder el tiempo y el dinero eninútiles niñerías. MENKENIO desprecia con donayre algunos Gramáticos quedisputaron mucho tiempo sobre sola una voz[a], y cerca de nuestrostiempos hemos visto empeñados dos hombres famosos en averiguar si ha deescribirse Virgilio, ó Vergilio. ¿Y qué cosa mas comun y mas inútil, queexâminar aquello que despues de averiguado para nada aprovecha? Todo elaño emplea ARISTON en averiguar si Ciceron estudiaba sentado, ópaseando, si los vestidos que usaba eran varios, ó uniformes. CLEÓBULO,está afanado para saber qué figura tenian las hebillas de los Romanos, yhace un tomo entero para probar que no usaban espuelas, y trata conmucha extension de los anillos, de los juegos, y otros divertimientosde aquellos tiempos, con tanta satisfaccion, que tiene por ignorantes, éirracionales á los que no emplean, como él, todo el tiempo en inútilesaveriguaciones. PEDRO BURMANO, BENTLEIO, y otros semejantes son dignosde estimacion por el trabajo con que nos dan buenas ediciones de AutoresLatinos, y por el zelo con que promueven las letras humanas; pero no sonde alabar los cuidados que en sus notas ponen, deteniéndose lo mas deltiempo en corregir la palabra del Autor original, gobernados por suspropias reglas, y en impugnar á otros, porque no lo han hecho, sincuidar de las sentencias, que es el punto principal en que se debierandetener.

Han llegado á tal punto estos Correctores

(dice MENKENIO),

que con verdad se puede decir ahora lo que en otro tiempo se dixo delos exemplares, de Homero; es á saber, que se han de tener por mejores ymas correctos los Autores que no se han corregido.

[b].

[Nota a: Menken.

Charlat. Eruditor. pag. 155.

]

[Nota b:

Cbarlataner, pag. 164.

]

[5