Manual Para Prevencion Sida en Cárceles by Jacobo Schifter - HTML preview

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Homofobia interiorizada

El hecho de que los reclusos miren a sus compañeros sexuales como hombres no homosexuales y que vivan en un ambiente en el que se desprecia al varón afeminado, influye en que ellos asimilen estos mensajes negativos y desprecien a otros homosexuales como ellos. Esto socava los lazos de solidaridad entre ellos mismos y hace más difícil su solidaridad en asuntos sociales y de salud.

Existen diversas opiniones con respecto a la homosexualidad (Cuadro 39a). Más del doble (32%) que los gays de bares (16%) está muy de acuerdo con la idea de que "si cualquiera pudiera escoger, sería heterosexual". En casi tres veces más los presos (23%) que los otros (9%) consideran al Sida como un castigo de Dios y que cuando se inicia un nuevo romance, es mejor salirse del ambiente. El doble (27%), en los bares el (13%) considera un pecado el sexo entre

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hombres y opina que la gente de ambiente se buscó el Sida por lo promiscua que es. El 59% de los internos, mientras que solo el 13% de los gays que frecuentan los bares, considera que es mejor que el amante sea heterosexual.

Finalmente, el 32% (el 23% en el otro caso) es de la opinión de que las relaciones entre homosexuales no duran por lo infieles que estos son.

En algunos casos, los reclusos encuestados no se diferencian significativamente de los gays de bares. En vista de que la mayoría de ellos son travestidos u hombres muy afeminados, su actitud hacia el hecho que la gente se entere de que son homosexuales, no les preocupa. De ahí que más de ellos (64%) que los de gays de bares (37%), opine que no importa si la gente sabe que uno es gay, que esta es una decisión personal (68% de ellos a favor, 59% de los gays de bares) y que el problema de la aceptación social recae sobre el resto de la gente.