VIII. LA ASIMILACIÓN DE LOS DISCURSOS DE LA CIENCIA
Los discursos sobre el sexo que disemina la ciencia prov1ienen de diversas disciplinas: la medicina, la demografía, la sociología, la antropología, la economía, la psicología, la psiquiatría y la sexologia, entre otros. En vista de la multiplicidad de vertientes por las que se pueden manifestar estos discursos, daremos prioridad a los que promueve la salud, por medio de lo que se conoce actualmente como "salud reproductiva". Analizar los discursos bajo esta perspectiva proporciona importantes facilidades para investigar cómo se diseminaron los discursos, por qué medios, los temas cubiertos y otros aspectos relacionados.
Si bien es cierto que estos discursos proliferaron en Costa Rica desde hace muchos años, es en la época contemporánea cuando se pueden identificar algunos períodos con condiciones especiales que contribuyeron a su diseminación. Se habla de un período contemporáneo debido a que es realmente durante el siglo XX cuando la población de Costa Rica empieza a crecer y a presentar cambios importantes, vinculados a un rápido proceso de modernización ocurrido en todos los órdenes de la sociedad y de la economía.
Antes de esa época, a la llegada de los conquistadores españoles, el Obispo Thiel estimó que la población aborigen de la actual Costa Rica era de 20 a 30 mil personas, la que debido a los estragos de la conquista se redujo a 15 mil personas para el año de 1611 (Thiel, 1967). A inicios del siglo XIX, Costa Rica solo contaba con una población de 50 mil personas, crecimiento sumamente lento, debido a las muertes causadas por las epidemias. En el presente siglo, el crecimiento se aceleró y de los 300 mil habitantes contabilizados al inicio de la centuria, se pasó a 858 mil en 1950 (Rosero, 1979), 2 millones en 1975 y 3.3 millones en la actualidad (CELADE, 1990). Por esta razón, el período de 1950 en adelante es básico en la proliferación de los discursos que promueve la ciencia. Por una parte, existe una población de cierta magnitud y en constante crecimiento. Por otra, el proceso de modernización que sufrió el país propició cambios profundos en el ordenamiento social de la población, debido al desarrollo de importantes programas de bienestar social. Estos eventos fomentaron la creación de los dispositivos que contribuyeron a la diseminación de los discursos que promueve la salud.
Los dispositivos que empezaron a desarrollarse durante esa época en el país fueron establecidos por el Estado y tuvieron como objetivo reducir la mortalidad. La tasa de mortalidad, por ejemplo, que ocupaba niveles superiores a los 25 por mil antes de la década de los cuarentas, disminuyó a niveles inferiores de 10 por mil en los sesentas (ADC, 1987). Un cambio aún más dramático presentó la mortalidad infantil en el mismo período, pues pasó de niveles superiores de los 125 por mil a menos de la mitad (ADC, 1987). Actualmente, el país presenta una de las tasas de mortalidad más bajas de Latinoamérica (13 muertes por mil nacimientos)(DGEC, 1994)..
Estos logros provinieron fundamentalmente de la mejora en las condiciones de vida (aguas no contaminadas, eliminación de excretas, mejor educación y alimentación), de la difusión de la medicina preventiva (principalmente la vacunación) y el desarrollo de una medicina curativa con tratamientos simples (antibióticos) (Rosero, 1979). Lógicamente, uno de los factores que explica el rápido crecimiento de la población que presentó el país, principalmente después de 1950, está relacionado con estos hechos.
En la década de los años cincuentas, el país había agotado su frontera agrícola. Las zonas rurales que habían absorbido una población creciente, se tornan en zonas de expulsión de población. La creciente urbanización trae consigo los problemas de desempleo, hacinamiento y delincuencia.Con la creación del Programa Nacional de Planificación Familiar y Educación Sexual, en 1968, empiezan a tomar mayor auge los discursos de la salud. Este programa es el que hoy en día se conoce como Programa de Salud Reproductiva. Esta vez, entre uno de sus objetivos estaría, entre otros, reducir la tasa de natalidad.
El involucramiento del Estado en la planificación familiar marca una nueva etapa en su papel. La población se convierte así en un asunto político que requiere regulación. Lo que antes quedaba en la esfera de lo privado y de la decisión familiar y comunitaria, pasa a convertirse en un tema nacional. El Estado define una nueva área de regulación y la salud no se concibe ya solo como la lucha contra la enfermedad, sino también como la prevención de múltiples embarazos. Lo que a principios de siglo, en vista de la escasez de la población, era una bendición para la economía del país, ahora se mira de manera opuesta.
Con la participación del Ministerio de Salud y de la Caja Costarricense de Seguro Social, así como con el apoyo de otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, el programa puso a disposición de las mujeres una serie de anticonceptivos modernos para prevenir el embarazo o espaciar los nacimientos y así contribuir al bienestar de las familias costarricenses. No obstante, también desarrolló una intensa actividad en el campo de la salud, la educación sexual, la información y la investigación (Carvajal y otros, 1979). Médicos, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, sexólogos, antropólogos, demógrafos y economistas, entre otros, así como especialistas en áreas de estos campos, conformaron una nueva élite de poder que, con el apoyo del Estado, iniciaron una nueva proliferación de los discursos sobre el sexo.
Pese a que en el país siempre se ha prohibido la promoción pública de los anticonceptivos, lo cierto es que su difusión se generalizó en la población femenina y, en la actualidad, Costa Rica es el país latinoamericano que posee la tasa más alta de prevalência anticonceptiva (76%) (CCSS, 1994). Un factor importante que explica este hecho es la cobertura que posee el sistema nacional de salud, pues a lo largo y ancho del territorio nacional, existe una infraestructura que le permite a una porción importante de sus habitantes tener acceso a la salud, ya sea por medio de hospitales, clínicas, centros de atención e, incluso, unidades móviles.
La apertura de las consultas de planificación familiar y de otras relacionadas -control prenatal y post parto, por ejemplo- invitaron a una discusión más abierta de los temas relacionados con el sexo. La conveniencia o no de usar un anticonceptivo, así como los avances en sus técnicas, se convirtieron en tema de investigación y de discusión en revistas científicas y en los medios de comunicación. A la vez, se crearon organizaciones de apoyo para los programas de planificación familiar. Sin embargo, movimientos, principalmente religiosos, empiezan una decidida oposición, principalmente contra los anticonceptivos artificiales (pastilla, DIU, condón e inyección). Esta oposición genera una mayor proliferación de discursos y se llega a discutir también sobre el tema del aborto y de la esterilización. El aborto se regula en el Código Penal y se justifica solo en casos de necesidad médica. La esterilización no corre igual suerte y después de muchos años de discusión, se reguló en 1988 con la publicación de un Reglamento de Esterilizaciones que la justifica en pacientes con riesgos obstétricos (Madrigal, 1989).
Las polémicas que giran en torno a estas prácticas se hacen comunes y trajeron consigo la discusión de otros tópicos relacionados: los embarazos no deseados, el planeamiento de los embarazos, las prácticas sexuales precoces, el número ideal de hijos(as), el espaciamiento de los embarazos, etc.
En el centro de este nuevo "problema" estaba el sexo; la sexualidad se convirtió en el objeto de análisis, de discusión y de blanco de intervención de los nuevos programas de salud. Nace una nueva era de los discursos de la salud. Los dispositivos de los discursos empezaron a funcionar con el apoyo del aparato Estatal.
Ligado a este proceso, la sexualidad de los(as) jóvenes empieza a ser cuestionada severamente. La sociedad Adescubre un peligro en la sexualidad impulsiva de los jóvenes. Se centra la discusión en el embarazo de las mujeres jóvenes y los problemas a que se exponen ellas y sus hijos, desde una perspectiva física, pero ahora también psicológica y social. Las estadísticas muestran que la proporción de embarazos en mujeres jóvenes se había mantenido en los mismos niveles, que varían del 17 al 21 por ciento, desde hace muchos años (DGEC, 1994). Sin embargo, con la nueva preocupación por el aumento de la población es que se mira su inconveniencia. Se habla, entonces, del "embarazo en adolescentes", "madres jóvenes", "embarazo precoz" y otros similares. Lo que antes era natural, como la procreación temprana, ahora se le interpreta como "un problema de salud".
Las cosas empiezan a decirse de otro modo; el término Ajuventud trata de sustituirse por el de Aadolescente. La diferencia no es semántica. Los Aadolescentes pertenecen a un grupo de la población que debe esperar hasta la adultez. Esperar significa prepararse tanto económicamente como profesionalmente. Con ello, se pretendió fomentar en los jóvenes una mayor preocupación por un futuro más promisorio y lleno de oportunidades. Ser adolescente se equiparó con desligarse de la reproducción. Los jóvenes que antes se casaban y reproducían en edades tempranas, pasaron a convertirse en adolescentes que debían Aesperar. Se pretendió clasificar así en una nueva categoría a un grupo importante de la población cuando en realidad todos los adolescentes son jóvenes, pero no todos los jóvenes pueden vivir su adolescencia o preparación para la edad adulta, pues muchos adquieren responsabilidades tempranas, típicas de personas mayores.
En la práctica, ambos términos se utilizan ahora como sinónimos, pero lo cierto es que la adolescencia la viven por un período mayor y la disfrutan en mayor medida, quienes poseen más recursos económicos. Por esta razón, el término adolescencia vino también a revelar una nueva perspectiva de las diferencias de clase, haciéndole creer a los más necesitados que también ellos podrían vivirla, si se reprodujeran menos y se preocuparan más por su futuro. No habían en realidad adolescentes pobres: para serlo se necesitaban los recursos para obtener una profesión. De ahí que los programas que tuvieron como población meta a los adolescentes, siempre fueron selectivos y excluyeron a gran parte de la juventud costarricense.
Acompañado del cambio que empieza a darse en el lenguaje, hombres y mujeres jóvenes se convierten en el blanco de los programas de salud, en temas de investigación, de discusión y de censura. También se intenta crear programas de atención desde una perspectiva más integral (no solo anticonceptiva). Se centra la atención en los estudiantes de nivel secundaria, pues el acceso es más fácil, pero se descuida una proporción importante de jóvenes (aproximadamente el 60% de ellos). A este esfuerzo se une tanto el Estado, por medio de los sectores de la salud y de la educación, así como las organizaciones no gubernamentales interesadas en la temática.
Producto de los esfuerzos para trabajar con la juventud, se les llega a visualizar irremediablemente ligados a las prácticas sexuales y a la sexualidad, como si en los adultos esto no se cumpliera. Aún más, la juventud se concibió como ligada a una sexualidad "irresponsable" y a los adultos con la autoridad moral de decidir sobre sus acciones. De ésta manera, surgen los adultos interesados en controlar la sexualidad de la juventud, aunque muchos de ellos ni siquiera supieran vivir la suya propia. De los jóvenes se espera el autocontrol y se ponen enjuego nuevos conceptos de responsabilidad, así como también nuevos castigos para los infractores.
En la época de los años setentas, el país inicia un proceso de industrialización por substitución de importaciones que pretende lograr un desarrollo independiente de los productos agrícolas. La abundancia de mano de obra barata se torna en un obstáculo para la creación de un mercado de consumidores y una clase obrera especializada. Paralelo a estos cambios se hace un esfuerzo por desarrollar programas educativos en el área de la sexualidad. El objetivo es fomentar la educación de los hijos de manera responsable. El Estado, por medio del Ministerio de Educación, inicia la confección de guías de sexualidad, las que serían entorpecidas en múltiples ocasiones por la Iglesia Católica argumentando que éstas son inmorales. La Iglesia defiende así su prerrogativa como institución de educación de la sexualidad.
Sin embargo la oposición religiosa genera un debate sobre la conveniencia o no de los programas de sexualidad. Las preguntas que surgen son diversas: )se les debe hablar ahora a hombres y a mujeres jóvenes sobre los métodos de planificación familiar?, )sobre las relaciones sexuales?, ) sobre el aborto?, ) sobre los diferentes tipos de convivencia?, ) sobre la masturbación?, ) sobre el placer de las relaciones sexuales?, )sobre el divorcio, el homosexualismo, el machismo?, )sobre la violencia familia y el abuso sexual?, ) sobre la necesidad de relaciones igualitarias entre hombres y mujeres?, )sobre la prostitución? Esto, lógicamente, origina otra serie de preguntas: )es moral o inmoral hablar de algunos temas?, si se decide que se puede hablar de ellos, )qué enfoque darle?, )religioso o científico?, )cómo concebir la orientación sexual? )cuándo se inicia la vida?, )el papel del aborto?, )se debe recomendar espaciar los hijos?, )qué anticonceptivos son convenientes?.
No existe una respuesta única a estas preguntas. En la discusión de estos temas, los discursos religiosos ejercen su poder, pero ya no es el único. La ciencia cuestiona muchas de sus premisas por medio de nuevos discursos. Pero mientras se discute la conveniencia o no de hablar de estos temas, los jóvenes ya empezaron a formar su propio criterio con la información que reciben de la "calle", por medio de sus amigos(as) u otras personas. Los discursos no esperan a ser aprobados o reprobados, simplemente se difunden y los(as) jóvenes los asimilan a su manera.
En la década de los ochentas aparece un nuevo factor que contribuye a una mayor proliferación de mensajes por parte de la ciencia: la aparición de la epidemia del SIDA. Tres aspectos que produjeron una difusión sin precedentes fueron la diversidad de los mensajes que suscitó, la abundancia de material y la acogida que recibió de los medios de comunicación.
La proliferación de discursos que promovió la aparición de la epidemia se explica porque tocó diferentes áreas de la sexualidad humana que tradicionalmente habían sido clasificadas como tabúes: el goce y el placer sexual, la responsabilidad, la orientación sexual, las prácticas sexuales, el estilo de vida, el género y otras no menos íntimas o complejas como lo son la virginidad, la masturbación, la iniciación sexual, la violencia, la prostitución, el uso de drogas, y otros. Empieza así la discusión pública de temas tradicionalmente censurados. Se habla en los medios de comunicación de las prostitutas y de los prostitutos, de los homosexuales y las lesbianas, de los bisexuales y los travestis. Los profesionales de las ciencias sociales empiezan a investigar diferentes tópicos en estas poblaciones: prácticas sexuales, estilos de vida, auto definición, preferencias sexuales, actitudes hacia diferentes áreas de la sexualidad, así como también el conocimiento sobre el SIDA, la prevención, los mitos y las creencias, entre otros.
Psicólogos(as), trabajadores(as) sociales, abogados, médicos, enfermero s (as), microbiólogos, sociólogos, sexólogos, epidemiólogos, investigadores y otros, se aglutinan en torno al tema. Unos estudian los aspectos bio-médicos de la epidemia, otros los factores sociales que la diseminan, otros los modelos de prevención necesarios para disminuir el número de personas infectadas. En este proceso, se crean nuevos discursos, se discuten otros ya vigentes o se "reviven" antiguos mensajes.
Por otra parte, y corno consecuencia de los mensajes que culparon a las minorías sexuales de ser causantes del SIDA, hombres y mujeres de diversas orientaciones sexuales, oficios o estilos de vida hicieron un pronunciamiento público de su sexualidad, expusieron sus ideas o lucharon organizados para contrarrestar los efectos de la epidemia. La diseminación del SIDA hizo que, por primera vez en la historia de Costa Rica, las minorías sexuales, apoyadas también por muchos heterosexuales, se agruparan para defenderse de la discriminación y el maltrato a que fueron sometidos (Schyfter, 1989). Se puede afirmar que el SIDA sacó del "closet" a las minorías sexuales y revivió la antigua discusión sobre la orientación sexual. Con motivo de la discriminación que también sufrieron los portadores del VIH en los hospitales, en las comunidades y hasta en sus propios hogares, se empezó a discutir y a luchar por sus derechos humanos.
Se comienza también a discutir públicamente y a hacer recomendaciones sobre prácticas sexuales más seguras y por primera vez, se promociona un dispositivo anticonceptivo -el condón- para prevenir el contagio. Se puede ahora hablar de temas prohibidos como la penetración del pene sin condón en el ano o en la vagina por ser los principales mecanismos de transmisión del virus. También se mencionan las prácticas menos riesgosas como la penetración del pene con condón en la vagina o en el ano, el sexo oral, la masturbación sola o mutua y otras formas de placer no penetrativas, inclusive el s adornas o qui smo o el exhibicionismo. Se hacen demostraciones públicas de cómo utilizar correctamente el preservativo.
Los programas preventivos, informativos y asistenciales, tanto gubernamentales como no gubernamentales, hicieron su entrada oficial. El Estado, por medio del sector salud, en 1985, se enfrentó a la nueva problemática. Los programas preventivos iniciales incentivaban la discriminación de las minorías, pues recomendaban para evitar el contagio, rechazar a los homosexuales, los bisexuales y a las prostitutas, como si la identidad, y no la práctica, fuese el origen del problema (Madrigal y Schifter, 1990). Los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y los gobiernos donantes pusieron freno a estos enfoques por medio de su asistencia económica. Las recomendaciones serían realizar una prevención menos prejuiciada y más acorde con la realidad de la transmisión del virus. Aunque el enfoque conservador promovió la monogramia y la fidelidad, se incluyeron mensajes sobre el condón. Se insiste, también desde 1985, en la necesidad de hacerse el examen del SIDA.
Las organizaciones no gubernamentales inician sus campañas de prevención, trabajando directamente con las minorías que no son contempladas en las campañas nacionales. Su discurso es más directo y menos negativo de la sexualidad. Se reafirma el derecho a la diferencia y a la libertad sexual, pero con protección. Pronto estas organizaciones inician un trabajo con otros grupos ya no minoritarios, como las mujeres y los jóvenes. Los mensajes sobre la sexualidad que promueven estas organizaciones no se circunscribe solo a la prevención, sino que abarca otros temas como el feminismo, la masculinidad, la autoestima, el control de la vida, la comunicación sexual, la orientación sexual y otros temas relacionados.
Las controversias tampoco tardaron en aparecer. Muchos científicos empezaron a cuestionar los mensajes religiosos y a retratarlos como nocivos para la salud pública. El mensaje religioso de prevenir por medio de la fidelidad y de la abstinencia sexual es cuestionado desde muchos sectores. La Iglesia Católica, por su parte, publica artículos periodísticos sobre la inefectividad del condón. El SIDA abre las puertas para hablar de temas no solo de la sexualidad, sino de sus consecuencias en el campo económico, social, familiar, infantil, político, cultural, etc. La proliferación de discursos sobre el sexo como consecuencia de la aparición del SIDA continúa.
Los medios de comunicación proliferan los mensajes sobre el SIDA y la sexualidad: el número de casos, las formas de transmisión, las poblaciones más vulnerables, las prácticas sexuales, las proyecciones para el futuro, las investigaciones médicas y psicológicas, la vida de las personas seropositivas, las permanentes entrevistas a los expertos, el desarrollo y desenlace de la enfermedad. Tanto la televisión, la prensa escrita y la radio se convirtieron en mecanismos exitosos de difusión de los mensajes. Lamentablemente, el sensacionalismo con el que se abordó el problema, los pronósticos exagerados con respecto al número de infectados y de portadores del virus y el manejo acumulativo de los casos registrados de SIDA, fomentaron el pánico y la idea de una epidemia con devastadoras consecuencias (Madrigal y Schyfter, 1990). Sin embargo, desde hace varios años, la mayoría de medios de comunicación muestran una mayor solidaridad y objetividad.
Debe mencionarse que los medios de comunicación juegan un papel importante en la promoción de los discursos que se derivan de la ciencia. Claro está que, como se analizó anteriormente, el Estado por medio del sector salud, constituye otro fuerte mecanismo de difusión. Además, los medios de comunicación también transmiten los mensajes que promociona el Estado. Sin embargo, una incongruencia es que el Estado difunde los mensajes preventivos y asistenciales sobre el SIDA pero no de los temas como la orientación sexual, el placer, estilos de vida, el sexo oral y otros considerados como Ainapropiados. Estos, promovidos por los científicos, vienen a alterar el ordenamiento establecido. Ya no se dice que el sexo es solo un medio para lograr la procreación, sino que sirve para obtener placer y que tanto hombres como mujeres tienen el mismo derecho a disfrutarlo. La virginidad de las mujeres -símbolo de fidelidad hacia su futuro compañero- considerada por la religión como un requisito indispensable antes del matrimonio, es rebatida por la ciencia (sexólogos y psicólogos). Se le mira como irrelevante. La homosexualidad, que fue concebida como una enfermedad por muchos años, sería eliminada de los manuales de enfermedades mentales. El silencio en la promoción de anticonceptivos como el condón para cesar o espaciar los nacimientos, es terminado por una fuerte campaña publicitaria que establece la necesidad de contribuir con la salud pública de la población.
Los embates constantes de los discursos científicos parecieran que han puesto a la defensiva a la Iglesia Católica. En un pacto no oficial la Iglesia pareciera insinuarle al Estado que, en materia de sexualidad, las cosas que ella censura se pueden hacer siempre y cuando no reciban publicidad. La esterilización femenina, por ejemplo, una técnica para cesar la procreación que se practica en los hospitales del Estado, es censurada por la Iglesia. Esto hace que el Estado no la promocione. Sin embargo, es el anticonceptivo más usado en el país (Madrigal, 1994). Esto demuestra que se promueve discretamente por los médicos y los mismos medios de comunicación.
Los discursos de la ciencia y la juventud
Aunque la motivación de los discursos científicos del Estado sobre la sexualidad en Costa Rica ha sido la necesidad de planificar la familia, los jóvenes los asimilan de la misma manera que lo hacen con los otros discursos: aceptando lo que intuyen que les beneficia y resistiendo aquello que no. En nuestro grupo de estudio, los párvulos pertenecen a un grupo de edad que solo ha llegado a la escuela secundaria. Su conocimiento de teorías científicas sobre la sexualidad es por lo tanto, escasa. Se limita a lo que han oído del Estado por medio de las campañas de planificación familiar y control de las ETSs y lo poco que estudian sobre el tema en sus lecciones.
Los jóvenes, sin embargo, manejan conceptos básicos de algunos temas científicos sobre sexualidad que provienen de fuentes ajenas a la Iglesia o de la calle. Muchos de ellos han leído algunos libros sobre sexualidad, revistas, películas, periódicos o han visto en televisión a algunos sexólogos que tienen programas sobre el tema. En sus respuestas a las preguntas de nuestro estudio, se expresan teorías científicas o interpretaciones erradas de éstas.
Sin embargo, los discursos científicos de los jóvenes responden, al igual que los otros, a las diferencias de clase y de género. En otras palabras, la asimilación de los mensajes científicos se ve afectada por factores que sirven de Abarrerás o de Acoladores. Los jóvenes, entonces, no aceptan ciegamente lo que oyen como Acientífico de sus maestros o libros, sino que seleccionan aquellas partes que se adapten mejor a sus necesidades. De ahí que para presentar la manera en que ambas comunidades y ambos sexos responden a los discursos de la ciencia, es importante tomar en cuenta las diferencias de los cuatro grupos.
LOS DISCURSOS EN LOS HOMBRES DE VILLA DEL SOL
Los varones de Villa del Sol son los que más combaten los discursos religiosos y los que más exponen los científicos. Debe recordarse que en términos de nivel socioeconómico, Villa del Sol podría situarse en un nivel medio y Villa del Mar en uno bajo-marginal. Esto hace que los recursos individuales o capacidades de los jóvenes de Villa del Sol (psicológicos, sociales, económicos) sean mayores que los de Villa del Mar. También lo son los recursos estructurales como el acceso a la educación, los servicios de salud, el empleo, la urbanización y otros relacionados.
Villa del Sol es una comunidad en desarrollo y expuesta al progreso. La movilidad social se da por medio de la educación, la que depende del método científico. Se aprende a utilizar la razón y la lógica para resolver los problemas. No es de extrañar, entonces, que los varones de Villa del Sol las prefieran para tomar sus decisiones y escoger alternativas. Si añadimos que su construcción de género le da prioridad al pensamiento racional en vez de la emocionalidad, los muchachos están más influidos por la ciencia. De ahí que su apoyo a la planificación familiar y al uso de la prevención, postulados de los discursos de la ciencia en el país, sea mayoritaria.
Los varones también dependen menos del cuerpo para explicar las conductas de las personas. En vista de que el estatus social, la inteligencia y la educación juegan un papel más importante en la comunidad para la movilidad social, se pone más énfasis en los procesos mentales internos. Las personas triunfan más por su control y su conducta que por la fuerza. De ahí que las teorías Ainternas o Apsicológicas sobre el género o la orientación sexual estén más diseminadas: las personas que no calzan con las expectativas de los demás es porque están Aenfermas, Adesviadas o Amai educadas. La fe en que el progreso y el cambio son posibles hace que ellos asimilen, entonces, tesis menos esencialistas y más de desarrollo, como el freudianismo.
Finalmente, los peligros al acecho de los jóvenes están más bajo control. Villa del Sol es una comunidad que ha librado exitosamente su lucha contra la pobreza y las enfermedades infecto-contagiosas. De ahí que exista una mayor apertura a escuchar a las recomendaciones de la ciencia y del Estado con respecto a la prevención. También existe más optimismo que con las medidas adecuadas, el peligro del SIDA podrá ser controlado.
Los varones de Villa del Sol están conscientes de que gozan de muchos privilegios en una sociedad patriarcal. Por ser hombres, dependen menos de sus cuerpos y de su control para gozar de prestigio social y avance económico. No tienen por qué preocuparse tanto por la virginidad ni por demostrar su fidelidad. Gozan de independencia de movimiento y de salidas. Para proteger el status quo, los hombres defienden tesis más freudianas y menos esencialistas sobre el género y la orientación sexual que los de Villa del Mar.
Para los varones de Villa del Sol, las mujeres son seres que tienen una mente Afemenina y los varones, una Amasculina. Por procesos psicológicos de desarrollo, ambos se diferencian y se contraponen. Para ellos ser mujer no es como se mira en Villa del Mar, o sea un ser humano pasivo y débil, sino el opuesto a lo que es un hombre. Esta Aoposición no es estática sino que puede ser alterada. De ahí que a los varones no les importe tanto, como sucede con los de Villa del Mar, que la moda cambie y así lo que diferencie a hombres y mujeres. Las mujeres pueden ser más estudiadas y menos pasivas y seguir siendo mujeres. La diferencia es una supuesta psicología distinta, asociada con la reproducción y la maternidad.
Los varones escogen así los postulados de la ciencia que más les deparen estabilidad y dejar las cosas como están. El éxito de las teorías freudianas no se debe entonces tanto a que la comunidad de Villa del Sol es más Amoderna y Acientífica. Su aceptación tiene que ver más con sus premisas de que las mujeres son más presas de la reproducción y que por razones de su proceso de resolución del complejo de Edipo, desarrollan menos su superego y su parte racional y lógica.
Los hombres de Villa del Sol defenderán las tesis preventivas del Estado, porque entienden que sin planificación familiar, o sin salud, su movilidad social se verá amenazada. En el caso de la planificación familiar, por ejemplo, los jóvenes la aceptan porque es Alógica y promovida por Alos científicos. Los jóvenes han escuchado sobre ésta y es apoyada y concebida como una necesidad. Muchos la justifican para mejorar su situación económica: si se desea combatir el alto costo de la vida, es lógico que debe apoyarse la planificación familiar, pues es progreso. De esta manera, Jefferson nos dice que se debe recurrir a la planificación porque la "situación económica no es buena", Jorge argumenta que "está bien, porque tal vez no pueda mantener los hijos" y José la aprueba pues "no se pueden tener 20 hijos, sale muy caro".
No solo se comparte el discurso de que la planificación familiar es necesaria, sino que los jóvenes saben de algunas indicaciones específicas:
... que hay que esperar dos años para tener otro hijo, que hay que utilizar métodos anticonceptivos como el condón, la pastilla y toda esa "cochinada". Si los doctores dicen, que hay que usarlos, es por algo. (Carlos)
... antes de tener un hijo tiene que planificar, tienen que saber cuánta plata van a gastar, cuántos hijos van a tener y, que cuando los tengan, qué van a hacer (Alejandro).
En lo que respecta al condón, los jóvenes apelan a la responsabilidad social e individual para apoyar su uso. "Ya es necesario que el hombre sea responsable, y en tanto sea así, que use el condón para evitar tanta procreación", nos dice Guillermo. Aaron lo ilustra de la siguiente manera: