Rimas by Bartolomé Mitre - HTML preview

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inmortal

memoria

de

tu

pueblo

Que

nunca

el

heroismo

ha

renegado,

Tu nombre como en bronce está grabado,

Tiene tu noble espíritu mansion.

IX

LOS EMIGRADOS

———

Los

rotos

escuadrones

Salvados

del

cuchillo,

Buscando

otro

caudillo

Volviéronse

á

reunir;

Y

en

el

Tuyú

cercados,

Con

varonil

fiereza

Juraron

con

firmeza

Libertad

ó

morir.

El

vencedor

sobérbio

Cubierto

de

humor

rojo

En

su

brutal

enojo

Esto

llegó

á

decir:

«Rendireis

vuestras

armas

«Y

sereis

mis

esclavos.»

Y

responden

los

bravos:

Libertad

ó

morir!

Olmos

y

Rico

dicen

A

todos

sus

guerreros:

«Valientes

compañeros,

«Ya

vamos

á

partir;

«El

fuego

de

la

Patria

«En

el

alma

llevemos

«Y

por

ella

juremos

«Libertad

ó

morir.

«Para

salvar

las

armas

«Dejamos

este

suelo;

«Buscando

con

anhelo

«Campo

en

que

combatir:

«Y

sea

nuestro

grito

«Al

dejar

esta

playa,

«Y

al

entrar

en

batalla

«Libertad

ó

morir.»

«Busquemos

otro

campo!»

Mil

voces

contestaron.....

¿Pensais

que

derramaron

Un

llanto

femenil?

En

mísero

abandono

Sus

hogares

dejaban,

Y

tan

solo

esclamaban:

«Libertad

ó

morir!»

Antes

que

como

infames

Doblegar

la

cabeza,

Supieron

con

firmeza

Sus

cabezas

erguir.

Y

dejaron

la

Patria

Y

á

las

naves

subieron,

Y

otra

vez

repitieron:

Libertad

ó

morir.

«Adios,

Patria,

decian

«Llenos

de

ardiente,

«Pronto

el

tambor

batiente

«Nos

llamará

á

la

lid;

«Que

si

tus

caras

playas

«Hemos

abandonado,

«Es

porque

hemos

jurado

«Libertad ó morir.»

X

EPILOGO

———

Por

las

llanuras

del

Sud

Yacen

do

quier

esparcidas

Las

semillas

bendecidas

Del

árbol

de

libertad.

Con

la

sangre

del

martirio

Ha

sido

ese

árbol

regado:

Si

sus

ramas

han

cortado

El

tronco

intacto

quedó.

Cuando

en

los

campos

del

Sud

Clave

su

pendon

la

gloria,

Y

el

arcángel

de

victoria

Bata

su

palma

inmortal,

Con

potente

lozanía

Brotarán

esos

raigones,

Y

gigantes

dimensiones

El árbol adquirirá.

LIBRO TERCERO

POESÍAS DIVERSAS

I

EL VALZ

Le

valz

bondit

dans

son

sphérique

empire.

Alfred de Vigni.

Del

valse

los

acordes

Cual

aves

voladoras,

Batiendo

alas

sonoras

El

aire

hacen

vibrar;

Y

á

sus

alegres

notas

Los

grupos

se

estremecen,

Como

los

vientos

mecen

Las

flores

de

un

rosal.

Ya

la

armonia

Con

freno

de

oro,

Gobierna

el

coro

Puesta

de

pié:

Su

alada

planta

Traza

ligera

Mágica

esfera

Que

nadie

ve.

Unamos

El

brazo

Con

lazo

Tenaz,

El

pecho

Sintiendo

Latiendo

A

compas.

Y

en

rápidos

Giros

Suspiros

De

amor,

La

brisa

Se

lleve

Con

leve

Rumor!

Ya

cruzan

las

parejas

Y

alegres

se

suceden,

Y

todos

se

preceden

Girando

sin

cesar,

Como

se

balancean

Las

matinales

brumas,

Ó

cándidas

espumas

Del

agitado

mar.

Oh,

valz,

imágen

De

la

armonia!

de

alegria

Sabes

llenar,

El

alma

triste

De

los

dolientes

Que

en

tus

corrientes

Pueden

flotar.

eres

la

imágen

de

nuestra

vida,

Cuando

con

giros

precipitados

Por

tus

cadenas

aprisionados

A

tus

cautivos

miras

correr.

Así

del

hombre

giran

las

horas

Encadenadas

por

el

destino,

Y

en

torno

suyo

cual

torbellino

Pasan....

mas

nunca

se

ven

volver!

Cada

giro

presenta

un

aspecto

Como

faro

que

brilla

y

se

eclípsa:

Ya

es

un

rostro

con

grata

sonrisa,

Ya

una

frente

que

anubla

el

dolor.

Así

el

hombre

mezclado

á

la

danza

De

las

horas

con

paso

ligero,

Mira

el

rostro

radiante

ó

severo

Que

entristece

ó

que

llena

de

amor.

Mas veo que mi alma su vuelo levanta!

Reclina en mis hombros tu cándida sien,

Que el círculo breve que ocupe tu planta

Será

mi

universo,

mi

mágico

Edén.

Yo

quiero

cautivo

vivir

en

tus

brazos,

Yo quiero á tu ritmo mi paso arreglar,

Y

unido

á

tu

vida

con

mágicos

lazos

Mirando tu rostro por siempre valsar!

II

DESESPERACION

(CANCION ARREGLADA Á MÚSICA)

———

Todos

se

alejan

de

Como

de

un

hombre

maldito,

Que

lleva

en

su

frente

escrito

Signo

de

reprobacion.

Corazon!

Triste

estás

y

solitario,

Como

vaso

funerario

En

túmulo

de

expiacion.

¡Oh

mundo!

á

la

playa

estéril

Me

lanzaste

de

tu

seno,

Cual

deposita

en

el

cieno

Su

hirviente

espuma

la

mar;

Y

al

trazar

Mi

oscuro

nombre

en

la

arena

Tu

planta

allí

me

condena

A

ver

mi

nombre

borrar.

Peregrino

en

tus

hogares

Viviendo

en

perpétua

guerra

Llena

de

espinas

la

tierra

Bajo

mi

planta

sentí...

Ay

de

mí!

A

la

fuente

de

la

vida

Por

el

mundo

bendecida

Solo

llanto

y

sangre

dí!

Una

llama

celestial

Ardió

una

vez

en

mi

pecho,

Velando

junto

á

mi

lecho

Un

ángel

consolador...

Era

amor

Que

los

dolores

suaviza!

Mas

se

convirtió

en

ceniza

Aquel

sueño

encantador!

Pedí

consuelo

al

saber,

Y

sus

ardientes

misterios

Eran

horribles

cauterios

A

mi

atormentada

sien;

Y

al

vaiven

De

las

olas

de

la

duda

Mi

inteligencia,

desnuda

Quedó

de

esperanza

y

bien.

Con

la

sonrisa

en

el

labio

Y

con

la

miel

en

el

alma

Un

dia

tuve

de

calma

Al

presentir

la

amistad.

Falsedad!

Sus

manos

estaban

frias,

Yertas

quedaron

las

mias

Y

volví

á

la

soledad.

Culto

á

la

patria

rendí,

Y

por

conquistar

un

nombre

Que

lustre

diese

á

mi

nombre

Combatí

por

su

pendon.

Ilusion!

Alcancé

lauro

bastardo,

Y

una

corona

de

cardo

Fué

todo

mi

galardon.

Azoten

mi

sien

tus

alas!

Que

tus

cordeles

me

amarren,

Que

tus

uñas

me

desgarren

Sombrío

genio

del

mal!

Que

un

fanal

Alza

otro

genio

divino,

Alumbrándome

el

camino

Que cruza el alma inmortal!

III

EN LA TUMBA DE UN POETA

(FRAGMENTOS)

I

Poeta,

que

cual

sombra

fugitiva

Cruzaste

por

el

valle

mundanal,

Duerme, mientras un hombre á tu sepulcro

Llega

á

entonar

un

himno

funeral.

¡Leve

te

sea

el

polvo!

mis

acentos

No

vengan

tu

reposo

á

perturbar.....

Que

ensalzando

tu

genio

y

tus

virtudes

Alta

leccion

al

pueblo

quiero

dar.

Que

aunque yaces

helado

en

ese

lecho,

Aun

vive

aquí

tu

espíritu

inmortal,

Como un perfume que la vida impregna

Y

pasa

de

una

edad

hasta

otra

edad.

Y

la

musa

que

vela

en

tu

sepulcro

En

medio

de

la

negra

tempestad,

Aun

hace

estremecer

tu

dulce

lira

Agitando sus alas al pasar.

II

Como

una

flor

purísima

y

hermosa

Nacida

en

estancado

cenegal,

Así

vivias

tú,

genio

sublime,

En

medio

de

este

páramo

glacial;

Y

cual

se

eleva

del

pantano

infecto

De

su

perfume

grata

suavidad,

Así

tu

acento

se

elevaba

puro

A

la

mansion

de

la

eternal

bondad.

¡Pobre

poeta!

Ni

un

hermano

tierno

Llegó

tu

mano

cándida

á

estrechar,

Mientras

que

en

tu

volcánica

cabeza

Germinaba

la

idea

fraternal,

Que

debian

los

hombres

agruparse

En

torno

de

un

pendon

universal,

Y

ayudándose

todos

como

hermanos

Conquistar