Modern Spanish Lyrics (Líricos Español Modernos) by Elijah Clarence. Hills, Ph.D S. Griswold Morley, - HTML preview

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Que el progreso es erupción,

Que en donde pones la bala

212

El porvenir pones.

No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.

Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor

Que pasa por las vértebras enormes de los Andes.

5

Si clamáis, se oye como el rugir de un león.

Ya Hugo á Grant lo dijo: «Las estrellas son vuestras.»

(Apenas brilla alzándose el argentino sol

Y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos;

Juntáis al culto de Hércules el culto de Mamnón;

10

Y alumbrando el camino de la fácil conquista,

La Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra que tenía poetas

Desde los viejos tiempos de Netzhualcoyolt,

Que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,

15

Que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió,

Que consultó los astros, que conoció la atlántida

Cuyo nombre nos llega resonando en Platón,

Que desde los remotos momentos de su vida

Vive de luz, de fuego, de perfume y de amor,

20

La América del grande Moctezuma, del Inca,

La América fragante de Cristóbal Colón,

La América católica, la América española,

La América en que dijo el noble Guatemoc:

«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América

25

Que tiembla de huracanes y que vive de amor,

Hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive

Y sueña. Y ama y vibra; y es la hija del Sol.

213

Tened cuidado. ¡Vive la América española!

Hay mil cachorros sueltos del león español.

Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,

El Riflero terrible y el fuerte cazador,

Para poder tenernos en vuestras férreas garras.

5

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios! 5

214

VENEZUELA

DON ANDRÉS BELLO

Á LA VICTORIA DE BAILÉN

Rompe el León soberbio la cadena

Con que atarle pensó la felonía,

Y sacude con noble bizarría

Sobre el robusto cuello la melena.

5

La espuma del furor sus labios llena

Y á los rugidos que indignado envía

El tigre tiembla en la caverna umbría,

Y todo el bosque atónito resuena.

El León despertó; ¡temblad, traidores!

10

Lo que vejez creísteis, fué descanso;

Las juveniles fuerzas guarda enteras

Perseguid, alevosos cazadores,

Á la tímida liebre, al ciervo manso;

No insultéis al monarca de las fieras

LA AGRICULTURA DE LA ZONA TÓRRIDA

15

¡Salve, fecunda zona,

215

Que al sol enamorado circunscribes

El vago curso, y cuanto ser se anima

En cada vario clima,

Acariciada de su luz, concibes!

Tú tejes al verano su guirnalda

5

De granadas espigas; tú la uva

Das á la hirviente cuba:

No de purpúrea flor, ó roja, ó gualda,

Á tus florestas bellas

Falta matiz alguno; y bebe en ellas

10

Aromas mil el viento;

Y greyes van sin cuento

Paciendo tu verdura, desde el llano

Que tiene por lindero el horizonte,

Hasta el erguido monte,

15

De inaccesible nieve siempre cano.

Tú das la caña hermosa,

De do la miel se acendra,

Por quien desdeña el mundo los panales:

Tú en urnas de coral cuajas la almendra

20

Que en la espumante jícara rebosa:

Bulle carmín viviente en tus nopales,

Que afrenta fuera al múrice de Tiro;

Y de tu añil la tinta generosa

Émula es de la lumbre del zafiro;

25

El vino es tuyo, que la herida agave

Para los hijos vierte

Del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya

Que, cuando de süave

216

Humo en espiras vagarosas huya,

Solazará el fastidio al ocio inerte.

Tú vistes de jazmines

El arbusto sabeo,

Y el perfume le das que en los festines

5

La fiebre insana templará á Lieo.

Para tus hijos la procera palma

Su vario feudo cría,

Y el ananás sazona su ambrosía:

Su blanco pan la yuca,

10

Sus rubias pomas la patata educa,

Y el algodón despliega al aura leve

Las rosas de oro y el vellón de nieve.

Tendida para ti la fresca parcha

En enramadas de verdor lozano,

15

Cuelga de sus sarmientos trepadores

Nectáreos globos y franjadas flores;

Y para ti el maíz, jefe altanero

De la espigada tribu, hinche su grano;

Y para ti el banano

20

Desmaya al peso de su dulce carga;

El banano, primero

De cuantos concedió bellos presentes

Providencia á las gentes

Del ecuador feliz con mano larga.

25

No ya de humanas artes obligado

El premio rinde opimo:

No es á la podadera, no al arado

Deudor de su racimo;

217

Escasa industria bástale, cual puede

Hurtar á sus fatigas mano esclava:

Crece veloz, y cuando exhausto acaba,

Adulta prole en torno le sucede.

¡Oh! ¡Los que afortunados poseedores

5

Habéis nacido de la tierra hermosa

En que reseña hacer de sus favores,

Como para ganaros y atraeros,

Quiso naturaleza bondadosa!

Romped el duro encanto

10

Que os tiene entre murallas prisioneros.

El vulgo de las artes laborioso,

El mercader que, necesario al lujo,

Al lujo necesita,

Los que anhelando van tras el señuelo

15

Del alto cargo y del honor ruidoso,

La grey de aduladores parasita,

Gustosos pueblen ese infecto caos;

El campo es vuestra herencia: en él gozaos.

¿Amáis la libertad? El campo habita:

20

No allá donde el magnate

Entre armados satélites se mueve,

Y de la moda, universal señora,

Va la razón al triunfal carro atada,

Y á la fortuna la insensata plebe,

25

Y el noble al aura popular adora.

¿Ó la virtud amáis? ¡Ah! ¡Que el retiro,

218

La solitaria calma

En que, juez de sí misma, pasa el alma

Á las acciones muestra,

Es de la vida la mejor maestra!

¿Buscáis durables goces,

5

Felicidad, cuanta es al hombre dada

Y á su terreno asiento, en que vecina

Está la risa al llanto, y siempre ¡ah! siempre,

Donde halaga la flor, punza la espina?

Id á gozar la suerte campesina;

10

La regalada paz, que ni rencores,

Al labrador, ni envidias acibaran;

La cama que mullida le preparan

El contento, el trabajo, el aire puro;

Y el sabor de los fáciles manjares,

15

Que dispendiosa gula no le aceda;

Y el asilo seguro

De sus patrios hogares

Que á la salud y al regocijo hospeda.

El aura respirad de la montaña,

20

Que vuelve al cuerpo laso

El perdido vigor, que á la enojosa

Vejez retarda el paso,

Y el rostro á la beldad tiñe de rosa.

¿Es allí menos blanda por ventura

25

De amor la llama, que templó el recato?

¿Ó menos aficiona la hermosura

Que de extranjero ornato

Y afeites impostores no se cura?

219

¿Ó el corazón escucha indiferente

El lenguaje inocente

Que los afectos sin disfraz expresa

Y á la intención ajusta la promesa?

No del espejo al importuno ensayo

5

La risa se compone, el paso, el gesto;

No falta allí carmín al rostro honesto

Que la modestia y la salud colora,

Ni la mirada que lanzó al soslayo

Tímido amor, la senda al alma ignora.

10

¿Esperaréis que forme

Más venturosos lazos himeneo,

Do el interés barata,

Tirano del deseo,

Ajena mano y fe por nombre ó plata,

15

Que do conforme gusto, edad conforme,

Y elección libre, y mutuo ardor los ata?

¡Oh jóvenes naciones, que ceñida

Alzáis sobre el atónito Occidente

De tempranos laureles la cabeza!

20

Honrad al campo, honrad la simple vida

Del labrador y su frugal llaneza.

Así tendrán en vos perpetuamente

La libertad morada,

Y freno la ambición, y la ley templo.

25

Las gentes á la senda

De la inmortalidad, ardua y fragosa,

Se animarán, citando vuestro ejemplo.

220

Lo emulará celosa

Vuestra posteridad, y nuevos nombres

Añadiendo la fama

Á los que ahora aclama,

«Hijos son éstos, hijos

5

(Pregonará á los hombres)

De los que vencedores superaron

De los Andes la cima:

De los que en Boyacá, los que en la arena

De Maipo y en Junín, y en la campaña

10

Gloriosa de Apurima,

Postrar supieron al león de España.»

DON JUAN A. PÉREZ BONALDE

VUELTA Á LA PATRIA

Á mi hermana Elodia

¡Tierra! grita en la prora el navegante,

Y confusa y distante,

Una línea indecisa

15

Entre brumas y ondas se divisa.

Poco á poco del seno

Destacándose va, del horizonte,

Sobre el éter sereno

La cumbre azul de un monte;

20

Y así como el bajel se va acercando,

Va extendiéndose el cerro

221

Y unas formas extrañas va tomando:

Formas que he visto cuando

Soñaba con la dicha en mi destierro.

Ya la vista columbra

Las riberas bordadas de palmares,

5

Y una brisa cargada con la esencia

De silvestres violetas y azahares

En mi memoria alumbra

El recuerdo feliz de mi inocencia,

Cuando pobre de años y pesares

10

Y rico de ilusiones y alegría,

Bajo las palmas retozar solía

Oyendo el arrullar de las palomas,

Bebiendo luz y respirando aromas.

Hay algo en esos rayos brilladores

15

Que juegan por la atmósfera azulada,

Que me habla de ternuras y de amores

De una dicha pasada;

Y el viento al suspirar entre las cuerdas

Parece que me dice:—¿No te acuerdas?...

20

Ese cielo, ese mar, esos cocales,

Ese monte que dora

El sol de las regiones tropicales...

¡Luz! ¡luz al fin! los reconozco ahora;

Son ellos, son los mismos de mi infancia,

25

Y esas playas que al sol del mediodía

Brillan á la distancia,

¡Oh inefable alegría!

222

Son las riberas de la patria mía.

Ya muerde el fondo de la mar hirviente

Del ancla el férreo diente;

Ya se acercan los botes desplegando

Al aire puro y blando

La enseña tricolor del pueblo mío.5 5

¡Á tierra! ¡á tierra! ¡Ó la emoción me ahoga,

Ó se adueña de mi alma el desvarío!

Llevado en alas de mi ardiente anhelo,

Me lanzo presuroso al barquichuelo

10

Que á las riberas del hogar me invita.

Todo es grata armonía: los suspiros

De la onda de zafir que el remo agita,

De las marinas aves

Los caprichosos giros,

15

Y las notas süaves

Y el timbre lisonjero,

Y la magia que toma,

Hasta en labios del tosco marinero,

El dulce son de mi nativo idioma.

20

¡Volad, volad veloces,

Ondas, aves y voces!

Id á la tierra en donde el alma tengo,

Y decidle que vengo

Á reposar, cansado caminante,

25

Del hogar á la sombra un solo instante

Decidle que en mi anhelo, en mi delirio

223

Por llegar á la orilla, el pecho siente

De Tántalo el martirio;

Decidle, en fin, que mientra estuve ausente

Ni un día, ni un instante la he olvidado,

Y llevadle este beso que os confío,

5

Tributo adelantado

Que desde el fondo de mi ser le envío.

¡Boga, boga remero! ¡Así! ¡Llegamos!

¡Oh, emoción hasta ahora no sentida!

Ya piso el santo suelo en que probamos

10

El almíbar primero de la vida.

Tras ese monte azul, cuya alta cumbre

Lanza reto de orgullo

Al zafir de los cielos,

Está el pueblo gentil donde al arrullo

15

Del maternal amor rasgué los velos

Que me ocultaban la primera lumbre.

¡En marcha, en marcha, postillón; agita

El látigo inclemente!

Y á más andar el coche diligente

20

Por la orilla del mar se precipita.

No hay peña ni ensenada que en mi mente

No venga á despertar una memoria;

Ni hay ola que en la arena humedecida

No escriba con espuma alguna historia

25

De los felices tiempos de mi vida.

Todo me habla de sueños y cantares,

De paz, de amor y de tranquilos bienes;

224

Y el aura fugitiva de los mares

Que viene, leda, á acariciar mis sienes,

Me susurra al oído

Con misterioso acento: ¡Bienvenido!

DON HERACLIO MARTÍN DE LA GUARDIA

ÚLTIMA ILUSIÓN

Cayó empuñando el invencible acero

5

Que coronó de lauros la victoria,

Terror de extraños, de su patria gloria,

En traidora asechanza el caballero.

"—Llevad mi espada al pueblo por quien muero,

Y airado el pueblo vengue mi memoria...

10

Este anillo á... mi amor... La negra historia

Á mi madre callad."—Dijo el guerrero.

Sucumbió el héroe... ¡Sacrificio vano!

Que al suspiro final de su agonía

Besaba el pueblo la traidora mano:

15

¡Á otro amador la amada sonreía!

Sólo la madre en su dolor tirano

Al guerrero lloraba noche y día.

225

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Carcelera, Carcelera,

Carcelera de mi vida,

desátame las cadenas

y échame la despedida.

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Ya se murió el burro que acarreaba la vinagre;

Ya lo llevó Dios de esta vida miserable.

|:Que tu ru ru ru ru

Que tu ru ru ru ru.:|

Él era valiente, él era mohino;

Él era el alivio de todo Villarino.

|:Que tu ru ru ru ru

Que tu ru ru ru ru.:|

227

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229

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Yo tengo una cachuchita

que me la dió un cachuchero,

el que quiera cachuchita

que se gaste su dinero.

Vámonos, china del alma,

vámonos á Gibraltar

para ver á los moritos

que se quieren embarcar!

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Camino de Valencia,

camino de Valencia,

camino largo,

con las tunas yo me iré,

con las bueñas volveré,

camino largo;

á la sombra de un pino,

á la sombra de un pino,

niña, te aguardo,

con las feas yo me iré,

con las lindas volveré,

¡niña, te aguardo!

233

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Á la puerta del Cielo venden zapatos

para los angelitos que van descalzos.

María, adoraros quería

y os quiero, adorar el cordero,

¡claveles, colorados y verdes,

morados, verdes y colorados!

235

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237

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Tanto bailé la jota gallega,

¡ole, ole, ole, ole!

tanto bailé que me enamoré de ella,

¡ole, ole, ole!

tanto bailé que me enamoré,

¡ole, ole, ole, ole!

tanto bailé que me enamoré,

¡ole, ole, ole, ole!

tanto bailé la jota gallega,

¡ole, ole, ole, ole!

tanto bailé que me enamoré de ella,

¡ole, ole, ole!

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Tú que no quieres lo que queremos,

la ley preciosa do está el bien nuestro,

trágala, trágala, trágala, perro,

trágala, trágala, trágala, perro.

Tú de la panza mísero siervo

que la ley odias de tus abuelos,

por que en acíbar y lloro han vuelto

tus gollerías y regodeos.

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Soldados, la Patria nos llama á la lid,

juremos por ella vencer ó morir. Serenos,