Segunda Parte de la Crónica del Perú, que Trata del Señorio de los Incas Yupanquis y de sus Grandes Hechos y Gobernación by Pedro de Cieza de León - HTML preview

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della,

y

los

españoles

aún

hallaron[175]alguno, y se cree que hay á la redonda della mayor número de lo uno y lootro. Lo que desta fortaleza y la de Guarco ha quedado seria justomandar conservar[176] para memoria de la grandeza desta tierra y aunpara tener en ellas tales dos fuerzas, pues á tan poca costa se lashallan hechas. Y con tanto, volveré á la materia.

CAP. LII.—De cómo Inca Yupanqui salió del Cuzco hácia el Collao y loque le

sucedió.

COMO estos indios no tienen letras ni cuentan sus cosas sino por lamemoria que dellas queda de edad en edad y de sus cantares y quipos,digo esto, porque en muchas cosas varían, diciendo unos uno y otrosotro, y no bastara juicio humano á escrebir lo escripto, sino tomaradestos dichos lo que ellos mismos decian ser más cierto, para lo contar.Esto apunto para los españoles questán en el Perú que presumen de sabermuchos secretos destos, que entiendan que supe yo y entendí lo que ellospiensan que saben y entienden y mucho más, y que de todo convinoescribirse lo que verán, y que pasé el trabajo en ello que ellos mismossaben.

Y así, dicen los orejones, que estando las cosas de Inca Yupanqui eneste estado, determinó de salir del Cuzco con mucha gente de guerra á loque llaman Collao y sus comarcas; y así, dejando su gobernador en laciudad, salió della y anduvo hasta ser llegado al gran pueblo deAyavire, adonde dicen que, no queriendo venir los naturales dél enconformidad, tuvo cautela como, tomándolos descuidados, mató á todos susvecinos, hombres y mujeres, haciendo lo mesmo de los de Copacopa[177]; yla destruicion de Ayavire fué tanto, que todos los más perecieron, queno quedaron sino algunos que despues quedaban asombrados de ver tangrande maldad y como locos furiosos por las sementeras, llamando á losmayores suyos con grandes aullidos y palabras temerosas[178]. Y como yael Inca hobiese caido en la invencion tan galana y provechosa de ponerlos mitimaes, como viese las lindas vegas y campañas de Ayavire y el riotan hermoso que por junto á él pasa[179], mandó que viniesen de lascomarcas la gente que bastase con sus mujeres á poblarlo; y así fuéhecho, y se hicieron para él grandes aposentos y templo del sol, ymuchos depósitos y casa de fundicion; de manera que, poblado demitimaes, Ayavire quedó más principal que ántes, y los indios que hanquedado de las guerras

y

crueldad

de

los

españoles,

son

todos

mitimaesadvenedizos y no naturales, por lo que se ha escripto.

Sin esto cuentan más, que habiendo ido por su mando ciertos capitanescon gente bastante á dar guerra á los de Andesuyo, que son los pueblos ycomarcas questan en la montaña, toparon unas culebras tan grandes comomaderos gruesos, las cuales mataban todos los que podian, tanto, que sinver otros enemigos, hicieron ellas la guerra de tal arte, que vinieronpocos de los muchos que entraron; y que recebió enojo grande el Inca consaber tal nueva; y estando con su congoja, una hechicera le dijo queella iria y pararia bobas y mansas las culebras susodichas, que mal áninguno no hiciesen aunque en ellas mesmas se sentasen.

Agradeciendo laobra, si conformaba con el dicho, le mandó lo pusiese en ejecucion, y lohizo, al creer dellos y no al mio, porque parece burla; y encantadas lasculebras, dieron en los enemigos, y subjetaron muchos por guerra y otrospor ruego y buenas palabras que con ellos tuvieron.

El Inca salió de Ayavire, dicen que por el camino que llaman Omasuyo, elcual para su persona real fué hecho ancho y como lo vemos; y caminó porlos pueblos de Oruro[180], Asillo, Azángaro, en donde tuvo algunosrecuentros con los naturales; mas, tales palabras les dijo, que conellas y con dones que les dió, los atrajo á su amistad y servicio, ydende en adelante usaron de la pulicía que usaban los demás que tenianamistad y alianza con los Incas, y hicieron sus pueblos concertados enlo llano de las vegas.

Pasando adelante Inca Yupanqui, cuentan que visito los más pueblos queconfinan con la gran laguna de Titicaca, que con su buena maña los trajotodos á su servicio, poniéndose en cada pueblo del traje que usaban losnaturales, cosa de gran placer para ellos y con que más se holgaban.Entró en la gran laguna de Titicaca y miró las islas que en ella sehacen, mandando hacer en la mayor de ellas templo del sol y palaciospara él y sus descendientes; y puesta en su Señorío, y todo lo demás dela gran comarca del Collao, se volvió á la ciudad del Cuzco con grandetriunfo; á donde mandó, luego que en ella entró, hacer grandes fiestas ásu usanza, y vinieron de las más provincias á le hacer reverencia congrandes presentes; y los gobernadores y delegados suyos tenian grancuidado de cumplir en todo su mandado.

CAP. LIII.—De cómo Inca Yupanqui salió del Cuzco, y lo que hizo.

VOLABA la fama de Inca Yupanqui en tanta manera por la tierra, que entodas partes se trataba de sus grandes hechos.

Muchos, sin ver banderani capitan suyo, le vinieron á conocer, ofreciéndosele por vasallos,afirmando con sus dichos que del cielo habian caido sus pasados, puessabian vivir con tanto concierto y honra. Inca Yupanqui, sin perder sugravedad, les respondió mansamente que no queria hacer agravio á nacionninguna, sino viniesen á le dar la obediencia, pues el sol lo queria ymandaba. Y como hobiese tornado á hacer llamamiento de gente, salió contoda ella á lo que llaman Condesuyo y sujetó á los Yanaguaras y á losChumbivilcas, y con algunas provincias desta comarca de Condesuyo tuvorecias batallas; mas, aunque le dieron mucha guerra, su esfuerzo y saberfué tanto, que con daño y muerte de muchos le dieron la obediencia,tomándolo por Señor, como lo hacian los demás; y dejando puesta en órdenla tierra, y hechos caciques á los naturales, y mandándoles que nohiciesen agravio ni daño á estos súbditos, se volvió al Cuzco, poniendoprimero gobernadores en las partes principales, para que impusiesen álos naturales la órden que habian de tener, así para su vivienda, comopara le servir y para hacer sus pueblos juntos, y tener en todo granconcierto, sin que ninguno fuese agraviado, aunque fuese de los máspobres.

Pasado esto, cuentan más, que reposó pocos dias en el Cuzco, porquequiso ir en persona á los Andes, á donde habia enviado sus adalides yescuchas para que mirasen la tierra y le avisasen del arte que estabanlos moradores della; y como por su mandado estuviese todo el reino llenode depósitos con mantenimientos, mandó que proveyesen el camino quélhabia de llevar, é fué hecho así; y con los capitanes y gente de guerrasalió del Cuzco, á donde dejó su gobernador para la administracion de lajusticia, y atravesando las montañas y sierras nevadas, supo de suscorredores lo de adelante, y de la grande espesura de las montañas, yaunque hallaban de las culebras tan grandes que se crian en estasespesuras, no hacian daño ninguno, y espantábanse de ver cuan fieras ymonstruosas eran.

Como los naturales de aquellas comarcas supieron la entrada en su tierradel Inca, como ya muchos dellos por mano de sus capitanes habian sidopuestos en su servicio, le vinieron á hacer la mocha, trayéndolepresentes de muchas plumas de aves y coca y de lo más que tenian en sutierra, y á todos lo agradecia mucho.

Los demás indios que habitaban enaquellas montañas, los que quisieron serle vasallos, enviáronlemensajeros, los que no, desampararon sus pueblos y metiéronse con susmujeres en la espesura de la montaña.

Inca Yupanqui tuvo gran noticia que, pasadas algunas jornadas, á laparte de Levante, habia gran tierra y muy poblada.

Con esta nueva,codicioso de descubrirlo, pasó adelante; mas, siendo avisado como en elCuzco habia sucedido cierto alboroto, y habiendo allegado é un puebloque llaman Marcapata, revolvió con priesa grande al Cuzco, donde estuvoalgunos dias.

Pasados estos, dicen los indios, que como la provincia de Collao sea tangrande y en ella hubiese en aquellos tiempos número grande de gente yseñoríos de los naturales muy poderosos, como supieron que IncaYupanqui habia entrado en la montaña de los Andes, creyendo que porallí seria muerto ó que vendria desbaratado, concertáronse todos á una,desde Vilcanota para adelante, á una parte y á otra, con muy gransecreto, de se rebelar y no estar debajo del señorío de los Incas,diciendo que era poquedad grande de todos ellos, habiendo sido libressus padres y no dejándolos en cautiverio, sujetarse tantas tierras y tangrandes á un Señor solo. Y como todos aborreciesen el mando que sobreellos el Inca tenia, sin les haber él hecho molestia ni mal tratamiento,ni hecho tiranías, ni demasías, como sus goberdadores y delegados no lopudieron entender, juntos en Atuncollao y en Chucuito, donde se hallaronCari, y Zapana, y Humalla, y el Señor de Azángaro, y otros muchos,hicieron su juramento, conforme á su ceguedad, de llevar adelante suintencion y determinacion; y para más firmeza, bebieron con un vaso[181]todos ellos juntos, y mandaron que se pusiese en un templo entre lascosas sagradas, para que fuese testigo de lo que se ha dicho; y luegomataron á los gobernadores y delegados que estaban en la provincia, y ámuchos orejones que estaban entre ellos; y por todo el reino se divulgóla rebelion del Collao, y de la muerte que habian dado á los orejones; ycon esta nueva intentaron novedades en algunas partes del reino, y enmuchos lugares se levantaron; lo cual estorbó la órden que se tenia delos mitimaes y estar avisados los gobernadores, y sobre todo, el granvalor de Tupac Inca Yupanqui, que reinó desde este tiempo, como diré.

CAP. LIV.—De cómo hallándose muy viejo Inca Yupanqui, dejó lagobernacion

del reino á Tupac Inca, su hijo.

NO mostró en público sentimiento Inca Yupanqui en saber la nueva delalzamiento del Collao, ántes, con ánimo grande, mandó hacer llamamientode gente, para en persona ir á los castigar, enviando sus mensajeros álos Canas y Canches, para que estuviesen firmes en su amistad, sin losensoberbecer la mudanza del Collao; y queriendo ponerse á punto parasalir del Cuzco, como ya fuese muy viejo y estuviese cansado de lasguerras que habia hecho y caminos que habia andado, sintióse tan pesadoy quebrantado, que sintiéndose poco bastante para ello, ni tampoco paraentender en la gobernacion de tan gran reino, mandó llamar al GranSacerdote y á los orejones y más principales de la ciudad, y les dijo,que ya él estaba tan viejo, que era más para estarse junto á la lumbre,que no para seguir los reales, y pues así lo conoscian y entendian deciaen todo verdad, que tomasen por Inca á Tupac Inca Yupanqui, su hijo,mancebo tan esforzado como ellos habian visto en las guerras que habiahecho, y que le entregaria la borla, para que por todos fuese obedecidopor Señor y estimado por tal; y quél se daria maña como los del Collaofuesen castigados por su alzamiento y muertes que habian hecho á losorejones y delegados que entre ellos quedaron. Respondieron á estaspalabras, los que por él fueron llamados, que fuese hecho como loordenase, y en todo mandase lo quél fuese servido, porque en todo leobedecerian como siempre habian hecho. [En] el Collao y en lasprovincias de los Canches y Canas le hicieron grandes recebimientos conpresentes ricos, y le habian hecho, en lo que llaman Cacha, unospalacios al modo de como ellos labran, bien vistosos.

Los Collas, como supieron que Tupac Inca venia contra ellos tanpoderoso, buscaron favores de sus vecinos, y juntáronse los más delloscon determinacion de le aguardar en el campo á le dar batalla. Cuentanque tuvo de todo esto aviso Tupac Inca, y como él era tan clemente,aunque conoscia la ventaja que tenia á los enemigos, les envió de lasCanas, vecinos suyos, mensajeros que les avisasen cómo su deseo no erade con éllos tener enemistad ni castigallos conforme á lo mal que lohicieron, cuando sin culpa ninguna mataron á los gobernadores ydelegados de su padre, si quisiesen dejar las armas y dar la obediencia,pues para ser bien gobernados y regidos[182], convenia reconocer Señor yque fuese uno y no muchos.

Con esta embajada envió un orejon con algunos presentes para losprincipales de los Collas, mas no prestó nada ni quisieron suconfederacion, ántes, la junta questaba hecha, teniendo por capitaneslos señores de los pueblos, se venieron acercando á donde estaba TupacInca; y cuentan todos, que en el pueblo llamado Pucara, se pusieron enun fuerte que allí hicieron, y como llegó el Inca, tuvieron su guerracon la grita que suelen, y al fin se dió batalla entre unos y otros, enla cual murieron muchos de entrambas partes, y los Collas fueronvencidos, y presos muchos, así hombres como mujeres; y fuéranlo más, sidiera lugar á que el alcance se siguiera, el Inca, más esforzado[183]; yá Cari, señor de Chucuito, habló ásperamente, diciéndole, ¿cómo habiarespondido á la paz que puso su abuelo Viracocha Inga?, y que no lequeria matar, mas que lo enviaria al Cuzco, á donde seria castigado; yasí á este como á otros de los presos mandó llevar al Cuzco con guardas;y en señal de la vitoria que hobo de los Collas, en el lugar susodicho,mandó hacer grandes bultos de piedra, y romper, por memoria, de unpedazo de una sierra, y hacer otras cosas que hoy dia, quien fuere poraquel lugar, verá y notará, como hice yo, que paré dos dias, para lo very entender de raíz[184].

CAP. LV.—De cómo los Collas pidieron paz, y de cómo el Inca se laotorgó y se

volvió al Cuzco.

LOS Collas que escaparon de la batalla, dicen, que, muy espantados delacaecimiento, se dieron mucha prisa á huir, creyendo que los del Cuzcoles iban á las espaldas, y así, andaban, con este miedo, volviendo decuando en cuando los rostros á ver lo que ellos no vieron, por lo haberestorbado el Inca. Pasado el Desaguadero, se juntaron todos losprincipales y tomando su consejo unos con otros, determinaron de enviará pedir paz al Inca, conque si los recebia en su servicio, pagarian lostributos que debian desde que se alzaron, y que para siempre serianleales. A tratar esto fueron los más avisados dellos, y hallaron á TupacInca que venia caminando para ellos, y oyó la embajada con buensemblante, y respondió con palabras de vencedor piadoso, que le pesabade lo que habia hecho por causa dellos, y que seguramente podian venir áChucuito, á donde se asentaria con ellos la paz de tal manera, que fueseprovechosa para ellos. Y como lo oyeron, pusiéronlo por obra.

Mandó proveer de muchos bastimentos, y el Señor Humalla fué á losrescebir, y el Inca le habló bien, así á él como á los demás señores ycapitanes; y ántes que se tratase la paz, cuentan que se hicierongrandes bailes y borracheras, y que, acabados, estando todos juntos, lesdijo que no queria que se pusiesen en necesidad en le pagar los tributosque le eran debidos, pues eran suma grande; mas, que pues sin razon nicausa se habian levantado, quél habia de poner guarniciones ordinariascon gente de guerra, [y] que proveyesen de bastimentos y mujeres á lossoldados. Dijieron que lo harian, y luego mandó que de otras tierrasviniesen mitimaes para ello, con la órden que está dicha; y asimismoentresacó mucha gente del Collao, poniendo la de unos pueblos en otros,y entre ellos quedaron gobernadores y delegados para coger los tributos.Esto hecho, dijo que habian de pasar por una ley que queria hacer paraque siempre se supiese lo que por ellos habia sido hecho, y era que nopudiesen entrar jamás en el Cuzco más de tantos mill hombres de toda suprovincia y mujeres, so pena de muerte si más osasen entrar de losdichos. Desto recibieron pena, mas concediéronlo como lo demás; y escierto que si habia Collas en el Cuzco, no osaban entrar otros, si elnúmero estaba cumplido, hasta que salian, y si lo querian hacer, nopodian, porque los portazgueros y cogedores de tributos y guardas quehabia para mirar lo que entraba y salia de la ciudad, no lo permitian niconsentian, y entre ellos no se usaba cohecho para poder hacer suvoluntad, ni tampoco jamás se les decia á sus reyes mentira en cosaninguna, ni descubrieron su secreto; cosa de alabanza grande.

Asentada la provincia de Collao y puesta en órden, y hablándoles lo quehabian de hacer los señores della, el Inca dió su vuelta al Cuzco,enviando primero sus mensajeros á lo de Condesuyo y á los Andes, y queparticularmente le avisasen lo que pasaba, y si sus gobernadores hacianalgunos agravios, y si los naturales andaban en algunos alborotos; yacompañado de mucha gente y principales, volvió al Cuzco, donde fuérecebido con mucha honra, y se hicieron grandes sacrificios en el templodel sol, y [por] los que entendian en la labor del gran edificio de laCasa Fuerte que habia mandado edificar Inca Yupanqui; y la Coya, sumujer y hermana, llamada Mama Ocllo, hizo por sí grandes fiestas ybailes. Y como Tupac Inca tuviese voluntad de salir por el camino deChinchasuyo á sojuzgar las provincias que están más adelante de Tarama yBonbon, mandó hacer gran llamamiento de gente por todas las provincias.

CAP. LVI.—De cómo Tupac Inca Yupanqui salió del Cuzco, y cómo

sojuzgótoda la tierra que hay hasta el Quito, y de sus grandes hechos.

ESTA conquista de Quito que hizo Tupac Yupanqui, bien pudiera yo ser máslargo; pero tengo tanto que escribir en otras cosas, que no puedoocuparme en tanto, ni quiero contar sino sumariamente lo que hizo,pues, para entenderlo, bastará lo divulgado por la tierra. La salida queel rey queria hacer de la ciudad del Cuzco, sin saber á qué parte nidónde habia de ser la guerra;—porque esto no se decia sino á losconsejeros,—

juntáronse más de doscientos mill hombres, con tan granbagaje y repuesto, que henchian los campos; y por las postas fué mandadoá los gobernadores de las provincias que de todas las comarcas setrujesen los bastimentos y municiones y armas al camino real deChinchasuyo, el cual se iba haciendo no desviado del que su padre mandóhacer, ni tan llegado que pudiesen hacerlo todo uno. Este camino fuégrande y soberbio, hecho por la órden y industria que se ha escripto, ypor todas partes habia proveimiento para toda la multitud de gente queiba en sus reales, sin que nada faltase, y con la haber, ninguno de lossuyos era osado de coger tan solamente una mazorca de maíz del campo, ysi la cogia, no le costaba ménos que la vida. Los naturales llevaban lascargas y hacian los otros servicios personales, mas, creed que cierto setiene, que no las llevaban más de hasta el lugar limitado; y como lohacian con voluntad y les guardaban tanta verdad y justicia, no sentianel trabajo.

Dejando en el Cuzco gente de guarnicion con los mitimaes y gobernadorescogido entre los más fieles amigos suyos, salió dél llevando por sucapitan general y consejero mayor á Capac Yupanqui, su tio, no el quedió la guerra á los de Xauxa, porque éste dicen que se ahorcó por ciertoenojo; y como salió del Cuzco, anduvo hasta llegar á Vilcas, adondeestuvo algunos dias holgándose de ver el templo y aposentos que allí sehabian hecho, y mandó que siempre estuviesen plateros labrando vasos yotras piezas y joyas para el templo y para su casa real de Vilcas.

Fué á Xauxa, á donde los Guancas le hicieron solene recebimiento, yenvió por todas partes mensajeros haciéndoles saber cómo él queria ganarel amistad de todos ellos, sin les hacer enojo ni darles guerra, portanto, que pues oian que los Incas del Cuzco no hacian tiranías nidemasías á los que tenian por confederados y vasallos, y que, en pagodel trabajo y homenaje que les daban, recebian dellos mucho bien, que leenviasen sus mensajeros para asentar la paz con él. En Bonbon súpose lagrand potencia con que el Inca venia, y como tuviesen entendido grandescosas de su clemencia, le fueron á hacer reverencia; y los de Yauyohicieron lo mismo, y los de Apurima y otros muchos, á los cuales recibiómuy bien, dándoles á unos mujeres, y á otros coca, y á otros mantas ycamisetas, y poniéndose del traje que tenia la provincia donde élestaba, que fué por donde ellos recibian más contento.

Entre las provincias que hay entre Xauxa y Caxamalca, cuentan que tuvoalgunas guerras y pendencias y mandó hacer grandes albarradas y fuertespara defenderse de los naturales, y que con su buena maña, sin muchoderramamiento de sangre, los sojuzgó, y lo mesmo lo de Caxamalca; y portodas partes dejaba gobernadores y delegados y postas puestas, paratener aviso y no salir de ninguna provincia grande sin primero mandarhacer aposentos y templo del sol y poner mitimaes. Cuentan, sin esto,que entró por lo de Guánuco y que mandó hacer el palacio tan primo quehoy vemos hecho; que yendo á los Chachapoyas, le dieron tanta guerra,que aina de todo punto los desbarataran; mas, tales palabras les pudodecir, que ellos mesmos se le ofrecieron. En Caxamalca dejó de la gentedel Cuzco mucha, para que impusiesen á los naturales en cómo se habiande vestir y el tributo que le habian de dar, y sobre todo, cómo habiande adorar y reverenciar por dios al sol.

Por todas las más de las partes le llamaban padre, y tenia gran cuidadoen mandar que ninguno hiciere daño en las tierras por donde pasaba, nifuerzas á ningund hombre ni mujer; al que lo hacia, luego por su mandadolo daban pena de muerte. Procuraba con los que sojuzgaba, que hiciesensus pueblos juntos y ordenados y que no se diesen guerra unos á otros,ni se comiesen, ni cometiesen otros pecados reprobados en ley natural.

Por los Bracamoros entró y volvió huyendo, porque es mala tierra aquellade montaña; en los Paltas y en Guancabamba, Caxas y Ayavaca y suscomarcas, tuvo gran trabajo en sojuzgar aquellas naciones, porque sonbelicosas y rebustas, y tuvo guerra con ellos más de cinco lunas; mas,al fin, ellos pidieron la paz, y se les dió con las condiciones que álos demás; y la paz se asentaba hoy y mañana estaba la provincia llenade mitimaes y con gobernadores, sin quitar el señorío á los naturales;y se hacian depósitos y ponian en ellos mantenimientos y lo que más semandaba poner; y se hacia el real camino con las postas que habia dehaber en todo él.

De estas tierras anduvo Tupac Inca Yupanqui hasta ser llegado á losCañares, con quien tambien tuvo sus porfías y pendencias, y siendodellos lo que de los otros, quedaron por sus vasallos, y mandó quefuesen dellos mesmos al Cuzco, á estar en la misma ciudad, más de quincemill hombres con sus mujeres y el señor principal dellos, para los tenerpor rehenes, y fué hecho como se mandó. Algunos quieren decir questapasada de los Cañares al Cuzco fué en tiempo de Guayna Capac. Y en lo de Tomebamba mandó hacer grandes edificios y muy lustrosos. En la primeraparte traté como estaban estos aposentos y lo mucho que fueron[185]. Deste lugar envió diversas embajadas á muchas tierras de aquellascomarcas, para que le quisiesen venir á ver, y muchos, sin guerra, seofrecieron á su servicio, y los que no, enviando capitanes y gente, leshacian hacer por fuerza lo que otros hacian de su voluntad.

Puesta en órden la tierra de los Cañares, fuése para Tiquizambi,Cayambi, los Puruaes[186] y otras muchas partes, á donde cuentan deltantas cosas que hizo, ques de no creer, y el saber que tuvo parahacerse monarca de tan grandes reinos. En La Tacunga tuvo recia guerracon los naturales, y asentó paz con ellos despues que se vieronquebrantados, y mandó hacer tantos y tan insines edificios por estaspartes, que excedian en perfeccion á los más del Cuzco. Y en La Tacungaquiso estar algunos dias, para que sus gente descansasen; y viníalescasi cada dia mensajero del Cuzco del estado en que estaba lo de allá, yde otras partes siempre venian correos con avisos y cosas grandes que seordenaban en el regimiento de las tierras por sus gobernadores. Y vinonueva de cierto alboroto que habia en el Cuzco entre los mesmosorejones, y causó alguna alteracion, recelándose de novedades; mas,seguido, vino otra nueva cómo estaba llano y asentado y se habian hechopor el gobernador de la ciudad castigos grandes en los que habiancausado el alboroto.

De La Tacunga anduvo hasta llegar á lo que decimos Quito, donde estáfundada la ciudad de Sant Francisco del Quito, y pareciéndole bienaquella tierra, y que era tan buena como el Cuzco, hizo allí fundacionde la poblacion que hobo, á quien llamó Quito, y poblóla de mitimaes, yhizo hacer grandes cavas y edificios y depósitos, diciendo: "El Cuzco hade ser por una parte cabeza y amparo de mi gran reino; por otra ha deser el Quito."—

Dió poder grande al gobernador de Quito; por toda lacomarca del Quito puso gobernadores suyos y delegados; mandó que enCaranqui hobiese guarnicion de gente ordinaria para paz y guerra, y deotras tierras puso gente en éstas, y destas mandó sacar para llevar enlas otras. En todas partes adoraban el sol y tomaban las costumbres delos Incas, tanto, que parecia que habian nacido todos en el Cuzco; yqueríanle y amábanle tanto, que le llamaban Padre de todos, buen Señor,justo y justiciero.—

En la provincia de los Cañares, afirman que nacióGuayna Capac, su hijo, y que se hicieron grandes fiestas. Todos losnaturales de las provincias que habia señoreado el gran Tupac Inca consu buena industria que les dió, ordenaron sus pueblos en partesdispuestas, y hacian en los caminos reales aposentos; entendian enaprender la lengua general del Cuzco, y en saber las leyes que habian deguardar. Los edificios, hacíanlos maestros que venian del Cuzco yemponian á los otros en ello; y así se hacian las demás cosas que por elrey eran mandadas.

CAP. LVII.—Cómo el rey Tupac Inca envió á saber desde Quito cómo

secumplia su mandamiento, y cómo, dejando en órden aquella comarca,

saliópara ir por los valles de los Yuncas.

COMO Tupac Inca Yupanqui hobiese señoreado la tierra hasta el Quito,segund se ha dicho, estando él en la mesma poblacion del Quitoentendiendo que se cumpliesen y ordenasen las cosas por él mandadas, dedonde mandó, á los que entre los suyos tenia por más cuerdos, que enhamacas fuesen llevados por los naturales, y unos por una parte y otrospor otra, mirasen y entendiesen en la órden questaban las nuevasprovincias que se hacian, y que tomasen cuenta á los gobernadores ycogedores de tributos y que mirasen cómo se habian con los naturales. Alas provincias que llamamos de Puerto Viejo, envió sus orejones áalgunas dellas para que les hablasen y quisiesen tener su confederacion,como los demás hacian, y que los impusiesen en cómo habian de sembrar, yservir, y vestir, y reverenciar al sol, y hacelles entender su buenaórden de vivir y pulicia. Cuentan questos fueron muertos en pago delbien que iban á hacer, y que Tupac Inca invió ciertos capitanes congente á castigarlos; mas, como lo supiesen, se juntaron tantos de losbárbaros, que mataron y vencieron á los que fueron, de que mostrósentimiento el Inca; mas, por tener negocios grandes entre las manos, yconvenir en persona volver al Cuzco, no fué él propio á dalles castigopor lo que habian hecho.

En Quito tuvo nueva cuán bien se hacia lo que por él habia sido mandadoy cuánto cuidado tenian los delegados suyos de imponer aquellas gentesen su servicio, y cuán bien los trataban, y ellos cómo estaban alegres yhacian lo que les era mandado; y de muchos señores de la tierra levenian cada dia embajadores y le traian grandes presentes, y su córteestaba llena de principales