Ranas a Princesas Latinas Sufridas y Travestidas by Jacobo Schifter - HTML preview

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7 DROGAS

El hecho de que los travestis consuman drogas no debiera sorprendernos. Si nos pusiéramos en su lugar y recibiéramos el 10% de las burlas, agresiones, atropellos e insultos que ellos reciben a diario, también recurriríamos a ellas para anestesiar el dolor de ser la “mona” del circo costarricense.

-¿Por qué consumís drogas, Pepa?
-Cuando me paro en una esquina sola para ver qué pesco y no sé que pasará, si amaneceré muerta, degollada o violada, siento una gran ansiedad. Pasan los vehículos y una no sabe si la van a untar de caca o invitarla a un baile. Una vive el cuento de Cenicienta pero al revés. No sabés si terminarás casada con el príncipe azul o con el zapato atragantado. De ahí que me sea necesario estar “moteada”. Cuando estoy totalmente encumbrada, cuando me gritan improperios, oigo alabanzas: “Puta de mierda” me suena a “Piedrita de mármol”, “Sodoma perra” es “Sabrosa pera”, “Hereje del Diablo” es “Hermosa Dulcinea”, en fin, me vale verga lo que me gritan. Si me tiran una piedra, la miro como una rosa roja. Una cuecha es una bendición con agua bendita, un huevo podrido es un ramo de girasoles. Si me meten en la cárcel, estoy vacacionando en el Caribe. Una violación, un entrenamiento de aeróbicos.
-¿Te ayuda la droga a no ver la homofobia?
-No es que no la veo, es que me importa menos. ¿Crees que una no sabe lo que se burlan por verte vestida de mujer? Es muy difícil salir así a la calle. Hay que tener muchos huevos para hacerlo. Para poder subsistir ante el atropello, una tiene que encumbrarse. Si no lo hacés, sientes la mierda en todo tu cuerpo.
-¿Quién es responsable, entonces, de que ustedes consuman drogas?
-No te voy a decir que la culpa es totalmente de los demás. Pero gran parte se debe a lo difícil que nos hacen la vida. No nos dejan en paz. ¿Qué diablo estamos haciendo para que tengamos que recibir tanto golpe? ¿Por qué ninguna organización de derechos humanos alza la voz por el tratamiento que recibimos?.

Pepa no está sola en el consumo de drogas:

“En vicios como el cigarro se me van a diario unos 150 colones y en tomar 800 a 1.000; en coca 5.000 o 10. 000 colones”. (Karina)

“En fumar se me va diario 150 colones y en tomar de 800 a 1.000, en coca 4.000 a 8.000 colones. Con la cocaína gasto 8.000 o 10.000 colones por mes. Cuando tengo drogas las comparto con mis compañeras de trabajo. Mis clientes regularmente las ofrecen, aparte del dinero que me pagan”. (Leticia)

“Me gusta la marihuana. El gasto depende pero varía entre 100 a 200 colones diarios; lo hago desde que me inicié. He conocido varias drogas y usado algunas, pero fija la marihuana. Se me van hasta 10.000 colones si es una fiesta”. (Susy)

“Prefiero la marihuana, tengo como 17 años de hacerla y a la coca un año. La marihuana la hago todos los días..., la coca es muy cara para agarrarla a diario, para el sexo lo ideal es la coca. Gasto 10.000 colones en marihuana y 15.000 en cocaína al mes”.
(Apolonia, q.e.p.d. )

El crack es rey

Con las entrevistas realizadas por el etnógrafo se comprobó que la droga más popular desde 1980 es el “crack”. El crack es una combinación de cocaína con bicarbonato y agua. Todo se mezcla en una cuchara, se prende una candela y se calienta la cuchara con el líquido. Con un fósforo, se le da vuelta hasta que hierva; al hacerlo se apaga la candela y se le sigue dando vueltas al contenido de la cuchara hasta que forme una piedra dura, similar a una calza de muela por el color oscuro que adquiere del humo de la candela. Entre más pura sea la coca, más blanca sale la piedra. Se prefiere a veces quemar con el mismo cartón de la cajetilla de cigarros, en vez de la candela, para que no emita tanto humo. La cajetilla se corta de manera que quede alargada y así se va quemando poco a poco. Una vez endurecida la piedra y asida al fósforo, se despega de éste.

Mientras se realiza este proceso, los otros travestis han estado fumandocigarrillos corrientes de los que conservan su ceniza. Ésta se guarda en la tapita de la cajetilla de cigarros. Luego, se coge un tarro de jugos “abrefácil” (los que tienen una abertura para beber de ellos directamente). Se le da un golpe en el costado para arrugarlo y dejar una parte plana. En esa parte plana, se perforan tres huecos para poner la ceniza en ellos. La piedra que se ha obtenido y desprendido del fósforo se divide entre los participantes. De un gramo se pueden sacar de 6 a 7 piedritas. Se pone la ceniza en los huequitos y la piedra encima de ésta, se arrima a la boca y se colocan los labios por la abertura de la lata de jugos. El fósforo encendido se pone sobre la piedra y se aspira profundamente hasta que la piedra desaparezca sobre la ceniza. Si sobra algo, se pasa al compañero diciéndole “está viva, apúrese”, ésto quiere decir que todavía queda algo de piedra.

Los tarros son muy codiciados. Si alguien obtiene uno lo guarda, escondiéndolo. Cuando no hay, se utiliza un vaso con la mitad de agua. Se forra en papel de aluminio y se le hacen unos diez huecos en un borde y uno por el otro extremo, que es el que se usa para aspirar, luego se mete la ceniza y la piedra en los diez huecos y se aspira por el otro. Sin embargo, este método no es el preferido porque el agua retiene parte de la piedra.

Basuko

Otra de las drogas populares es el basuko. No es sino un puro corriente de marihuana con cocaína: se enrola la marihuana con un baño de coca rociado encima y se fuma de la misma manera.

A las personas que van a discotecas se les hace difícil fumar drogas en esos lugares. Lo que hacen, entonces, es extraer el tabaco de los cigarros corrientes, mezclarlo con coca y luego fumarlo como cualquier cigarrillo, de esta manera nadie los detecta. La marihuana no se usa en los lugares públicos por el fuerte olor que desprende. La mayoría prefiere la coca ya que así pueden fumar una “rayita” o una línea en el baño sin ser descubiertos.

La mayoría de los travestis prefiere “llevarlo todo en la mente”, como dicen ellos, o sea salir sin nada en la mano e ir ya “encumbrados”, así evitan problemas con la policía.

También existen las “pajillas”, que son pajillas de papel cortadas en pedazos que contienen un cuarto de gramo de cocaína cada uno, sellados mediante calor por los dos extremos (así las venden). Si los travestis tienen que caminar por la calle no las llevan en la mano o en la ropa sino en la boca.

En la zona del Líbano existían varios lugares donde se expendían drogas. El hombre que vendía la coca la recibía pura y la mezclaba con pastillas “Roche” para los nervios y anfetaminas. En los cuartos de los prostíbulos el etnógrafo observó, en 1990, cómo se mezclaba todo ésto en un moledor y se metía después en las pajillas o era envuelto con el papel de aluminio que trae la cajetilla de cigarros.

Para la marihuana, si no se consigue una “boleta” (el papel en que venden los cigarros amarillos en el cercano Mercado Central), se utiliza el envoltorio del papel higiénico, que es lo más parecido a la boleta, o el papel de envolver el pan.

Cuando un cigarro de marihuana llega a su final, es muy difícil fumarse lo último, o sea “la tocola”. Entonces lo que se usa es “la matadora”: se trata de una caña de bambú delgadita y hueca en la cual se meta la tocola para aspirar por el otro lado y así no perder nada de la droga. Todo se aprovecha.

Segun se desprende de las respuestas a las preguntas que hizo el etnógrafo en 1990 a los travestis que consumen drogas, ellos no podían dejar su adicción. Si se quedaban sin dinero salían a la calle y en 20 minutos ya habían robado algo de valor; ésto era empeñado a la proveedora o al “médico” (se les conoce así porque son los que “recetan”) y así conseguían más droga.

La situación para 1997, en la Bíblica, es aún peor. Muy pocos travestis son los que no han terminado adictos. Aunque los “bunkers” del Líbano no son ya los que proveen las drogas, éstas se consiguen fácilmente en la calle, en departamentos y en casas privadas.

Los travestis se han descuidado físicamente y el que “hace al tarro” adelgaza con mucha facilidad. Algunos, como Peggi, que siempre ha sido gordo, ahora está delgadísimo. Su excusa es que el “tarro” lo adelgazó mucho. El problema que tiene ahora es la tos y en los exámenes de pulmones que se ha hecho en el INISA sale muy afectado. Casi todos los que “hacen al tarro” tosen constantemente y lucen demacrados como cadáveres. Algunos travestis utilizan ésto para adelgazar y dicen que en poco tiempo se van a ver como “modelos”, aunque se estén consumiendo por dentro. De los 100 travestis que hay en la zona de la Bíblica, unos 75 le “hacen al tarro”.

Sexo y drogas

Varios estudios en otros países han demostrado que las personas que se intoxican antes o durante las relaciones sexuales tienen más prácticas sexuales inseguras. En el caso de los travestis, en 1990 el 68% había consumido alcohol alguna vez en su vida.

Sin embargo, cuando se analiza el consumo de otras drogas -como marihuana y cocaína-el consumo entre los travestis es mayor: el 77% ha fumado alguna vez marihuana. Del grupo que ha fumado alguna vez la droga, el 76% la fuma de alguna a muchas ocasiones antes del sexo, y el 53% de alguna a muchas ocasiones durante el sexo. En el caso de la cocaína, el 73% de los travestis la han probado. Ninguno de los travestis reporta usar drogas intravenosas.

El mayor consumo de drogas entre los travestis, especialmente crack, cocaína y marihuana, está relacionado con el tipo de trabajo que desempeñan. La prostitución es una actividad que requiere mucha energía física y una actitud psicológica que demanda un estado alterado de la conciencia. La represión social y policíaca a la que está expuesto el travesti hace que la droga tenga el efecto de un anestésico contra el dolor.

En las entrevistas a profundidad se confirma el alto consumo de drogas y la mayoría de las veces se pone en evidencia un consumo que va de lo ocasional a lo amplio. Es posible que, debido a la más íntima relación que se estableció para las entrevistas a profundidad, los travestis se sintieran con más confianza para admitir su consumo de narcóticos.

La mayoría de los travestis consume más de una droga, siendo las preferidas, por orden, la cocaína-crack, la marihuana y el alcohol. Cada una de ellas o su combinación se hace con propósitos diferentes y no todos los travestis sienten los mismos efectos.

Aparentemente, el crack y la cocaína son utilizados principalmente para alargar la relación sexual y estimularse para soportar más relaciones. Marlene así lo demuestra cuando dice que “la coca me sirve para hacer el amor” y la marihuana para estar “distraído”. Ésto mismo siente July, quien cree que la coca lo hace sentirse “más excitante... y más loca en la cama”, la marihuana, en cambio, no le atrae tanto. Patricia (q.e.p.d.), por el contrario, dice no ser fanático de ninguna, pero prefiere la coca y la consume “para no sentirse solo”. Leticia usa la coca para resistir y disfrutar más el sexo:

“He hecho el amor con drogas. Me gusta con cocaína. A la hora de que me lo hagan disfruto, puedo hacerlo y no siento malestar. Puedo disfrutar hasta 2 horas; cuando inhalo cocaína, disfruto más el sexo”.

Lo mismo opina Antonieta, aunque con más ambivalencia:

“Me gusta más la cerveza que una droga. No me gusta la cocaína, no la tengo como vicio. Cada fin de semana, sin embargo, hago dos rayitas de coca y me conformo. Por eso digo que no es vicio. Con la cocaína el sexo me fascina. Uno se vuelve muy perro, pero he estado con hombres que lo hacen con marihuana y dicen que es riquísimo”.

Adelita es de la opinión de que la coca sirve para ponerlo más “loco” en la cama, aunque hace daño, según admite.

“Ser travesti no hace que usemos más drogas. No fumo ninguna droga, las he probado pero no me gustan. Los clientes sí lo hacen; una vez hice el amor drogada con un hombre que le hacía a la cocaína y me dio un beso y me untó en la lengua y me la durmió y sentía la lengua más grande y él me decía untáte en el pene y sentía el pene grandísimo y se lo metí en el recto y lo sentía grandísimo. Lo disfruté pero él no se excitaba. Creo que la droga lo pone a uno más loco pero lo destruye a uno por dentro, se pierde el control en la cama”.

Eso mismo opina Apolonia (q.e.p.d.), quien estima que “para el sexo lo ideal es la coca”. Para otros, la marihuana es más excitante. Marlene dice que la prefiere para “entonarse” mejor, mientras Susy afirma que la coca le hace perder el poder de eyacular y por eso prefiere la marihuana, que “es más rica y con ella me alboroto más”. Algunos de los entrevistados prefieren la cerveza y el alcohol. Otros, como Gina y Karla, aunque han probado drogas, casi no las consumen.

A pesar de los gustos y efectos diferentes de las drogas, los testimonios evidencian que los travestis utilizan ahora más la cocaína, porque ésta les permite resistir más en sus relaciones sexuales y mantener un número más alto de contactos sexuales.

Uno de los problemas con el uso de drogas es que intoxican tanto que les hacen perder el control de la prevención contra las enfermedades de transmisión sexual. Susy dice que la droga la hace no usar el condón:

“He estado muy drogada y muy excitada y he sentido cuando se me ha roto el preservativo pero lo he dejado así y he seguido con la relación y no me ha preocupado”.

Pero hay otros que, como July, afirman que aún intoxicados no han dejado de practicar el sexo seguro.

Aunque en 1997 no realizamos una encuesta específica sobre este aspecto, el consumo de drogas entre los travestis no se ha reducido, más bien se podría decir que aumentó.

Los travestis adictos acuden cada vez en mayor número a los servicios de desintoxicación del ILPES. Muchos de ellos llegan a solicitar comida y dinero a los programas de prevención del instituto, como el Grupo 2828 y el Proyecto Priscilla. Otros han ido a los antiguos “bunkers” de la zona del Líbano a terminar sus días. El sida ha hecho estragos en esta población y son varias las decenas de hombres travestis que han muerto en esta década a causa de la enfermedad.

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Instituto Nacional de Investigación en Salud (INISA), entidad oficial que realiza pruebas de VIH y ofrece tratamientos a los portadores del virus.