Rimas by Bartolomé Mitre - HTML preview

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Pero

ella

ha

de

sonar

en

algun

dia

En

la

torre

de

la

alta

Catedral,

Para

mi

Patria

anuncio

de

alegría;

Para

el

tirano

un

eco

funeral.

Y

se

alzarán

los

cánticos

sagrados

Como

cuando

cayeron

los

leones,

Y

cuando

cien

Británicos

pendones

En su techumbre el pueblo hizo colgar.

Y

entre

incienso,

plegarias

y

armonía,

Entre

gritos

de

Patria

y

Libertad,

Descenderá

la

horrenda

tiranía,

Se

elevará

radiante

la

Igualdad:

No

existirán

divisas

de

partidos,

Será

el

color

azul,

de

los

hermanos,

Que

para

combatir

á

los

tiranos

Se

abraza

con

amor

la

sociedad.

Envuelto

en

un

pendon

ensangrentado

En

el

pendon

azul

de

la

Nacion,

Conducirán

el

cuerpo

de

un

soldado

Tendido

en

la

cureña

de

un

cañon,

Y

al

pié

de

la

pirámide

de

Mayo

El

cadáver

del

mártir

colocando,

De

laureles

su

frente

coronando

Le

votarán

espléndida

ovacion!

¡Muera

yo

así

en

mi

Patria

redimida

Dejándola

con

gloria

y

libertad!

¡Muera

yo

así

cantando

en

mi

caida

El

himno

de

la

Paz

y

la

Igualdad!

¡Pueda

llegar

hasta

el

hermoso

dia,

En que suba mi Patria á su alto asiento,

Y ábranse con estruendo en el momento

Las

puertas

de

la

negra

eternidad!

1839

XVI

SATIRA Á SANDOVAL

AL TRAIDOR QUE ENTREGÓ Á ORIBE Á LAS ILUSTRES VÍCTIMAS

AVELLANEDA Y VILELA

Le

traite

se

fait

justice

Il

se

chasse

de

nos

rangs

Ah!

que

son

nom

retentise

Maudit

par

nos

veterans!

BARTHELEMI.

Prendiendo fuego á un templo portentoso

Erostrato

su

nombre

eternizó;

Vendiendo

Judas

á

Jesus

piadoso

Su

fama

en

el

Madero

se

esculpió.

Entregando

al

verdugo

dos

cabezas

Te has hecho en nuestros fastos inmortal,

Que

si

no

tienes

que

contar

proezas,

Tienes

una

traicion

¡vil

Sandoval!

¡Vil

Sandoval!

tu

nombre

será

eterno,

Como

un

remordimiento

le

has

de

oir,

Y

hasta

tocar

el

linde

del

infierno

La maldicion de Dios te ha de seguir.

Siete

veces

traidor,

tú,

miserable,

De

la

historia

en

el

libro

vivirás,

Como

en

jardín

ameno

y

deleitable

Vive

entre

flores

el

reptil

audaz.

Tú te has hecho justicia con tu crimen:

Mi

noble

patria

batirá

las

manos,

Al

ver

que

en

sacuden

sucio

limen

Los

libres

que

combaten

á

tiranos.

Signe

por

esa

huella

ensangrentada

Que

el

verdugo

señala

con

su

planta,

Y

encontrarás

al

fin

de

la

jornada

Un buen cordel que oprima tu garganta.

Y

mientras

tu

amo

el

látigo

sangriento

Hace

sobre

tu

espalda

resonar,

Yo

empuñaré

el

azote

del

tormento

Para

tu

nombre

infame

flajelar.

Tu nombre dije!

En

qué gloriosas

lides

Entre

la

voz

del

plomo

resonó?

Entre

qué

renombrados

adalides

Tu

acero

vencedor

relampagueó?

Mas no en batallas se probó tu aliento:

En

pulperías

fueron

tus

campañas,

Armado

con

un

naipe

mas

mugriento

Que el corazon que abrigan tus entrañas.

Pérfido

el

vaso

de

licor

tendiendo

Y

bajo

el

poncho

armando

la

cuchilla,

Y á tus contrarios por la espalda hiriendo,

Seguido

por

vandálica

gavilla;

Tendido

entre

las

patas

del

caballo,

En

vez

de

sangre

revolcado

en

vino:

Tales

son

tus

proezas,

vil

lacayo;

Tales

tus

hechos

son,

vil

asesino.

Escoria

de

la

fragua

de

los

vicios,

Tahur,

ladron,

borracho

y

asesino!

Tu

eterno

compañero

es

el

suplicio;

Traicionar

á

los

libres,

tu

destino.

Ojos

de

gato,

lengua

de

serpiente,

Garras

de

tigre,

boca

de

lagarto!

Satan

sin

duda

con

un

beso

ardiente

Selló tu rostro en la hora de tu parto.

Y

al

contemplarte

mísero

gusano

En

medio

de

una

gloria

colosal

Dijiste

tú:—«Ya

no

pondré

mi

mano,

«Adonde

alcance

con

su

pié

triunfal:»

Y

envidiando

el

laurel

de

la

derrota,

Y

de

los

libres

la

postrera

gloria,

Fuiste

á

vender

cual

miserable

ilota,

Los

hijos

de

la

patria

y

la

memoria.

Sí, que la inmensa gloria de los bravos

No

era

para

tus

hombros

sin

pujanza:

Debes

cargar

cadenas

entre

esclavos,

No

de

los

libres

la

quebrada

lanza.

Los

libres

solos

su

bandera

alzando

Con

doble

esfuerzo

treparán

los

Andes,

Y

entre

Argentinos

el

aliento

dando

Los

buenos

solo

llamaránse

grandes.

Tú,

Sandoval,

tan

ínclita

guirnalda

Con

tus

manos

inmundas

no

ajarás,

Porque ese hierro que marcó tu espalda

Te

ha

impreso

ya

su

cicatriz

tenaz.

No

azul

pendon

te

prestará

su

sombra

Sino

la

planta

del

señor

feroz,

Que

haciéndote

servir

como

de

alfombra

Te

lanzará

iracundo,

torpe

coz.

El

lodo

cubra

tu

cabeza

infame,

Tu

cuello

dobla

al

récio

bofeton,

De

tu

señor

el

pié

sangriento

lame,

Y

de

tu

labio

mane

corrupcion!

Sicario

vil

entre

sicarios

seas,

Sucios

insectos

cubran

tus

heridas,

Arrastrado

cual

vívora

te

veas,

Y

Dios

te

para

sufrir,

mil

vidas!

Sangre

bebas

en

vez

de

linfa

pura,

Sangre

tan

solo

bebas

por

do

quier,

Y al entrar en el lecho, sangre impura

De

la

almohada

veas

correr!

El

mas

cobarde

escúpate

á

la

cara,

Tu

nombre

sea

voz

de

deshonor,

Mientras

mi

musa

con

candente

vara

Fija en tu frente el nombre de TRAIDOR!

La

maldicion

del

mundo

eternamente

En

tu

oido

resuene

noche

y

dia,

Y

las

furias

con

látigo

crujiente

Te

precipiten

á

la

tumba

fria!

Que

por

las

furias

siempre

perseguido

Llegues

á

la

mansion

de

Satanás,

Y

al

darte

abrazo

estrecho,

estremecido,

Dedos

ardientes

sientas

por

detrás.

Y

que

te

brinde

copa

reluciente,

Y

al

apurarla

lleno

de

embriaguez,

En

la

lengua

te

pique

una

serpiente,

Que

surja

enfurecida

de

la

hez.

Luego

te

traiga

naipes

caldeados,

Y

te

obligue

con

ellos

á

jugar,

Y

sientas

por

tus

dedos

abrasados

Tu

negra

sangre

á

chorros

destilar.

Y

levantando

un

coro

de

clamores

Los

demonios,

al

son

de

ronca

trompa,

Te

arrojen

donde

yacen

los

traidores,

Con

infernal

y

con

grotesca

pompa!

1841

XVII

GRITO DE ALARMA

(DESPUES DE LA DERROTA DEL ARROYO GRANDE EN 1841)

———

Alzaos

del

polvo

inerte

Vencidos,

no

domados,

Cerniendo

la

melena

Como

soberbio

leon;

Alzaos,

y

ante

los

bustos

De

hermanos

degollados,

Levante

un

pueblo

libre

Su

alejado

pabellon.

Si

conservais

alientos

Y

sangre

en

vuestras

venas,

El

aire

que

os

circunda

De

fuego

llenaré,

Y

la

dorada

copa

Que

el

entusiasmo

inspira,

Al

silvo

de

las

balas

Tranquilo

os

brindaré.

Mas

si

temblais

cobardes,

En

vez

de

altivos

cantos

Viriles

maldiciones

Levantará

mi

voz;

Y

en

vez

de

alzar

la

copa

Del

génio

de

la

patria,

Os

lanzaré

mi

lira

Con

ímpetu

feroz.

Oid,

que

del

poeta

Las

voces

son

augustas,

Ya

entonen

la

agonía

O

el

cántico

triunfal

A

su

eco

se

levantan

Los

pueblos

oprimidos,

Y

en

pechos

maldecidos

Esconden

el

puñal.

A

su

eco

se

alza

el

pueblo

Rompiendo

sus

cadenas,

Con

brazos

vigorosos

Mas

duros

que

el

metal,

Y

si

en

la

dura

lucha

Dan

vuelta

las

espaldas,

Vuelven,

si

la

lira

De

alarma

la

señal.

Un

dia

fué

en

la

Grecia

Que

en

medio

á

la

derrota

Los

cantos