Los Traileros y la Vida Loca by Jácobo Schifter Sikora - HTML preview

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EL DISCURSO FEMINISTA

El feminismo, como movimiento, tiene su origen en el siglo XIX, aunque ha tenido varias

“olas” y énfasis distintos. En Centroamérica, la versión liberal es la más conocida. La teoría política liberal está basada en la concepción de los seres humanos como agentes esencialmente racionales. La desigualdad femenina en la vida pública es el aspecto de atención del feminismo liberal. Especialmente, se preocupan por las prácticas que limitan su educación y trabajo.

La sexualidad está influida por el desmedido poder que ejercen los hombres gracias a su mayor capacidad económica. La mujer debe tener los mismos derechos sexuales que el hombre. Uno de ellos es el control de su cuerpo. La supuesta mayor pasividad de la mujer no es otra cosa que su falta de independencia económica y legal. El verdadero placer sexual se encuentra cuando ambos géneros tienen un poder similar.

La gran mayoría de los traileros no comulga con el discurso feminista. Lo consideran un discurso de y solo para las mujeres. Sin embargo, las ideas liberales y los derechos 80 Michel Foucault, The History of Sexuality III. The Care of the Self. Harmondsworth: Penguin, 1988.

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humanos hacen que ellos se expongan cada vez más a sus principios. Ernesto, por ejemplo, admite que en su hogar “mis hijas y mi mujer están siempre con la idea de que tengo que ayudar a limpiar en la casa y aceptar más sus opiniones”. José nos cuenta que su mujer mira el “talk- show” de Cristina y se “le ha metido un montón de ideas gringas sobre la igualdad de los sexos”. Carlos se enfrentó con su mujer hace poco cuando por vez primera le dijo que no quería tener sexo esa noche y que ella era “dueña de su cuerpo”. “¿Quién te metió esa idea en la cabeza?”, le gritó el marido. “Está en la declaración de los derechos humanos que nos leyeron en la escuela”, le respondió ella

“de forma altanera”.

Julia, la esposa de Mario, está estudiando de noche porque quiere salir a trabajar. “El sueldo tuyo no alcanza”, le comentó antes de ingresar en el colegio nocturno para adultos.

María, la mujer de Pedro, trabaja ahora vendiendo tamales en el barrio. “Desde que tiene su propia platita, nos dice él, no se le puede decir nada porque brinca”, nos comenta con cólera. Elizabeth, la hija mayor de Erick, no quiere casarse ni seguir los pasos de su madre. “¿Para estar de empleada de mi marido?”, le dijo cuando él le preguntó si se iba o no a casar con su novio.

EL DISCURSO CIENTÍFICO

Con el desarrollo de la psiquiatría en Occidente, a partir del siglo XIX, y con su interés en servir de puente a los nuevos estados para “regular” la sexualidad a su mayor conveniencia, se fue formando un discurso independiente que conoceremos como el de la ciencia y que reúne a muchos científicos entre psiquiatras, médicos, demógrafos, sociólogos, abogados, economistas, penalistas y, en el siglo XX, sexólogos. Los traileros están expuestos a este discurso en clínicas, dispensarios, puestos de salud y autoridades sanitarias.

La salud sexual es un objetivo de la sociedad y el Estado. El sexo es una actividad natural y placentera pero requiere de información científica para realizarse

“responsablemente”

Los traileros están conscientes de que existe un discurso de la salud sexual que insiste en que deben practicar la prevención, la planificación familiar y el plan nacional de salud de cada uno de sus países. En aquellos con una gran población y desempleo, se incentiva el espaciamiento y el control de la natalidad. En los que la población es más reducida, el mensaje de control demográfico es más débil. Sin embargo, todos los Estados combaten las enfermedades de transmisión sexual y con más razón el sida que está teniendo un gran impacto en países como Honduras, Guatemala y El Salvador.

Los traileros no solo tienen buena información sobre la necesidad de protegerse de las enfermedades sino que están conscientes de que el discurso de la salud sexual difiere de los otros, principalmente el de la Iglesia Católica. “Sé que estoy en contra de lo que la Iglesia dice en la materia, nos dice Pedro, pero sí planifico porque la situación económica está muy dura”, nos dice. Cirino está también de acuerdo en que “la vida está muy cara y no podemos tener ocho o diez hijos como nuestros padres”.

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Otros discursos científicos han ido encontrando eco en los traileros. Algunos están al tanto de algunas de las ideas “modernas” sobre la orientación sexual, la sexualidad femenina, el aborto y otros temas relacionados. Arturo, por ejemplo, considera que la homosexualidad es una enfermedad mental y cita algunos estudios de la psiquiatría para promover su tesis. Pancho entiende “un poco” sobre el orgasmo femenino y “el punto G”.

Cirino, por su parte, lee revistas de sexología para “aprender nuevas técnicas para hacer el amor” y también ha comprado “vaselinas especiales en la farmacia para retrasar la eyaculación. Noé aprendió usar el lubricante del doctor de la compañía cuando su mujer

“no lubrica”.

EL DISCURSO DEL GÉNERO (MACHISMO)

A diferencia del religioso, el discurso de género o machismo es aprendido entre los grupos de hombres y no cuenta con una institución que lo promueva oficialmente. Los traileros y las mujeres lo asimilan de distintas maneras y lo internalizan cada uno a su modo. Ambos saben que no es un discurso “oficial” y que se debe expresar solo en los lugares “apropiados” (nunca ante representantes de la ciencia o de la religión). El discurso, a diferencia del de Eros, promueve la asimetría y considera que la mujer no tiene los mismos derechos. Es más común en el hogar del trailero que cuando está solo en la calle o en compañía de las minorías sexuales.

El hombre es activo sexualmente por naturaleza, más grande en tamaño y más fuerte que la mujer; la actividad, la fuerza y el tamaño son superiores a la pasividad, la debilidad y la pequeñez. La penetración es superior a ser penetrado.

La mujer que es penetrada vale menos, a menos que esté casada. Los hombres que tienen múltiples relaciones sexuales con distintas mujeres son más hombres. Las mujeres muy sexuales son deshonestas o putas.

Los traileros comparten el discurso machista. El trailero aduce en un 82% que el lugar de la mujer es en la casa y el 80% afirmó que es mejor para todos si el hombre trabaja fuera del hogar y la mujer cuida los hijos. “Una mujer es para estar en la casa y esperar a su marido, para cuidar a los chamacos y para hacerle a uno la comida”, opina Joaquín, un camionero guatemalteco. “La mujer nace con una hormona especial que la hace más cuidadora, similar a una gallina. Esa hormona le sale con la regla y uno la puede ver cuando orina más amarillo. Usted no ve a la gallina andar en la calle, sino que la encuentra sentadita calentando los huevos. Pues así deben ser las mujeres: preocupadas solo por cuidar los huevos de su marido”.

En nuestro cuestionario incluimos otra batería de preguntas para medir el sexismo. El 46% de los traileros sostiene que la mujer es la única capacitada para cuidar a los hijos y el hombre no, el 43% apoya que cuando la mujer no está de acuerdo con su esposo o compañero es mejor que guarde silencio y el 37% piensa que el hombre tiene el derecho de mandar y la mujer de obedecer. Aunque no es la mayoría la que así opina, son porcentajes altos.

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Alberto, un camionero de 32 años del sur de Nicaragua, es uno de ellos. Le preguntamos por qué cree que la mujer debe guardar silencio cuando está en desacuerdo con su marido. “Cuando quiero tener relaciones y ella no, ¿cómo va usted a mantener la verga parada si la vieja está en un argumento con uno? No, no, ella tiene que estar callada mientras uno hace el trabajo”. “¿Pero no piensa que eso es prácticamente una violación?, le preguntamos con indignación. “No sea tonto, muchacho, cuando uno se casa es para disfrutar del sexo y tener hijos, no es para estar de acuerdo o en desacuerdo”.

Cuando a Don se le preguntó si él aceptaría que su esposa anduviera con otro hombre admite que practicaría la filosofía de “ojos que no ven, corazón que no siente”, o sea que mientras lo que sucede pase en otra “gaveta” de su vida, no es tan grave. Sin embargo, de enterarse, afirmó él, habrían problemas y bastantes.

Entrevistador:

¿Usted confía plenamente en que su esposa le es fiel?

Don:

Sé que ella no anda con otro.

Entrevistador:

¿Y si ella tuviera otro hombre?

Don:

Si mi mujer anda con otro indiscutiblemente se pierde el matrimonio.

Carlos muestra una actitud similar:

Entrevistador:

¿Y si su esposa anduviera con otro hombre?

Carlos:

Diría que ya no me quiere. No voy a agarrar un arma para matarla, no. Le diría “siga su camino, se acabó todo”.

Entrevistador:

¿Usted piensa que ella sepa que usted tiene relaciones sexuales con otras mujeres?

Carlos:

Sabe algo, todos tenemos esposas muy listas. Mi esposa sabe que tengo relaciones afuera y a veces ella me lo insinúa y le digo que no. Simplemente miento.

En la muestra aleatoria se les preguntó si están a favor o en contra de que un muchacho tenga relaciones sexuales antes del matrimonio. El apoyo fue del 69% (en el caso de una muchacha fue del 16%). Cuando se trata de que un varón le pague a una mujer para tener relaciones sexuales o tenerlas con diferentes mujeres es apoyado por el 52% y 40%

respectivamente (cuando se trata de una muchacha estos porcentajes no alcanzaron el 4%). Y la infidelidad es consentida por el 37% cuando se trata de una relación estable con otra mujer que no sea su esposa y por el 50% cuando se trata de una aventura (para ellas estos porcentajes no alcanzaron el 10%).

En vista de esta doble moral, quisimos profundizar en las razones. Ernesto, un camionero hondureño de 29 años, es de la opinión de que la mujer no tiene por qué pagar por el sexo ya que “los hombres están dispuestos a darlo gratis. ¿Qué hombre de verdad se va a resistir a cogerse a una mujer?”, nos contesta extrañado. “Nunca he rechazado un polvo en mi vida”, nos asegura. “Además, me daría mucha cólera saber que pude haber cobrado por todos los malos polvos que he tenido. Ya sería rico y no estaría de güevón trabajando como baboso”.

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VII.