Nunca Esnifes al Anochecer by Marco Montero - HTML preview

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Flegg

(la rabia)

 

Medio borracho pasaba por el pasillo de vidrio opaco y se encaminaba al ascensor. La furia le agitaba. Crecía dentro de él y cobraba potencia.

Goff había fallado y ese hijo de puta de Lorm seguía vivo. La conexión con Mix número dos era imposible y Flegg comenzó a sospechar que o bien su sistema interior se había desestabilizado o que simplemente murió. De modo que, desesperadamente mandó una orden a la mente de Mix número tres. Pero la comunicación fluctuaba fatalmente y las numerosas interferencias impedían la retroacción.

Alcanzó el ascensor y apretó un botón azul. Esperó un rato a que se abriera la puerta y luego entró. El ascensor era estrecho y lo iluminaban dos luces especiales. Dijo el número de la planta y una voz mecánica le respondió. Acto seguido, los servomotores se activaron y la cabina comenzó a bajar con una velocidad asombrosa. Los laboratorios estaban tres plantas debajo de la tierra.

El ascensor se paró y la puerta se abrió. Bajó y giró a la izquierda. Su estado de embriaguez menguó, su ira en contrario, incrementó. Pasó por el pasillo corto y entró en la sala mayor. Al fondo de ella había cinco compuertas. Se dirigió hacia la primera.

Dentro del laboratorio 1A había cuatro científicos agrupados alrededor de una pantalla virtual. Cuando Flegg entró, alzaron las cabezas y le saludaron. Él levantó rápidamente la mano derecha y dijo: -Quiero que comencéis con la fase dos, ahora mismo. Programad las coordenadas de las zonas dos, cuatro, cinco y nueve y abrid todas las brechas posibles. Al respecto de la zona seis quiero que intentéis crear una brecha doble y mandar allí un grupo entero de Mixs-su voz un poco vibraba.

El científico que estaba más cerca de la puerta le respondió: -Hay un problema, señor, esta mañana nuestro aparato para medir las oscilaciones ha recibido una anomalía en nuestra atmósfera. Lo hemos analizado y se trata de las ondas gravitatorias provenientes de la explosión de una  supernova. La frecuencia de las ondas varia y eso causa las perturbaciones e interferencias graves en los mecanismos sensibles a la transmisión de datos.

Flegg lo interrumpió: -¿Y eso que significa exactamente?- En su tono ya se notaba considerablemente el enfado.

El científico continuó: -Eso significa que en este momento no es recomendable abrir las brechas. Eso podría provocar un error espacio-temporal que más probable desviaría el eje del planeta de recepción, en este caso de Rhod, y las consecuencias serían fatales: cambio de la órbita del planeta, acercamiento o alejamiento de las estrellas maternas y luego muerte o bien en llamas o la congelación total.

Flegg le estaba mirando. Luego sonrió y dijo: - Bueno, pero eso es sólo una teoría, ¿no? Así que, ¡empezad con la fase dos YA, rax muyts yj!- Y para acentuar sus palabras enrolló los dedos de su mano derecha y golpeó con el puño la mesa.

Otro científico, el que estaba más a la derecha replicó: -Señor, con todo el respeto, tampoco podemos calcular con exactitud las coordenadas. Si lo hacemos, las ondas gravitatorias alterarán o estropearán totalmente el programa de navegación y las brechas se abrirán al azar en cualquier sitio del planeta. También no se puede asegurar de que los Mixs sobrevivan porque el tiempo de la apertura se deformará.

El corazón de Flegg latía con rapidez y su vista se puso borrosa.

-¡Gua huy trupf! Me importa una mierda si va a fallar algo. Yo quiero que empecéis con la fase dos ¡AHORA MISMO! No me apetece escuchar todo el rato vuestras quejas de que no se puede hacer esto u otro.

¡Encended los putos ordenadores, avisad a los distribuidores y moved vuestros culos gordos!

Las caras de los científicos palidecieron y cobraron un colon gris-ocre.

Nadie de ellos respondió, sólo miraban aturdidamente a Flegg.

Éste ya rojo de ira golpeó otra vez con el puño la mesa y vociferó: -¿No me habéis escuchado? A trabajar, dentro de una quinta parte de la puesta quiero el informe detallado.- Al terminar la frase se volvió, se encaminó a la compuerta y la abrió.

Estaba a punto de salir del laboratorio cuando de pronto, uno de los científicos, el que estaba más a la izquierda, susurró: -¡Capullo!

Flegg lo entreoyó, se giró bruscamente y sacó su arma. Acto seguido, apretó el disparador. La bala penetró en el ojo izquierdo del autor del insulto y su líquido corporal salpicó al científico que estaba a su lado.

Flegg guardó el arma en su cinturón y ladró: -¿Alguien más quiere decir algo o, por fin, vais a poneos en marcha?

Sus palabras hicieron eco en el laboratorio. Los científicos conmovidos no eran capaces de reaccionar de manera ninguna. Flegg salió precipitadamente de la habitación y se dirigió a su despacho, necesitaba su droga para aplacar el rencor.

/

Más tarde, cuando los científicos desplazaron el cuerpo muerto de su compañero a la sala de depósitos y limpiaron el laboratorio, comenzaron con la fase dos. Se conectaron con los dos distribuidores en la Tierra y les dieron las instrucciones. Acto seguido, programaron las coordenadas aunque sabiendo que iban a fallar.

A eso de la media noche, los ordenadores emitieron los primeros datos respecto a las posiciones de las brechas y las ondas gravitatorias las alteraron. El planeta Rhod estaba al borde de su ocaso.

Zona 9, después de la salida de la Xar (la tarde)

Los dos aerodeslizadores aterrizaron al lado del almacén de víveres que se hallaba en la parte sur de la base militar. Los cuatro infectados bajaron y se reunieron durante un rato. Mix número uno les repitió el plan. Luego sacaron las armas e internaron dentro.

El almacén estaba amplio y estaba dividido en varias secciones según el tipo de comestibles. Mix y Broky giraron hacia la parte derecha, Gris y Tush a la parte izquierda. Las luces que alumbraban las hileras estaban apagadas.

En la parte trasera del almacén trabajaban tres Xibogs. Ponían las garrafas pesadas de la bebida en una estantería grande y las etiquetaban.

Otros dos Xibogs estaban más a la derecha, en la sección de alimentos dioxidados.

/

Entraron en una hilera estrecha, llena de recipientes redondos, parecidos a unos botes. Dentro de ellos se conservaba la carne. Los dos sujetaban el desintegrador.

Broky se acercó a una de las estanterías y cogió uno de los recipientes.

Después echó un breve vistazo al marbete, ponía: kay triturado. Mix le dio un empujón con el codo y luego le vociferó en su mente: “¡Deja esto! ¡Tenemos trabajo!”

Lanzó un grito corto y acto seguido, soltó el bote. Ése se cayó al suelo y produjo un ruido seco. Luego se comenzó a girar. Mix lo paró con su zapatilla. A continuación, apretó el bulto de cuello de Broky y le siseó en la cara: -¡Un fallo más como este y te volaré los sesos!

(la primera ficha del domino del rencor se estremeció y luego se inclinó peligrosamente)

Como la respuesta sonó la voz de uno de los Xibogs que estaban en la sección de alimentos dioxidados -¿Hay alguien allí?

Mix acercó su dedo feo a sus agrietados labios. “¡No digas ni pío!”

Esperaban, respiraban, después continuaron.

Cuando giraron a la izquierda, Mix hizo una señal extraña con la mano y Broky asintió. (Śumisamente como una marioneta.´)

(la primera ficha rozó la secunda y la avalancha de ira se desató silenciosamente)

/

Tush y Gris pasaron por las hileras con más rapidez. A la izquierda estaban los sectores con los víveres en polvo. Tush señaló al fondo. Desde allí se escuchaban golpes sordos.

Nada más aproximarse al final de la última fila, Gris se asomó. Uno de los Xibogs estaba pegando etiquetas en los bidones que contenían líquido verde. Los otros dos estaban más atrás apilando las garrafas. Gris se escondió de nuevo y mentalmente dijo a Tush: “Yo me encargaré de los dos que están atrás.”

“Vale” éste respondió y luego añadió: “No olvides que por lo menos uno tenemos que dejar vivo.”

/

Lograron alcanzar casi al fondo del pasillo inadvertidamente. Luego uno de los dos Xibogs se volteó y los vio.

Después todo ocurrió fulminantemente: Mix abrió fuego. El brazo derecho del Xibog desapareció y él empezó a chillar tratando de sujetar la parte del brazo que le faltaba. El otro Xibog vino corriendo. Broky le golpeó con la empuñadura del desintegrador y el Xibog se desplomó. Mix disparó de nuevo y el primer Xibog perdió media pierna. Otro disparo le causó un agujero grande en el pecho. Sus gritos cesaron.

La situación en la opuesta parte del almacén era un poco distinta y no transcurría tan de prisa: Tush y Gris salieron juntos. Tush apretó el gatillo pero falló. No tenía desintegrador como Broky o Mix así que la bala chocó contra la columna de la estantería y se rebotó. Gris también disparó y dio al hombro del Xibog que estaba más cerca. Él gritó y sacó su arma pequeña. Acto seguido, abrió fuego. La bala rompible rozó la cara de Tush.

Éste respondió con otro disparo y esta vez dio en su ojo central. El líquido corporal mezclado con el globo ocular salpicó los bidones de la estantería.

Los otros dos Xibogs se abalanzaron sobre Gris. Él intentó nuevamente abrir fuego pero no tuvo suficiente tiempo y se armó una buena entre los Xibogs sanos y los infectados. Fue bastante interesante contemplar tantas manos forcejeando. Al final, ganaron los infectados pero lo pagaron con una oreja desgarrada, un montón de moratones y tres dientes rotos.

Ahora los dos luchadores estaban tumbados en el suelo. Gris al que le faltaban dos de los dientes, les estaba atando juntos con una brida especial que encontró en la estantería. Tush se limpiaba la herida de la cara y también de la oreja.

/

Cuando comenzó el tiroteo en la parte trasera del almacén, Mix con la camisa remangada estaba agachado sobre el Xibog desplomado. Su líquido corporal goteaba dentro de su boca. Broky se alejó para averiguar qué estaba pasando.

Mix se quedó solo. Guardó el cuchillo en el bolsillo de su pantalón y se limpió el brazo.

“¡Bebe!”

Un susurro extraño pasó velozmente como un eco moribundo por su cabeza. Luego se rebotó de algo remoto y regresó con más potencia: “¡BEBE!”

Abstraídamente sacó otra vez el cuchillo. En su cara apareció una mueca rara. Esa voz no pertenecía a su Amo, sin embargo lo hipnotizaba.

El filo del cuchillo cortó el abdomen de Xibog. No muy profundo pero suficiente como para que saliera un chorro.

“¡Bebe!” de nuevo la voz susurrante.

Lentamente bajó la cabeza. Luego se quedó dos segundos inmóvil.

“¡BEBE!”

La lengua verde se asomó por su boca y lamió el jugo. El sabor dulce-amargo lo excitaba, estaba tan suculento, tan apetitoso. Apretó más el corte y dejó salir más gotas del jugo. Las pupilas de sus ojos se dilataron.

Los susurros extraños se convirtieron en una cascada ininteligible y lo atraparon.

/

Gris inmovilizó a los dos atados Xibogs con la empuñadura de su arma y Tush los contagió. Después llegó Broky.

-Veo que ya está todo bien. He oído disparos.

-Sí, estos cabrones se defendieron mejor de lo que pensamos. ¿Dónde está el raro?-preguntó Tush.

-Está con el otro Xibog-contestó Broky.

/

Los susurros enmudecieron. Mix se emergió de la telaraña de sus tentaciones.

/

(Más tarde)

Trasladaron a los Xibogs contagiados a una habitación no muy grande en la parte trasera del almacén. Les tumbaron en el suelo y después regresaron a los aerodeslizadores.

Aparecieron dos Xibogs más. Mix se encargó de ellos. Al más joven disparó en la cabeza e infectó al otro. Broky y Gris lo desplazaron a la habitación. Después agruparon los tres cuerpos muertos en un rincón y Tush los carbonizó con un lanzallamas.

Mix comenzó a descargar los bidones con el tejido del feto de las naves.

Gris y Broky los llevaron dentro del almacén. Mix los abrió y controló la sustancia, que estaba perfecta. Después empezaron a mezclarla con la bebida. Eso les ocupó algo de tiempo durante el que no hablaban casi nada.

Cuando tenían contagiados más de treinta garrafas, apareció otro Xibog que vigilaba esa zona. Mix le dio un rodillazo directamente en su entrepierna y luego lo arrastró hasta una hilera lejana. No quería que los otros vieran que iba a hacer con él. Acto seguido, le cortó la piel de la pierna y probó su líquido. Los susurros regresaron.

/

Después de infectar la bebida, Broky y Mix volvieron al aerodeslizador.

Tush y Gris se quedaron para vigilar a los contagiados. Por entonces ya habían empezado las primeras señales de sus transmutaciones: las convulsiones, los temblores y la espuma oscura alrededor de sus bocas.

Ahora a Broky y a Mix les esperaba la fase dos: capturar a los médicos y apoderarse del laboratorio.

La Xar ya se declinó a su última cuarta parte del día.

/

Jorr descargó los víveres y las sustancias químicas en el almacén del cuadrante 0. Después entró en los laboratorios. Quería hablar con Axty que era el jefe de los científicos.

Le encontró en la sala roja donde se testaba la resistencia contra los virus. Axty estaba estudiando un esquema de alguna estructura molecular.

Al ver a Jorr se puso de pie y le saludó. Luego charlaron un rato. Axty le informó sobre los resultados de las últimas pruebas. Jorr le dijo que le mandara, como siempre, el archivo a su parte cerebral diurna y después se fue. Quería controlar si los otros sectores del laboratorio estaban bien.

Más tarde, entró en el despacho de Axty y se tomó un Bizz. El jefe-médico no estaba, hacía su ronda rutinaria. Jorr echó el bote de Bizz en un cubo de aluminio y se levantó.

En ese momento, se conectó con él por primera vez Lorm. Jorr lo estaba escuchando, su frente se fruncía cada vez más. En cuanto éste se desconectó, salió del despacho, pensativo y preocupado y se dirigió al almacén.

Al pasar por el recinto se conectó con él uno de los asistentes que trabajaba en la base militar. Le dijo que había intentado establecer el contacto con él antes, durante la noche, pero por algún motivo no podía lograrlo. Le informó sobre el bicho y también sobre la orden rara del teniente Cludd de llevárselo sin dejar que se hiciera la disección. Jorr le preguntó dónde estaba el teniente ahora y él le contestó que no le había visto desde la tarde de ayer. Jorr se desconectó. Después regresó al despacho de Axty y se bebió otro Bizz, necesitaba pensar. Ocurrían cosas muy extrañas y él no quería problemas. Y menos ahora, cuando por fin, la situación estaba tranquila.

Cuando se terminaba el tercer Bizz entró Axty y le preguntó qué pasaba.

Él le respondió que tenía un presentimiento que algo feo se aproximaba.

Luego se despidieron. Jorr cargó las garrafas vacías y despegó. Por entonces la Xar ya había entrado en su última cuarta parte.

/

Ahora los motores del aerodeslizador rítmicamente ronroneaban. Jorr sentado en el asiento de la sala de mandos reflexionaba observando ausentemente el paisaje que pasaba por debajo de la nave. No se le ocurría nada que pudiera explicar estos acontecimientos recientes. Además, le comenzó a doler la cabeza. De manera que encendió el autopiloto, se levantó y se encaminó al pasillito.

A la derecha en la pared había colgado un botiquín pequeño. Lo abrió y se tomó dos pastillas de Kiarr. Nada más enroscó el frasco, Lorm le llamó mentalmente por segunda vez y le comentó que había sucedido en el cuadrante tres. Esta información sólo empeoró su jaqueca. Regresó a la sala de mandos y miró a través de la ventanilla lateral, en el horizonte se veían las nubes grisáceas.

-¡Maldición!- dijo en voz alta y se sentó.

/

Aterrizaron detrás del laboratorio. Tenían que estar máximamente precavidos.

Durante el vuelo Broky comunicó a Mix que en la base militar trabajaban en total doce médicos y cuatro asistentes. Éste asintió con la cabeza, indiferentemente como si menospreciara esa información.

(aquel rencor, aquel odio)

La puerta corrediza de la nave se abrió y ellos bajaron. Mix hizo una señal con el puño y luego se dirigieron a la puerta trasera. Soplaba una brisa fresca del sur, pero la temperatura seguía alta.

Broky se arregló el pantalón y sacó su arma. Mix abrió silenciosamente la puerta y entraron a un pasillo angosto, sin ventanas y poco iluminado.

La puerta se cerró tras ellos con un “click”.

Mix miró alrededor. Las paredes estaban pintadas de color verde claro.

Luego señaló hacia la escalera que estaba más a la derecha y dijo: -

¡Vamos!

Iniciaron el camino.

Los susurros desaparecieron de nuevo hace poco pero casi en seguida los sustituyó la voz del Amo. Hablaba muy incoherente y discontinuamente.

Parecía estar debajo de la influencia de alguna droga. Mix estaba totalmente agobiado e irritado de su perorata pero, por supuesto, no podía decirle nada. Sólo escuchar y estar callado.

/

Alcanzaron la escalera. Subieron apresuradamente arriba y giraron a la izquierda. Allá había tres compuertas que daban a las salas de pruebas.

Se acercaron a la primera. A través de una redonda ventana echaron una mirada dentro. La habitación estaba vacía. Pasaron a la otra parte del pasillo y miraron a la segunda.

Dos médicos y un asistente rodeaban una mesa en la que tenían puesto el cuerpo muerto de un can-toy. El asistente le estaba inyectando algo dentro de su cráneo. Al terminar el cuerpo de can-toy dio un calambre y después se quedó otra vez inmóvil.

´¿Qué coño están haciendo?śe preguntó Broky pero de pronto, la voz de Mix resonó en su mente:

“Necesito que el doctor más gordo sobreviva. A los otros los quiero ver muertos. Yo abriré la puerta y tú dispararás. Si lo cagas, te sacaré el ojo central. ¿Queda claro?“

Broky le miró sin responder. La ira que se estaba acumulando poco a poco dentro de él empezó a hervir.

Mix entrecerró los parpados. Una punzada estridente penetró el centro cerebral de dolor de Broky. Se tapó la boca para evitar el grito y luego asintió vehemente con la cabeza.

-¡Bien!- dijo Mix y a continuación, abrió la compuerta.

Los dos médicos tenían tiempo de levantar la cabeza para ver quién entraba, el asistente no. El desintegrador le borró la vista junto con la mitad de la cara. Su cuerpo muerto se cayó sobre la mesa y la volcó. El médico más flaco comenzó a lanzar chillidos inarmónicos. Broky le apuntó y apretó repetidamente el gatillo. Gran parte de su pecho desapareció y en el lugar donde antes había la carne se creó un agujero grande, a través de él se podía ver la opuesta parte de la sala.

Mix se abalanzó sobre el más gordo y le apretó su bulto de cuello, pero no lo suficientemente fuerte y el médico le empujó. Mix se chocó contra la mesa volcada y se cayó. El médico cogió una pinza con puntas acanaladas y se giró con intención de clavársela en su cara. En ese momento, Broky disparó de nuevo. El rayo rozó el muslo del médico y perforó una silla de hierro que estaba apoyada contra la pared. El médico lanzó un grito, soltó la pinza y se sujetó la pierna. Mix le dio una patada fuerte en la pantorrilla. Después se incorporó velozmente y le empujó. El médico se tambaleó, perdió el equilibrillo y se cayó. Broky se acercó y le asió las manos. Mix puso su rodilla izquierda en el pecho de él y otra vez le apretó su bulto de cuello. El médico perdió la conciencia. Mix le observó durante un rato más y luego se enderezó.

-Bien, ya me encargaré yo de él-dijo. -Tú ve a mirar si no se acerca alguien más y comprueba también la tercera sala.

Broky le quería replicar algo pero luego cambió de opinión. Dio media vuelta y salió de la sala. Pero la ira seguía ardiendo.

/

Tan pronto como se cerró la puerta tras Broky, Mix se agachó y sacó el cuchillo. La hoja pulida reflejaba su cara deformada. Clavó la punta en su palma central y se la cortó. Acto seguido, dejó gotear el líquido corporal en la boca del médico.

Mientras estaba contemplando cómo se creaban las gotas, una avidez súbita se apoderó de él.

-Beber—

Esa palabra mágica flotaba enfrente de sus ojos. Los susurros esperaban.

Acercó el cuchillo al brazo derecho del médico. El filo fácilmente penetró en la piel y casi en seguida apareció un claro jugo. Lo estuvo mirando fijamente durante un instante, parecía como si estuviera hundido en un tipo de hipnosis. Luego cerró los ojos y lo comenzó a lamer apretando más y más la herida. El sabor dulce-amargo le enardecía y tranquilizaba al mismo tiempo. Quería más.

-Beber—

La hoja del cuchillo se hundió más profundo dentro del tajo. El jugo empezó a manar con más abundancia. Lo olió. Su cuerpo vibraba. Después se asomó por sus agrietados labios su retorcida lengua y continuó con la obscenidad.

Al cabo de un rato, levantó la cabeza. La avidez había sido apagada, por lo menos por ahora. Se incorporó y limpió el cuchillo. Luego se lo guardó en su cinturón y se dirigió hacia la puerta.

/

Broky miró a través de la ventanilla redonda de la compuerta de la tercera sala. Estaba vacía pero con las luces encendidas. En la mesa cuadrada estaba tumbado otro cuerpo de can-toy. A diferencia del que se hallaba en la sala dos, ese tenía cortadas todas sus extremidades.

´Qué extraño.´ pensó.

Se acercaban unos pasos. Se apartó de la ventanilla y se escondió detrás de una de las columnas de acero que sostenían el techo. Los pasos hacían un eco raro que de algún modo le exasperaban la mente.

Al cabo de un instante, apareció otro médico. Era el esbelto y feo (si en ese momento, Pragg estuviera ahí y no tumbado muerto en la planicie, seguramente le habría reconocido).

Broky esperó a que se aproximara un poco más. Luego se asomó y apretó el gatillo del desintegrador. Al mismo tiempo, se abrió la puerta y salió Mix.

Mitad del brazo derecho del médico desapareció, pero parecía que no se dio cuenta puesto que continuaba caminando hacia Broky diciendo: -

¿Quiénes son ustedes? ¿Y qué demonios hacen aquí?

Mix respondió: -¡Mátale!

Broky disparó nuevamente y la frente del médico, que ya estaba casi a cinco metros de él, explotó. Los sesos salpicaron la pared y la columna.

Acto seguido, comenzó a brotar de su agujero craneal el líquido corporal y lo que quedaba de su cuerpo se desplomó en el suelo. Mix lo rodeó sin prestarle atención alguna. Broky le siguió silenciosamente.

Giraron a la izquierda y desaparecieron detrás de la esquina. En la sala dos el cuerpo muerto de can-toy de repente, dio otro calambre.

/

Gris escupió una flema espesa y entró en la habitación donde estaban los cinco Xibogs infectados. Se sentó en una silla y puso su arma en la mesa.

Estaba sólo. Tush se alejó hace poco. Necesitaba segregar.

Uno de los Xibogs contagiados era adicto a QQ, incluso más que Broky.

En el momento cuando el ADN de Mix se había mezclado con el suyo, corría por sus venas la dosis de casi 450mg de esa droga lo cual había influido considerablemente la velocidad de su cambio. Al exterior de su cuerpo no se presentaban síntomas visibles, sin embargo, dentro de él pasaban cosas muy drásticas. El Xibog sufría unas alucinaciones tremendas que le dañaban sistemáticamente el cerebro y le deformaban su carácter. El órgano de respiración se había aumentado 1,5 veces. Su sistema linfático se atrofió y el órgano de reproducción perdió por completo su funcionamiento. El Xibog alcanzó un 80% de la transmutación durante un tiempo asombrosamente corto.

Gris se columpió en la silla y se comenzó a hurgar la oreja. Al cabo de un rato, sacó de ella un moco seco de color pardo. Luego lo aplastó con dos dedos, formó una bolita pequeña y le dio un capirotazo. El moco voló y aterrizó cerca de la cara del Xibog/yonqui. Éste entreabrió los ojos y divisó al maltratador. Al que le había causado todo ese padecimiento y todo ese dolor. Después, otra vez los cerró. Cavilaba y reflexionaba.

Quería matarle, huir y esconderse. Y quizás más tarde suicidarse.

/

Tush se quitó el pantalón y se sentó en el retretor. Estaba en la habitación que servía para la segregación. Acto seguido, apretó la pelvis. En varios segundos empezó a salir a través de sus dos órganos de reproducción un flujo oscuro que cayó posteriormente dentro del recipiente ancho.

Al principio, ese proceso le molestaba un poco pues picaba. Tush apoyó la cabeza con la mano derecha y respiró hondo, se sentía mal. Le dolía el costado donde le había pinchado Cludd y también el tobillo. Se rascó la nariz. El flujo seguía saliendo lentamente de su vejiga.

/

Entreabrió de nuevo los ojos esperando la oportunidad. Sus músculos se tensaban y relajaban. El maltratador continuaba columpiándose en la silla jugando con su arma.

Xibog se movió levemente y se acercó más hacia él. Éste sin percatarse seguía girando el cañón del rifle. Xibog se apoyó contra un codo y se arrastró un poco más. Ahora estaba a casi medio metro de la pata de la silla. Gris cogió la empuñadura de su arma y la acarició. Xibog se paró.

De sopetón, desde afuera sonó un graznido grave de un pajaroid. Gris alzó la cabeza. Xibog velozmente lanzó su mano central, agarró la pata de la silla, la tiró y la derribó. Gris se vio cayendo hacia atrás y agitó las manos. El arma salió por los aires y pegó con la pared. Acto seguido, la silla chocó contra el suelo y Gris se golpeó fuertemente la nuca. Xibog se incorporó y le dio una patada en el bulto de cuello, luego otra en el pecho.

Después se acercó al arma, lo tomó y se volvió. Gris le estaba mirando con sus ojos dilatados. De pronto, empezó a vomitar. Xibog le dejó terminar esa acción y luego le disparó dos veces en la sien.

/

Al escuchar los tiros Tush dio un respingo. A continuación, se levantó bruscamente y el flujo le mojó el pantalón. Maldijo. Después se arregló la ropa, sacó el arma y salió apresuradamente de la habitación de segregación.

/

El ascensor de carga se abrió silenciosamente y ellos bajaron. El pasillo en la primera planta era de azulejos adhesivos. En la parte derecha había dos puertas grandes. Éstas no tenían ventanillas sino estaban provistas de unas pantallas raras en forma de rombo. Las pantallas estaban apagadas.

Mix se aproximó a la primera puerta apretando el desintegrador en la mano izquierda e hizo una señal con la cabeza a Broky. Acto seguido, irrumpió dentro. Broky le siguió.

La amplia habitación estaba vacía salvo dos mesas ovaladas y una estantería de hierro colgada en la pared.

-Vamos a la otra-dijo Mix y salió con Broky a la zaga.

La Xar ya se había declinado bastante al horizonte y la luz comenzó a ponerse más tenue, también la temperatura bajó un poco y ahora marcaba +15ºC.

Entraron en la otra habitación que era aún más grande que la primera.

Estaba provista de armarios bajos, llenos de frascos y cajas cerradas de titano. Broky tenía curiosidad de abrir una, pero Mix le dijo severamente que no había tiempo para esas tonterías.

La ira dentro de Broky se avivó de nuevo.

Salieron y continuaron andando por el pasillo. Luego giraron a la izquierda. Más a la derecha, había entreabierta una compuerta gruesa.

Mix la señaló con un dedo feo y Broky asintió.

Otra ola de rencor le invadió. No le gustaba nada ser un peón y escuchar las órdenes de este ser desfigurado. No le gustaba la humillación. La odiaba. Le odiaba a él. Asimismo extrañaba la voz del Rey Negro.

Necesitaba que le exhortara, que le animara. Incluso intentaba llamarle varias veces durante el día pero sin éxito.

Se aproximaron despacio a la compuerta. Desde dentro no se oía ruido ninguno. Mix se rascó la nuca ausentemente y entró.

El asistente que había avisado a Jorr esa misma mañana estaba agachado sobre un aparato que analizaba estructuras celulares. Broky levantó el arma. Estaba a punto de dispararle pero Mix le paró y dijo: -¡No, le quiero vivo!

El asistente alzó la cabeza. Parecía que no había oído lo que Mix acabó de decir y empezó a vociferar: -¿Pero qué hacéis aquí? Esta es la planta restringida para los soldados y ¡bajad las armas!

Mix sin responder echó a correr hacia él. Broky le siguió andando. El asistente cogió un matraz lleno de algún compuesto claro y se lo echó a la cara. Mix lanzó un chillido grave mezclado con un rugido y se tapó los ojos. El compuesto le quemó fuertemente y en su piel empezaron a aparecer ampollas grandes. Broky disparó y el rayo desintegró dos dedos de la mano central del asistente. En ese instante, entró apresuradamente en la sala un médico corpulento. Broky se volvió bruscamente hacia la compuerta y apretó el gatillo de nuevo. El desintegrador produjo un agujero grande en el hombro del entrante. Éste literalmente aulló de dolor y se desplomó. Sus 160kg hicieron resonar el suelo.

Las ampollas en la cara de Mix explotaron pero en seguida se crearon otras aún más grandes y llenas de pus amarilloso. Sus globos oculares se secaron y luego se agrietaron. Chocó contra la mesa donde estaba puesto el aparato para el análisis celular y se cayó.

El asistente, ahora sin dos dedos pero aún bastante vivaz, tomó