Viajes por Filipinas: De Manila á Tayabas by Juan Álvarez Guerra - HTML preview

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CHAPTER XIV

CAPÍTULO XIV.

Quintas y elecciones en Sariaya.—Adorno del salón.—Las

bangas

.—Los capitanes pasados, los cabezas reformados y loscabezas en ejercicio.—Escrutinio de canutos

.—Preparación de unaelección.—Los muñidores de allá y los camisas por fuera

de poracá.—Engranaje municipal.—El Gobernadorcillo, el Teniente mayory el Juez mayor.—

Bambalinas y bastidores.—Votación.—Forma dehacerse.—Ternas.—Constitución del municipio.—

Las

principalas

,de oficio.—El sorteo.—Manera de verificarse.—Fisonomía de undía de quintas en Filipinas.—Los alrededores de un tribunal y elinterior de un hogar.—Deducciones y apreciaciones.—Lógica pura.—

Lacena.—Despedida de Sariaya.—Un santo y un hombre honrado.

Exactos como cronómetro inglés nos encontramos á las siete de lamañana en el gran salón de la escuela, cuyo techo estaba revestidode verde ramaje, formando una pintoresca bóveda, de la que pendíanuna gran variedad de frutos. Los huecos de las conchas y ventanascerraban colgaduras, banderolas, grímpolas y gallardetes. Una anchamesa, con un dorado sitial en el centro, y otra formando martillocon aquella, provista de trece tinteros sujetando bajo su baseblancas cuartillas, se destacaban en el testero de la derecha. Doshileras de bancos corrían por toda la extensión del salón, y frenteá la mesa presidencial, en el testero de la izquierda, se hacinabanen otra mesa, cubierta de blanquísimo mantel, adornado de lazos ybullones de colores, gran profusión de fiambres, pastas y dulces,y no escaso número de botellas de vinos y cerveza. Sobre la mesapresidencial campeaba una magnífica escribanía de plata, y á derechaé izquierda de aquella dos bangas, cuyas bocas las cerraba un papelpegado con morisqueta. La mesa de la votación con sus cuartillas, sustrece tinteros, convenientemente separados, y las sillas que rodeabanaquella, más bien la semejaban á la de confección de un periódicoque á otra cosa, por más que esa cosa

sea tan grave y trascendentalpara el pueblo, como el nombramiento de su municipio. En este estadosonó el tambor y tras este la música y precedidos de escuelas

,principales y cuadrilleros, llegó el Alcalde acompañado del Cura yde algunos otros españoles. Ya todos en el salón, cesó la música,y habló el Gobernador, traduciendo el intérprete en tagalo lo queles dijo aquel en español. El discurso se reducía á prevenirles queal llegar á las urnas, lo hicieran sin sujetarse á presión alguna,obedeciendo solo á su conciencia y al bien del pueblo. El Alcalderompió los parches

que cubrían las urnas, que eran unas tripudas yrelucientes bangas, obras

perfectas de alfarería, llamadas en aqueldía á contener dentro de su frágil barro la futura suerte del pueblo,por más que fuesen más tarde relegadas al último rincón del sajig

de la cocina, ocupando la morisqueta ó el

atole

aquellas

entrañas

de barro, que albergaron los nombres de tanto, y tanto cabeza de… barangay.

Rota la cubierta de la banga que estaba á la derecha, vació el Alcaldesu contenido, cayendo sobre la mesa unos pequeños canutitos de caña,cuyos extremos enseñaban el rollito de papel que contenían. En dichospapelitos estaban inscritos los nombres de los capitanes pasados ycabezas reformados, ó sean aquellos individuos que teniendo todassus cuentas corrientes han pertenecido diez años al municipio.

En la banga de la izquierda estaban los nombres de todos los cabezas

que en aquel entonces formaban la principalía.

Mientras el Alcalde hace el escrutinio de

canutos

que precede alacto del sorteo, hagamos una pequeña digresión y veamos los actosque preparan una elección.

Me río yo de todos los

muñidores

de por

allá

, pues créanme mislectores, hay

camisa por fuera

de por acá que les pueden dar, no digocruz y raya, sino un centenar de calvarios más rayados que libro mayorde comerciante chino. Los elementos que entran en Tayabas para todaelección, son en primer término, el lechón asado y las damajuanasde vino y anisado. Meses antes de la elección empiezan á moverselos partidarios de los distintos candidatos, y estos por su partemenudean las comilonas entre los votantes. Se hacen ofrecimientos, sebuscan influencias, se apalabran concesiones, se reanudan amistades,se dirimen odios y todos marchan al objeto que se proponen. El cargode Gobernadorcillo y los de Teniente primero y Juez mayor son losmás ambicionados, y no viéndolo, no se concibe los resortes que semueven en ese complicadísimo engranaje municipal que empieza enlas altas prerogativas del Gobernadorcillo, y acaba en el amargoservilismo del tanor

de tribunal. Un tribunal de Filipinas tienemás bambalinas, bastidores y telares que el mejor provisto teatro,y hay Gobernadorcillo que se reiría de

compasión

al enterarse delo atrasados que en esta materia están los anfitriones de Fornos. ¡Siellos tuvieran un Fornos

qué no harían!

El Alcalde había vuelto á sus respectivas bangas todos los canutos,diciendo con voz solemne.—Señores, principia la elección:—Actocontinuo un niño de cinco á seis años sacó, uno por uno hasta seiscanutos de la banga de la derecha, y otro niño de aquella edad,igual número de la izquierda, procediendo el Alcalde á desarrollarlos papelitos, leyendo los nombres de los doce votantes. En mediode un religioso silencio se acercaron aquellos á la mesa, tomandoasiento en unión del Gobernadorcillo en funciones, quién tiene votopersonalísimo. Armado cada cual de pluma y cuartilla, en la que conanticipación se ha puesto el encabezamiento, se llenan los huecosestampando tres nombres, dos de libre elección del votante y unoforzoso. Este uno, es el Gobernadorcillo en ejercicio que completala terna, figurando siempre en el último lugar. Llenas las papeletasse las presentan al Alcalde quien las lee en voz alta, procediéndoseal escrutinio y formando á su vez con los dos que hayan reunido másvotos y el Gobernadorcillo la terna que con informe documentado,en el que se enlegajan las papeletas de la votación, lo eleva alGobernador general, quien tiene el derecho de elección.

Concluída la votación de Gobernadorcillo, fueron acercándose unoá uno los trece votantes á la mesa presidencial, manifestandoverbalmente las candidaturas para los cargos de Teniente mayor,que es el llamado á sustituir al Gobernadorcillo, en ausencia,licencia ó enfermedad; el Juez mayor, munícipe encargado del fomentoy mejora de la agricultura; el Juez de ganados á cuyo cargo está lavigilancia de la matanza, ventas, transferencias y marcas de reses;el Juez de caminos llamado á mantener en buen estado las carreteras,puentes y demás obras fuera de poblado; el Juez de palmas cuya misiónestriba en la buena conservación y fomento de los cocales; el Juezde policía á cuyo cuidado está el ornato y aseo público, y el Juezde aguas, por último, que está en el deber de velar por las presas,bambanes, encauces y cuanto se refiere á tubiganes y regadíos.

Concluída la elección, nuevamente sonó la música, desaparecieron dela mesa tinteros y cuartillas, sustituyéndose con finos manteles de

piña

, que bien pronto se cubrieron de manjares. Se almorzó y actocontinuo se retiró á descansar el Alcalde, habiendo antes prevenido,que las quintas las haría á las cinco de la tarde.

Ni chiquillos de escuela en ausencia del maestro, armarían más ruidoy batahola que la que armaron los concurrentes al Tribunal tan luegodesapareció el jefe de la provincia. Se comentó la elección, semurmuró, se bebió, se comió, y, por último, se bailó. Es de advertirque en la provincia de Tayabas, las

principalas

asisten á la mayorparte de los actos oficiales, no faltando nunca á las elecciones.

Más de un indio se

traspuso

ante los vapores del tinto; pero sinconsecuencias. La borrachera del indio es sui generis

, propia ypeculiar suya. Generalmente no pierde el conocimiento, y rarísimasveces le da la juma

por ser valiente y pendenciero.

A las cinco de la tarde se tocó el tambor, yendo todas y todos endos filas á sacar

al Alcalde.

A los pocos minutos todo estaba listo para dar principio al sorteo. Aderecha é izquierda del Jefe de la provincia hay dos bangas; en laprimera, dice un papelito que tiene pegado: Nombres de los mozossolteros sorteables

. En el rótulo de la segunda, se lee:

Números.

Tanto estos como aquellos, están inscritos en tiritas de papelenchufadas en pequeños canutos de caña.

Al lado de cada banga hayun niño.

Varios escribientes debidamente separados, tienen sus listas conlos nombres de los sorteados puestos por cabecerías, dispuestosá poner á continuación de cada uno de aquellos, el número que letoque en suerte. Dos Auxiliares de Fomento son los llamados á sacarde los canutos las papeletas, y dos individuos de la principalía,provistos cada cual de sus respectivos hilos encerados y enhebradosesperan de pie detrás del sillón presidencial. Todo estaba listo. A uncampanillazo y un principia el sorteo—

metió mano en la banga elniño de la derecha, sacó un canuto, el Auxiliar de Fomento desdoblóel papel, lo dió al Alcalde y este leyó:—

Cabecería,

número

cual:Fulanito de Tal

. Los escribientes buscaron en sus listas la cabeceríay apoyaron los puntos de la pluma al margen de Fulanito de Tal

. Elniño de la banga de la izquierda, sacó acto continuo su canutito,se hizo lo mismo que con el anterior, y una vez leído el número,pasaron las papeletas á las agujas enhebrándose por el orden conque van saliendo, en un hilo los nombres, y en el otro los números,de modo que, de resultar la más ligera inexactitud en los cotejos,los hilos son los llamados á resolverla. El sistema, como se ve,no puede ser, ni más exacto ni más sencillo.

Mientras se leen nombres y números, hagamos nosotros algunasobservaciones sobre las quintas en Filipinas.

Alrededor del tribunal, no veréis esa multitud impaciente y anhelante,que con gran zozobra espera oir su nombre. En el hogar, ni llora lamadre, ni reza la abuela, ni suspira la novia, ni calcula el padre. EnFilipinas nada de esto sucede, ni hay lágrimas, ni impaciencias,ni temores, ni zozobras.

Las cercanías de un tribunal en día de quintas, presenta su fisonomíahabitual, y en el salón donde se verifican aquellas, están todos,menos los interesados. ¿A qué obedece este indiferentismo? ¿Tiene surazón de ser, ó es uno de los muchos fenómenos psicológicos que sedicen se operan en este país?

Estudiemos un poquito esta cuestión,y se verá, que en esto, como en otras muchas cosas, hay su perfectalógica y su concluyente razón de ser. El temor del sorteado y de sufamilia, crece en razón directa, al número de soldados que han desacarse, á las penalidades del cuartel, y á los riesgos más ó menosprobables. En Filipinas, la contribución de sangre es escasísima,las fatigas del cuartel nulas, y los riesgos del soldado tan lejanosque generalmente cumplen su tiempo, suponiéndoseles el valor. En elaño 1875, entraron en suerte en la provincia de Tayabas cinco miltrece

quintos, de los cuales, solo fueron á ser soldados

ochenta ycinco

. Con estas cifras, ¿no es lógica la falta de temor, y sin él,la indiferencia? Lo es, máxime si se agrega que el soldado cumplidoal volver á su pueblo, cuenta la vida holgada del cuartel, y consus relaciones, aleja el temor de los quintos, que saben, que elsoldado viste bien, come mejor, tiene dinero, y vive con holgura ypoco trabajo. La paz, que gracias á la Providencia gozan las Islas,aleja la zozobra de presenciar escenas de sangre y horrores. Despuésde lo anterior, ¿es ó no lógico, eso que se llama indiferentismo? ¿Hayen esto misterios? Creemos que no, y para concluir de robustecer estaidea, y como prueba evidente de que el indio no es refractario alservicio de las armas, diremos, que conocemos sustitutos que se hancomprado por

cuarenta pesos

. Esta es la mejor apología que puedehacerse del trato verdaderamente paternal que se da en estas coloniasal soldado.

Una vez que fué cosido el último papelito, se preparó la cena, y trasella, el baile, que duró hasta las dos de la madrugada.

Antes de despedirnos de Sariaya, no podemos menos de citar dosnombres. El Padre Juan Bellón, y el capitán Perto

. El primero,es un santo, el segundo, un modelo de buenos Gobernadorcillos.