Rimas by Bartolomé Mitre - HTML preview

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Del

inmortal

decálogo

Que

á

un

mundo

redimió.

Aéreo

coro

de

ángeles

Entonará

mil

cánticos

Como

la

brisa

plácidos;

La

libertad

en

tanto,

Como

vision

espléndida,

Tendiendo

el

ala

rápida

Se elevará hasta Dios.

POETA

Del

tiempo

la

corriente

Bramando

se

derrumba,

Como

la

voz

rugiente

Del

huracan

retumba,

Y

en

rápida

carrera

La

humanidad

lijera

Se

hunde

en

la

eternidad.

Despeñados

los

siglos

Cruzan

los

hemisferios,

Como

inmensos

vestiglos

Se

abaten

los

imperios,

Y

en

medio

á

la

ruina

Encúmbrase

divina

La

santa

Libertad.

Como

en

el

Andes

brama

El

huracan

tremendo,

Cuando

veloz

derrama

El

trueno

ronco

estruendo,

Y

en

tanto

el

polo

cruje,

Resisten

al

empuje

Sus

quicios

de

cristal;

Así

del

tiempo

el

vuelo

Que

abate

las

barreras,

Estiende

por

el

suelo

Sus

ondas

altaneras,

Chocando

resonantes

El

muro

de

diamantes

Del

alma

libertad.

Y

ella

con

faz

serena

Sus

furias

dominando,

Desde

la

escelsa

almena

Los

cielos

contemplando,

Mira

nacer

la

aurora

Que

al

mundo

es

precursora

De

paz

y

de

igualdad.

Y

su

sagrada

enseña

Al

viento

desplegando,

A

tiranos

domeña

Pueblos

emancipando,

Y

concita

á

sus

bravos

Rompan

de

los

esclavos

La

argolla

y

el

cordel.

Y

por

eso

los

nombres

De

redentores

fuertes

Alientan

á

los

hombres,

Y

cuando

caen

inertes

Las

almas

se

electrizan,

Y

gratas

divinizan

Su

nombre

y

su

laurel.

Vuestros

restos

divinos

Son

nítidas

lumbreras,

Que

alumbran

los

caminos

De

edades

venideras,

Por

donde

ardientemente

La

juventud

valiente

Se

lanza

al

porvenir,

Son

cual

la

luz

bendita

De

la

columna

ardiente

Del

pueblo

Israelita;

La

estrella

reluciente

Cuyos

reflejos

vagos,

A

los

tres

Reyes

Magos

Condujo

hasta

el

Señor.

Vendrán

horas

serenas

Que

vuelen

en

pedazos

Las

últimas

cadenas

Que

amarran

nuestros

brazos,

Alzando

los

escudos

Que

con

brazos

membrudos

Vuestro

aliento

elevó.

En

ellos

sostendremos

Al

génio

Americano,

Y

altivos

hundiremos

A

todo

vil

tirano

Que

con

su

torpe

planta

A

la

corona

santa

Manche

de

libertad.

Y

de

Colon

la

sombra

El

ámbito

cruzando

Sobre

celeste

alfombra,

Se

elevará

clamando:

«La

aurora

de

Dios

brilla!

«Tiranos,

de

rodilla!

«Naciones, levantad.»

IX

INVOCACION

(EN EL ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE)

I

Pueblos,

batid

vuestro

pendon

glorioso

Del

Atacama

al

Cabo

tempestuoso

Donde

se

estrella

el

mar;

Que

en

este

dia

la

nacion

Chilena

Lo hizo flamear sobre la antigua almena

De independencia al grito popular.

II

Guerreros,

por

la

sangre

consagrados,

De

inmarcesibles

lauros

coronados

En

el

campo

de

honor;

Despertad

del

cañon

al

estampido,

Que hoy rememora un pueblo agradecido

Que os debe de su gloria el esplendor.

III

Niños,

alzad

las

inocentes

palmas

Y

ardan

en

entusiasmo

vuestras

almas

Honrando

á

la

virtud,

Que

niños

cual

vosotros

vuestros

padres

Descendieron

del

seno

de

sus

madres

Para destruir la dura esclavitud.

IV

Vírgenes

puras,

como

el

sol

hermosas,

Que

os

coronais

con

perfumadas

rosas

La

frente

virginal;

Cubrid

con

ellas

los

sepulcros

yertos

De

los

valientes

por

la

patria

muertos

Que duermen sobre almohada terrenal.

V

Sacerdotes

del

Dios

crucificado,

Quemad

sobre

el

altar

inmaculado

Inciensos

al

Señor,

Y

suba

entre

la

nube

de

humo

denso

La sublime oracion de un pueblo inmenso

Que ensalza de la patria al Redentor.

VI

Legisladores

de

alta

inteligencia,

Que alumbrasteis del pueblo la conciencia

Clamando:

Fiat

lux!

Si

los

campeones

dieron

altos

hechos,

Vosotros

proclamasteis

los

derechos

De la igualdad, que predicó Jesus.

VII

Ancianos,

cuya

mano

temblorosa

Nos

indica

la

ruta

misteriosa

Que

debemos

seguir;

Bendecid

con

amor

á

vuestros

hijos,

Para

que

sigan

con

los

ojos

fijos

La estrella que los lleve al porvenir.

VIII

Jóvenes,

de

la

patria

la

riqueza,

El

porvenir

está

en

vuestra

cabeza,

Bella

es

vuestra

mision:

Es

coronar

el

noble

monumento,

Que

simboliza

el

grande

pensamiento

Que inauguró la tierra de Colon.

IX

Sombras

de

las

falanges

militares

Que

alzaron

los

escudos

tutelares

Al

pié

del

patrio

altar;

Dejad

caer

el

casco

rutilante

Dejad

caer

el

hierro

fulminante

Y vuestra obra venid á contemplar.

X

Naves,

alzad

las

flámulas

hermosas

Envueltas

por

las

nubes

magestuosas

Del

humo

del

cañon,

Conmemorando

los

gloriosos

dias

En

que

Chile

botó

á

las

ondas

frias

En leño audaz su invicto pabellon.

XI

Campos

feraces

do

la

mies

ondea,

Selvas

en

donde

el

pájaro

gorjea,

Rios

que

vais

al

mar:

Un

himno

alzad

con

voz

estrepitosa,

Que

os

fecundó

la

sangre

jenerosa

Que enrojeció las gradas de su altar.

XII

Andes,

en

cuya

frente

encanecida

La

historia

americana

está

esculpida

En

cifra

colosal;

que

levantas

la

cabeza

al

cielo,

Pídele

á

Dios

la

lluvia

del

consuelo

Y á la América baña en su raudal.

X

AL CONDOR DE CHILE[2]

———

que

en

las

nubes

tienes

alto

nido,

Tiende

tu

vuelo,

condor

atrevido,

Que

sustentas

de

Chile

el

paladion;

Sigue

del

sol

la

luminosa

huella,

Y

trae

cual

Prometeo

una

centella

Para

incendiar

con

ella

á

la

nacion.

Para

incendiarla

en

alto

patriotismo,

Para

animar

la

antorcha

del

civismo

Para

encender

del

pueblo

la

virtud;

Para

templar

los

tibios

corazones,

Para

quemar

los

últimos

girones

Del

manto

de

la

torpe

esclavitud.

Estiende,

estiende

el

ala

vigorosa,

Cual

la

vela

que

en

noche

procelosa

Alza

la

nave

en

negra

tempestad;

Vuela

á

traer

la

vívida

centella

Que en ochocientos diez, fulgente y bella,

La

antorcha

reanimó

de

libertad.

sabes

ya

el

camino,

ave

altanera,

Fuiste

de

nuestros

padres

mensajera

Para

pedir

á

Dios

chispa

inmortal

Y

dar

fuego

de

alarma

los

cañones,

Y

derretir

los

ferreos

eslabones

De

la

innoble

cadena

colonial.

los

viste

lanzarse

á

la

pelea,

Blandir

la

espada,

sacudir

la

tea,

Vencer,

y

caer

en

la

pujante

accion

Mientras

que

tú,

cruzando

las

esferas

Dabas

aire

de

Chile

á

las

banderas,

Y

fuego

del

patriota

al

corazon.

los

viste

en

la

noche

tempestuosa

Guiados

por

tu

pupila

luminosa,

Cual por la estrella el navegante audaz,

Escalar

de

los

Andes

las

montañas,

Esculpiendo

en

su

cima

las

hazañas

Que

realizaron

con

vigor

tenaz.

Allí

tambien

reverberó

tu

lumbre

Cuando

bajó

rodando

de

la

cumbre

Desmelenado

el

iracundo

leon,

A

par

que

retumbaba

en

la

eminencia

El

grito

atronador

de

independencia

Que

repetia

el

mundo

de

Colon.

Desde entonces tu llama se ha apagado,

El

corazon

del

pueblo

se

ha

enfriado,

Y ha muerto el fuego patrio en el altar,

Fuego

necesitamos:

danos

fuego,

Que

nuestros

ojos

abundante

riego

De

libertad

al

árbol

dieron

ya.

Haz por los hijos lo que en otros dias

Hiciste

por

sus

padres,

cuando

hendias

Las

esferas

con

ímpetu

veloz,

Para

traer

la

centella

salvadora

Que de ese sol, que el universo adora,

Brotó,

y

en

tus

pupilas

puso

Dios.

Las alas tiende y sube hasta los cielos,

Cual

si

fueras

á

traer

á

tus

hijuelos

El

alimento

que

la

vida

dá;

Y

mientras

bajas

desde

el

alta

esfera

Nuestra

voz

de

Setiembre

á

la

bandera