Nunca Esnifes al Anochecer by Marco Montero - HTML preview

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Interludio

 

Zona 9, ( bajo la estrella Xar, peligrosidad: mínima )

La vida bajo la estrella Xar era muy diferente de la que era bajo el Maar.

Los cambios de clima no eran tan frecuentes ni tan fuertes. Las temperaturas se mantenían moderadas y fluctuaban entre -40ºC y +45ºC.

No había zonas nocturnas ni diurnas porque la puesta y la salida de la Xar se cambiaban más rápido que las del Maar. Los sistemas frontales y las corrientes de aire prohibían formar las nubes llenas de ácido que caían con tanta frecuencia en las zonas 1-7 y 16-23. Ocasionalmente se podían encontrar en la tierra seca y pedregosa algunos tipos de plantas comestibles. Por allá vivían tanto los Xibogs como los Kuxs. Las formas orgánicas eran numerosas y se veían por todas partes. Los Xibogs las cazaban y mandaban su carne a las zonas diurnas dónde reinaba el Maar.

Broky estaba haciendo su ronda rutinaria vigilando el perímetro C de la zona nueve. Era un Xibog relativamente joven de 44 orbitas. En cuanto salió la Xar, se tomó una pastilla llamada QQ. Era un estimulante que le aumentaba el nivel de noradrenalina, la hormona que le excitaba y le provocaba fuertes alucinaciones sexuales. El trabajo como vigilante era muy aburrido de modo que dedicaba mayor parte de ese tiempo a sus “pajas” rápidas.

Los Xibogs eran tri-sexos y su acoplamiento era un poco complicado.

Uno de los tres órganos de reproducción que tenían era muy parecido al pene con la diferencia que este no se endurecía sino que se llenaba con un flujo transparente que se expulsaba a través de un tubo cilíndrico con el extremo romo lo cual provocaba orgasmo. Cuanto más se apretaba más fuerte era el orgasmo.

Ahora caminaba por una senda llena de grava suave que flanqueaba la valla de aleación de molibdeno de tres metros de altura. Su mente estaba hundida en las imágenes perversas y por eso, no se dio cuenta de la súbita descarga electroestática que se originó a su alrededor. La brecha espacio-temporal se abrió a unos ocho metros a su derecha y escupió otra víctima humana que había probado el polvo.

Sacado bruscamente de sus obscenidades desenfundó el arma, que funcionaba en la base de la fusión del metano, y disparó hacía el ser humano. Le dio a su cabeza. Los sesos mezclados con la sangre se esparcieron por doquier. Varias gotas alcanzaron su arrugada piel y la mancharon. Descuidadamente las limpió con su tercer brazo y miró el cadáver.

-¿Qué coño es esto?- se preguntó en voz alta, temblante a sí mismo.

Luego añadió aturdidamente: -¡Hay que joderse!

Los efectos de QQ menguaron. El nivel de noradrenalina se estabilizó.

Había que informar al superior de la situación antes de que ocurriera alguna otra contrariedad. De manera que, se conectó con Jorr, el comandante mayor de la zona nueve.

/

A veces el destino es muy veleidoso e influye en nuestras vidas de manera muy rara y errática como, por ejemplo, ahora en el caso de Broky.

Una gota de sangre humana se quedó en su piel por culpa de su somera limpieza, y por desgracia, se hallaba muy cerca de un corte que se había hecho hace una séptima parte de la salida de la Xar cuando cerraba el almacén. Y aún estaba fresca.

No se había fijado en la herida puesto que por entonces, el QQ ya había trabajado en él. No duraría mucho y su ADN se infectaría de modo igual cómo se había infectado el ADN de los escarabajos.

/

Zona 2, ( puesto de avanzada 10, peligrosidad:3 )

El calcio llegó hace sexta parte de la puesta. Lorm lo mandó en un recipiente herméticamente cerrado por un teletransportador. Ahora le estaban haciendo las pruebas.

Crogg cogió una cucharita encorvada de wolframium y la hundió dentro de una solución azulada. Después puso cuidosamente quince microgramos del calcio dentro de una probeta ancha y lo mezcló con el extracto del tejido de un tun-kay. El resultado fue asombroso. El tejido reaccionó inmediatamente, se endureció casi hasta como la dureza de un   ranito y luego, dentro de unos segundos implosionó y prácticamente se evaporizó.

-Acojonante. Eso sí que te eriza los pelos de la cabeza-dijo Crogg a su asistente Hutx.

Zill Hutx trabajaba para Crogg más de tres orbitas. Tenía mucha experiencia con la medicina molecular y había inventado una manera que permitía agilizar el crecimiento de las células de los clones. La organización para la que por entonces había trabajado no quería que la información se filtrara fuera de las paredes del laboratorio. Pero Hutx exaltado por el éxito había hablado con un amigo suyo. Y el amigo lo había traicionado. Había vendido la información a la competencia por un pastón y por el billete al planeta en la zona neutral. La organización había interrogado a Hutx y lo había mandado a Rhod bajo la tutela de Crogg.

-Una pasada. No había visto nada parecido desde que experimentaba con las células de los mutanoides. Pero sugiero que hagamos otras pruebas con el tejido de los escarabajos. Su ADN se diferencia ligeramente del de las otras formas orgánicas que viven en este planeta. Y podría fallar. Y si no reacciona con los escarabajos estaremos más que jodidos – comentó Zill.

-Tienes razón.- Crogg se volvió y abrió un mini-congelador. Después sacó un tubo oblongo, desenroscó el tapón de goma y añadió: -Aquí hay tres muestras de los cuerpos de estos bichos. Pero cuidado son muy frágiles.

Hutx cogió una pinza acanalada de plata y sacó despacio un frasco desde el tubo. La etiqueta pequeña que estaba pegada en el cristal ponía: X3.

Acto seguido, colocó el frasco en la mesa en el portaprobetas.

-¿X3 son los que cambian la forma, no Poo?- preguntó.

-Correcto. Ahora vamos a ver qué pasará cuando se mezcle su tejido con el calcio. ¡Y reza!- dijo Crogg. Acto seguido, acercó una bureta estrecha y vertió un poco del calcio dentro del frasco.

Al principio, no ocurrió nada. Pasaron cuarenta segundos. El calcio que tocaba el tejido comenzó a cambiar de color de blanco a amarillo y luego a morado. Después penetró dentro del tejido siseando, dejando tras de sí un pequeño agujero. Apestaba atrozmente.

-Bueno, no está nada mal-susurró Crogg algo risueño, sin embargo, totalmente concentrado. -¡Saca otro!- ordenó a Hutx.

La reacción con la muestra X2 era casi la misma con la diferencia de que esa vez se necesitaba doble de tiempo para crear el agujero. El olor era aún más acre.

-Bien-dijo Crogg.

Ahora faltaba el último frasco que ponía: X1. Ese era el más importante puesto que se trataba de la clase de los escarabajos-luminiscentes.

Agresivos insectos que prácticamente infestaban todo el planeta con increíble abundancia. Provenían de las zonas nocturnas más profundas.

´¡Qué no falle, demonios!´ pensó Crogg un poco desesperadamente.

´¡Qué no falle!´ Y vertió un poco más de medio gramo del calcio dentro del frasquito. Sus ocho dedos temblaban.

Pasaron 300 segundos. El calcio se quedó intacto en la superficie del tejido oscuro sin reacción ninguna. En el laboratorio reinaba silencio.

-¡Maldición!- al cabo de un rato, lo interrumpió Crogg. -Creo que tenemos un problema muy grave. Parece que estos bichos son bastante resistentes lo que significa que tendremos que analizar su ADN y hacer comparaciones con los otros tipos. Y vamos a necesitar tiempo. Estimo como mínimo una puesta, incluso más. Lorm se va a cabrear, me imagino-terminó enfadadamente. Luego respiró hondo a través de la mascarilla y adujo: -Prepara todo lo necesario para el análisis. Comenzaremos en cuanto hable con él.

/

Se fue a su despacho. Tenía que pensar. Lorm era su amigo pero en ese caso se trataba de otra cosa. Entendía muy bien que estaba bajo una presión tensa, acumulada por la causa de estar en ese planeta hosco ya tanto tiempo. Ahora cuando, por fin, podrían acabar con todo eso y regresar a casa le iba a decir que el calcio quizás no funcionara en cuanto a los escarabajos-luminiscentes.

Las otras formas como hun-huns, tun-kays o humroides se podrían eliminar más o menos fácilmente fabricando suficiente cantidad del calcio pero eso no importaba. La mayor prioridad era la exterminación de los tipos X1.

Crogg cerró sus tres ojos e inició la conexión.

/

Zona 9, (bajo la estrella Xar, peligrosidad: mínima)

Las órdenes que le había dado Jorr, su superior, eran cortas y concisas: Ásegurar el perímetro y esperar a que llegue el grupo especial.´

Pensativamente se acercó al cadáver y observó los restos de la cabeza del ser esparcidos por la senda. Una ola de miedo de repente, estremeció todo su cuerpo. Todo eso era muy raro, igual que inquietante y desconcertante.

Un presentimiento fuerte de que pronto se desencadenaran acontecimientos más que desagradables, se insinuó a hurtadillas en su mente y la sensación de aquel temor se hizo más palpable, más viva como si las incertidumbres y la premonición la fomentaran y la alimentaran.

(¡estate atento!)

Un ruido seco y espeluznante sonó desde abajo, un poco más a la derecha. Asustadamente miró hacia esa dirección. Desde un agujero de tamaño no más de cinco centímetros salieron cuatro escarabajos cárdenos e inmediatamente se dirigieron hacia el cuerpo. Les atraía el sabor de la sangre.

Sin vacilar mató tres de ellos. El último tuvo suerte. Logró arrancar un trozo de carne de la extremidad derecha, que probablemente era el brazo, y desapareció en el otro agujero más cercano antes de que la bala pudiera acabar con su vida. Broky frunció el ceño. La presencia de los escarabajos era muy insólita en esta zona.

´Bichos condenados. Cada vez hay más manadas y son más feos´ pensó algo disgustado y se rascó el corte. Así que, con sus dedos ásperos metió  dentro de él varias partículas de la sangre seca que antes se habían quedado a su alrededor. No se dio cuenta.

En el horizonte apareció un aerodeslizador en forma de una gota prolongada, provisto de cuatro almohadones de poliutrium. Se acercaba el grupo especial.

´Menos mal. Por fin, puedo largarme de aquí.´

/

El aerodeslizador aterrizó a unos cincuenta metros a la izquierda en la parte de la tierra más dura. Se abrió la puerta corrediza y bajaron cinco Xibogs que llevaban unas cajas visiblemente pesadas, acompañados de dos Kuxs. El último que bajó, era el teniente Cludd vestido con su típico uniforme negro, ceñido hasta a tope para poder lucir su fibroso torso y destacar así aún más su gran superioridad. Y en seguida, comenzó a escupir las órdenes.

Los Xibogs pusieron las cajas en el suelo y las abrieron. A continuación, sacaron algunos tipos de redes de polímero y un recipiente parecido a una nevera portátil. Mientras se aproximaban al cuerpo, el teniente se giró y se encaminó hacia Broky.

-Necesito que me repita que ha pasado aquí. Especialmente lo de la brecha.- Su cara estaba escondida debajo de una mascarilla mucho más avanzada que la que llevaba Broky.

Éste cabrón sí que tiene miedo de la infección´ pensó y después dijo en voz alta: -Pues, como siempre, estaba haciendo mi ronda rutinaria cuando de sopetón, apareció una brecha desde la que cayó este ser. Entonces, le disparé y le maté. Sabe, tengo que vigilar esta zona y según mi opinión este ser podría significar un peligro muy grave. Luego, me conecté con el comandante Jorr. Eso es todo-terminó.

Tenía tantas ganas de esfumarse, ya! Otra vez se rascó el corte y lo abrió un poco más. El líquido corporal que había salido de él tocó el resto de la sangre humana y la absorbió.

Cludd lo estaba mirando. -¡Bueno, ahora quiero que me digas la verdad!

Yo no soy Jorr. Puede que él se trague todas estas chorradas que le digáis  vosotros vigilantes. ¡Pero yo no! Llevo aquí bastantes orbitas como para fijarme si alguien quiere tomarme el pelo o no. Veo en tus putas pupilas claros rasgos de QQ. De modo que si no quieres que te eche de aquí o que no te ocurra algún tipo de accidente feo, comienza a cantar-el desdén con el que hablaba era mordaz hasta casi virulento.

La tensión que ahora reinaba entre ellos dos interrumpió uno de los Xibogs que gritó -Teniente, mejor si puede venir. Creo que debería ver esto-en su voz se notaba la preocupación con leve señal de miedo.

Cludd giró furiosamente la cabeza hacia el soldado y espetó: -¡Voy!-

Pero luego de nuevo clavó la mirada adusta a Broky.

Él mantenía el silencio. Temblaba. No sabía cómo iba a continuar la cosa.

Le dijo al teniente la verdad, no había nada más. ¿O sí? Vaciló. Su cerebro dividido, vibraba. Intentó rebobinar la escena con la brecha. Pero no podía concentrarse, otra vez le picaba la piel.

´¡Carajo, para colmo he pillado una alergia!´

-¡Teniente, señor, tiene que venir!- la voz del Xibog era aún más apremiante. Los otros soldados también parecían asustados.

Cludd apretó los dedos en puños y dijo entre dientes: -¡Retírate, pero luego hablaremos y te aconsejo que esta vez vomites la verdad!- Y se fue.

Broky no tenía ni el menor deseo de esperar a que cambiara su opinión y continuara con el interrogatorio y por eso, se escabulló rápidamente.

/

Cuartel C-16, ( zona 6-diurna, peligrosidad:7)

Bew Lorm, sentado en una silla de cristal opaco en su despacho estaba enfrascado en sus pensamientos más profundos. La parte nocturna de su mente limpiaba su subconsciencia. Ese proceso era cierta forma de soñar.

Los Xibogs tenían en la espalda dos bultos pequeños parecidos a jorobas y uno más grande que sustituía al cuello. Se trataba de unos tipos de depósitos o más bien nudos en dónde se acumulaba energía.

Pensaba en su hogar. Lo añoraba mucho. Sus planicies llenas de plantas perennes que crecían hasta once metros de altura y olían a polen, el agua verde en los lagos siempre tan fresca y tibia. El aire limpio que se podía respirar sin problemas y no hacía falta filtrarlo a través de una mascarilla asquerosa que era imprescindible cuando uno quería vivir en Rhod sin infectarse, y que se llenaba constantemente de salivas viscosas. Añoraba el clima moderado prácticamente sin cambios. Hasta las lluvias le gustaban.

La limpieza estaba completa a un 80% cuando se conectó Crogg con él.

Lorm se levantó, atravesó su gran despacho y se quedó mirando durante unos segundos por el ventanal que ofrecía una triste vista a la tierra devastada y al cielo grisáceo. Se sentía algo nostálgico.

-¿Bew, estás aquí?- le preguntó Poo. En su voz se notaba la preocupación.

-Sí, estoy aquí, tranquilo-al cabo de un rato, el teniente respondió.

-Es que, no he podido establecer bien la conexión. A veces falla si hay tormentas. Pero eso tú lo sabes mejor que cualquier otro-dijo Crogg. Sin embargo, la preocupación permanecía en su voz.

-¿Qué tienes?

-Pues, noticias buenas pero también malas. ¿Cuál de ellas quieres escuchar primero?- respondió.

Lorm se quedó callado lo que no era muy común en él, y dejó a Crogg que continuara.

-Bueno, la buena es que el calcio reacciona sorprendentemente bien con las formas superiores. Las comprime casi inmediatamente y luego las descompone en partículas. Creo que bastará unos 500 o 600 kg para la exterminación. Pero hay que hacer más análisis, por supuesto. Respecto a los escarabajos. Los tipos X3 y X2 reaccionan más o menos bien. El calcio causa la perforación de su tejido. Aunque el tipo X2 necesita el doble de tiempo en comparación con X3. Pero eso podemos agilizarlo si incrementamos su concentración, creo. El problema es, que el tipo X1 no demuestra reacción ninguna. Según mi opinión habrá que crear una derivación de la estructura interior del calcio. Hutx ya ha comenzado con las preparaciones del análisis y cuando obtengamos el resultado te informaré-terminó.

Bew tosió y dijo: -¿Cuánto tiempo vas a necesitar?

-Sobre una puesta y pico, estimo. La fabricación no será especialmente difícil. Creo que te puedo mandar algo ya después de la salida para que lo pruebes. No obstante, lo que me preocupa es que tengamos que hacer las comparaciones detalladas de ADNS y descifrar que exactamente diferencia a los tipos X1 de los demás. Y eso sí que será chungo. Menos mal que tengo a Zill, es un genio de lo que se refiere a la genética – parecía que Crogg quería añadir algo más pero al final no lo hizo.

Lorm le pilló por sorpresa preguntándole: -¿Piensas que ganaremos?- De repente, tenía la voz muy apagada como si tuviera miedo.

Poo titubeó y dijo: -Sí, claro, estoy seguro. Les daremos a estos hijos de puta una buena paliza - terminó pero después adujo: -¿Bew, te pasa algo?

El teniente, respondió en seguida. -Nada, sólo ha sido una pregunta.

A pesar de que el tono de su voz era firme, Crogg sabía que algo le rondaba por la cabeza.

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Zona 9, (bajo la estrella Xar, peligrosidad: mínima)

-¡Mire!- dijo uno de los Xibogs señalando al tórax del humano. -Parece que dentro hay algo vivo e intenta salir.

Cludd se acercó un poco más al cuerpo, preparado para disparar en cualquier momento, y observó los movimientos raros dentro del abdomen del ser. A través de la piel fina se escuchaba el ruido que la cosa o lo que fuera hacía, era obvio que intentaba liberarse.

El teniente, sacó un cuchillo largo y dijo: -Voy a abrirle las tripas y quiero que estéis todos atentos. No pienso convertirme hoy en un bocado alienígena.- Al terminar se arrodilló al lado del cuerpo.

La cosa que estaba dentro dejó de moverse.

Cludd vaciló un rato y luego hundió el cuchillo en la tez justo por debajo de la caja torácica. La punta penetró fácilmente dentro. Comenzó a cortar lentamente el tejido hacia abajo. Apareció un chorro denso de un líquido rojo.

La cosa seguía sin movimiento alguno. Quizá esperando saltar y devorar.

Los Xibogs se acercaron más, apuntando al cadáver. Cludd respiraba rápidamente a través de la mascarilla y continuaba cortando la piel hasta que chocó contra algo duro. Probablemente un reforzamiento corporal, pensó. Luego sacó el cuchillo del abdomen y lo puso al lado en la tierra.

-Vale-dijo. -Traedme las tenazas grandes. Quiero ver qué mierda se está escondiendo dentro.

Uno de los Xibogs, que se llamaba Guw, se encaminó hacia el aerodeslizador y entró dentro en búsqueda de la herramienta.

Cludd observaba al ser. No temblaba, era bastante duro después de tantas orbitas que estaba al mando de este grupo especial.

Guw regresó y le pasó las tenazas de poliuretano endurecido. Las cogió y las metió en el corte. Después dudó un poco. La cosa que estaba dentro hizo un leve movimiento y otra vez se quedó quieta. Acechaba.

Cludd cambió la postura para alejarse más del cuerpo y aflojó un poco la presión sobre las tenazas. El ser aprovechó la probablemente única posibilidad de atacar. Abrió desde dentro el tórax y saltó.

El teniente, reaccionó instantáneamente. Cayó al costado izquierdo y al mismo tiempo desenfundó su arma. El bicho que se asemejaba lejanamente a un feto deformado de un hun-hun aterrizó al lado de Guw y le mordió profundamente en la pantorrilla. Éste soltó un grito agudo de dolor e intentó deshacerse de él.

Sonaron varios disparos. Dos de las balas le dieron en la pierna. Las otras se hundieron en el cuerpo mutado del bicho.

-¡Matadlo, matadlo, joder, me está mordiendo! – chilló.

Ese falsete y la impotencia de sus subordinados de no ser capaces de solucionar esa situación enfadaron a Cludd totalmente. Así que se levantó y pisó con su bota pesada de acero el cuerpo del feto y lo destrozó. Luego se puso las manos en jarra y vociferó: -¡Calla la puta boca! Ya está muerto.

A continuación, se limpió la suela de su bota y ordenó severamente a Pragg y Tush. –¡Vosotros dos, quitadle esa mierda de su pierna ahora!

/

Guw respiraba rápidamente. La herida le picaba atrozmente y le daba punzadas. El líquido transparente ya había comenzado a crear un charco pequeño en la tierra.

Tush cogió la mandíbula del feto y procuró abrirla más. Esta se resistía.

Pragg le ayudó y juntos sacaron los dientes. Uno de ellos se rompió y se quedó dentro. Guw paró de gritar pero temblaba y sudaba, estaba a punto de desmayarse.

-¡Llevadle al aerodeslizador, parad la pérdida del jugo y dadle algún tipo de tranquilizante!- dijo Cludd a los dos Kuxs. Después se volteó y continuó dando órdenes a los Xibogs: -Ahora quiero que recojáis el resto de esto-señaló al feto -y que limpiéis bien la zona. Quemad la tierra alrededor del perímetro de veinte metros. Y que quede claro que hasta que yo no lo permita no se hablará de esto. La transgresión de esta orden significará el billete directo a uno de los planetas de la clase seis. Y sólo para recordaros, los planetas de clase seis son unas fosas sépticas llenas de bichos mucho más asquerosos, fuertes y peligrosos de las que ocupan Rhod, preparados para desgarrar a cualquiera que perturbe su territorio.

Por curiosidad, la mortandad de los soldados en estos planetas varía entre un 80-85%.

Cludd sabía que tendría que informar a Jorr cuando regresara al cuartel y explicarle cómo cojones había podido pasar que un ser alienígena había entrado en su zona y había lesionado gravemente a uno de sus soldados especiales. Y eso le fastidiaba pues Jorr no era exactamente su amigo preferido.

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Una vez dentro Guw se calmó. Los Kuxs lo tumbaron en una camilla acolchada y le inyectaron Trozen-150. Un sedante fuerte que también funcionaba cómo un desinfectante. A continuación, sacaron el diente roto que ya se había hundido casi dos centímetros dentro de su tejido y congelaron la herida.

Bajo la influencia rápida del medicamento el soldado entró en su zona nocturna y se quedó inconsciente. El ADN humano había comenzado a  descomponerse y modificar el suyo. Y el resultado final podría ser muy inescrutable.

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La puerta corrediza del aerodeslizador se abrió y entró Pragg. Al lado de los asientos traseros tenían guardados cuatro lanzallamas. Pragg cogió dos y se marchó. Los Kuxs se quedaron con Guw.

Tush con la ayuda de otro Xibog, que se llamaba Ruy, metieron los despojos del ser y del feto en un saco de aluminio y lo pusieron en una caja redonda.

Cludd observaba pensativamente el terreno, se preparaba lo que le iba a decir a Jorr. A poca distancia de un agujero se asomó una cabeza del escarabajo. Lo mató sin ningún interés con un tiro.

Pragg y otros dos soldados abrieron fuego. Las llamas ardientes calcinaron la arcilla y la dejaron negra y apestosa.

-Vale-dijo el teniente cuando acabaron. -Cargad el bicho a la nave y nos esfumaremos de aquí. Está oscureciendo.

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Los rasgos de ADN humano por entonces ya había alcanzado el cerebro de Guw. Y trabajaban con él.

El feto que le había infectado era el fruto que había dejado en el útero de Julia su amigo Jim. Los dos eran yonquis. Jim había comprado el polvo a un tipo flaco con la cara escondida dentro de una capucha raída de color negro-gris. Julia lo había probado cinco minutos después de que Jim se fuera a una cita con otro camello. El resultado era el siguiente: el cuerpo de Julia gracias a su embarazo no se había podido transformar completamente. Sin embargo, el polvo afectó directamente al bebé y le convirtió, a pesar de su diminuto tamaño, en un monstruo capaz de matar a un tun-kay. Y su sangre era muy contagiosa.

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El mar negro, ( zona X-neutral, peligrosidad: 4 )

Jim había probado el polvo dos horas después de la muerte de Julia y se despertó en la costa del mar negro no muy lejos de la zona de los  humroides, transformado en un tun-kay. No tenía dieciséis colas cómo había dicho Fogg a Theax en la frontera diurna/nocturna para asustarle, sino siete. Lo de las cabezas opuestas era verdad. Sin embargo, este anfibio era un cachorro que medía no más de un metro veinte de longitud.

Anochecía. La lluvia cesó hace una cuarta parte de la puesta. Jim, que ahora veía el mundo a través de sus seis ojos situados a los laterales de las dos cabezas, estaba asustado, confuso y totalmente desorientado. La parte humana de su cerebro había sido borrada por completo y la habían sustituido unos pensamientos primitivos e incoherentes.

Se quedó contemplando las olas. Aquel bramido regular le hipnotizaba.

Sus colas flexibles se movían vagamente a los lados y su músculo dorsal empezó a temblar. Después volvió la cabeza hacia el peñasco y su pequeño órgano que funcionaba como el corazón aceleró frenéticamente.

/

Tonny recuperó sus funciones vitales. Lo bueno era que la herida ya se le había cubierto de costra. Lo malo era que sin el tentáculo prolongado no podía enfrentarse a los hun-coys sin arriesgarse de sufrir lesiones mucho más graves. Tenía que conformarse con los humroides. Por lo menos por ahora.

Salió del refugio y se dirigió más profundamente a la costa. Su olfato sensible percibió un nuevo olor en la distancia a unos 120 metros. Lo analizó. Casi seguro se trataba de una forma superior. La leve vibración que emitía su piel insinuaba que tenía miedo. Y era joven, muy joven.

Despacio inició el movimiento de su cuerpo y reptó hacia él.

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Algo grande se estaba acercando. Lo primero que se le pasó por su rudimentario cerebro era la idea de esconderse y esperar a que desapareciera el peligro. Pero en su derredor había sólo el mar y la orilla llena de piedras. La lucha era inevitable.

Tony cobró velocidad. La distancia que le faltaba para alcanzar a su presa se acortó a diez metros.

Jim se giró a la derecha y accionó sus colas provistas de pequeños pinchos. Tonny endureció su escamoso cuerpo y lanzó dos de sus tres tentáculos secundarios. Uno de ellos le dio directamente al tórax y Jim rugió, el dolor era tremendo. Acto seguido, balanceó y trató de accionar las colas otra vez. Pero el veneno fuerte comenzó a paralizar su sistema nervioso. La vista se le nubló, sus músculos se debilitaron y Jim cayó a su costado derecho. Tonny lanzó el tercer tentáculo y penetró fácilmente su tejido craneal. Jim se inmovilizó. Su visita corta del planeta Rhod llegó a su fin.

Mientras que el ceflopoid se alimentaba del líquido corporal del tun-kay/Jim su ADN se mezclaba con el de Jim. Pronto empezarían los cambios y nadie sabría que daños biológicos podrían causar.

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Zona 6 – nocturna, ( la vida de los escarabajos )

Supongamos que existiera alguna manera que nos permitiera ver dentro del cerebro de los escarabajos los cuales se habían contagiado devorando el cuerpo de Randolf. Podríamos observar cómo se transformarían sus ADNS y se crearían éstos nuevos, mutados y muy resistentes. Asimismo podríamos observar cómo se volvían sus estructuras moleculares y cómo crecería su tejido.

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Los primeros cambios perjudicaron gravemente los receptores que servían para distinguir su propia especie de modo que, los escarabajos enfermos atacaron sus hermanos en la colmena natal. Eso ocurrió hacía una séptima parte de la puesta del Maar.

Muchos de ellos murieron, pero también muchos salieron sólo dañados pero infectados. A medida de que se desarrollaba la mutación, nació una nueva prioridad: procrear y conservar su modificada y única raza. Así que los escarabajos mutados literalmente empezaron a violar a las hembras.

Hace una novena parte de la puesta, iniciaron la invasión a las colmenas adyacentes. Por entonces, el crecimiento celular ya había deformado sus cuerpos reforzados a unos 38% y aceleraba. El cerebro que anteriormente  estaba muy atrofiado sin capacidad de pensar colectivamente o planear, ahora trabajaba de manera parecida a animales superiores con inteligencia alta.

La zona seis nocturna, es geográficamente una franja que mide unos 95 kilómetros de ancho y 280 kilómetros de longitud. Las colmenas están sembradas casi con regularidad cada quinientos metros y forman una red.

No hay territorios marcados pero la variedad variopinta de los escarabajos forman regiones según el olor especifico de cada subespecie. Se estima que cada colmena contiene más o menos cuatro miles de ellos y alcanza la profundidad de ocho metros y medio. Está repleta de una multitud compleja de pasadizos y nidos dónde nacen larvas nuevas y dónde se almacena la comida. Su vida nunca supera dos orbitas del Maar, no obstante durante este relativamente corto periodo son capaces de parir cuatro o cinco veces.

Hace una quinta séptima parte de la puesta, ya habían logrado invadir cinco colmenas contiguas así que, el contagio se comenzó a expandir exponencialmente. La más lejana de ellas, que habían infectado, se hallaba a menos de dos kilómetros de la zona seis diurna.

Dentro de media puesta el crecimiento celular alcanzaría su fin. Y por entonces sus cuerpos se aumentarían 3,5 veces más que su original y tendrían tamaño aproximadamente de 40 cm. Su capacidad de pensar se desarrollaría hasta el nivel de un niño de cinco años. Muy pronto comenzarían a atacar a los seres superiores que habitaban las zonas nocturnas y después a los Xibogs y a los Kuxs. Y a cada ser que sobreviviera sus agresiones se convertiría en la misma máquina de matar.

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Tonny,  ( un vistazo dentro de su cabeza)

Sufría alucinaciones extrañas que sistemáticamente anegaban su cerebro comprimido. Veía imágenes caóticas que no era capaz de interpretar bien, como si fueran sueños. Sueños humanos o quizás pensamientos o fragmentos de alguna memoria.

Una chica joven desnuda sólo con bragas estampadas tumbada en un sofá des