Los Traileros y la Vida Loca by Jácobo Schifter Sikora - HTML preview

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Los machos sexistas

Los autores de la otra escuela tienen una perspectiva diferente. Ellos no comparten la idea de que el machismo o la masculinidad del hombre latino esté divorciada de su relación de dominio sobre la mujer. Oscar Lewis (1961) fue quizás el primero en hacer famoso el estereotipo del macho como un hombre matón que acentúa lo masculino hasta el absurdo:

En una pelea, nunca quisiera rendirme o decir “basta” aunque mi oponente me esté matando. Quisiera tratar de ir hacia mi muerte sonriendo. Eso es lo que queremos decir cuando hablamos de “macho” y de ser masculino 25.

Annick Prieur, en su estudio sobre homosexuales en un barrio mexicano, concuerda con Gutman en que el homosexual ayuda a definir al macho: “En muchas sociedades él (el homosexual) es un símbolo cultural de lo opuesto al hombre masculino” 26. Ella concede

que los homosexuales ayudan a definir a los hombres machos, o masculinos como los llama, pero que no puede ésto separarse, como intuye Gutman, de lo femenino ya que “la dominación masculina, la subordinación de lo femenino y la degradación del homosexual, están relacionados” 27.

Carrier en sus trabajos sobre la homosexualidad y la homofobia, también considera que el machismo está estrechamente vinculado con la hipermasculinidad, o sea la diferenciación extrema de lo que es ser hombre y mujer: “La frontera distintiva entre los roles masculino y femenino en México parece ser en parte debido a un ideal hipermasculino culturalmente definido y al que se llama machismo” 28. Para el autor, esta

hipermasculinidad está asociada con el coraje, el dominio, el poder, la agresividad y la invulnerabilidad 29. Díaz lo mira como “despliegue excesivo, abusivo y pervertido de los atributos masculinos” que a veces resulta de la misma inseguridad de sentirse hombre:

“Dudas e inseguridad más profundas sobre la propia masculinidad, y un sentimiento ńo masculino´ de indefensión y miedo predicen un fuerte despliegue de actitudes y conductas machistas”. 30

Carrier no piensa que las cosas estén cambiando radicalmente, como aduce Gutman. Para él, el mundo del macho masculino excluye a la mujer: “Las relaciones sociales de los hombres mexicanos tienden a ser completamente masculinas, tanto antes como después del matrimonio. Los hombres se sienten libres de utilizar buena parte de su tiempo libre con sus amigos hombres en vez de con sus esposas”. Ni siquiera mira un avance en las cantinas, como hizo Gutman: “los establecimientos de bebida en México –cantinas, bares, 25 Oscar Lewis, The Children of Sanchez. New York: Radom House, 1961, p.38.

26 Annick Prieur, Memàs House in Mexico City. On Transvestites, Queens and Machos. Chicago: The University of Chicago Press, 1998, p. 231.

27 Ibid, p. 233.

28 Joseph Carrier, De Los Otros, p.4.

29 Ibid.

30 Rafael Diaz, Latino Gay Men, p.64.

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clubes nocturnos- son puntos populares donde los hombres mexicanos pasan su tiempo libre lejos de sus familias” 31.

Mc Ginn también comparte la idea de que, para el hombre, el machismo está relacionado con una diferenciación y desprecio hacia lo femenino: “El muchacho mexicano puede ser severamente castigado por involucrarse en actividades femeninas tales como jugar con muñecas o jackses. Los padres, física y verbalmente, castigan los rasgos ´femeninosén sus hijos varones” 32. Paternosto también considera que el machismo latino que

“permea todas las instituciones y relaciones sexuales” 33, se establece contrastando lo

masculino y lo femenino: “En América Latina, una mujer que expresa su sexualidad es una puta y el hombre que lo hace es un dios” 34.

Stevens concuerda en que el machismo se define por oposición a lo femenino y que lo segundo (el marianismo) está subordinado a lo primero:

Es la misma cosa en cada clase social. Existe un acuerdo casi universal sobre cómo debe ser una “verdadera mujer” y cómo debe actuar. Entre las características de este ideal están la semidivinidad, la superioridad moral y la fuerza espiritual. Esta última engendra abnegación, esto es, una capacidad infinita para la humildad y el sacrificio. Ninguna autonegación es demasiado grande... no es posible poner límites a su vasta historia de paciencia con los hombres de este mundo... Ella es también sumisa a las demandas de los hombres: maridos, hijos, padres, hermanos... 35

Lancaster, en su estudio sobre el machismo en Nicaragua, concuerda con la visión de los autores arriba mencionados en que éste está supeditado al contraste con lo femenino. Sin embargo, el autor, no siendo esencialista, considera que es una construcción social y que tanto lo macho como su opuesto, lo femenino, puede ser creado en hombres y mujeres:

Aquellos que consistemente pierden en la competencia por el estatus masculino, o que pueden ser convencidos para que se pongan a disposición de las necesidades y estatus sexuales jugados por otros hombres, o quienes, a pesar del estigma, descubren el placer en el rol sexual pasivo pierden estatus: estos hombres se convierten en cochones. Y aquellos que dominan las reglas de la masculinidad convencional, o que derivan placer del uso de otro (estigmatizado justamente por ese placer en una posición sexual definida como subordinada), se convierten en

machistas 36.

31 Joseph Carrier, De los Otros, p. 7.

32 N. McGinn, “Marriage and family in middle-class Mexico. Journal of Marriage and the Family 28: 305-13.

33 Silvana Paternosto, In the Land of God, p.32.

34 Ibid, p.280

35 Evelyn Stevens, “Marianismo: The Other Face of Machismo in Latin America”. Society 10 (September-October): 57-63.

36 Roger Lancaster, Life is Hard, p. 249.

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¿Cómo se construye el machismo y su opuesto según este autor? Pues para él, las mujeres son entrenadas desde jóvenes a subordinarse al hombre y a ser “sumisas, leales, ingenuas, frágiles, comprensivas, desapasionadas, incapaces de iniciar el acto sexual, y preparadas

para obedecer” 37. Con respecto al homosexual, Lancaster nos da un ejemplo de un joven de 12 años que es pequeño pero no afeminado. Sin embargo, la debilidad es asociada con lo femenino y el muchacho es obligado a hacerse “afeminado” por medio de insultos (lo llaman cochón), se le tiran encima y hacen que lo sodomizan. De esta manera, piensa el autor, los machos hacen cochones de los más débiles38.