Llegaron cuatro médicos y ayudaron a Crogg a desplazar el cuerpo temblante de Hutx al laboratorio. Después le aplicaron Lithium-300 directamente en el pecho y asimismo Tropen. Las convulsiones menguaron casi inmediatamente, pero el asistente seguía en estado de coma.
Crogg les dijo que trajeran el cuerpo del ser a la sala de autopsia.
Entonces regresaron con mala gana al almacén. Una vez dentro levantaron la estantería que pesaba unos 140kg y comenzaron a recoger los bidones.
Uno de ellos, el más joven, pisó, por error, un charco de ácido. La disolución le corroyó la suela de la zapatilla y le quemó feamente la planta del pie. Tuvo que abrir rápidamente una garrafa que contenía compuesto alcalino y neutralizar la herida. Luego se alejó a la enfermería.
Mientras, los otros tres médicos intentaban sacar el cuerpo de Mix, que por entonces ya estaba bastante deformado por el contacto directo con las sustancias agresivas, y ponerlo en la camilla. En el momento, cuando lo levantaban, se le arrancó el brazo izquierdo. Dos de ellos vomitaron. El tercero lo logró reprimir. Después continuaron incluso más mohínos.
/
Crogg les estaba esperando en la sala de autopsia mientras se trataba de conectar con Bew. Sin embargo, el teniente seguía “fuera de servicio”.
Pensativamente se rascó su oreja arrugada y frunció el ceño. Eso no le gustaba nada. Seguramente le había pasado algo grave.
La situación con Hutx estaba igual: sin convulsiones pero en coma.
Los médicos colocaron el cuerpo de Mix en la mesa grande. Crogg les dijo que iba a necesitar uno de ellos para que le ayudase con la disección.
Pero nadie se ofreció voluntariamente así que eligió a Fordy que según su opinión era el mejor.
A continuación, se vistió una bata lila y se puso los guantes de poliuretano. Fordy hizo lo mismo. Los otros dos médicos evidentemente felices de que no les había tocado esa desagradable tarea, abandonaron apresuradamente la sala.
/
-Vale, vamos a abrirlo– dijo Crogg y acto seguido, cogió una radial de tamaño mediano y la encendió. El ruido agudo que hacía la herramienta desbordó completamente el silencio que reinaba en la sala de autopsia.
Despacio empezó a cortar el esternón. Los dientes afilados del disco de titano penetraron fácilmente dentro y destrozaron los huesos. Después apagó la radial y tomó de la mesa de vidrio unas tenazas encorvadas. Con ayuda de Fordy abrieron el tórax.
Miró dentro y dijo: -¿Has visto alguna vez semejantes órganos? No se parecen nada a los nuestros-enseñó con su dedo los pulmones. Luego los sacó, los observó detenidamente por todos los lados y algo curioso preguntó a Fordy: -¿Para qué piensas que podría servir esto?
-Yo apostaría que éste órgano funciona para mantener la respiración.
Ves estos numerosos canales que están por toda su superficie.
Seguramente por allí fluye el aire, pero evidentemente no es el metano-respondió.
-Sí, tienes razón, quizás descomponga nitrógeno o helio u otro gas ligero.- Crogg puso los pulmones en un recipiente y continuó con la disección. Sacó el corazón. Lo examinó y después lo puso cuidosamente en un bol.
Fordy se agachó un poco más sobre el cuerpo de Mix y tocó el estómago: -Este se parece bastante a nuestro órgano de digestión. Mira este tubo que conduce hasta la faringe. Estoy convencido de que sirve para mover la comida triturada desde la boca hasta dentro de la barriga. -Crogg asintió con la cabeza.
Luego sacaron intestinos e hígado.
Cuando terminaron era un poco más de medio día. El Maar calentaba la tierra y una brisa fresca levantaba tamos de arcilla. Fordy se lavó las manos y preguntó a Crogg: -¿Vas a hacer el análisis de su líquido corporal? ¿Te has fijado que color tenía?
-Sí, claro. Muy extraño, ¿no crees?- respondió y después adujo: -
¿Quieres asistir?
Fordy cerró el grifo y contestó: -Por supuesto, tengo mucha curiosidad por saber más de este bicho.
/
El Lithium-300 provocó un auténtico desastre con la metamorfosis de Hutx. Primero, la agilizó asombrosamente lo cual le causó daños serios en sus órganos de descomposición del metano y de digestión y luego la paró en unos 75%. El Tropen influyó al cerebro: disminuyó el instinto de conservación, reprimió los básicos sentimientos y fortaleció el anhelo de fiereza y violencia.
Durante casi todo ese tiempo sufría alucinaciones terribles que le enloquecían y borraban sucesivamente la cordura y la capacidad de razonar.
En una de las pesadillas estaba sentado en una silla grande de hierro, llena de clavos herrumbrosos que se incrustaban poco a poco dentro de su cuerpo. No podía moverse. Los grilletes que apretaban sus manos igual que sus pies, lo impedían. Tampoco veía nada puesto que tenía los ojos envueltos con un jirón mohoso. Sin embargo, podía oír unas risotadas malvadas que provenían desde alguna parte a la izquierda.
Luego vino una laguna corta que fue interrumpida por alguien que comenzó a hablar en su mente. Su voz era ronca y silenciosa. Le suplicó que hiciera algo, que le liberara. Pero la voz seguía hablando sin hacerle caso.
Más tarde, cuando Crogg y Fordy terminaban la autopsia, las alucinaciones cesaron y acudió el dolor y los calambres. El órgano de descomposición del metano comenzó a fallar y se estaba asfixiando. Su cara cambió el color a morada y luego a parda oscura.
A continuación, se puso otra vez en marcha el proceso de su transformación. Y en cuanto alcanzó el 90%, el órgano de descomposición del metano se sustituyó por otro, híbrido que cumplía más o menos la misma función.
Emergió del estado de coma y abrió los ojos. Tenía sólo un propósito: escaparse de allí y empezar a matar.
Lentamente se sentó mirando alrededor. La habitación donde se hallaba, era una de las que se utilizaban en los casos de emergencia. Al lado de su cama había un aparato alto, provisto de dos ordenadores. No recordaba para que servían, estas informaciones junto con muchas otras se habían borrado de su memoria.
Bajó de la cama y se acercó a la puerta. Luego dudó durante un instante, y regresó nuevamente al aparato.
Uno de los ordenadores estaba encendido. Por su pantalla transcurría una curva irregular que parpadeaba. Sin interés alguno por ella giró la cabeza y miró hacia la mesa de al lado del aparato. Allí había una herramienta de aleación endurecida, muy parecida a un martillo. Esbozó una mueca fea y la cogió. Pesaba mucho.
De repente, sonaron desde afuera unos pasos rápidos que se aproximaban. Agarró firmemente el martillo y se agazapó detrás de la cama.
/
Jurry, uno de los asistentes jóvenes que llevaba en Rhod ya tres órbitas, salió de su despacho. Había visto por uno de los monitores que estaban conectados con las cámaras que vigilaban las salas de emergencia que Hutx estaba sentado. Llamó mentalmente a Crogg y se lo comentó. Él le ordenó que fuera a controlarle y después que le informase sobre su estado de salud.
Ahora estaba caminando por el pasillo estrecho. Hacía calor y a través de los ventanales grandes los rayos del Maar alumbraban el suelo azul. Se sentía contento. Era uno de los pocos a quienes les gustaba trabajar en Rhod.
Giró a la derecha y apresuró un poco el paso. La sala de emergencia estaba al fondo del pasillo. Comenzó a silbar.
/
(aquel dichoso silbido)
La frecuencia de ese tono le ponía completamente furioso. Apretó más el martillo. El relieve del mango se le clavó dentro de la palma. No lo notaba, estaba mirando fijamente la manivela de la puerta. La hipnotizaba.
El silbido cesó, la manivela se movió, la puerta se abrió y Jurry entró.
Lo primero, que vio era la cama vacía. Lo segundo, y al mismo tiempo lo último de su vida, era el martillo que giraba en el aire y se aproximaba velozmente hacia él. Intentó esquivarlo pero sólo logró girar la cabeza levemente a la derecha, así que el martillo le dio en la sien en vez de en la frente. El asistente lanzó un sordo “uuf”, se desmayó y chocó contra la pared. Acto seguido, su cuerpo se deslizó en el suelo y se quedó inmóvil.
Hutx saltó desde debajo de la cama y cogió el martillo que se había caído cerca de la puerta. Su órgano que funcionaba como el corazón latía desenfrenadamente y en su cerebro brillaba sólo uno único mandato, potente y tentador.
-¡MATA!-
El martillo subía y bajaba, bajaba y subía y la cara de Jurry se cambiaba gradualmente en una masa mezclada de carne, sesos y tejido.
/
(que placer, que satisfacción)
……Pum y dus, dus y pum, aquellos golpes fuertes…
Por fin, paró. Jadeaba profundamente con la frente llena de sudor. El martillo estaba totalmente sucio. Ausentemente lo observó. Luego frunció el ceño y lo acercó a la nariz. Lo olfateó. Después sacó la lengua y lo lamió.
El sabor era amargo pero a él le parecía dulce y delicioso.
Cuando hubo terminado la cata se levantó y salió de la sala de emergencia. No se dignó ni a cerrar la puerta. Lo que le estaba pasando por la cabeza, en ese instante, era la visión de más cadáveres, más carne triturada y más sesos esparcidos por doquier.
(Matar era, de repente, tan fantástico, tan relajante y tan increíblemente divertido)
/
Se dirigió al fondo del pasillo. Empezó a picarle la cabeza.
Indiferentemente se la rascó con sus uñas negras y luego escupió una flema viscosa. Ésta aterrizó en la pared y comenzó a correr despacio hacia el suelo.
Por el cielo voló un pajaroid contemplando la tierra. De pronto, su vista refinada captó un movimiento detrás del laboratorio. Pegó las alas más cerca del cuerpo y descendió en picado. El can-toy que se había atrevido a aproximarse al recinto estaba escudriñando un trozo de comida que alguien había echado allí. El ave cobró velocidad y atacó.
Al mismo tiempo que el bicharraco comenzó a saciar su hambre, Hutx entró en una sala de operaciones. Allí había tres médicos haciendo sus tareas rutinarias.
-¡MATA!-
(aquella orden acompañada de la excitación)
Rugió y acto seguido se abalanzó sobre el que estaba más cerca de la puerta. El martillo otra vez entró en escena y empezó a trabajar. Trituraba y machacaba.
Otro médico tomó un bisturí y le atacó. Hutx dio media vuelta y literalmente destrozó su pómulo. Éste se tapó la mejilla y desde su garganta salió un grito de dolor. El bisturí se le cayó y tintineó al chocar contra el suelo. Hutx de nuevo levantó el martillo y le golpeó fuertemente en el cráneo. Se escuchó un sonido hueco y después se abrió un enorme agujero en su cabeza. El médico se desplomó. Hutx le observó con sus enloquecidos ojos durante un rato, y luego le pisó la cara. El cerebro ensució su zapatilla.
En ese momento, saltó la alarma.
Hutx aulló, soltó el martillo y se oprimió los oídos. La alarma le ensordecía y le producía un dolor estridente. Por su nariz comenzó a brotar su líquido corporal.
El tercer médico que la había encendido, aprovechó ese momento de su debilidad, arrojó un bisturí dentado que se utilizaba para cortar los tejidos de las piernas, y le dio al pecho. A continuación, cogió una silla de hierro y varias veces le golpeó la cabeza. El asistente se tambaleó pero seguía de pie. Así que el médico le empujó fuertemente. Hutx perdió el equilibrio y se cayó. Una de sus dos columnas vertebrales se rompió.
La alarma se apagó. El médico tomó el martillo que estaba tirado al lado del cuerpo masacrado de su amigo, y le remató. Luego se empezó a reír histéricamente.
Y cuando vinieron los vigilantes aún seguía riéndose.
/
Crogg extrajo una muestra del líquido corporal de Mix y lo puso en el cristal del microscopio. Después enfocó la lente.
-Qué interesante-dijo, al cabo de un instante. -El flujo contiene glóbulos rojos, por eso éste color tan oscuro. Este ser seguramente respiraba a base de descomposición del oxígeno. Lo que es realmente extraordinario es que hay también glóbulos azules casi idénticos a los nuestros que permiten fraccionar el metano. No lo entiendo, es como si alguien le…- pero no terminó la frase. Estaba pensativo. Después añadió: -Míralo y dime qué opinas tú.
Fordy se acercó al microscopio y durante un rato contempló la muestra.
Luego dijo con voz grave: -Esto parece una mutación de dos estructuras de ADN absolutamente diferentes lo cual es imposible-levantó la cabeza y la volvió hacia Crogg.
-Efectivamente, pienso lo mismo. Es un puto mutante. No obstante, lo que me preocupa es que esta mutación es artificial. Que no se trata de un proceso desarrollado naturalmente para adoptarse a unas condiciones específicas en un lugar limitado durante largo tiempo como suele ocurrir en estos casos cuando una especie de repente, debe enfrentarse a unos cambios radicales. Si entiendes lo que te quiero decir.
El médico meció dudosamente con la cabeza y preguntó: -¿Insinúas que es un experimento científico?
-Me temo que más bien es un arma biológica-seriamente respondió Crogg.
En ese momento, se conectó con él Jurry y le comentó lo de Hutx. Se alegró un poco sin embargo, en su cerebro las incertidumbres oscuras echaron raíces profundas y le comenzaron a carcomer.
-Vamos a examinar el tejido-dijo y cogió una pinza prolongada. A continuación, regresó al cuerpo de Mix. Fordy le siguió silenciosamente.
Una vez arrancado el trozo del tejido, lo metió en etanol. Luego se alejó a una estantería y tomó un frasco que ponía estabilizador YC. Volvió y echó tres gotas dentro de la solución. La reacción era rápida. El tejido ennegreció y luego se comprimió. Echó dos gotas más y el tejido comenzó a cambiarse.
-Caray, creo que tenemos un problema muy gordo-dijo y luego miró a Fordy. Estaba muy pálido.
-¿Dime en qué estás pensando?
-Que no sea contagioso.
Crogg quiso responderle algo pero el sonido de la alarma le enmudeció.
/
Cuando llegaron corriendo a la sala de operaciones, tres vigilantes ya habían colocado el segundo cadáver en una lona blanca de polimer. El médico que había matado a Hutx desapareció inadvertidamente.
Crogg clavó la mirada al cuerpo muerto de su asistente. Una mezcla de sentimientos tristes y confusos le afligieron por completo. Sin embargo, lo que destacaba y superaba a todos ellos era el miedo. El miedo y la comprensión.
Algo asustado se volteó hacia Fordy y dijo: -Llevad ahora mismo los cadáveres a la sala de autopsia. Y quiero que todos los que los han tocado vayan con nosotros. Habrá que hacerles algunas pruebas.
-¿Señor, eso es necesario? Dentro de poco termina mi turno y quiero descansar y apagarme, sabe-preguntó el vigilante más alto.
Crogg le penetró con una mirada gélida y le respondió: -¡Si usted no quiere parecer dentro de poco como estos que acaba de poner en esta lona, cállese y haga exactamente lo que le he dicho!
El vigilante abrió la boca pero luego tragó en seco y comenzó a levantar el cuerpo de Hutx.
/
Trasladaron los cadáveres a la sala de autopsia y los pusieron en las mesas.
Crogg ordenó a Fordy que sacara de cada uno de los vigilantes una muestra de su líquido corporal. El más alto otra vez protestó. Crogg le calló con un ademán brusco. Luego cogió una jeringa mediana y se dirigió a la mesa dónde estaba el cuerpo de Hutx. A continuación, pinchó una aguja prolongada dentro de una de sus tres venas que tenía en el bulto de cuello y accionó el pistón. El líquido que rellenó el pequeño depósito era oscuro. Sacó la aguja y se acercó al microscopio. Cambió el cristal por uno nuevo y vertió un poco del líquido en él. Después enfocó la lente.
Afuera el viento arreciaba, pero el cielo seguía despejado. La temperatura había subido a +35,7ºC. El Maar se comenzó a declinar, pero aún le faltaba mucho para ponerse.
Frunció el ceño, lo que estaba viendo no le gustaba nada. La muestra se parecía bastante a la del ser que había matado en el almacén. Modificó la distinción del microscopio a bi-termica y miró otra vez dentro del tubo.
Al cabo de un rato, se incorporó y llamó a Fordy. Éste se aproximó rápidamente. En su mano izquierda sujetaba las probetas con las muestras de los vigilantes. Le dio señal con la cabeza. El médico enfocó la lente y su cara palideció.
-Ya lo sé.- dijo silenciosamente cuando Fordy alzó la vista. -Ahora dame las muestras de los vigilantes.
Le pasó las probetas una por una. Crogg cambiando los cristales las miró.
Las dos primeras eran buenas, la última no. -Mira esta.
El médico, se agachó y consultó el microscopio. Los glóbulos azules se dividían y formaban los rojos. Era asombroso con qué rapidez ocurría ese proceso. -¿Qué hacemos?- susurró.
-¿De quién es esta muestra? le preguntó también con voz baja Crogg.
-Del respondón más alto.
Asintió con la cabeza como si quisiera mencionar: Claro, hay que joderse y luego dijo: -Vosotros dos podéis iros. Usted se queda. Necesitamos hacer más pruebas.
-¿Cómo que necesitáis hacer más pruebas? ¿Qué cojones pasa con mi líquido?- espetó el más alto enfadadamente.
Crogg se aproximó hacia él y le ordenó: -Quiero ver sus manos.
-¿Y eso por qué?- replicó enojadamente el larguirucho.
-Vamos, muéstreme las manos, por favor-insistió.
Entonces el vigilante con mala gana las levantó. Crogg las examinó detenidamente.
-Ahora las palmas.
Nerviosamente giró las manos y Crogg se fijó en un pequeño corte que tenía en la muñeca central. Parecía reciente.
-¿Cuándo se ha hecho esta herida?
-¿Qué herida?
-Esta que tiene aquí en la muñeca-especificó y señaló con el dedo el corte.
El vigilante lo miró y luego respondió: -Pues la verdad es que no lo sé.
Ni me he dado cuenta de que me había cortado. ¿Por qué?
-Porque al tocar el cuerpo del asistente Hutx, muy probablemente se haya contagiado de algo que le va a causar una muerte más que desagradable-dijo severamente Crogg que ya estaba alterado de cojones.
-¿Qué? ¿Que me he contagiado? ¿Pero qué gilipollez es esa? Mira “doctorito”, estoy bien vale, así que déjame terminar tranquilamente mi turno y descansar. He tenido un día muy duro, de modo que olvidemos este pequeño malentendido, ¿ok?
-Usted no va a ir a ninguna parte y si su cabeza no puede asimilar lo que le estoy diciendo se lo voy a repetir otra vez. Su líquido corporal demuestra ciertas señales de estar invadido por algún virus o alguna bacteria ajena más bien elaborada artificialmente que le está cambiando su ADN. Y yo no voy a permitir que usted se merodee por el laboratorio y divulgue aquí esta infección desconocida. Tendrá que acompañarnos a la sala de cuarentena-terminó y se volvió hacia Fordy que durante toda la conversación estaba callado y le dijo: -Vamos a llevar a este señor a la sala número siete y …- pero en ese momento, el larguirucho le embistió y trató de darle un puñetazo. Crogg lo esquivó y le hundió su rodilla derecha en el abdomen. Acto seguido, le golpeó fuertemente con el codo en la nuca. El vigilante se cayó al suelo y chocó la frente contra una losa de granito.
Crogg se enderezó y dijo: -¡Espero que con eso tengas suficiente, hijo de puta!
/
Encerraron al vigilante alto en la sala siete de cuarentena y le inyectaron biolitix para estabilizarlo.
La sala siete era una habitación de tres metros por cuatro con una cama sencilla, una mesa y un ordenador empotrado en la pared. Lo más interesante era su sofisticada climatización que consistía en cinco especiales ventiladores con tres capas de filtración y con un aparato para reciclar el aire interior.
Crogg regresó a su despacho. Se tomó un Bizz y luego se tumbó en un sofá ancho. Estaba hecho polvo y quería descansar por lo menos un rato.
Le esperaba un montón de cosas para hacer y para pensar. Pero antes de cerrar los ojos probó otra vez la conexión con Lorm. Y él, por fin, le respondió.
/
El tercer médico que había matado a Hutx no se contagió, simplemente se volvió loco.
Cuando vinieron los vigilantes, se esfumó sigilosamente de la sala de operaciones. Divagó un rato por el recinto y luego regresó a su casa. Se sentó en un sillón y quinta parte de la puesta estuvo mirando fijamente la pared opuesta. Durante todo ese tiempo se rascaba el antebrazo. Después se levantó y se dirigió a un cajón donde guardaba los utensilios para preparar la comida. Lo abrió y cogió un cuchillo grande. A continuación, se cortó dos dedos de su mano izquierda. Se cayeron al suelo. De alguna manera, esta escena terrible le excitó. Se puso a cuatro patas y los olfateó.
Luego eructó, se lamió los labios y se los comió.
Más tarde, se vendó la herida. Y cuando el Maar se declinó casi al horizonte, se acercó su arma a la sien y se disparó. Su líquido corporal salpicó la ventana y dejó allí una mancha amarillosa.