«Soy, señor, vuestro vasallo,
Vos sois mi rey en la tierra,
69
Á vos ordenar os cumple
De mi vida y de mi hacienda.
«Vuestro soy, vuestra mi casa,
De mí disponed y de ella,
Pero no toquéis mi honra
5
Y respetad mi conciencia.
«Mi casa Borbón ocupe
Puesto que es voluntad vuestra,
Contamine sus paredes,
Sus blasones envilezca;
10
«Que á mí me sobra en Toledo
Donde vivir, sin que tenga
Que rozarme con traidores,
Cuyo solo aliento infesta.
Y en cuanto él deje mi casa,
15
Antes de tornar yo á ella,
Purificaré con fuego
Sus paredes y sus puertas.»
Dijo el conde, la real mano
Besó, cubrió su cabeza,
20
Y retiróse bajando
Á do estaba su litera.
Y á casa de un su pariente
Mandó que le condujeran,
Abandonando la suya
25
Con cuanto dentro se encierra.
Quedó absorto Carlos Quinto
De ver tan noble firmeza,
Estimando la de España
Más que la imperial diadema.
70
ROMANCE CUARTO
Muy pocos días el duque
Hizo mansión en Toledo,
Del noble conde ocupando
Los honrados aposentos.
5
Y la noche en que el palacio
Dejó vacío, partiendo,
Con su séquito y sus pajes,
Orgulloso y satisfecho,
Turbó la apacible luna
10
Un vapor blanco y espeso
Que de las altas techumbres
Se iba elevando y creciendo:
Á poco rato tornóse
En humo confuso y denso
15
Que en nubarrones obscuros
Ofuscaba el claro cielo;
Después en ardientes chispas,
Y en un resplandor horrendo
Que iluminaba los valles
20
Dando en el Tajo reflejos,
Y al fin su furor mostrando
En embravecido incendio
Que devoraba altas torres
Y derrumbaba altos techos.
25
Resonaron las campanas,
Conmovióse todo el pueblo,
71
De Benavente el palacio
Presa de las llamas viendo.
El Emperador confuso
Corre á procurar remedio,
En atajar tanto daño
5
Mostrando tenaz empeño.
En vano todo: tragóse
Tantas riquezas el fuego,
Á la lealtad castellana
Levantando un monumento.
10
Aun hoy unos viejos muros
Del humo y las llamas negros
Recuerdan acción tan grande
En la famosa Toledo.
PADRE JUAN AROLAS
SÉ MÁS FELIZ QUE YO
Sobre pupila azul, con sueño leve,
15
Tu párpado cayendo amortecido,
Se parece á la pura y blanca nieve
Que sobre las violetas reposó:
Yo el sueño del placer nunca he dormido:
Sé más feliz que yo.
20
Se asemeja tu voz en la plegaria
Al canto del zorzal de indiano suelo
Que sobre la pagoda solitaria
72
Los himnos de la tarde suspiró:
Yo sólo esta oración dirijo al cielo:
Sé más feliz que yo.
Es tu aliento la esencia más fragante
De los lirios del Arno caudaloso
5
Que brotan sobre un junco vacilante
Cuando el céfiro blando los meció:
Yo no gozo su aroma delicioso:
Sé más feliz que yo.
El amor, que es espíritu de fuego,
10
Que de callada noche se aconseja
Y se nutre con lágrimas y ruego,
En tus purpúreos labios se escondió:
Él te guarde el placer y a mí la queja:
Sé más feliz que yo.
15
Bella es tu juventud en sus albores
Como un campo de rosas del Oriente;
Al ángel del recuerdo pedí flores
Para adornar tu sien, y me las dió;
Yo decía al ponerlas en tu frente:
20
Sé más feliz que yo.
Tu mirada vivaz es de paloma;
Como la adormidera del desierto
Causas dulce embriaguez, hurí de aroma
Que el cielo de topacio abandonó:
25
Mi suerte es dura, mi destino incierto:
Sé más feliz que yo.
73
DON JOSÉ DE ESPRONCEDA
CANCIÓN DEL PIRATA
Con diez cañones por banda,
Viento en popa á toda vela,
No corta el mar, sino vuela
Un velero bergantín:
5
Bajel pirata que llaman,
Por su bravura, el Temido,
En todo mar conocido
Del uno al otro confín.
La luna en el mar rïela,
10
En la lona gime el viento,
Y alza en blando movimiento
Olas de plata y azul;
Y ve el capitán pirata,
Cantando alegre en la popa,
15
Asia á un lado, al otro Europa,
Y allá á su frente Stambul,
«Navega, velero mío,
Sin temor;
Que ni enemigo navío,
20
Ni tormenta, ni bonanza
Tu rumbo á torcer alcanza,
Ni á sujetar tu valor.
«Veinte presas
74
Hemos hecho
Á despecho
Del inglés,
Y han rendido
Sus pendones
5
Cien naciones
Á mis pies.»
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
10
Mi única patria la mar.
«Allá muevan feroz guerra
Ciegos reyes
Por un palmo más de tierra:
Que yo tengo aquí por mío
15
Cuanto abarca el mar bravío,
Á quien nadie impuso leyes.
«Y no hay playa,
Sea cual quiera,
Ni bandera
20
De esplendor,
Que no sienta
Mi derecho,
Y dé pecho
Á mi valor.»
25
Que es mi barco mi tesoro...
«Á la voz de «¡barco viene!»
75
Es de ver
Cómo vira y se previene
Á todo trapo á escapar;
Que yo soy el rey del mar,
Y mi furia es de temer.
5
«En las presas
Yo divido
Lo cogido
Por igual:
Sólo quiero
10
Por riqueza
La belleza
Sin rival.»
Que es mi barco mi tesoro...
«¡Sentenciado estoy á muerte!
15
Yo me río:
No me abandone la suerte,
Y al mismo que me condena
Colgaré de alguna entena,
Quizá en su propio navío.
20
«Y si caigo,
¿Qué es la vida?
Por perdida
Ya la di,
Cuando el yugo
25
Del esclavo,
Como un bravo,
Sacudí.»
Que es mi barco mi tesoro...
76
«Son mi música mejor
Aquilones:
El estrépito y temblor
De los cables sacudidos,
5
Del negro mar los bramidos
Y el rugir de mis cañones.
«Y del trueno
Al son violento
Y del viento
10
Al rebramar,
Yo me duermo
Sosegado,
Arrullado
Por el mar.»
15
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.
Á LA PATRIA
¡Cuan solitaria la nación que un día
20
Poblara inmensa gente!
¡La nación cuyo imperio se extendía
Del ocaso al oriente!
¡Lágrimas viertes, infeliz, ahora,
Soberana del mundo,
25
Y nadie de tu faz encantadora
77
Borra el dolor profundo!
Obscuridad y luto tenebroso
En ti vertió la muerte,
Y en su furor el déspota sañoso
Se complació en tu suerte.
5
No perdonó lo hermoso, patria mía;
Cayó el joven guerrero,
Cayó el anciano, y la segur impía
Manejó placentero.
So la rabia cayó la virgen pura
10
Del déspota sombrío,
Como eclipsa la rosa su hermosura
En el sol del estío.
¡Oh vosotros, del mundo habitadores,
Contemplad mi tormento!
15
¿Igualarse podrán ¡ah! qué dolores
Al dolor que yo siento?
Yo, desterrado de la patria mía,
De una patria que adoro,
Perdida miro su primer valía
20
Y sus desgracias lloro.....
Tendió sus brazos la agitada España,
Sus hijos implorando;
Sus hijos fueron, mas traidora saña
78
Desbarató su bando.
¿Qué se hicieron tus muros torreados,
Oh mi patria querida?
¿Dónde fueron tus héroes esforzados,
Tu espada no vencida?
5
¡Ay! de tus hijos en la humilde frente
Está el rubor grabado:
Á sus ojos, caídos tristemente,
El llanto está agolpado.
Un tiempo España fué; cien héroes fueron
10
En tiempos de ventura,
Y las naciones tímidas la vieron
Vistosa en hermosura.
Cual cedro que en el Líbano se ostenta,
Su frente se elevaba;
15
Como el trueno á la virgen amedrenta,
Su voz las aterraba.
Mas hora, como piedra en el desierto,
Yaces desamparada,
Y el justo desgraciado vaga incierto
20
Allá en tierra apartada.
Cubren su antigua pompa y poderío
Pobre hierba y arena,
Y el enemigo que tembló á su brío
79
Burla y goza en su pena.
Vírgenes, destrenzad la cabellera
Y dadla al vago viento;
Acompañad con arpa lastimera
Mi lúgubre lamento.
5
Desterrados ¡oh Dios! de nuestros lares
Lloremos duelo tanto:
¿Quién calmará ¡oh España! tus pesares?
¿Quién secará tu llanto?
DON JOSÉ ZORRILLA
ORIENTAL
Corriendo van por la vega
10
Á las puertas de Granada
Hasta cuarenta gomeles
Y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
Parando en su yegua blanca,
15
Le dijo éste á una mujer
Que entre sus brazos lloraba:
—Enjuga el llanto, cristiana,
No me atormentes así,
Que tengo yo, mi sultana,
20
Un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
Tengo jardines y flores,
Tengo una fuente dorada
80
Con más de cien surtidores.
Y en la vega del Genil
Tengo parda fortaleza,
Que será reina entre mil
Cuando encierre tu belleza.
5
Y sobre toda una orilla
Extiendo mi señorío;
Ni en Córdoba ni en Sevilla
Hay un parque como el mío.
Allí la altiva palmera
10
Y el encendido granado,
Junto á la frondosa higuera
Cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
Allí el nópalo amarillo,
15
Allí el sombrío moral
Crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
Que hasta el cielo se levantan,
Y en redes de plata y seda
20
Tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres,
Que desiertos mis salones
Están, mi harén sin mujeres,
Mis oídos sin canciones.
25
Yo te daré terciopelos
Y perfumes orientales;
De Grecia te traeré velos
Y de Cachemira chales.
81
Y te daré blancas plumas
Para que adornes tu frente,
Más blancas que las espumas
De nuestros mares de oriente;
Y perlas para el cabello,
5
Y baños para el calor,
Y collares para el cuello;
Para los labios... ¡amor!—
—¿Qué me valen tus riquezas,
Respondióle la cristiana,
10
Si me quitas á mi padre,
Mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro,
Á mi padre y á mi patria,
Que mis torres de León
15
Valen más que tu Granada.—
Escuchóla en paz el moro,
Y manoseando su barba,
Dijo, como quien medita,
En la mejilla una lágrima:
20
Si tus castillos mejores
Que nuestros jardines son,
Y son más bellas tus flores,
Por ser tuyas, en León,
Y tú diste tus amores
25
Á alguno de tus guerreros,
Hurí del Edén, no llores;
Vete con tus caballeros.—
Y dándola su caballo
82
Y la mitad de su guardia
El capitán de los moros
Volvió en silencio la espalda.
INDECISIÓN
¡Bello es vivir, la vida es la armonía!
Luz, peñascos, torrentes y cascadas,
5
Un sol de fuego iluminando el día,
Aire de aromas, flores apiñadas:
Y en medio de la noche majestuosa
Esa luna de plata, esas estrellas,
Lámparas de la tierra perezosa,
10
Que se ha dormido en paz debajo de ellas.
¡Bello es vivir! Se ve en el horizonte
Asomar el crepúsculo que nace;
Y la neblina que corona el monte
En el aire flotando se deshace;
15
Y el inmenso tapiz del firmamento
Cambia su azul en franjas de colores;
Y susurran las hojas en el viento,
Y desatan su voz los ruiseñores.
Si hay huracanes y aquilón que brama,
20
Si hay un invierno de humedad vestido,
Hay una hoguera á cuya roja llama
Se alza un festín con su discorde ruido.
Y una pintada y fresca primavera,
83
Con su manto de luz y orla de flores,
Que cubre de verdor la ancha pradera
Donde brotan arroyos saltadores.
¡Bello es vivir, la vida es la armonía!
Luz, peñascos, torrentes y cascadas,
5
Un sol de fuego iluminando el día,
Aire de aromas, flores apiñadas.
Arranca, arranca, Dios mío,
De la mente del poeta
Este pensamiento impío
10
Que en un delirio creó;
Sin un instante de calma,
En su olvido y amargura,
No puede soñar su alma
Placeres que no gozó.
15
¡Ay del poeta! su llanto
Fué la inspiración sublime
Con que arrebató su canto
Hasta los cielos tal vez;
Solitaria flor que el viento
20
Con impuro soplo azota,
Él arrastra su tormento
Escrito sobre la tez.
Porque tú, ¡oh Dios! le robaste
Cuanto los hombres adoran;
25
Tú en el mundo le arrojaste
Para que muriera en él;
84
Tú le dijiste que el hombre
Era en la tierra su hermano;
Mas él no encuentra ese nombre
En sus recuerdos de hiel.
Tú le has dicho que eligiera
5
Para el viaje de la vida
Una hermosa compañera
Con quien partir su dolor;
Mas ¡ay! que la busca en vano;
Porque es para el ser que ama
10
Como un inmundo gusano
Sobre el tallo de una flor.
Canta la luz y las flores,
Y el amor en las mujeres,
Y el placer en los amores,
15
Y la calma en el placer:
Y sin esperanza adora
Una belleza escondida,
Y hoy en sus cantares llora
Lo que alegre cantó ayer.
20
Él con los siglos rodando
Canta su afán á los siglos,
Y los siglos van pasando
Sin curarse de su afán.
¡Maldito el nombre de gloria
25
Que en tu cólera le diste!
Sentados en su memoria
Recuerdos de hierro están.
El día alumbra su pena,
85
La noche alarga su duelo,
La aurora escribe en el cielo
Su sentencia de vivir:
Fábulas son los placeres,
No hay placeres en su alma,
5
No hay amor en las mujeres,
Tarda la hora de morir.
Hay sol que alumbra, mas quema:
Hay flores que se marchitan,
Hay recuerdos que se agitan
10
Fantasmas de maldición.
Si tiene una voz que canta,
Al arrancarla del pecho
Deja fuego en la garganta,
Vacío en el corazón.
15
¡Bello es vivir! Sobre gigante roca
Se mira el mundo á nuestros pies tendido,
La frente altiva con las nubes toca...
Todo creado para el hombre ha sido.
¡Bello es vivir! Que el hombre descuidado
20
En los bordes se duerme de la vida,
Y de locura y sueños embriagado
En un festín el porvenir olvida.
¡Bello es vivir! Vivamos y cantemos:
El tiempo entre sus pliegues roedores
25
Ha de llevar el bien que no gocemos,
Y ha de apagar placeres y dolores.
Cantemos de nosotros olvidados,
86
Hasta que el son de la fatal campana
Toque á morir... Cantemos descuidados,
Que el sol de ayer no alumbrará mañana.
LA FUENTE
Huye la fuente al manantial ingrata
El verde musgo en derredor lamiendo,
5
Y el agua limpia en su cristal retrata
Cuanto va viendo.
El césped mece y las arenas moja
Do mil caprichos al pasar dibuja,
Y ola tras ola murmurando arroja,
10
Riza y empuja.
Lecho mullido la presenta el valle,
Fresco abanico el abedul pomposo,
Cañas y juncos retirada calle,
Sombra y reposo.
15
Brota en la altura la fecunda fuente;
¿Y á qué su empeño, si al bajar la cuesta
Halla del río en el raudal rugiente
Tumba funesta?
Á BUEN JUEZ MEJOR TESTIGO
Tradición de Toledo
I
Entre pardos nubarrones
20
Pasando la blanca luna,
87
Con resplandor fugitivo,7
La baja tierra no alumbra.
La brisa con frescas alas
Juguetona no murmura,
Y las veletas no giran
5
Entre la cruz y la cúpula.
Tal vez un pálido rayo
La opaca atmósfera cruza,
Y unas en otras las sombras
Confundidas se dibujan.
10
Las almenas de las torres
Un momento se columbran,
Como lanzas de soldados
Apostados en la altura.
Reverberan los cristales
15
La trémula llama turbia,
Y un instante entre las rocas
Rïela la fuente oculta.
Los álamos de la vega
Parecen en la espesura
20
De fantasmas apiñados
Medrosa y gigante turba;
Y alguna vez desprendida
Gotea pesada lluvia,
Que no despierta á quien duerme,
25
Ni á quien medita importuna.
Yace Toledo en el sueño
Entre las sombras confusa,
Y el Tajo á sus pies pasando
88
Con pardas ondas la arrulla.
El monótono murmullo
Sonar perdido se escucha,
Cual si por las hondas calles
Hirviera del mar la espuma.
5
¡Qué dulce es dormir en calma
Cuando á lo lejos susurran
Los álamos que se mecen,
Las aguas que se derrumban!
Se sueñan bellos fantasmas
10
Que el sueño del triste endulzan,
Y en tanto que sueña el triste,
No le aqueja su amargura.
Tan en calma y tan sombría
Como la noche que enluta
15
La esquina en que desemboca
Una callejuela oculta,
Se ve de un hombre que aguarda
La vigilante figura,
Y tan á la sombra vela
20
Que entre la sombra se ofusca.
Frente por frente á sus ojos
Un balcón á poca altura
Deja escapar por los vidrios
La luz que dentro le alumbra;
25
Mas ni en el claro aposento,
Ni en la callejuela obscura
El silencio de la noche
Rumor sospechoso turba.
89
Pasó así tan largo tiempo,
Que pudiera haberse duda
De si es hombre, ó solamente
Mentida ilusión nocturna;
Pero es hombre, y bien